Capítulo 15

—Ay, no... Ahora se pensarán que ha pasado algo entre nosotros —murmuró (TN), agobiada, mientras caminaba de un lado a otro de la consulta.

—¿Ha pasado algo? —Law estaba frotando la tela de su camiseta bajo el chorro de agua que caía del lavabo que había en una de las esquinas.

—No —respondió ella, no del todo convencida. ¿Habría pasado algo?

—Pues si sabes que no, deja de preocuparte tanto —dijo él, como si fuera tan sencillo—. No sé por qué te importa tanto lo que digan los demás.

—Porque habrá rumores. Odio los rumores. Yo sí odio que la gente hable de mí. Me pone muy nerviosa —expresó ella, llevándose las manos a la cabeza—. Y más si lo que hablan es mentira.

—Pues si tanto te preocupa, ve y acláralo. Pero cuanto más nerviosa suenes, más parecerá que mientes —le se advirtió él, al mismo tiempo que colocaba la camiseta de manga larga en el respaldo de la silla. En un rato se secaría.

—¿No tienes frío? —preguntó la peli(t/c), tratando de cambiar de tema.

Law tenía razón. Debía relajarse y explicarlo tranquilamente si alguien sacaba el tema. Tampoco era para tanto, solo un malentendido.

—Soy caluroso. —Bien, al parecer era la única que sentía calor allí. Calor por verle semidesnudo.

—¿Vengo en mal momento? —se escuchó preguntar a Kid, desde arriba, mirándoles con una sonrisa socarrona.

—No, tranquilo. Es que hemos derramado el café en nuestra ropa —respondió la peli(t/c)—. Voy a limpiar la sudadera mientras Law te va quitando las vendas.

—Toma asiento, Eustass-ya —le indicó el pelinegro, señalando la camilla.

El pelinegro retiró los vendajes para hacer la cura y comprobar cómo iba evolucionado la zona. En un principio, todo parecía estar en orden.

Tras dejar la sudadera sobre la silla después de humedecer la zona manchada, la joven farmacéutica fue en busca de nuevas vendas y se las ofreció a su compañero.

—¿Como lo llevas? —preguntó (TN), mientras Law acaba de comprobar que hubiera colocado todo correctamente.

—Bien, gracias a los calmantes que me habéis dado —respondió el pelirrojo—. Gracias por vuestra ayuda.

—No podíamos dejaros tirados, Eustass-ya —intervino el pelinegro, una vez hubo acabado su faena—. Mientras no traigáis problemas podréis esperar aquí el tiempo que sea necesario.

—Mis compañeros pueden ayudaros en lo que necesitéis —aseguró Kid, levantándose de la camilla y volviendo a posar los pies sobre el suelo—. Y también contaréis con mi ayuda en cuanto pueda dejar de ser un inútil.

—Ey, no digas eso —le regañó ella, posando una mano sobre su hombro—. Ahora estás en proceso de recuperación, no eres ningún inútil.

Kid, no dijo nada, tan solo asintió he hizo un gesto con la mano a modo de despedida antes de dirigirse hacia las escaleras.

La verdad es que toda aquella gente era más amable de lo que esperaba. Era raro encontrarse con un grupo como aquel en aquellos tiempos. Había tenido suerte de encontrarlos.

—Bueno, voy a tirar todo esto —anunció (TN), rompiendo el silencio que se había creado tras la marcha de Kid—. Ya que has hecho toda la faena.

Se agachó a recoger los vendajes sin esperar cualquier tipo de respuesta por parte de Law.

Todavía estaba nerviosa por lo ocurrido hacia un rato. Tanto por el acercamiento entre ambos, por sus estúpidas palabras y porque Belle-mère se había pensado cosas que no eran.

Debía estar propagando el rumor por toda la comunidad. Solo de pensarlo quería que la tierra le tragara.

—No hay mucho que hacer, así que tal vez deberíamos reunirnos para planear la próxima salida por las afueras —propuso el pelinegro, dejando la bata blanca sobre el respaldo de su silla.

—Sí —afirmó la peli(t/c), antes de comenzar a subir las escaleras.

Él la siguió por detrás. Se comportaba de manera extraña. ¿Todavía estaría nerviosa por lo sucedido? Una parte de él se sentía algo mal, ya que había contribuido a crear el malentendido.

—(TN)-ya —le llamó el chico, cogiéndole del brazo justo antes de salir por la puerta del almacén.

—¿Qué? —farfulló ella, mirando la mano de Law rodeando su antebrazo.

—Siento que se haya creado esta situación, pero no debes preocuparte. Solo aclararlo —le recordó.

—Sí, claro. Está bien. No te preocupes, todo controlado —mintió ella, restándole importancia, con una dulce sonrisa—. Solo ha sido un malentendido. Una tontería. Si alguien dice algo se explica.

Law la soltó y (TN) cruzó la puerta con paso ligero. El pelinegro se presionó el entrecejo con los dedos. Esa chica era demasiado mala disimulando.

—¡(TN)! —saludaron Makino y Belle-mère, sonrientes. ¡Qué casualidad que estuvieran por allí cerca.

—Hola, chicas —saludó la joven.

No quería sonar nerviosa explicándose sin que nadie dijera nada. Law había dicho que debía soñar lo mas tranquila posible, y era un buen consejo.

—¿Qué tal va todo con Law? ¿Ya os lleváis mejor? —preguntó la mujer de cabellos verdes.

Realmente pensaba que aquellos dos hacían buena pareja. A Law se le veía mas distraído desde que esa jovencita de cabellos (t/c) andaba por allí.

—Bueno, mejor que al principio, sí —respondió ella, encogiendo los hombros.

—Como os he visto tan... Juntitos —apuntó Belle-mère, queriendo confirmar sus sospechas.

—Ah, sí, eso. Es que se nos ha derramado café en la ropa y me había hecho un corte con un pedazo de la taza —aclaró (TN), mostrando su dedo índice.

—Vaya, así que tan solo era eso —suspiró la mujer de cabello rojo púrpura.

La verdad es que se sentía mal por haber ido corriendo a contárselo a Makino, aunque hubiera sido verdad... Tampoco tenía derecho a decir nada.

—¡(TN)-ya! Vamos a reunirnos —le recordó Law, que ya se había alejado unos metros de la caseta blanca.

—¡Voy! —Volvió a girarse hacia las dos mujeres—. Ya nos vemos.

Dio media vuelta y aceleró el paso hasta llegar a la altura del pelinegro.

—Tenias razón —anunció la peli(t/c). Él sonrió con superioridad. Por supuesto que la tenía—. Ya está todo más que aclarado.

Ambos jóvenes fueron reclutando al equipo de las salidas mientras iban caminando por las calles de la urbanización.

Aquella misma tarde, tras el almuerzo, saldrían a dar una vuelta para buscar algo de carne y pescado.

Killer y Heat también se ofrecieron voluntarios, querían contribuir de alguna manera mientras estaban allí. Por ello, se unieron al trío de hermanos, a Robin a Law y (TN).

Los tres últimos del acercaron al río para conseguir el pescado, el resto se encargaría de la carne.

—¿Preferís vigilar o pescar? —preguntó la mujer de cabello oscuro, con su amable sonrisa.

—Yo pescar. O al menos intentarlo —respondió la joven de cabellos (t/c). No quería perder la escasa práctica que tenía.

—Yo pescaré también —indicó el pelinegro.

Tenían un par de botas de agua para meterse en el riachuelo. Cuando las temperaturas eran más cálidas, no había problema en mojarse las piernas; pero en pleno enero no era muy agradable.

Ambos empuñaron aquellas cañas improvisadas y comenzaron su tarea.

El agua se encontraba bastante turbia aquel día, lo cual dificultaba la pesca. Sin embargo, aquel hecho no iba a hacer que se dieran por vencidos.

—Ya tengo uno —anunció Law, con orgullo, a los pocos minutos de empezar.

La joven dirigió su ojos (t/c) hacia la caña de su compañero, esperando con expectación a que la sacara del agua.

Hubo unos segundos de silencio cuando el pelinegro alzó aquel palo de manera y se vio un zapato clavado en él.

(TN) no pudo evitar estallar en carcajadas, bajo la exasperada mirada de su compañero.

—Perdón, perdón... Te prometo que no me estoy riendo de ti —le aseguró ella, en cuanto recuperó la capacidad de hablar—. Ha sido por la situación.

Tras un buen rato, y después de conseguir un pez cada uno, fue la peli(t/c) la que pescó una prenda de calzado.

—Tal vez es momento de innovar nuestras recetas —apuntó Law, a modo de broma, mientras su compañera reía.

Robin estaba de espaldas a ellos y, aunque no los estaba viendo, le parecía una situación muy tierna.

[•••]

Ya había pasado más o menos un mes desde que Kid y sus dos compañeros habían llegado a la comunidad. Un mes desde que supieron que habría un bebé en la comunidad, si todo iba bien.

—No es necesario que nos acompañéis, nos apañaremos los tres —insistió Kid, tras una de sus sesiones de rehabilitación supervisadas por Law y (TN)—. Con que nos dejéis quedarnos aquí hasta que pensemos un plan para irnos es más que suficiente.

—Eustass-ya, está decidido —sentenció el pelinegro.

El pelirrojo había decidido fabricarse su propia especie de prótesis y quería volver a llevar lugar donde se encontraba la base de su anterior grupo, para comprobar si todavía quedaban materiales que pudieran resultar útiles.

Law lo había hablado con el resto y a varios les apetecía una excursión. Y un poco de práctica, si se diera el caso.

—Venga, basta de quejas. Es lo mejor para todos —le aseguró la peli(t/c)—. Por cierto, muy buen trabajo hoy también. Entre tu esfuerzo y el de Law, está yendo todo correctamente.

—No hables como si no formaras parte de esto, (TN)-ya —comentó Law, con tono de reproche.

Sin su ayuda hubiera sido todo más complicado y, además, tenerla por ahí cerca era... Agradable.

Kid asintió, secundando las palabras del doctor. Había sido horrible estar todos los días solo con aquel tipo. Aquella chica le había dado muchos ánimos.

—Bueno, Bueno —murmuró ella, sonriendo con timidez. Siempre le había costado un poco aceptar cumplidos—. Entonces, mañana nos vemos a primera hora en la puerta principal.

—Sí. Ya hemos acabado por hoy —afirmó el .

Era casi la hora de la cena, así que se retiraron a sus respectivas casas.

(TN) continuaba conviviendo con Robin. Kid, que al parecer sabía algo del tema, había echado un vistazo a aquel aparato que estaba conectado al panel solar, pero no parecía haber ninguna solución.

Tarde o temprano, aquello iría pasando en todas las viviendas.

—Hola, (TN) —saludó Robin, desde la cocina, cuando escuchó la puerta abrirse.

—Hola, Robin. Gracias por hacer la cena. Yo me encargaré de fregar todo —aseguró la peli(t/c). Hoy habían salido algo más tarde de la consulta.

La mujer de cabellos negros estaba preparando los dos últimos filetes de carne que quedaban de la anterior salida.

La joven de ojos (t/c) preparó la mesa mientras la mayor acababa de cocinar. Ambas se sentaron y comenzaron a comer en silencio.

Robin no solía hablar demasiado; pero, de todas formas, era agradable estar con ella.

—¿Qué tal por la consulta? —preguntó la mayor, sonriendo con amabilidad.

—Todo tranquilo. Kid va avanzando correctamente —explicó (TN), tras disfrutar del delicioso bocado de carne que se había llevado a la boca.

—¿Y con Law? ¿Ya va todo mejor?

—Eh, sí... Ya sabes, empezamos con mal pie, pero creo que nos hemos acostumbrado el uno al otro —explicó la joven, encogiendo los hombros.

—Me alegra que ya os llevéis bien.

Tras acabar de cenar y limpiar todo lo que habían utilizado, la peli(t/c) de dirigió a su habitación. Se acercó a la ventana para correr las cortinas. Era lo primero que hacía desde aquel pequeño incidente que ocurrió el primer día en aquella habitación.

Antes de hacerlo, observó unos segundos a través del cristal. La habitación de Law tenía luz, y así seguiría hasta pasadas unas horas. Siempre tardaba en irse a dormir.

Tras ponerse el pijama, se tumbó sobre el colchón y soltó un intenso suspiro mientras sus ojos estaban clavados en el techo. Los cerró, apretando con fuerza y volvió a abrirlos de nuevo. ¿Por qué tenía que gustarle cada vez más un chico que nunca se fijaría en ella?

[...]

Tras una noche de no mucho descanso para algunos integrantes del grupo, fueron llegando poco a poco a la puerta principal. Cuando (TN) llegó, ya había varias personas allí: los tres forasteros, Law y Sabo.

—Buenos días —saludó la joven—. Faltan tres, ¿no?

—No contamos con Luffy y Ace —respondió Sabo, para poner al día a su compañera—. No ha habido manera de despertarles.

—Roronoa-ya debe haberse dormido también —aseguró Law, frunciendo ligeramente el ceño. Estaba harto de tener que esperarles siempre. Parecían no tomarse las cosas en serio.

—O perdido por la urbanización —apuntó la peli(t/c), reprimiendo una pequeña sonrisa.

—No tienen remedio —comentó el chico de cabellos rubios, con una amigable sonrisa—. Tal vez deberíamos irnos sin ellos, para que aprendan la lección.

—No podría estar más de acuerdo —confirmó el pelinegro—. Pongámonos en marcha.

Los seis miembros del grupo abandonaron la urbanización y comenzaron a seguir el sendero de las afueras.

Durante el trayecto no apareció ni un solo infectado, ni si quiera cuando se adentraron en el bosque.

Sin embargo, al llegar a la cabaña que Kid y su grupo habían estado utilizando como base, pudieron ser conscientes de la masacre que tuvo lugar en aquella zona.

Las ventanas destrozadas y los cristales esparcidos por el suelo, charcos y rastros de sangre cubriendo la tierra y la hierba... E incluso partes de cuerpos que debían pertenecer a los integrantes del grupo del pelirrojo.

Un paisaje macabro.

—Venga, vamos dentro —farfulló Kid, tratando de sobrellevar el nudo en su garganta y que nadie notará el inmenso dolor que sentía en su interior.

—Nosotros nos quedamos vigilando aquí fuera —dijo Law, observando a sus dos compañeros, ya que los del pelirrojo le habían seguido.

—Esperad. Killer y Heat se quedarán fuera con Sabo —rectificó Kid, mientras daba media vuelta—. Creo que teníamos algo de medicamentos, así que los entendidos podéis echar un vistazo a ver si os sirve algo.

Ambos asintieron.

La puerta de la cabaña estaba abierta de par en par y varias huellas de sangre manchaban la superficie de la madera.

Entraron en silencio, sin decir ni una sola palabra. Los tres intercambiaron miradas y echaron un rápido vistazo para asegurarse que la estancia estaba deshabitada.

—Arriba está mi taller —indicó el pelirrojo, antes de posar el pie derecho en el primer escalón—. Necesitaré ayuda para bajar las cosas.

Law y (TN) le siguieron por las escaleras. Recorrieron un estrecho pasillo, dejando detrás un par de puertas hasta llegar al fondo.

Kid tenía almacenado una gran cantidad de piezas de diferentes tipos de materiales.

Comenzó a inspeccionar mientras los otros dos aguantaban las bolsas donde el pelirrojo iba introduciendo diversas piezas.

—Creo que tendré suficiente. Cogeré también mi caja de herramientas —anunció, unos minutos después. Bajaron las escaleras en silencio, hasta que Kid volvió a hablar antes de salir de la cabaña—. Os importa si... ¿Si damos una vuelta por los alrededores?

—Claro. Mientras tanto nosotros revisaremos las medicinas —respondió Law, dejando su bolsa de materiales junto al marco de la puerta. La peli(t/c) le imitó.

Se acercaron a la zona que Kid les había indicado antes de irse y examinaron varias cajas de las que quedaban en condiciones. Algo podrían aprovechar.

—Voy a coger una bolsa o una caja en condiciones —anunció la joven, una vez los medicamentos que se llevarían estaban apartados—. Creo que arriba había algo.

—Bien.

(TN) se levantó y se sacudió los pantalones antes de emprender su camino. Si un par de zancadas largas y camino con ritmo acelerado hasta la escalera.

Se paró en seco al observar una pequeña trampilla en el suelo. No habían examinado aquella zona y parecía haber sangre en la manija.

Se acercó de manera sigilosa y se dispuso a llamar a Law cuando, de repente, en una de las pisadas el suelo de madera se hundió, provocando que la joven cayera sobre el suelo del sótano.

—¡Joder! —exclamó, dolorida, cuando su trasero golpeó contra el suelo.

Su expresión cambió a terror cuando observó la cantidad de infectados que había allí abajo.

Por desgracia, había encontrado a parte del grupo de Kid.

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