Capítulo 8

—Vaya — decía una Victoria sorprendida, a la vez que se acercaba a Elisa.

—Señora Van der Price — dijo avergonzada, de pronto se le había ido el aire y le costaba articular palabra — discúlpeme no sabía que se encontraba en casa —disimuladamente trataba de tomar distancia de Chace.

—Entonces… ¿tú eres la novia de mi hijo?

Elisa abrió la boca sorprendida, las manos le sudaban y no entendía por qué Victoria parecía tan contenta. Miró a Chace tratando de buscar alguna ayuda.

—No hace falta que lo sigan ocultando — continuó —. A decir verdad es la mejor noticia que he escuchado en mi vida — Elisa no podía creer lo que escuchaba — ¡Hijo me haces tan feliz! — sin más lo abrazó, era un gesto que había tenido en muy pocas ocasiones, en la mayoría solo por aparentar que era una buena madre ante la sociedad, pero ahora de verdad se sentía contenta y hasta orgullosa — No pudiste fijar tus ojos en una mejor jovencita — Chace pensaba que su madre ahora si había caído en la locura, Elisa miraba su ropa y su cabello y se preguntaba porque resultaba ser ella una buena novia para Chace el soltero más codiciado de Chicago y hasta de todo USA — ¿Por qué no decirlo antes?

—Es que es bastante reciente y quisimos esperar un poco para hacerlo público — Chace hablaba pausado tratando de encontrar las palabras. Elisa no asimilaba aún porque Chace no desmentía todo eso, sin embargo para ser condescendiente sonreía con un poco de timidez “debes parecer una tonta Elisa Lubensky”. 

—También está el hecho de que como soy tan joven me da miedo que mis padres crean que no tengo edad para tener novio.

—Tontería, ni que tuvieras diez años, los has privado de esta maravillosa alegría — Elisa también se ganó un buen abrazo de Victoria —. No vi la hora — observaba su reloj — tengo una reunión, por qué no van a caminar por ahí. Aunque, no sean muy evidentes, todavía no es tiempo de hacerlo público.

—Claro, y que bueno que tomó la noticia de esta forma — dijo Elisa antes de salir.

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Lo único que Chace dijo aun dentro de la mansión fue “nos vamos en tu carro” por la mente de ambos pasaban muchas cosas.

—Estoy halagada de ser un buen partido para ti —Elisa sonreía, mientras conducía ya a varios metros de distancia de la mansión Van der Price —. Digo, tu mamá me ama, que raro ¿no?, siendo yo como soy, cualquier persona preferiría otra nuera.

—¿De verdad es lo que te importa? — Chace la observaba indignado, no podía creer que Elisa estuviera contenta.

—Bueno, no —dejó de sonreír —. Lo que me importa es que ahora soy tu supuesta novia — decía más seria, aunque en realidad estaba feliz, aún no sabía por qué — ¿por qué no lo desmentiste?

—¿Por qué llegaste abrazándome, besándome y diciéndome eso? —gritaba, al borde de la locura.

—Eso se lo tienes que cargar a la dulce y bella Amy. Me dijo, dile que lo amo, lo amo con todo mi corazón, que le mando abrazos y besos, cuento los minutos para estar con él — minimizo su voz, burlándose de Amy —, quería ver tu cara cuando cumpliera el encargo, quería ver cómo me alejabas con asco de ti — reía imaginándoselo — pero todo salió mal.

—Muy mal — hundió los dedos en sus cabellos —. O tal vez llegaste justo para salvarme — dijo en un tono más bajo.

—¡¿Cómo?!

—Mi mamá no hacía más que interrogarme por cual era mi novia, yo no sabía que inventar, entonces llegaste tú y ahora eres mi novia.

—¿Qué vamos a hacer?

—Por ahora fingir que somos novios, ya luego nos pelearemos y terminaremos, fin del asunto.

—Fá-cil – dijo Elisa alargando la palabra —, pero… hasta ahora no me has pedido que por favor sea tu novia de mentira —decía juguetona

—¡¿Es en serio?!

—Claro que sí. Quiero escucharlo de esa boquita hermosa — achicó la voz en forma de juego. Chace sabía que no tenía opción.

—Por favor — suspiró — ¿quieres ser mi novia de mentira?

—¡Eso! así se hace. Aunque no quiero, pero como amiga lo haré. Por ser tan buen niño te daré un regalo.

—¿Cuál regalo? Y deja de tratarme como mi mamá lo hace, te lo ruego.

—Ok, el regalo es un beso mío — al ver la cara de Chace, Elisa no pudo más que reír a carcajadas —. Es un excelente regalo aunque no lo creas — continuaba riendo —, uno que por cierto no lo mereces, así que tú regalo es otro, está en mi casa.

—No hay nada que yo no tenga que puedas darme.

—Te equivocas Hulk ya verás cuando lleguemos, es algo tan sencillo.  

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Llegaron en un segundo a la mansión Lubensky, Elisa aún juguetona y sin quitarse la sonrisa tonta de la cara, lo dirigió a una habitación.

—¡Claro! ya escucho la voz, de Liam, Ian y Alex ¿ese es mi regalo? Los iba a ver mañana en la universidad.

—Que malo que menosprecies la compañía de tus amigos, casi y haces un puchero por creer que ellos son tu regalo —Chace solo la miró casi asesinándola —, pero ese no es tu regalo, entra.

Amy se encontraba escondida en aquel uniforme de personal de servicio, lucía bella como siempre y es que aún disfrazada de mendiga su belleza saldría a relucir. Amy salió corriendo a besarlo, los chicos como siempre aplaudieron y silbaron, en forma de burla, pero a Chace no le importaba.

—Ya me debes ¡dos! Chace — dijo Elisa triunfante.

—¡Qué lindo es ver a Chace enamorado! —se burlaba Ian — Creí que después del beso infinito más uno, la emoción se perdería pero no es así, es igual de lindo que el primero — Elisa, Liam y Alex no pudieron evitar reír, aunque Chace no se veía muy contento.

—¿Por qué te debe dos? — preguntó Alex.

—¡2 nada más! A Elisa y a nosotros nos debe ¿cómo es Ian? — hablaba Liam —. ¡Ah ya recuerdo infinito más un favores.

—Sé que disfrutan de mi situación, pero necesito hablar con Amy a solas — Chace hablaba un poco serio.

—Ya oyeron señoritas vámonos a otro lado — dijo Elisa levantando a todos de los muebles — ¿quieren limonadas?

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Elisa y el resto del clan se fueron al jardín, el día no podía ser más lindo y soleado.

—Chace si es amargado ¿Qué se supone que tenga que hablar en privado? — Liam hablaba tomándose la limonada — Digo, organizamos sus encuentros amorosos, oímos cuando tienen sexo y de verdad es molestoso, qué tanta privacidad tiene que tener para con nosotros.

—Son novios, tienen que hablar de cuanto se aman, cuanto se extrañan, el peligro que corren — Elisa actuaba cada una de las cosas que decía burlándose como siempre — y, debe estar contándole… —causaba expectación.

—¿Contándole qué? — gritó Ian incorporándose.

—Que chismosas, señoritas. Esperemos a que Chace les cuente.

—¡No! — gritaron al unísono.

—Ok les contaré porque me muero por hacerlo. Chace y yo…. ¡Somos novios! — gritó feliz.

Sonreía fingiendo estar enamorada y poniéndose una mano en el corazón. El resto tan solo pudo guardar silencio, a excepción de Liam que escupió toda la limonada contenida en su boca.

—¡¿Qué?! — Alcanzaron a decir.

—Sí, somos novios, nos dimos cuenta de cuanto nos amamos. Así que en realidad Chace le está diciendo a Amy que la va a dejar por mí.

—No le hagan caso, Elisa bromea como siempre — Alex volvió a acostarse en aquel cómodo mueble blanco.

—Es en serio. Claro no va a dejar a Amy y mucho menos nos amamos, pero somos novios, al menos eso cree su mamá —ahora sí Alex se incorporaba en su asiento.

Elisa les hechó todo el cuento y a todos les parecía una locura. Amy por supuesto fue la más alterada en todo el asunto. No quería aceptar lo que Chace le estaba diciendo, no era que tuviera celos de Elisa o creyera que Chace pudiera enamorarse de ella, era el hecho de que estaba harta de esconder su relación, era como un delito amar a Chace y ya no aguantaba más. Cuando Chace le dijo que su madre lo quería casar con la hija de un socio, supo que quizás no había más salida que Elisa fuera la novia de mentira de Chace, al menos así sabía que esa relación no era verdadera. Amy no pudo estar mucho tiempo, ya que se iría con los sirvientes que saldrían a hacer las compras al medio día, tenía que irse con ellos para no ser descubierta.  Al irse no se despidió de Elisa, le tenía rencor y es que por jugarle una broma a Chace ahora de pronto era la novia predilecta para él, era la novia que Victoria quería “que tiene la escuálida de Elisa Lubensky que no tengo yo – se decía con rencor – a ya lo sé, millones de dólares en su cuenta y un apellido prominente”.

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—Hermano ¿en serio piensas darte besos con Elisa? — Bromeaba Liam.

—Claro que no — decía Chace con fastidio, eso era inimaginable —. Mi misma madre dijo que no fuéramos evidentes, así que no hay por qué fingir que somos novios ante nadie.

—No es perverso eso de que a tu madre le haya gustado Elisa como novia —señalaba Ian — digo ¿Quién iba a creerlo?

—Ya dejen de hablar de mi como si no estuviera aquí — Elisa sentía algo de rabia, ella misma no lograba entender cómo era que Victoria la quería, pero era feo escucharlo en boca de otros —. Obvio Victoria está loca, y creo que te hago un enorme favor Chace así que guárdate tus expresiones de asco, porque podría arrepentirme, hago muchas cosas por ti, y eres el que menos tolero del grupo.

—¿Elisa vas a ponerte brava?

—No estoy brava Alex pero ya dejemos de hablar de este absurdo tema. En menos de una semana me hartaré de Chace lo mandaré a volar y ya. Ahora me voy, mis huérfanos me esperan.

—No te pierdas mucho y pila con el celular, no quiero estar buscándote por todo Chicago.

—¡Ay! mi querido y Lindo novio se preocupa por mí. No te preocupes pensaré en ti en cada momento.

—Lárgate Elisa — fue la amorosa despedida de Chace.

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El día siguiente y el siguiente, y el siguiente, transcurrieron con normalidad. Chace iba a la universidad, luego pasaba tiempo con Elisa, Liam, Ian y Alex, iban a divertirse a algún lado, al club, a cualquier lugar que los divirtiera, a casa de alguno de ellos y la vida trascurría normal. Ian como siempre salía con una y otra chica, sin acordarse del nombre de ninguna, dedicándole una noche a cada una. Elisa le decía que un día iba a venir adquiriendo sida por esa vida tan mundana, pero eso a Ian no le importaba, veía el amor como algo tan tonto.

            A todos les parecía que eso de que Elisa y Chace fueran novios era lo mejor, ya que no había ningún cambio en sus vidas, ni besos molestosos, ni alguien nuevo que interrumpiera sus vidas, todo era como había sido desde hace diez años, pero  unos días es muy poco para decir que la vida es perfecta.

            Tan solo tres días necesita el mal para organizarse, en solo tres días pueden acabarse con imperios, o simplemente enredar más la vida de aquellos que queremos estropear. El día cuarto comenzó con un encierro para Chace y con una extraña visita para Elisa.

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