* 1 *

Despierto cuando siento algo quemándome la cabeza, es como si un fuego se atravesara por mi cerebro. Es un dolor inigualable. Me llevo ambas manos a la cabeza en un intento vano de apaciguar el dolor y respiro intentando calmarme. Abro los ojos y observo rastros de sangre en mi mano, también hay una mancha de color oscura. Me pregunto qué sucede y en dónde estoy, pero entonces algo sucede y siento como si una aspiradora me estirara con fuerza. De pronto estoy en mi casa, en mi habitación, y puedo verme a mí misma con el revólver del abuelo en la mano derecha. Sé lo que he hecho, entiendo por qué tengo sangre y manchas oscuras en la mano derecha.

Sin poder hacer nada al respecto, veo mi cuerpo caer sobre el escritorio y entonces desaparezco de aquella escena. Vuelvo al sitio donde desperté hace un rato, estoy sentada en un césped de color violeta, hay árboles con tallos azules y hojas anaranjadas, el cielo es de un suave amarillo y el sol es rojo. La ilógica combinación de los colores me asombra bastante, sin embargo no me muevo.

Me pregunto si estoy en el infierno, giro sobre mis costados para ver si hay alguien cerca o si hay fuego en algún sitio, me pregunto si se me aparecerá el mismísimo demonio o me quedaré aquí sola para la eternidad.

Me levanto con delicadeza porque cualquier movimiento brusco me hace doler la cabeza de maneras inigualables, quisiera saber si sentí este dolor antes de morir. Camino por el campo lleno de extrañas combinaciones de colores y a medida que avanzo descubro que estoy en una altura, busco llegar a la cima de lo que parece ser una montaña, porque supongo desde allí podré ver mejor el sitio donde estoy.

Desde el punto máximo de esta montaña logro ver más campo y más campo, sin embargo, una construcción grande y extraña llama mi atención. Parece un edificio antiguo con pilares anchos y ribetes, se ven esculturas o figuras que desde aquí no puedo identificar. Es un sitio que se asemeja a los templos o construcciones que estaban en mi libro de Historia y Geografía, de esos que había en Roma o en esa clase de lugares, no sé bien donde porque nunca le presté demasiada atención a esa materia.

Pienso si caminar hasta allí será una buena idea, no solo porque llegar me costará bastante y no tengo ni agua ni alimento, sino porque no tengo idea de qué hallaré en ese lugar.

—Bienvenida, Saskia. —Una voz gruesa me saca de mis cavilaciones, viene desde atrás y me asusta lo que me lleva a dar un brinco—. No fue mi intención asustarte, disculpa —dice y entonces me volteo. Un hombre parecido a Dumbledore, de barba larga pero cabeza parcialmente pelada y vestido con una túnica oscura me saluda.

—¿Quién eres? —pregunto asustada. No parece ser el demonio, o al menos yo me lo imaginaba mucho más tenebroso.

—Eso no importa, lo que importa en este lugar es quién eres tú —responde el hombre.

—¿Eres el demonio? ¿Estoy en el infierno? —inquiero y el hombre sonríe con desdén.

—Eso sería una salida demasiado rápida, pero supongo que es la que tú elegirías, ¿no es así? —pregunta con arrogancia.

—¿Cómo? Perdón ¿nos conocemos?

—No precisamente —responde y luego avanza un poco para colocarse a mi lado—. Debemos marcharnos porque no podemos llegar tarde —afirma y yo niego.

—No voy a irme a ningún lado si no me dice quién es usted y dónde estoy —reclamo porque ya no voy a cometer los mismos errores.

—Aquí tú no pones las reglas —responde con voz pacífica aunque autoritaria.

—¿Eres Dios? ¿Estoy en el cielo? —pregunto y él ríe con burla.

—¡Ya quisieras! —dice divertido—. De nuevo buscando la salida fácil. ¿De verdad piensas que una suicida puede ir al cielo? —inquiere negando como si yo hubiera dicho una tontería.

—Entonces ¿quién eres? —pregunto intentando mantener la calma, este hombre me está agotando la paciencia y me duele mucho la cabeza.

—Eso no importa, por el momento, puedes llamarme Benito.

—Bien, Benito ¿podrías al menos decirme dónde estamos? ¿Es entonces el purgatorio? —inquiero una vez más.

—Para ir al purgatorio, al cielo o al infierno, deberías estar muerta, Saskia, y tú no lo estás —responde mi interlocutor y yo frunzo el ceño con curiosidad y consternación, ¿de qué me está hablando?

—¡Yo misma acabo de ver cuando me maté! —discuto.

—Tú acabas de ver cuando intentaste hacerlo —explica el hombre y yo no digo nada, no sé qué responder, miro a mi alrededor confundida y vuelvo a observar mi mano—. Sígueme, caminaremos hasta el reformatorio y luego de que te des un baño y te entreguen tu uniforme, podrás hacer las preguntas que desees y yo responderé las que considere pertinentes —añade.

Quise volver a discutirle, pero era obvio que no ganaría más que estresarme y empezaba a notar que los nervios encendían el fuego que quemaba mi cerebro. Lo seguí en silencio, bajamos la montaña que después de todo no parecía más que un cerro y caminamos hasta el sitio que parecía un edificio antiguo. Durante el camino observé la vegetación y las pequeñas aves que sobrevolaban el sitio, allí nada era normal, nada mantenía los colores que yo conocía para esas cosas en la tierra.

—¿Por qué las cosas tienen otros colores aquí? —inquiero sin poder aguantar un minuto más en ese absurdo silencio.

—Porque acá nada está en su lugar —responde y aquello me enerva aún más, sus respuestas vagas no calman mis dudas, pero decido callar, ya nos queda poco para llegar al edificio.

Ahora que lo observo de cerca me resulta aún más imponente. Hay esculturas angelicales, pero también hay otras demoníacas, el sitio parece estar construido de manera circular y un montón de pequeñas ventanas se vislumbran en los pisos superiores, aparentemente tiene tres pisos y cada ventana posee un balcón. No entiendo nada y me estoy impacientando. Una enorme puerta de madera se abre ante nosotros como si anticipara nuestra llegada e ingresamos, con un gesto el hombre misterioso me dice que lo siga y yo siento que se me aflojan las piernas. Estar con desconocidos me genera miedo y creo que en cualquier momento me dará un ataque de pánico.

Ingresamos a una especie de despacho, el sitio es enorme con muebles de madera y libros en estantes que van desde el piso hasta el techo. Un gran y lustroso escritorio descansa junto a un ventanal. El señor Benito toma asiento y me hace otro gesto para que me siente en la silla que queda en frente de él, no me animo a hacerlo pero su mirada es penetrante y autoritaria, así que lo hago. Toca una de esas campanillas que uno ve en las películas que hay en los hoteles y luego me vuelve a observar.

—Enseguida vendrá Margarita, ella te llevará a tu habitación y te dará lo que necesitas para bañarte y vestirte. Son las —observa su reloj de muñeca—, diez de la noche y ya todos los residentes han cenado, aun así Margarita te acercará un plato a tu habitación. Por esta noche podrás descansar, mañana a las seis de la mañana comienza tu primer día en el reformatorio —añade y luego sonríe—. Bienvenida una vez más, Saskia, espero que tu estadía aquí sea fructífera y beneficiosa para ti y para los tuyos.

—La verdad es que no entiendo nada —digo y suspiro—. Me duele mucho la cabeza, ¿podría darme algún calmante?

—Me temo que ese es el primer recordatorio de lo que has hecho, Saskia, no puedo hacer nada al respecto.

—¿Puedo hacer algunas preguntas? —inquiero mientras la tal Margarita se presenta por aquí y ante su negativa de darme un medicamento, el hombre asiente.

—Responderé las que pueda responder.

—¿Dónde estoy? ¿No estoy muerta?

—Este sitio se llama El Umbral. Es un lugar que está fuera de todo el espacio y el tiempo, puedes pensar en una realidad paralela —explica—. No estás muerta, tu cuerpo aún tiene signos vitales y reposa en una clínica en la tierra; sin embargo, aún no sabemos si volverás a él o finalmente morirás. El caso es que aquí solo estás de paso.

—¿Por cuánto tiempo? —inquiero con curiosidad.

—Aquí nos guiamos por el tiempo de la tierra para que tú entiendas, pero como dije antes, es un sitio atemporal. No puedo decirte cuánto durarás aquí porque no es una información que yo maneje.

—Usted dijo que esto era un... ¿reformatorio? —pregunto y el hombre asiente.

Hola por aquí, como ya sabrán esta historia está siendo subida a Sweek por el concurso que tienen, de todas formas la subiré aquí, pero cada vez que suba 5 capítulos allá, subiré uno acá. Porque la idea es que se vayan a leerme allá jaja. Besos.

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