Las luces en el cielo son estrellas.
Aquellas lindas luciérnagas, iluminando
el firmamento oscuro, nuestro gran astro,
Amaterasu. Aquella que me ilumina en esta sórdida soledad.
Desde mi más temprana infancia, tu nombre era el epítome de mi felicidad, aquello que enlazaba nuestras almas.
Pero ahora, tu nombre, tan querido para mí, ahora solo me trae un eco de angustia y dolor, pero aún asi seguiré amándote.
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