Capítulo 26

—Todo listo —anunció Law, tras colocar la última venda sobre la piel de (TN).

Ya había pasado otra semana más y las heridas evolucionaban favorablemente, aunque todavía debía pasar un buen tiempo hasta que sanaran del todo.

Todavía seguían en el motel. Era un buen sitio para tener la base y temían no encontrar un sitio adecuado si seguían avanzando. Eran conscientes de que debían continuar su camino en algún momento, pero querían alargar su estancia lo máximo posible.

—Me da rabia no poder ayudar en nada... —se quejó la peli(t/c), incorporándose con cuidado.

—No es cierto. Sigues ayudando como enfermera, solo que no participas en las peleas y en las salidas, pero ya hiciste bastante —le recordó el pelinegro, acariciando su mejilla con suavidad—. Y no te sientas mal por expresarte. Si yo estuviera en tu lugar seguro que pensaría lo mismo que tú, aunque no fuera cierto.

—Cómo me conoces... —admitió ella, sonriendo con dulzura.

—Venga, el grupo que ha salido debe estar apunto de llegar. Vamos a preparar la comida.

Belle-mère y Makino estaban bajo con los niños. Hiriluk y Chopper también estaban allí, al igual que Kid y Killer. El resto de había dividido en dos grupos, unos iban a rellenar las garrafas de agua y otros se había acercado al pueblo más cercano que todavía no habían explorado. En el más próximo ya no quedaban suministros.

Lo que más había en las reservas era arroz, pasta y cereales. En un contexto normal no era una gran variedad; pero, en aquellas condiciones, era más que suficiente. Pasta de día y arroz por la noche, así lo habían decidido.

Algún día habían tenido suerte de cazar algún animal y pudieron añadir carne en el menú.

Una vez todos los miembros de la comunidad estuvieron reunidos, se comieron sus respectivas raciones de deliciosa pasta acompañada de... Nada, y agradecidos de todos modos.

Tras la ingesta, llegó el momento del descanso. Excepto para la pareja a la que le tocaba vigilancia. Seguían manteniendo el listado de turnos para vigilar. Nunca había que bajar la guardia, aunque todo pareciera tranquilo.

Aquello era una desventaja para el grupo que estaba planeando como asaltarles; pero, tras un tiempo observándoles, ya tenían más o menos claro cómo proceder.

—(TN), Law ha entrado a lavarse sin toalla. ¿Puedes subirle una? Tengo que vigilar a los niños —le pidió Belle-mère, asomándose donde la joven estaba tumbada.

—Sí, claro —respondió ella, incorporándose con cuidado. Le venía bien hacer algún pequeño esfuerzo, como caminar y subir escaleras.

La mujer de cabello morado y Makino intercambiaron una mirada pícara desde la distancia. Había que ayudar a la joven pareja a que tuvieran momentos a solas.

(TN) subió las escaleras a paso lento. Su cuerpo estaba ya acostumbrándose al movimiento, pero las heridas dolían todavía.

Una vez en frente de la puerta del baño, golpeó la madera con los nudillos. Al no obtener respuesta, abrió lentamente y anunció su llegada.

—Soy yo, (TN). —Dirigió la mirada al suelo para hablar—. Te traigo una toalla. Me han dicho que se te había olvidado.

—Ah, sí. ¿Puedes acercármela?

Ella alzó la vista, completamente convencida de que Law estaría visible. De lo contrario... ¿Por qué le habría dicho que podía acercársela?

Una sensación de calor, mezcla de la excitación y nervios, la invadió por dentro al observar el cuerpo del pelinegro desnudo por completo. Era... Era perfecto.

Se acercó hacia él, tratando de mantener la mirada fija en el suelo. De todos modos, tal vez podría llegar a desmayarse si le miraba a los ojos.

—Ey —murmuró él, una vez la peli(t/c) estuvo cerca de él, tirando con suavidad de su barbilla, haciendo que le mirara—. No te cortes, puedes mirar todo lo que quieras.

—Toma —farfulló ella, ofreciéndole la toalla con manos temblorosas.

Debía parecer una idiota. Estaba guapísimo, con el pelo mojado y las gotas de agua recorriendo su rostro y su cuerpo.

Law la ignoró, inclinándose sobre ella y lanzándose directo a sus labios. Se fundieron en un apasionado beso. Trató de ser lo más delicado posible y, teniendo en cuenta todo lo que quería hacerle, se podía decir que hizo un buen trabajo.

La parte irracional de (TN), consumida por el deseo de sentir a Law lo más cerca posible, pensaba que podría soportar cualquier dolor. Sin embargo, al alzar los brazos para rodearlo y acercarlo más a ella, un dolor punzante recorrió cada parte herida de su cuerpo.

—Lo siento, (TN)-ya. Culpa mía, no he podido resistirme —se disculpó el pelinegro, separándose poco de ella y posando sus manos en las mejillas de la joven, acariciando su piel con delicadeza.

—No pasa nada, estoy bien... —murmuró ella, agachándose con cuidado para recoger la toalla que había caído al suelo.

Aunque no lo estaba mirando fijamente, sabía que al estar en aquella posición, el miembro de Law estaba a escasos centímetros de su rostro.

Se incorporó como un rayo, sin importarle el dolor que sintió de nuevo en las heridas. El corazón le latía a gran velocidad. Odiaba parecer tan estúpida por culpa de los nervios, pero... ¿Quién no se pondría nerviosa al tener delante a Law sin ropa?

—Gracias, (TN)-ya. —Tomó la toalla y cubrió su cuerpo, le encantaba verla nerviosa por aquel motivo, pero ya había tenido bastante. No quería pasarse.

—De nada... Nos vemos... Bajo —farfulló ella, tratando de mantener la compostura.

—Espera—pidió él. La joven alzó la mirada, esperando sus palabras—. ¿Qué te parece si mañana nos acompañas en la próxima salida? Seremos bastantes y no hace falta que te fuerces, pero así empiezas a acostumbrarte.

—¡Sí! —exclamó, con decisión. Ansiaba que pasaran las horas. Parecía que llevara siglos esperando aquel momento.

                                      [•••]

—¿Seguro que no queréis que se quede nadie más? —insistió Law.

—No os preocupéis, estaremos bien aquí —respondió Belle-mère, con tono despreocupado.

Tal y como solían hacer, habían organizado dos grupos: uno para ir hacia las afueras a por agua y otro para desplazarse a algún pueblo cercano en busca de suministros.

Iban a quedarse a solas los tres niños, Corazón, Hiriluk, Makino y Belle-mère. Habían pasado ya varios días y se sentían seguros en aquel lugar. Parte del grupo no estaba de acuerdo, pero la mayoría ganaba.

Ambos grupos partieron, dejando solos a los tres niños y a los tres adultos.

(TN) se había unido al grupo del río. Había que ir caminando y, en ese sentido, era más esfuerzo. Sin embargo, a pesar de ir en coche, en los pueblos cercanos solía haber más infectados que en las afueras. Estaba compuesto por ella, Law, Zoro, Robin, Chopper, Kid y los dos compañeros de su anterior grupo.

—¿Vas bien? —inquirió Law, acariciando con suavidad el cabello de la peli(t/c).

Ambos iban al final del grupo, pero todos habían aminorado la marcha para adaptarse al ritmo de ella. De hecho, habían salido con más tiempo para no tener que ir con prisas.

—Sí, todo bien —aseguró la joven.

Llevaba tantos días deseando poder salir del motel y que no le importaba el ligero dolor que todavía sentía al caminar. Mientras no tuviera que hacer algún movimiento brusco o gran esfuerzo... Aguantaría sin problemas.

Tras un largo rato de caminata, sus ojos alcanzaron a observar el río.

Comenzaron a rellenar las garrafas grandes y dejaron una botella de litro y medio para (TN). Agradecía que le hicieran sentir de utilidad, aunque fuera mínimamente.

—Podríamos descansar un poco antes de volver, ¿no? —propuso Robin, con expresión amable—. Hemos salido más pronto que la otras veces.

Todos estuvieron de acuerdo. La peli(t/c) ni si quiera se percató de que la propuesta había sido pensando en ella. Todos habían sabido disimular de manera adecuada.

—¿Cómo van esas heridas? —inquirió Law, sentándose junto a ella sobre la tierra, un par de metros alejados del río.

—Bien, ya no me duelen tanto. Y eso que hemos caminado un buen rato.

—Están evolucionando favorablemente. Tú no te fuerces más de lo necesario.

Tras sus palabras, depositó un suave beso en la cabeza de la joven y le acarició el cabello de la nuca mientras dirigía sus ojos grises hacia el horizonte.

(TN) alzó ladeó ligeramente la cabeza y alzó la mirada con disimulo.

Estaba tan enamorada... Enamorada de aquel borde e insensible que tan mal le había llegado a caer a veces al principio.

—Oye —murmuró Robin, unos minutos después de comenzar el descanso. Alertó a los que estaban cerca, dándoles unos toques.

El grupo dirigió la mirada hacia la zona que ella estaba observando. Entre los árboles, se podía observar una extraña figura que se movía con lentitud.

Era un infectado grande y alto, con la barriga hinchada y la piel de color verdosa y descompuesta. Ya les habían advertido de ese tipo, así que sabían a lo que se enfrentaban.

—Si le atacamos desde la distancia... Explotara y atraerá a los infectados que haya cerca —recordó Law—. Tenemos dos opciones. O nos alejamos con cuidado, a riesgo de que nos escuche, o lo matamos y aprovechamos el ruido y la distracción de los demás infectados.

—Acabamos con él, y uno menos —propuso Zoro. La decisión fue unánime: acabar con él.

—(TN)-ya... ¿Haces los honores?

—Sí —aceptó la joven. Hacía tiempo que no se encargaba de ningún infectado. Era hora de volver a la acción—. ¿Dónde... Dónde debería apuntar?

—Creo que, si queremos que haga ruido, puede que la tripa sea una buena elección —murmuró Robin.

La peli(t/c) asintió mientras acababa de posicionarse apuntando con el arco. Sabía que, tras disparar, iban a tener que acelerar el ritmo. Tan solo esperaba que sus heridas aguantarán sin dolerle demasiado.

Se tomó unos segundos para asegurarse de que estaba en la posición correcta y respiró hondo antes de soltar la flecha, la cual impactó de lleno en el vientre del infectado.

Una neblina de tono verdoso emanó de su cuerpo tras una sonora explosión.

(TN) ya se había colgado de nuevo el arco nada más disparar; así que, cuando Law tiró de su mano, ella ya estaba preparada para correr.

Aceleraron el paso durante unos minutos, aprovechando el ruido que se habían creado. Tras ello, volvieron a caminar de forma más cautelosa. No se habían encontrado ningún infectado a la ida, pero tampoco había que tentar a la suerte.

—¿Cómo estás? ¿Has aguantado bien? —inquirió el pelinegro.

—Sí, sí... Estoy bien.

La adrenalina del momento había ayudado a frenar el dolor y, aunque ahora su piel se estaba resintiendo, tampoco era tan intenso. Se estaba recuperando apropiadamente.

Durante el trayecto de vuelta, apenas se encontraron un par de infectados de los cuales fue sencillo deshacerse.

Lo peor fue al llegar de nuevo a la base. Ya a lo lejos observaron que la puerta estaba despejada, sin nadie vigilando. Los miembros del grupo intercambiaron miradas, extrañados.

Se acercaron con cautela a la entrada, que estaba cerrada. Prepararon sus armas. No sabían si realmente estaban o no en peligro, pero una extraña sensación les recorría por dentro.

Law y Zoro iban los primeros. El pelinegro acercó su mano al pomo de la puerta e inició una cuenta atrás silenciosa para que todos estuvieran preparados.

Al abrir, lo primero que notaron ambos, fue un intenso golpe en la frente, lo cual hizo que cayeran al suelo y que el resto del grupo retrocediera un par de pasos hacia atrás.

—Todo el mundo quieto. —Una profunda voz se escuchó a sus espaldas. (TN) estaba ayudando a Law a levantarse del suelo, un hilo de sangre recorría la zona derecha de su rostro, cerca de la sien.

Algunos se dieron la vuelta y otros simplemente ladearon la cabeza para encontrarse tres tipos muy altos y corpulentos, vestidos con ropa bastante veraniega considerando que estaban a principios de marzo.

Las camisetas que llevaban abiertas dejaban ver su trabajado torso y musculosos brazos, dejando claro que no era buena idea meterse en problemas con ellos.

—Me presento. Soy Arlong, y este es mi grupo —Aquel tipo enorme de cabello negro, largo y algo rizado señaló a otros dos hombres que iban con él—. Bueno, parte del grupo, hay un par más dentro, cuidando de la gente que os habíais dejado aquí.

—Anda que... dejar a los más débiles a solas —comentó otro de ellos, sonriendo con maldad.

—No tan débiles, el rubio y la del pelo morado nos han jodido hasta el final —le recordó Arlong—. Si no, que se lo digan a los de dentro. Venga, vamos a reunirnos todos. Y ni se os ocurra intentar nada si no queréis perder a nadie.

Nadie opuso resistencia, ya que sabían que tenían las de perder. Desconocían la situación dentro del motel, así que lo mejor era analizar todas las posibilidades y esperar.

El otro grupo no debía haber llegado todavía, de lo contrario, los enemigos no estarían tan ilesos.

Al cruzar la puerta del edificio, sus rostros se tornarnos en una expresión horror que, de algún modo, pareció causar gracia a sus captores.

Belle-mère yacía en el suelo, en mal estado y bastante magullada. Sin embargo, no era lo peor. Corazón también estaba a su lado y la sangre brotaba de su costado derecho, formando un reguero en el suelo.

Hiriluk, Makino y los tres pequeños estaban agazapados en una de las paredes, custodiados por otros dos miembros de aquel grupo de desconocidos, golpeados, furiosos y armados.

La reacción de Law al ver a su tutor en aquel estado fue tratar de acercarse lo más eso pudo posible, pero aquel tal Arlong lo detuvo.

—Alto ahí. Vosotros sentaros a aquel lado de allí —indicó—. Y cómo no obedezcáis... Os aseguro que mis compañeros tienen ganas de cargarse a alguien. Muy bien. Ahora esperaremos al resto, a ver qué les parece la sorpresa.

No tuvieron otra que obedecer. La situación era demasiado delicada como para tratar de defenderse.

Los ojos grises de Law estaban clavados en la herida de Corazón. Trataba de analizar la gravedad desde la distancia. No le habían perforado en una zona grave, pero estaba perdiendo demasiada sangre.

Esperaba poder intervenir cuanto antes, pero no había manera de avisar al resto del grupo. Estarían en el motel y les pasaría lo mismo que a ellos.

Deberían haber pensando una forma de alertarse en esos casos. ¿Cómo podía no haberlo pensado antes? Habían bajado demasiado la guardia.

Tal y como había supuesto, los demás no tardaron en llegar a la base. No sabían exactamente cuánto tiempo había pasado, pero no mucho.

Los primeros en entrar fueron Luffy y Ace, el primero haciendo tonterías —como era costumbre— hasta que se percató de la situación al dirigir su mirada hacia delante.

—Adelante —saludó Arlong, sonriente y haciendo un gesto dándoles paso—. Tomad asiento junto al resto. Os recomiendo obedecer.

No opusieron resistencia alguna. ¿Quién lo haría si había dos hombres apuntados con armas a los niños?

—Bien, ahora que ya estamos todos... Os explicaré cómo funcionará esto a partir de ahora —comentó el tal Arlong, sonriendo con arrogancia.

Explicó que, a partir de aquel momento, vendrían a cobrarse un precio en suministros al final de cada semana. Si no podían ofrecerles lo que pedían, matarían a un miembro del grupo.
Así hasta que no quedara ninguno en pie.

¿Con cuánta gente habrían acabado de aquella forma?

(TN) se despistó de la conversación cuando le pareció ver movimiento a través de una de las ventanas del motel.

Un tipo con una peculiar y extraña nariz hacía gestos, como dando a indicar que él los salvaría de la situación; aunque, al mismo tiempo, le temblaban las piernas. Iba acompañado de tres niños pequeños.

¿Aquellos iban a ser sus salvadores?

📌 NOTA 📌

Siglos después, por fin actualizo esta historia. No sé si mucha gente la seguirá leyendo, pero gracias de antemano a todas las personas que han tendió paciencia. Y espero que la sigáis teniendo; porque hasta verano, no tendré apenas tiempo de escribir 🥺

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