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Las semanas pasan, el grupo permanece distante desde esa noche de pelea, cada vez notas como lo que invade tu cuerpo se remueve con más intensidad, pero no tienes a quién contárselo porque Jimin se ha sentido muy cansado y Jin tampoco quiere dirigirte la palabra, tu único refugio son las hojas de tu cuadernito junto a la caja de lápices que tu amiga enfermera te regaló.

A ella tampoco la has visto tan seguido como antes, pero asumes que está atendiendo a los recién llegados de hace unos días porque el movimiento de los pasillos está igual de ajetreado que cuando llegaste.

También adquiriste un nuevo hábito, un poco sin querer, seguido te frotas el no tan pequeño bulto que ha nacido en tu cuerpo, eso te da un poco de seguridad sin saber el porqué, sólo sientes como el roce de tus dedos contra tu piel genera un barboteo suave ahí dentro que te deja dormir muy cómodo durante las noches.

Justo ahora reposas a la sombra de un árbol con tu cuaderno en la mano izquierda y un lápiz marrón en la derecha, estás dando los últimos detalles a los ojos del retrato prometido. —Creo que va quedando bien.

—Yo opino lo mismo— Una voz que te molesta con tan sólo escucharla se hace presente de una manera en que no logras interpretar muy bien, miras el rostro de tu compañero y notas que no hay ningún rastro de hostilidad así que optas por esperar lo inesperado— Hoseok...lamento lo de la otra noche, no me sentía muy bien y tampoco quería ofenderte, es sólo que...— Notas como sus ojos se humedecen, también aceptas que tuviste parte de la culpa, lo tomas de un hombro con suavidad para evitar que siga sufriendo por algo del pasado.

—Nam, está bien, yo también me porté muy grosero, perdóname.

—Te perdono.

—Yo también.

—¿Amigos?— propones extendiéndole ambos brazos para sellar sus disculpas, él lo entiende y cede, es bueno saber que ninguno tiene el orgullo tan fuerte como para dejarse llevar por esas estupideces.

— Amigos. — Intentas abrazarlo, pero tu abdomen y el de él no permiten que puedan abrazarse de manera correcta, de todos modos Namjoon se coloca un poco de lado para no lastimarte, al fin pueden darse una disculpa decente en lo que ríen un poco de su pequeño impedimento.

—¡Chicos, Jimin está sacando mucha sangre!— El grito de Taehyung los saca de su ambiente solemne, la mala corazonada se apodera de tu mente, pero te calmas y respiras antes de correr tras el chico que ha avisado del problema, no quieres dejar a tu mejor amigo sólo en un momento tan difícil.

Tus pies se encargan de llegar tan rápido como pueden, abres la puerta y encuentras al chico recostado sobre la cama temblando como nunca, ya han llamado a las enfermeras sólo es cuestión de tiempo para calmar la situación. Una de tus manos se entrelaza en la de él, Jimin te mira con dulzura antes de que un nuevo dolor le tome por sorpresa—No llores Hobi, voy a estar bien, te dije que vamos a salir de esto.

Tu llanto no puede parar, sientes tanta angustia en caso de que no suceda esa idea tan optimista, Jimin es tu mundo, el recordatorio de que vale la pena ser fuerte para regresar a tu vida de siempre, fue quien te dio esperanza cuando más la necesitaste, cuando te sentías abandonado por la persona en quien más confiabas, sin Jimin no puedes mantenerte en pie. —Jimminie...— El agarre de su pequeña mano se vuelve más débil, el tiempo se termina y nadie parece tener interés de evitar una tragedia—Jimminie, resiste...— Poco a poco notas como pierde brillo en sus ojos, como su cuerpo se debilita, tal vez es tarde cuando escuchas como sale un suspiro doloroso de su boca y la sangre termina de teñir la sábana que envuelve el cuerpo inerte de tu mejor amigo—¡Jimminie, resiste, por favor!

Entonces al fin la ayuda llega, varias enfermeras rodean la cama y se la llevan con ayuda de las rueditas que tienen al lado de las patas de hierro, todo pasa tan rápido que el shock no te permite ver cómo se llevan apresuradamente al frágil muchacho, pues los recuerdos han invadido tu mente hasta nublarse por completo.

No sabes en qué momento terminaste en la cama con los ojos tan hinchados por el llanto por tu pérdida, incluso Namjoon ha decidido dormir junto a ti para que no intentes escapar de la habitación a buscar al recién fallecido.

Tus piernas tiemblan tanto que tus huesos duelen, tienes la boca tensa que te es imposible hablar, sólo miras como todos han juntado sus camas para dormir juntos esa noche, pero la desesperación es más grande y te obliga a abandonar los cómodos brazos que te envolvían.

A medida que avanzas notas los cinco bultos restantes dormir en silencio, casi ninguno puede moverse mucho porque es imposible reencontrar una pose cómoda para descansar.

Abres la puerta con toda la suavidad que puedes, de puntillas avanzas en el pasillo no tan desconocido desde hace algunos meses, sabes lo que significa cada símbolo en las puertas por ello no es tan complicado llegar a tu objetivo. Aunque no puedes pasar, ves como su pequeño cuerpo reposa desnudo dentro de un tanque con un líquido raro, notas también otra cosa pegada sobre él pero no es completamente visible.

—Hobi, ¿Qué haces aquí?— Yoonji, tu amiga enfermera, te mira con un poco de lástima, sabe tus motivos, pero es imposible que pueda hacer algo para ayudarte en esta ocasión—Debes dormir, es malo para el bebé que...— se da cuenta de sus palabras, tus alarmas mentales se encienden cuando sus manos intentan ocultar su temor— digo, tú eres como un bebé, pero no es bueno que te tortures así— sabes que es obvio lo que dijo, pero esta es la única oportunidad de obligarla a decirte la verdad.

—¡Repítelo!

—Hoba, no es...—Ella intenta calmarte al tomar tus manos, la adrenalina corre por toda tu sangre a pesar de la impotencia sobre esta situación, no volverás a ceder hasta que conozcas el trasfondo real.

—¡Que lo repitas, necesito que repitas la puta razón de este infierno!

—Bien, pero déjame llevarte a otro lugar, por respeto a tu amigo...

Avanzaron unos cuántos pasos, de pronto ya estás en una habitación que parecía ser exclusiva de Yoonji pues sólo tiene una cama austera y un pequeño armario con algunos cajones de dónde sacó varias carpetas con documentos inentendibles.

Ella dejó de mostrar alguna emoción, sólo te mira como si esperase alguna palabra de tu parte, pero sabe que le corresponde explicar todo lo que ocultan tras la supuesta epidemia.

—Te contaré todo el secreto, ¿Bien?— Asientes tocando tu vientre mientras tranquilizas a la criatura que te causa incomodidad, sientes rabia, mucha, pero sólo queda escuchar su versión de los hechos— Esto comenzó hace milenios, cuando estas islas apenas fueron descubiertas. Originalmente fue un grupo repleto de mujeres el que llegó a este lugar, pero con el tiempo supieron que era obvio que jamás podrían llegar a expandirse con su propia descendencia. Estaban desesperadas por conservar todo el conocimiento que habían encontrado, tal vez sólo les alimentaba el ego sentir que sabían más que los varones. Experimentaron con todo lo que podían, fueran animales o plantas, hasta que al fin descubrieron que usando a las estrellas de mar sería posible lograr tener hijos propios.

Probaron con muchos intentos, pero tuvieron que ocurrir muchos incidentes para que naciera el primer niño.

Sin embargo, la mayor parte de mujeres perdió la capacidad de gestar porque eran bastante viejas para entonces, desistieron de cualquier nuevo método, al menos hasta que el pequeño creció y se adentró en el mar por primera vez. Cuando eso sucedió, se percataron que algo en su cuerpo cambiaba, se movía como si diera señales de vida. Creían que eran parásitos, incluso lo aislaron para evitar ser contagiadas, pero la madre no quiso abandonarlo aunque eso implicara poner en riesgo su vida. Pasaron siete meses en cuarentena hasta que el muchacho empezó a tener dolores muy símiles a las contracciones, ella lo auxilió durante ese momento, pujó hasta que las fuerzas se le acabaron y de sus entrañas salió un nuevo ser humano con una salud extraordinaria. Finalmente habían encontrado la solución que tanto buscaron, pues supieron que los varones ahora serían quienes tendrían que gestar sus futuros hijos.

Pasaron los años, poco a poco la población de hombres disminuyó a causa de un mal tratamiento gestacional o un mal parto, por eso crearon la clínica para protegerlos y dejar que la población aumentara.

Los genes han sido escasos así que es vital cuidar de los varones para que sus cuerpos no sufran y sea imposible continuar la línea de sangre.

Es normal que los jóvenes sientan curiosidad por el agua salada, forma parte de su instinto de estrella marina, una vez que entran en contacto con ella se lleva a cabo un breve tratamiento para que puedan ser traídos aquí a cumplir su propósito.— Ella parece tranquila, pero notas como sus manos tiemblan por la vergüenza, es imposible guardarle rencor.

La cabeza te duele, sientes como un sudor frío te recorre la espalda por todo lo que acabas de saber, pero no sabes que no va a terminar ahí así que la miras fijamente para que continúe con el resto — ¿Recuerdas el líquido que te inyectaron al inicio? Bueno, esos son nuestros óvulos. Nos obligan a donarlos desde que iniciamos nuestra fecha de ovulación hasta nuestro último ciclo, pues sólo los más sanos serán utilizados para cumplir nuestro propósito en conjunto, sólo que nadie sabe dónde terminan o en quién se utilizan. Se usan de forma aleatoria hasta que todas las mujeres tengan un bebé al final de la temporada, es un ciclo que parece no tener fin, sin embargo, yo sé que el mío crece dentro de ti porque las estrellas marinas siempre reconocen sus lazos sanguíneos y por eso sé que el mío nacerá de ti— Te acaricia sin permiso, acabas de comprender que no hubo nunca una amistad entre ustedes, todo forma parte de un plan maquiavélico que apenas conoces. Estás asqueado, quisieras poder arrancarte lo que sea que lleves dentro para escapar e irte lejos.

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