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⚠️ ADVERTENCIA ⚠️
Aquellos hombres empezaron a acercarse a mí, yo quería salir corriendo en ese preciso momento y librarme de lo que iba a pasar, pero por culpa de aquella droga, mi cuerpo parecía estar muerto, incapaz de reaccionar a mis órdenes. La chica y uno de los hombres, salieron de la asquerosa habitación dejándome a la suerte junto con los otros cuatro hombres, yo solo podía llorar ¿Era esto lo que me merecía por lo que había hecho? ¿Era este mi castigo por haber sido tan codiciosa? Era esto lo que yo me merecía por ser una asesina, de eso no tenía duda.
Uno de los hombres, con piel morena, empezó a abrir mis piernas mientras mi corría hacia el borde la mesa flexionandolas para que mi hendidura quedara a su vista, mi piel temblaba mientras pedía piedad en pequeños sollozos. Otro, con piel pálida y ojos azules, empezó a masturbar su miembro para luego introducirlo en mi boca, empecé a hacer arcadas sintiéndome asqueada y asfixiada con el miembro de aquel hombre.
—Vamos cariño, me dijeron que eres de garganta profunda. —dijo aquel hombre introducción más su miembro en mi boca— quiero que lo chupes como si fuera tu paleta preferida.
—No la vayas a matar antes de tiempo. —dijo otro de los hombres mientras se dirigía a mis pechos— hoy disfrutaremos en grande.
Los otros dos hombres empezaron a jugar con mis pechos, los mordían, los apretaban, los chupaban y pellizcaba, yo seguía llorando por el dolor que sentía en ese momento. Aquel hombre de piel morena, puso su pene en mi entrada, rápidamente cerré mis ojos con fuerza para luego sentir como éste se introducía en mí de un solo movimiento, un grito de dolor fue lo único que se escuchó en el lugar, me estaban violando y nadie hacia nada. El hombre empezó a moverse con rapidez mientras los otros besaban y saciaban su sed con mi cuerpo, el otro seguía moviéndose en mi boca haciendo que el aire empezara a faltarme.
Llegué a un punto en el que dejé de gritar y de suplicar, dejé que aquellos hombres hicieran lo que se les diera la gana. Después de un rato, los hombres cambiaron de posición, ahora había uno debajo de mí, otro encima y otro en la mitad, el de bajo empezó a penetrarme con velocidad haciendo que mi cuerpo se moviera de arriba a abajo encima de él, el de arriba me penetró por detrás haciendo que mis lágrimas empezarán a salir, ahora habían dos hombres haciéndome suya en ese preciso momento, el tercero, se introdujo en el mismo agujero que el de abajo, solté un grito de dolor mientras sentía como las fuerzas abandonaban mi cuerpo.
—Aún no te vayas a desmayar. —susurró el moreno— no hemos terminado contigo, perra.
Mis ojos empezaron a sentirse débil, mi cuerpo ya no respondía a los estímulos, mis partes íntimas dolían como el mismísimo infierno, mis sollozos jamás fueron escuchados, mi cuerpo seguía siendo estrujado brutalmente de adelante hacia atrás y sin darme cuenta, caí desmayada.
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