Capítulo 27

—Como no tenemos del todo claro que vayáis a cumplir las instrucciones... Tendremos que llevarnos una especie de seguro —continuó Arlong, tras haber enumerado todo lo que debían hacer a partir de entonces—. Los niños no os harán mucha falta y los cuidaremos bien.

—Ni se os ocurra tocarlos —gruñó Belle-mère, haciendo intención de levantarse. Corazón le agarró de la camiseta con las pocas fuerzas que le quedaban.

—¿Todavía tienes ganas de más? —inquirió Arlong, con una sonrisa provocativa—. No alarguemos más esto. Cogedlos.

Los pequeños no pudieron hacer más que gritar y llorar cuando un par de hombres se acercaron para agarrarles de los brazos.

Nadie sabía cómo reaccionar. Si trataban de ayudarlos cabía la posibilidad de que les hicieran algo todavía peor.

Por suerte, (TN), Sabo y Kid se habían percatado de la presencia de sus posibles salvadores desde hacía ya unos minutos.

Al parecer, aquel hombre de nariz prominente, por fin se había decidido a intervenir. Él y sus jóvenes compañeros empuñaban unos tirachinas y los cargaron con algo parecido a piedras. ¿De verdad aquella era su táctica?

No me importaba. Fuera como fuera, causaría un momento de desconcierto a sus captores. Aprovecharían esos segundos para atacar y desarmarles. Eran tres y podían repartirse. Además, no dudaba que el resto del grupo se percataría enseguida.

Los proyectiles que lanzaron impactaron con milimétrica precisión en cuatro de los captores. Al tocarles, desprendieron una especie de neblina. Podría decirse que el contacto fue bastante doloroso, al escuchar los alaridos y quejidos.

Para tres personas que habían estado pendientes no fue difícil desarmar a tres de ellos.

(TN), que estaba más cerca del tal Arlong, le quitó primero la pistola. Eso no fue difícil, ya que le pilló desprevenido.

Lo complicado fue tratar de quitar el machete que tenía enganchado en el cinturón, pero la peli(t/c) había previsto con anterioridad los inconvenientes que podrían tener lugar.

Trató de coger el arma con su mano mala y Arlong le detuvo, agarrando su antebrazo con fuerza. Lo más rápido posible, tomó una de las flechas que tenía a su espalda y la clavó con toda su energía en la pierna derecha de su contrincante.

Este soltó un alarido de dolor al mismo tiempo que aflojaba su agarre. Fue en ese momento cuando (TN) acabó de desarmarlo por completo.

En cuestión de segundos, los atacantes estaban arrodillados en el suelo y siendo apuntados por las armas de la mayoría de los miembros del grupo.

—¿Qué queréis que hagamos con ellos? —inquirió Shanks. Fue el único que tuvo valor de hablar el tema en voz alta. Y más delante de los pequeños.

—Creo que está más que claro, ¿no? —manifestó Zoro. Si por el fuera... Les hubiera hecho trizas allí mismo.

El grupo intercambió miradas. Matar a otra persona nunca había sido una decisión fácil, a pesar de la situación en la que se encontraban desde hacía meses... Pero aquellos tipos eran demasiado peligrosos como para dejar que se fueran y volvieran a por ellos.

—Llevadlos fuera y encargaros de ellos —indicó Law—. Makino-ya, llevaros a los niños arriba. (TN)-ya, tratemos a los heridos.

—De acuerdo, nosotros nos encargamos. Y buscaremos también a las personas que nos han ayudado —comunicó Shanks, antes de que todos empezaran a retirarse de la sala—. Vosotros centraros en tratar a Belle-mère y Corazón.

La mujer de cabello morado podía todavía incorporarse con ayuda, pero Corazón estaba demasiado dañado como para levantarse.

—Espera... —farfulló (TN), volviendo a ayudar a Belle-mère a sentarse en el suelo—. Traeré aquí los colchones y el material mientras examinas las heridas.

Law tan solo asintió, preocupado revisando a su ex tutor legal. Tal y como había deducido, la herida era profunda, pero podría tratarla sin problemas.

Cuando vio a la peli(t/c) llegar con uno de los colchones, enseguida se incorporó para ayudarle a colocarlo.

Entre los dos, colocaron con cuidado a Corazón, el cual trató de reprimir un quejido sin mucho éxito.

Law y (TN) se fueron juntos a por otro colchón para Belle-mère.

—Atendedle a él primero, yo puedo esperar. No es tan grave... —aseguró la mujer, acomodándose sobre la superficie mullida y colocando las manos sobre su vientre.

Médico y enfermera —o casi enfermera— se acercaron rápido al almacén para coger todo el material necesario.

Finalmente, la intervención fue más sencilla de lo que pensaron en un principio, y culminó cosiendo la herida y dejándole reposar mientras se encargan de las heridas de Belle-mère, las cuales eran más superficiales. Los golpes recibidos habían sido fuertes, pero no le habían causado heridas internas.

—¿Cómo va todo? —inquirió Shanks, entrando al motel una vez estaban ya recogiendo el material.

—Todo bien, ambos están estables —respondió Law.

—Aunque la recuperación de Corazón será más larga —añadió la peli(t/c)—. ¿Cómo está todo ahí fuera?

—Hemos... Bueno, nos hemos deshecho del grupo de Arlong —anunció, con expresión algo sombría. A pesar de las circunstancias, a nadie le causaba gracia tener que acabar con otras personas.

—¿Habéis hablado con la gente que nos ayudó? —preguntó el pelinegro. Shanks asintió—. ¿Son de fiar?

—Nos reuniremos aquí dentro para que todos escuchéis o información.

Al parecer, aquel pequeño y extraño grupo formado por un joven de unos 17 años y tres niños que apenas rozaban la adolescencia, pertenecían a una gran comunidad que se había formado en las afueras de Tokio.

Habían escapado porque una amiga suya había sido secuestrada por el hombre que estaba a cargo de ella.

Al parecer, el joven Usopp, solía hacer muchas bromas acerca de los infectados, así que nadie creía sus palabras. El hombre ya había anunciado que él y la chica a su cuidado, Kaya, se marcharían de la comunidad para emprender un nuevo camino.

—Hemos localizado donde la tiene encerrada en contra de su voluntad... —explicó el chico de nariz extraña—, pero no podemos entrar solos. No somos rivales para ellos.

—¿Sabéis cuántos son? —inquirió Shanks.

—Son tres —respondieron los pequeños al unísono—, pero tienen uñas afiladas, como espadas. Son muy buenos peleando.

—Ya veo... —murmuró el pelirrojo, casi para sí mismo, mientras pensaba que decir a continuación—. Bueno, nos habéis ayudado con nuestros atacantes. Supongo que el grupo estará de acuerdo en que deberíamos devolveros el favor.

Nadie se negó, todos asintieron. Les habían salvado de una buena. Tal vez lo hicieran pensando en obtener su ayuda o tal vez había sido de manera altruista, pero el caso era que les habían ayudado.

—Prepararemos algo para comer mientras trazamos un plan y... Nos comentáis más sobre esa comunidad —propuso Shanks.

                                      [•••]

—No paro de imaginarme cómo debe ser la comunidad... —murmuró (TN), mientras paseaba sus ojos por el cielo estrellado.

Aquella noche de guardia, junto a Law, estaba totalmente despejado. No se veía ni una sola nube.

Ya le pareció increíble llegar a la urbanización de su actual grupo y ver cómo se las habían apañado para llevar una vida relativamente normal. No podía ni imaginarse como debía ser el lugar al que se dirigirían.

—Pronto lo descubriremos.

Law también había prensado en ello, pero otros asuntos rondaban su mente. Aunque les acogieran en aquel sitio, la misión de ir hasta el centro de Tokio seguía en pie.

La mayor parte del grupo de quedaría en la comunidad y... Él y otros tendrían que marcharse y tal vez no volvieran. Lo mejor era que (TN) se quedara. A pesar de que sus heridas habían mejorado favorablemente, todavía no estaba del todo recuperada. Y, aunque se recuperara... No quería que volviera a pasar algo parecido.

Pero la peli(t/c) podía llegar a ser muy cabezota. No sería tan fácil convencerla.

—Y espero que podamos ayudar a esa chica... No quiero ni imaginar cómo debe estar pasándolo —comentó la joven, preocupada.

Law posó su mano sobre la de ella, acariciándola con suavidad.

—Claro que podremos ayudarla, pero... Tú no te fuerces más de lo necesario (TN)-ya —le pidió el pelinegro—. Tienes que recuperarte del todo.

—Bueno, creo que ya estoy casi bien del todo. Ya no me duele casi.

—(TN)-ya, por favor... No quiero que te pongas en riesgo más de lo necesario —insistió él—. No te puedes ni imaginar el miedo que pasé...No quiero perderte.

—Law... Lo entiendo, pero estamos en pleno apocalipsis. Todos corremos peligro y todos queremos dar lo mejor de nosotros. Yo tampoco quiero perderte, pero no te pediría que dejaras de luchar.

Law apretó los labios al mismo tiempo que apartaba la mirada de los ojos de la peli(t/c). Ella tenía razón. No estaba siendo racional. De hecho, él mismo se quejaba de que no era útil al principio, y ahora quería que dejara de colaborar por puro egoísmo.

—Te ha... ¿Te ha molestado algo que he dicho? —inquirió ella, al ver que la conversación se había cortado de manera drástica.

—No, claro que no. Tienes razón. —Se giró ligeramente hacia ella y posó los dedos en su barbilla, haciendo que inclinara la cabeza hacia arriba—. Te quiero, (TN)-ya.

                                [•••]

—Repasemos el plan de nuevo —indicó Shanks.

Estaban reunidos en la habitación principal del motel, terminando de ajustar los detalles para el rescate.

Aquella vez no dejaría la base tan desprotegida. No volverían a cometer el mismo error dos veces Aunque hubieran acabado con aquellos tipos... No sabían si alguien vendría a buscarles y vengarse.

La base del tal Kuro estaba a unas dos horas y media en coche, sin contar con posibles imprevistos que pudieran tener lugar.

No podrían llegar con el coche hasta la ubicación exacta, ya que llamarían demasiado la atención. Usopp, el joven de la nariz puntiaguda, conocía la zona, así que podía indicarles dónde parar y guiarles hasta allí.

Por tanto, el plan era el siguiente: gastar dos coches para llegar hasta donde estaba el enemigo, derrotarlo para salvar a la chica e ir a investigar la comunidad.

Si consideraban que el lugar era adecuado, volverían a por ellos y se unirían a la comunidad. En caso contrario, seguirían buscándose la vida por ellos mismos.

El grupo que saldría para cumplir la misión estaba conformado por los siguientes miembros: Law, Zoro, Kid, Killer, Franky, Robin y (TN). La peli(t/c) no estaba recuperada por completo, pero no podían prescindir de su buena puntería.

Utilizarían dos de los coches para transportarse, hasta dónde la carga les permitiera llegar.

—De acuerdo. Nos vemos en unos días —se despidió Shanks, tras la despedida grupal.

—Sí, unos días. Por lo que pueda pasar —confirmó Law, ya dentro del coche y sentado en el asiento del conductor.

En caso de que pasara lo peor, podrían tener dificultades para volver de nuevo al motel sin medio de transporte. Cabía la posibilidad de que la salida de alargara.

El pelinegro arrancó el vehículo, en el cual le acompañaban (TN), Usopp y los tres niños.

El tipo de la nariz alargada le fue indicando el camino y, los demás, les seguían con el segundo coche.

El sonido atraía a varios de los infectados que se encontraban cerca de la carretera, pero no llegaban a alcanzarles, así que desistían en su intento.

—¡Ahí, ahí! —indicó Usopp, alzando la voz de repente.

Law se sobresaltó, aunque lo disimuló,  y apretó la mandíbula, mostrando su tensión. No le gustaba la gente tan escandalosa. ¿De verdad aquello era forma de avisar?

—¿En la gasolinera? —inquirió la joven.

—Sí. Deberíamos aparcar ahí e ir caminando lo que queda... Para no levantar sospechas.

Law paró el coche tal y dónde le indicaron. La carga no duraría lo suficiente en caso de tener que volver de nuevo al motel. Esperaban conseguir algún vehículo en la nueva comunidad. Si es que decidían quedarse.

Usopp les explicó que tenían que seguir caminando por una especie de estrecho sendero que cruzaba un bosque situado a las afueras de Tokio.

Kuro y su grupo tenían la base establecida en una caseta que había allí en medio de la naturaleza, a escasos kilómetros de la comunidad.

El trayecto fue lento, ya que no querían despertar la atención de posibles infectados. Aún así, tuvieron que deshacerse de varios de ellos.

—Es... Es ahí —indicó Usopp, señalando con su tembloroso dedo índice una caseta grande, donde probablemente se alojaría el guardabosque que trabajará allí en su momento.

—Acerquémonos un poco más e intentaré divisar exactamente cuántos son —propuso Franky, señalando unos arbustos bastante espesos.

Se acercaron caminado agazapados y, una vez posicionados, Franky sacó los prismáticos para poder observar con más precisión.

Según la información que Usopp les había proporcionado, sabía que eran al menos tres personas las que se habían marchado de la comunidad, sin contar a la chica.

Sin embargo, era posible que hubiera habido nuevas incorporaciones durante esos días.

Los ventanales de la casa eran amplios. Al fin y al cabo, el guardabosques debía poder tener una buena visión a su alrededor.

En la sala principal, Franky divisó enseguida a Kaya. Estaba sentada en el sofá. No parecía estar atada ni amordazada. Kuro tenía bastante confianza en que ni podía ni intentaría escapar.

En un principio, todos se habían cuestionado por qué los líderes de la comunidad no habían ido a buscar a un miembro de su grupo sabiendo que se trataba de un caso de secuestro.

Al narizón y sus pequeños secuaces les gustaba gastar bromas en exceso y, en fin, era lógico que no les hubieran creído. Sobretodo cuando Kuro parecía tan unido a la joven.

—A simple vista parece que hay cuatro personas —informó Franky—. Puede que haya más gente oculta.

—Bien. Actuaremos según el plan establecido —indicó Law.

El plan consistía en tratar de resolver de manera pacífica la situación. En un principio les superaban en número, así que intentarían establecer algún tipo de trato o condiciones para que nadie tuviera que salir herido, o algo peor.

Esa era la filosofía de su grupo, aunque no todos la compartían. Si fuera por Zoro o por Law, les atacarían por sorpresa y acabarían con ellos para llevarse a la chica.

Robin y (TN), las más hábiles disparando a distancia, se quedarían allí tras los arbustos cubriendo la espalda al resto. Ellos se acercarían a la casa y establecerían contacto con los enemigos.

Los chicos se adelantaron. Antes de moverse, Law posó la mano sobre el hombro de la peli(t/c) y le acarició con suavidad.

Prepararon los arcos y cargaron la primera flecha, preparadas para lo que pudiera pasar. Todo ello mientras observaban al resto del grupo dirigirse hacia la puerta de la casa del guardabosques.

Law fue el que golpeó la puerta.

Las chicas observaron movimiento a través de los ventanales, desde la distancia. Se tomaron su tiempo para abrir y recibir a los desconocidos.

Tenían órdenes de no disparar, a no ser que la situación se fuera de las manos, así que simplemente se quedaron observando.

Tal y como habían previsto, los captores no atendieron a razones y la pelea no tardó en comenzar.

Robin y (TN) observaban, expectantes, sin dejar de estar en tensión y preparadas.

Parecían tenerlo controlado, pero fue entonces cuando se escuchó el sonido de un disparo. La bala rozó el brazo de Zoro, haciendo que se despistara por un momento.

La peli(t/c) no tardó en localizar al individuo que había realizado el disparo. Estaban en el tejado, el y otro más.

No dudó un segundo en disparar la flecha, la cual se clavó de lleno en la frente de aquel tipo, haciendo que cayera fulminado. Su cuerpo rodó hasta caer del tejado e impactar en el suelo.

Poco después de su disparo, Robin atacó también al acompañante; pero este ya se había percatado, así que el impacto tan sólo le dio en el brazo y consiguió escabullirse.

Había un hombre armado y ya no lo tenían localizado. Además, gracias al disparo y todo el ruido, no tardarían en verse rodeados de infectados.

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