Capítulo 17
Junto con Sabo, Law y (TN) caminaron a paso acelerado hasta la entrada principal, donde la mayor parte del grupo estaba reunido.
—¿Qué hacemos? —cuestionó Zoro. Se notaba que no estaba muy convencido de ayudar a esos dos. Desconocidos solía significar problemas.
—Tenemos que abrir las puertas. Les curamos y dejamos que sigan su camino —indicó Shanks, que era de la parte caritativa del grupo.
—Entonces no solo sabrán dónde vivimos. Conocerán la urbanización por dentro —ilustró Law. A veces parecía que a algunos se les olvidaba que estaban en pleno apocalipsis y que no odias fiarte de cualquiera.
—¿Propones qué... les dejemos ahí tirados? —preguntó Makino, preocupada.
—Les atenderemos fuera —sentenció el chico de ojos grises—. (TN)-ya, examinaremos las heridas e iremos a por el material necesario.
Las puertas no tardaron en comenzar a abrirse y pronto pudieron ver más de cerca a aquellos dos individuos. Era un chico y una chica jóvenes.
Él estaba tirado en el suelo, parecía tener el tobillo fracturado y rasguños profundos en la zona del gemelo.
—Bien... —murmuró el pelinegro, tras observar la pierna—. ¿Ha sido algún infectado?
—No, estábamos huyendo y... No sé, creo que se ha enganchado con algo mientras corríamos —explicó la chica de cabello oscuro, con las mejillas todavía empapadas por las lágrimas.
—De acuerdo. Vamos a por el material —indicó él, incorporándose.
Él y (TN) entraron de nuevo en la urbanización, seguidos por las miradas de sus compañeros.
Estaba claro que algunos hubiera preferido ofrecerles una cama mullida donde recuperarse, pero también comprendían que era una situación delicada.
Habían encontrado un término medio y nadie tenía quejas.
—¿Crees que tienen malas intenciones? —preguntó la peli(t/c), mientras llenaban una caja con todo lo necesario.
—No me fio de nadie.
—Es cierto. Me esposaste en la camilla el primer día que estuve aquí —recordó ella, mientras metía las vendas en la caja.
Ya tenían todo.
—Puedo hacerlo de nuevo —propuso Law, inclinándose frente a ella para coger la caja. Ella ni si quiera pudo contestar. Se puso demasiado nerviosa imaginando la escena—. Venga, vamos.
—El problema... —comentó la joven, una vez fuera de la consulta, mientras volvían a la entrada—. Es que ahora verán que contamos con buenos suministros, al menos de medicina.
—Exacto... Tendremos que estar alerta estos días —afirmó el pelinegro—. Haremos una pequeña reunión cuando se marchen.
Doctor y futura farmacéutica —aunque sabía con toda certeza que jamas acabaría la carrera— se colocaron de nuevo junto al herido.
Con las indicaciones de Law y la ayuda de (TN), ambos acabaron el trabajo con facilidad.
Las heridas no eran muy profundas, así que fue suficiente con desinfectadlas y cubrirlas.
—El tobillo tardará un poco más en recuperarse —indicó el chico de ojos grises, una vez finalizada la intervención—. Sé que es complicado dadas las circunstancias, pero debería hacer el menor esfuerzo posible.
—¿Sería mucho pedir pasar una noche con vosotros? —preguntó la joven de cabellos negros, con expresión desesperada—. Al menos para que descanse un poco.
—Me temo que no va a ser posible —respondió Law, con tono frío.
—Tal vez... Podríamos acercarles hasta la cabaña que tenían Kid y su grupo —propuso Sabo, desde la entrada.
—Haced lo que queráis —indicó el pelinegro, sin mucho entusiasmo.
—Law y yo iremos recogiendo todo esto. Luego deberíamos reunirnos un momento —planteó (TN), mientras comenzaba a depositar los objetos de nuevo en la caja.
Todos estuvieron de acuerdo.
Law enseguida se agachó para ayudarle, al mismo tiempo que Sabo y Ace comenzaban a caminar en dirección hacia uno de los coches. Ellos se encargarían de llevar a los desconocidos y ponerlos a salvo en otro sitio.
Un rato después, el grupo se reunió en el pequeño templo de la urbanización y esperaron a la llegada de los dos miembros que faltaban para comenzar.
Kid y sus dos compañeros también estaban presentes, al fin y al cabo, parecía que su estancia iba a ser más larga de lo esperada.
—Tenemos que ser caritativos con la gente que acude a pedir ayuda. Estamos en una situación muy complicada —expuso Shanks, hablando en nombre de varios de los presentes.
—Ya hemos sido caritativos varías veces y la mayoría hemos tenido problemas —recordó Law.
—Si por ti fuera, (TN) también se habría quedado fuera —apuntó Belle-mère—. Y ha resultado ser una buena aliada. Hicimos bien en dejar que entrara.
—Exacto, me ofrecí a atenderla en la consulta. Pero porque eran situaciones distintas —aclaró el pelinegro.
—¿Qué pueden hacer de malo dos jóvenes y más si uno de ellos está herido? —inquirió Makino.
—Solo digo que sois demasiado confiados, dada la situación. Les hemos atendido y les hemos llevado a otro lugar seguro —insistió el ojogrís, sin perder la calma, a pesar de que conseguían ponerle de los nervios—. Hemos hecho lo que tocaba.
—Y yo... Bueno, pienso que deberíamos estar alerta los próximos días. Solo por si acaso —intervino (TN), cuando por fin se decidió a hacerlo.
—¿También sospechas de ellos? —preguntó la mujer de cabellos verdes.
—No creo que está sea una zona de paso cualquiera. A mí me parece raro que alguien llegue hasta aquí así porque sí —explicó la peli(t/c)—. La cabaña de Kid estaba más cerca de las afueras de la ciudad. Igual sí puede ser que estuvieran huyendo y acabaran aquí por casualidad, pero no sé...
—Eso es cierto. Bueno, no estaría demás estar alerta —aceptó Shanks, finalmente—. Podemos añadir una persona más a los turnos de guardias.
Todos estuvieron de acuerdo y la reunión dio por finalizada, volviendo cada uno a sus tareas.
—Voy a ir... Poniendo todo en su sitio —anunció la peli(t/c), una vez de nuevo en la consulta, a solas con Law.
—Espera, te ayudo —dijo el pelinegro, agachándose junto a ella.
La joven sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al tenerlo de nuevo tan cerca.
Hubo un momento en el que sus manos se rozaron, haciendo que el corazón de la chica se acelerara.
—(TN)-ya... Me gustaría invitarte a cenar esta noche a mi casa —propuso Law, escasos segundos después del roce.
Había sido una propuesta algo precipitada por su parte, ya que se le había ocurrido en el momento y no le había dado las vueltas necesarias al asunto.
—Eh... —murmuró ella tratar el de mantener la calma. ¿Una cita? Le estaba proponiendo una cita—. Vale, sí... Si no es mucha molestia.
—Claro que no —aseguró él, algo extrañado ante sus palabras.
¿Por qué lo propondría si fuera una molestia?
Tras a actualizar de nuevo el inventario y atender a la pequeña Nojiko, que al parecer tenían un resfriado común con algo de fiebre, dieron por finalizada su estancia en la consulta.
—Bueno, pues... Voy a decirle a Robin que no cenaré con ella. Antes de que se ponga a cocinar —comentó (TN), una vez pisaron la calle de la urbanización.
—Bien. Nos vemos ahora entonces.
La peli(t/c) asintió y aceleró el paso para avisar a su compañera cuanto antes. Le sabía mal pensar que tal vez ya había empezado a cocinar. Porque entonces tendría que decirle a Law que lo dejaran para otro día y también le sabría mal rechazar la petición.
Era difícil contentar a todo el mundo. A veces deseaba que todo le diera más igual, pero incluso en pleno apocalipsis de preocupaba en exceso por ese tipo de cosas.
—¡Robin! —le llamó, tras cruzar la puerta de la casa. Se la encontró leyendo en el salón, aunque estaba mirando hacia ella en aquellos momentos—. Quería avisarte que Law... Bueno, que me ha invitado a cenar a su casa. Para que no cuentes conmigo para la cena.
—Oh, eso está muy bien —ilustró ella, sonriendo con amabilidad—. ¿Eso es que está todo arreglado?
—Sí, todo arreglado —afirmó la peli(t/c), devolviendo la sonrisa.
Tras acabar la conversación, dio media vuelta y volvió a dirigirse a la puerta.
Durante el corto trayecto a casa de Law, su cabeza no paraba de dar vueltas y más vueltas.
Iba a tener una cita con Law. Bueno, y no solo eso. Es que se habían besado y, probablemente se besarían otra vez.
Se llevó una mano a la cabeza. Era extraño. Estaba como en una nube, pero nerviosa a la vez porque no entendía muy bien cómo iba a acabar todo aquello.
Era difícil disfrutar del momento cuando solo sabías pensar en negativo.
Se paró frente a la puerta y se tomó unos segundos para respirar hondo antes de golpear con los nudillos.
—Hola de nuevo, (TN)-ya —saludó Law, al abrir la puerta, clavando sus ojos grises en los de ella. Segundos después, se hizo a un lado—. Adelante.
La joven accedió a la vivienda sin poder evitar mirar al pelinegro de reojo. Llevaba la sudadera negra y amarilla arremangada hasta los hombros.
¡Ah! ¡Es que era perfecto! Era imposible estar tranquila a su lado.
—Bueno y qué... ¿Vamos a comer? —preguntó la joven, por decir algo.
Law tardó más de lo debido en contestar, ya que las respuestas que se lo ocurrían no eran las más adecuadas.
Quería comérsela a ella y no en sentido literal.
¿A qué venía toda aquella atracción de repente? Es decir, lo había notado alguna vez anteriormente, pero desde el beso era todo distinto. Más intenso.
—Algo de arroz, y pescado —respondió, finalmente—. Si te parece bien.
—Pescado, tú favorito —comentó ella, sonriendo con dulzura.
—Sí. Aunque... —murmuró, dando un par de pasos hasta colocarse en frente de la joven. Alzó la mano y enredó los dedos en su pelo—. Puede que ahora tenga otra cosa favorita.
—¿El qué? —preguntó la peli(t/c), sin haber caído.
Tardó un poco en procesar la información. Y no fue hasta que los labios de Law rozaron los suyos cuando encontró el sentido a aquellas palabras.
Un intenso calor recorrió el cuerpo de la joven cuando el pelinegro profundizó el beso, haciendo que sus lenguas se encontraran en un húmedo roce.
Se había besado antes con algún chico algún día que había salido de fiesta con sus amigas. Era lo que solía hacerse, ¿no? Bebías, bailabas y sí algún chico te parecía guapo...
Pero aquel beso no tenía nada que ver con los que se había dado. O al menos que ella recordara, ya que aquellos recuerdos estaban algo borrosos.
Lo que estaba sintiendo en aquellos momentos era algo inexplicable.
Law presiono con delicadeza la parte baja de la espalda de (TN), atrayéndola contra su cuerpo.
Fue entonces cuando la joven, que todavía no había reaccionado del todo, posó sus manos en los hombros del pelinegro.
El chico de ojos grises no pudo evitar gruñir contra la boca de la peli(t/c).
Cada vez necesitaba sentirla más cerca. Todavía más cerca.
Colocó las manos sobre las nalgas de la chica. Apretó y dejó que ella sintiera la urgencia que estaba desatando bajo sus pantalones vaqueros.
—Ay —masculló (TN), en tono agudo, apartándose de golpe. Se arrepintió al instante, ya que debía haber quedado como una idiota—. Eh, lo siento... Es que, bueno... Era todo muy intenso.
Estaba equivocada. Law estaba lejos de pensar que era una idiota. De hecho, verla en aquel estado le hacía desearla todavía más.
—Siento si he sido algo brusco —se disculpó él.
—No, no pasa nada —le tranquilizó ella—. Soy yo. Es que... No tengo mucha experiencia en esto.
—Está bien —indicó el pelinegro, acercando su mano al rostro de la peli(t/c) para acariciar su mejilla con suavidad.
Todavía estaban ligeramente sonrojadas y cálidas por el fervor del momento.
—Eh, bueno. Vamos a hacer la comida, ¿no? —propuso ella, todavía nerviosa, dando media vuelta y dirigiéndose hacia la cocina.
Él sonrió de lado y caminó tras ella.
Se repartieron las tareas y, un rato después, ya estaba servido el arroz con tacos de pescado.
Saborearon el plato en silencio. No era un silencio incómodo para Law, pero sí para (TN).
Su inseguridad atacaba de nuevo. No tenía del todo claro si simplemente estaban en silencio porque sí o sí la razón era otra. Algo que ella había hecho mal o... Algo así.
—¿Todo bien, (TN)-ya? —cuestionó Law, ya que la peli(t/c) llevaba un buen rato seguido moviendo una de sus piernas sin parar.
—Sí, sí... —farfulló ella. Alzó la mirada y volvió a dirigirla hacia su plato—. Es solo que se me hace raro todo esto.
—Podemos volver a nuestras discusiones del principio, si te hace sentir más tranquila —bromeó él, aunque no se le daba muy bien bromear.
—No, no... De momento. —Dijo esto último curvando sus labios en un una divertida sonrisa—. ¿Te ayudo a recoger todo?
—¿No quieres relajarte un rato en el sofá? —propuso Law, ya que apenas acababan de terminar la cena.
—Es que no me gustaría volver mucho más tarde, por si Robin quiere descansar. No quiero molestarla cuando llegue —explicó ella.
—Está bien, pero tranquila. Ya recogeré yo.
—¿Seguro?
—Sí —respondió el pelinegro. Odiaba repetirse—. Vamos, te acompaño a la puerta.
—Ah, vale —murmuró, levantándose también de la silla. Caminaron hasta la puerta y se quedaron un momento parados antes de abrirla—. Bueno, pues... Nos vemos mañana en la consulta.
Él no dijo nada, tan solo posó sus dedos en la barbilla de la joven, la cual se sobresaltó ante el contacto. ¿Cómo era posible que le hiciera sentir así con tan solo un simple roce?
—Lo siento, no se qué me pasa —se disculpó la peli(t/c), con una sonrisa nerviosa—. Parezco una tonta.
—No te preocupes por eso —dijo él, para calmarla.
A ella le preocupaba su actitud, pero Law adoraba verla nerviosa a causa de él.
Tras sus palabras, rompió la escasa distancia que les separaba y depositó un suave beso en sus labios. Acto seguido, abrió la puerta.
—Buenas noches, (TN)-ya.
—Buenas noches, Law.
La joven cruzó el umbral y, cuando escuchó que la puerta se cerraba tras ella, no pudo evitar dar un pequeño salto en señal de emoción.
Era Don Insensible. ¡Don Insensible le había dado ya varios besos! Es que era algo inexplicable.
Aunque estaba claro que tener una relación con Law sería algo complicado, dada las personalidades de ambos.
¡Pero bueno! Nadie había dicho que aquello fuera una relación. Había pues... Simple atracción.
—Ya he vuelto —anunció al cruzar la puerta, sin alzar mucho la voz.
—Hola, (TN) —saludó Robin, desde el sofá. Estaba leyendo un libro—. Ven, siéntate un momento. Me gustaría hablar contigo.
—Sí... —La peli(t/c) obedeció y se sentó junto a ella.
—Estoy muy a gusto compartiendo casa contigo. Me ha venido muy bien tu compañía —comenzó a explicar la mujer de cabello negro—. Sin embargo... Me gustaría estar de nuevo sola, siempre que puedas encontrar otra casa para quedarte, claro. No es ningún problema tenerte aquí, solo me apetece un tiempo de soledad.
—Entiendo... —murmuró (TN).
No iba anegar que al principio se lo había tomado algo mal, pero era normal que quisiera estar sola.
—¿Crees que podrías encontrar otro sitio?
—Sí, claro. Bueno, creo que sí —respondió le peli(t/c).
A Robin le daba igual o no quedarse sola, pero sabía que la relación de Law y (TN) tenía que avanzar y, tal vez, compartir casa les ayudaba a estar más unidos.
[•••]
Mientras tanto, a unos cuantos kilómetros de la urbanización, una pareja caminaba bajo la oscuridad de la noche.
—Oye, la próxima vez te rompes tu algo. Todavía me duele el brazo de la otra vez —se quejó Buffalo, mientras caminaba apoyado del brazo de Baby 5 por el sendero.
—¡Lo siento! Pensaba que sería más útil hablando —se disculpó ella, apenada—. Pero si la próxima vez ayudo más rompiéndome la pierna lo haré.
—Bueno, bueno... Lo importante es que hemos encontrado un buen grupo —recordó el chico, para apaciguar el ambiente.
—Sí. El joven amo estará muy contento con nosotros.
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