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Aunque la información es difícil de procesar, no piensas detenerte hasta que puedas resolver la mayor de tus dudas, sientes culpa pese a que no fue algo que controlaras hasta ahora.
Sientes tanta vergüenza sobre ti mismo, claramente Namjoon supuso todo desde el inicio pero tu orgullo te obligó a ignorar esa teoría tan lógica.
Claro que tu subconsciente creía que pasaba algo extraño, hasta cierto punto pensaste que de verdad estabas pasando por una enfermedad contagiosa e incurable que te mantenía alejado de todo lo que conocías, pero nunca dudaste un poco de las palabras tan "inocentes" de tu madre sobre tu origen.
Creías que los niños de verdad nacían de huevos y que las madres los encontraban para criarlos con todo el amor que pudieran dar, pero no era tu culpa ya que nadie te había enseñado alguna imagen de un ser vivo llevando a otro dentro suyo, incluso parecía ser un chiste, pero no. Era algo que de verdad ocurría, algo que tú estás viviendo en carne propia.
Que pronto un ser humano iba a nacer de tus entrañas, que iba a necesitar cuidados para crecer e iba a sentir todo lo que lo rodee como tú lo hacías. Era absurdo imaginar que alguien más compartiría tus rasgos, tu sangre; que alguien iba a salir de tu cuerpo para tener pensamientos e ilusiones, y que gran parte de ellas jamás se iban a cumplir porque viviría en un mundo de mentiras...todo esto por tu estupidez de nadar en aguas marinas.
No sabes en qué momento pasaste de tener sólo bichos a llevar una responsabilidad tan grande dentro de ti, es impactante, pero hay cosas que sólo ahora tienes oportunidad de responder.
—¿Qué pasó con Jimminie?
— La mujer que criaría a su bebé fue sacrificada en un ritual de agradecimiento. Cuando las parejas quedan incompletas es mejor que mueran los tres.
—¡Eso no era su problema!
—Lo sé, claro que lo sé, pero tampoco es nuestra culpa ser obligadas a repetir los patrones de las antiguas estrellas. — Ella tiene razón, es tan impotente como tú, respiras para conservar un poco de cordura, sólo te mira con cariño mientras te acaricia la mejilla en un intento de consuelo. — ¿Algo más que quieras saber?
—¿Por qué tienen ventosas en la espalda?— Parece estar confundida, temes que sea invento de tu imaginación, pero notas como la camisola baja por sus hombros al igual que la camisa que le cubre los pechos. Su torso y espalda quedan libres de tela, seis ventosas se asoman en la superficie de la piel, entonces recuerdas aquella noche en que viste a tu madre desnuda y aquella tarde dónde encontraste a una estrella alimentarse de un niño muerto por primera vez, es raro e increíble de creer.
—Somos mitad estrella, a las mujeres nos crecen en la espalda y en los brazos, pero a los hombres jamás se les nota a simple vista.— Te invita a tocar, acaricias sin comprender el revoloteo dentro y fuera de tu cuerpo, de repente la temperatura aumenta, sientes como tu parte íntima se levanta al mismo tiempo que tu vientre se tensa. Ella deja caer el resto de su ropa, te arropa entre su calidez y besa con delicadeza los lunares de tu cuello.
El intercambio de besos se torna agresivo, luchas por intentar mantener el ritmo hasta que finalmente termina por dominarte, sabes que es demasiado para tu cuerpo pero aún así quieres seguir. La sientas entre tus muslos para apreciar mejor su rostro, te das cuenta que tiene un rubor similar al de los corales, la besas y ella te acaricia soltando susurros que invitan a seguir mientras te va recostando sobre el colchón impregnado de su aroma.
Un ruido hace que ambos permanezcan quietos en esa superficie, escuchan como la llama una voz de mujer mayor que aparentemente está enojada, ella rápidamente se levanta para vestirse y arreglar su cabello como si nada hubiese ocurrido. Deja un último beso entre tus cejas antes de indicar el lugar donde queda un pasadizo directo hacia tu habitación.
—Voy a ayudarte, te lo prometo.
Decides creer en ella después de todo lo que te dijo, tu mente se siente tan dispersa y tu cuerpo tan caliente que sutilmente eres seducido por sus encantos para obedecerle.
Regresas a la cama cuando está por amanecer, tus amigos ahora duermen en poses distintas, pues ahora los vientres de Namjoon y Taehyung están repegados mientras que sus brazos yacen entrelazados; Jin se ha arrinconado en la orilla con la mano izquierda sobre su pecho; los otros chicos, que apenas conoces, están pegados espalda con espalda ocupando el lugar donde dormías.
Con cuidado intentas acomodarte a los pies del colchón, pero Jin siente tus movimientos así que decide hacerte espacio frente a él para dormir más cómodos, por eso accedes a acurrucarte sobre su pecho hasta que las estrellas fosforescentes del techo apaguen su luz.
Cuando despiertas sientes que el mundo te da vueltas, pero no hay nadie en la habitación para auxiliarte. Lentamente caminas de nuevo hacia la ventana, como aquella noche en que descubriste la verdadera identidad de la mujer a la que llamaste "madre", observas cómo todos están sentados en círculo en posición de flor de loto uno junto a otro. La enfermera les da indicaciones que no alcanzas a escuchar por culpa del vidrio que te cubre del aire exterior. Una mano cae sobre tu brazo para permitir que la voz que ahora tanto anhelas escuchar llegue hasta tus oídos como un deleite— Tu madre vino a verte.
No lo puedes creer, se supondría que volvería en cuanto todo esto terminara, pero sabes que es real porque ella ha entrado en la habitación en compañía de tu amiga, parece sería aunque finge estar feliz de verte, de seguro apestas a un perfume femenino no deseado.
—¡Hobi, cariño!, ¿Cómo te has sentido?
Tu voz apenas logra decirle—Estoy bien, mamá.— te cuesta tanto procesar lo que sabes, ya eres incapaz de creerle, pero no tan tonto como para echarle en cara todo el cuento.
—¡Me alegra escuchar eso!— Ella se acerca, pero no para saludarte como antes lo habría hecho, su mano baja directamente a la zona donde el misterio crece. Su semblante se vuelve tan dulce como antes en cuanto siente el movimiento en tu interior, estás asqueado, deseas golpearla hasta que no te queden fuerzas. — Veo que ya engordaste, eso es muy bueno.—Su mirada al fin regresa hacia ti con un ápice de descaro, cree que no sabes nada porque eres el mismo chiquillo ingenuo de antes— Te he traído sopa de alga, tu favorita, ayudará a que cures más rápido.
Yoonji acerca la mesita y un par de bancos por mera educación, no puede decir nada aunque tu madre le cause desagrado. El traste con comida queda sobre la superficie, pero el aroma que tanto te gustaba ahora te genera asco, sólo te separas un poco antes de que la cuchara con alimento llegue a tu cara. — Anda, tienes que comer, di "A".
—Mamá, así estoy bien. — Es obvio que no te cree, sus manos han caído sobre su pelvis, sin embargo toma la misma pose de antes e insiste con dejar la cuchara al borde de tus labios. La saliva comienza a concentrarse en el centro de tu lengua, tragas un poco, pero no abres para nada la boca, no te importa que el aroma sea demasiado fuerte como para revolver de nuevo tu estómago.
Al notar tu decisión decide hacer uso de su técnica más común, la manipulación, te mira como cuando aún eras niño y exclama con fingida sorpresa —¿Acaso quieres que traiga a las camilleras para que te obliguen?
Tratas de permanecer firme, sabes que ella hará lo que sea con tal de conseguir lo que quiere, por algo estás en esta situación, no vas a ceder porque es obvio que lo único que le importa es la criatura dentro tuyo, tú sólo eres un medio para obtener ese anhelo, no vas a caer nuevamente en esa trampa. —Mamá, yo...
—Una.
—Mamá, no...
—Dos.
—Má, en serio, no..
—Tres.— Su mano está por golpearte directamente en la mejilla, pero la detienes en tan sólo fracción de segundo, es el colmo del descaro y ya no estás dispuesto a seguir siendo un niño sumiso e idiota.—¡Hoseok!
—¡Basta, ya sé que no eres mi madre!— Al fin lo sueltas, te liberas del peso de la hipocresía que llevabas colgada a la espalda, ambas mujeres te miran incrédulas, ni siquiera tú eres completamente consciente de lo que haces, sólo te empujas contra el respaldo de la silla mientras tu pecho sube y baja con desesperación, algo en ti duele, tus lágrimas de decepción caen en cuanto eres atacado a golpes por tu madre, la mujer que más amaste, la que nunca te dio la vida.
Al perderte entre tus pensamientos dejas de sentir los ataques contra tu delicado cuerpo, reaccionas en cuanto escuchas como ella grita al ser sacada de la habitación por varias enfermeras. Notas que por alguna razón terminaste en el suelo durante ese momento, Yoonji se aproxima a revisarte y curar los moretones que dejaron sobre tu carita llorosa, ni siquiera sientes ardor cuando el alcohol penetra en tu carne viva, estás perdido, sólo quieres que esto acabe.
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