Capítulo 7
“Mi vida se está yendo por un caño y yo estoy tan dormida que no hago nada para impedirlo — hundía sus dedos en sus cabellos, sentada en aquel escritorio de la biblioteca — por mi culpa mi madre perdió su tienda, mi hermana su oportunidad de volverse una violinista profesional, les desbaraté la vida a todo el mundo y la mía se sume cada vez más en la oscuridad”
Amy ahora tenía un trabajo como asistente de medio tiempo en un consultorio médico, trabajo que consiguió gracias a Elisa, sin embargo había tenido el día libre y de pronto se dio cuenta de que estaba realmente sola, sin amigos de ningún tipo, pues consideraba que Liam, Alex, Ian y Elisa eran los amigos de su novio, y aunque hacían tanto para ayudarla, sin embargo al menos que fuera para hablar de Chace casi no se comunicaban. Por Chace había cortado comunicación con aquellos que hubieran sido sus amigos desde pequeños, con aquellos que estudiaban con ella y ahora simplemente estaba sola sentada en una solitaria sala, con solo libros a su alrededor acompañándola.
—La chica sentada en una esquina, con la tenue luz de estas lámparas moribundas y sin ningún libro en sus manos, pese a estar rodeada de ellos ¿Qué hará entonces esa chica? ¿Acaso se pierde en sus pensamientos? ¿O en un mundo imaginario en donde ella es la reina?
—¡Andrew! —Dijo con cariño al ver a ese antiguo amigo — Sí a lo primero, no a lo segundo.
—Así pareces más tú — sonreía. Ante esa luz opaca sus ojos color miel intensificaban su color, era alto, delgado, de piel blanca y cara agradable, era de esos que tienen un deje de inocencia y ternura —. Por un momento te veías triste, pero ahí está la capitana.
—Oh Andrew hace mucho que deje de ser la capitana — decía con nostalgia —. La que era ya no es.
—¿Estas así por el riquillo? — Amy lo miró desconcentrada, Andrew siempre era muy directo, pero esto quizás era mucho — Lo digo porque todos hablaban cuando salías con él, tú misma te veías tan feliz y de pronto apareció esta Amy apagada y sin él.
—Han pasado cosas, muchas cosas. Pero no puedo contártelas, algún día quizás lo haga, pero no hoy.
—No tienes que hacerlo nunca si no quieres, en más no me interesa que haya pasado, pero recuerda que eres Amy, la chica que conseguía todo lo que quería, aquella que solo se codeaba con populares, aquella que triunfaría a lo grande, puede que hayas perdido muchas cosas, pero si hay alguien que puede levantarse esa eres tú, la niña de diez años que era mi amiga lo habría hecho.
—La niña que era tu amiga a los 13 años te dejo de hablar, he hecho muchas cosas malas Andrew y a ti te trate peor que a nadie
—Qué te parece si….
—¡Por fin te encuentro! – Elisa interrumpía llegando a toda velocidad y con cara de pocos amigos.
—Elisa no sabía — Amy sabía que algo malo debía pasar.
—¿Por qué no atiendes tu celular? — casi gritaba.
—Al parecer aquí no tiene señal, no me había dado cuenta — verificaba su teléfono.
—Te estuve buscando por horas — era mentira, pero quería gritarle a alguien —, y aquí estabas hablando con — miró a Andrew por un segundo, con algo de desprecio —… con este cara de bebé.
—¡Gracias! — dijo Andrew con un poco de altanería, a Elisa no le importó
—Vamos, andando Amy —con brusquedad la jaló por el brazo.
—Andrew, adiós disculpa — no pudo decir nada más ya que Elisa se la llevaba a rastras.
Solo cuando Elisa pensó que estaban a salvo dentro de su auto comenzó a hablar. Amy no podía imaginarse que nueva persecución vendría. Elisa comenzó a contarle todo, lo de que se había filtrado que Chace tenía novia, lo que harían, y escuchó todo con atención, aunque mientras Elisa le decía eso de que se vería ahora menos con Chace, ella solo pensaba en que ya era hora de enfrentar al mundo, quería que Chace le dijera a su madre que estaba enamorado de una pobretona, y que nunca se alejaría de ella, quería que por fin enfrentaran al mundo, con tal ya su familia estaba resguardada, y estando juntos ya no le importaba nada más. Pero eso no ocurriría, al menos no por ahora, Chace tenía la convicción de que su madre era capaz de matarla. Chace tenía razón su madre era un monstruo y quizás y hasta pudiera descubrir en donde se encontraban su madre, su hermana y eso no se lo perdonaría nunca.
—Entiendo Elisa — dijo serena — ahora mismo casi no lo veo, me imagino que nuestros encuentros serán una vez cada mes, o cada dos, quien sabe.
—Haremos todo lo posible por organizarles encuentros que la bruja no detecte — Elisa hablaba segura, aunque tan solo quería irse ya a su casa a dormir.
—Ustedes han hecho mucho por nosotros, tú especialmente Elisa, como siempre te he dicho no sabría cómo agradecerte, te debo tanto — Elisa habría preferido que Amy no fuera tan agradecía, usualmente no sabía que decir, ella no era tierna, y si la ayudaba era por Chace y porque se sentía obligada a ello, no porque sintiera satisfacción en ello, así que solo medio sonrío
—Bueno, mañana hablaremos de nuevo, yo te busco, ten el celular activo.
—Elisa, dile a Chace, porque quizás pase mucho tiempo sin que lo vea, y tú lo verás mañana. Dile que lo amo, lo amo con todo mi corazón, que le mando un fuerte abrazo y un beso, y que cuento los minutos en poder estar junto a él. Es cursi ¿verdad?
—Sí mucho – dijo aunque tan solo había pensado en voz alta —, pero se lo diré todo, tal y cómo me lo dijiste. Repetiré todo como un lorito. Lo prometo.
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Las noticias tienen la facultad de dispersarse más rápido que un virus, y ella desde su encumbrada oficina se enteró antes que nadie. Era hora de arreglar cuentas, de volver y encargarse de aquello que podía hacer que todo por lo que había dado cada día de su vida se derrumbara. No iba a dejar que un mocoso se creyera más poderosa que ella, no había nada que escapara a su vista y ahora sí tomaría decisiones drásticas.
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—¿Tienes novia sí o no? Es lo único que te pregunto Chace — su madre hablaba fuerte, con esa firmeza que la caracterizaba.
—¿Vas a seguir con eso? — “como no me di cuenta de que llegaste a casa” refunfuñaba.
—Solo responde —insistía.
—Es un rumor, y todo esto es solo porque aún desconfías de lo que pasó con la pobretona, como tú la llamas.
—Tengo razones para desconfiar hijo.
—Ya te dije que eso solo fue un juego, no tienes nada que temer madre hermosa.
—Déjate de juegos Chace ¿tienes novia sí o no? — el interrogatorio se había extendido, Chace fue sorprendido después del desayuno y no sabía en qué forma decirle que no tenía novia — Si sigues con aquella chica, sin clase, que hasta piojos y sarna ha de tener atente a las consecuencias, tu sabes quién eres Chace, ya te lo dije compórtate como lo que eres, el futuro heredero, continua siendo lindo y obediente, entonces lo tendrás todo.
—Debo comportarme como un perrito ¿eso dices? —ya levantaba la voz perdiendo los estribos.
—Si así lo quieres ver, entonces sí.
—Me voy de aquí —quería gritarle a ese ser que odiaba, pero solo se levantó.
—No te he dado permiso. Sabes que en este preciso momento no eres nadie Chace, no eres nadie sin mi fortuna, sin todas las comodidades que te doy, incluso con tu inteligencia estoy segura de que nuestras empresas irán a bancarrota, pero eso ya será tu problema, mi tarea es dejarle todo a un heredero digno de su cargo.
—¡Ya entendí, si! —Gritó — debo ser obediente, obediente a ti, portarme como tu perrito fiel y faldero.
—Eso harás, por ahora pienso presentarte a la hija de un amigo, quiero cerrar un trato con él y su hija está interesada en conocerte.
—Claro que no — se exaltó —. No pienso salir con la mujer que tú escojas.
—Chace creí que habías entendido, te casaras algún día con la mujer que yo escoja — levanto más la voz —, y lo harás feliz, y tendrás los hijos que yo quiera que tengas.
—No soy tu juguete —gruñó.
—¿Qué te impide conocer a esta chica? ¿Acaso amas a alguien más?
—No voy a salir con alguien que tú me impongas.
—Dime ¡¿tienes novia?! — le gritaba al oído
—¡Sí, sí tengo! —gritó desafiante, mirándola fijamente a los ojos.
—¿Quién es Chace?
“Mierda ¿Qué hice?” no sabía que decir, por un segundo se quedó callado, luego se dio la vuelta para darle la espalda a su madre, pensaba y pensaba, pero nada lógico le llegaba, lo dijo en un momento de ira y ahora estaba perdido.
—Contesta Chace —ya estaba perdiendo la paciencia, logró que confesara, pero no estaba contenta, nada contenta.
—No es nadie, lo dije para ver tu reacción —se revira intentando restarle importancia.
—No mientas, te conozco aunque no lo creas ¿dime quién es?
—No, no pienso decírtelo ahora, quizás luego — “¿qué hago? ¿Qué harás Chace?” su mente se había quedado en blanco.
—Esa no es una opción cariño, responde ¡ahora!!!!
De pronto la puerta fue tocada por una sirvienta justo cuando Chace comenzaba a tartamudear, dio gracias a Dios por aquella interrupción.
—Disculpe la interrupción señora — explicaba la vieja sirvienta mirando a la mamá de Chace, quien no se veía de buen ánimo, aunque ese parecía ser su estado natural —, pero es que la joven Elisa Lubensky solicita hablar con el joven — Chace se imaginaba a que había venido Elisa, sabía que como de costumbre llegaría gritando todo a los cuatro vientos. Su madre pudo ver la desesperación y temor en su rostro
—Dile que ahora no puedo, estoy ocupado — indicó rápidamente —. Ya luego hablaré con ella — la sirvienta asintió, iba a trancar la puerta, pero…
—No, hágala pasar —se apresuró a ordenar Victoria.
—Pero ahora estamos hablando — insistía Chace —, nada puede ser tan importante.
—Ya lo dije, hágala pasar, mi hijo gustoso la atenderá — la sirvienta se fue de inmediato. Chace pensaba seriamente en fingir un ataque al corazón, de todas formas no creía que le costara mucho pues su corazón estaba tan acelerado que no dudaba que de un momento a otro se parara — Dime hijo ¿por qué tu apuro porque se fuera?
—No hay ningún apuro, solo no tengo ganas de verla, la mayor parte del tiempo resulta un fastidio que no tienes porqué tolerar madre — “por favor que Elisa vea la habitación antes de hablar, que vea la habitación antes de hablar” rogaba en su mente.
Victoria no le quitaba la mirada a su hijo, veía lo nervioso que estaba, esos segundos en que Elisa se dirigió del recibo al despacho fueron casi eternos para Chace.
Elisa entró casi corriendo a la habitación y en su tono burlón abrazó a Chace por el cuello, iba a tanta velocidad que casi caen los dos de no ser porque Chace se sujetó del escritorio. Chace se quedó lelo, esperaba cualquier reacción menos esa. Elisa aun sonriendo como chica enamorada, cambió el tono de su voz y dándole un beso en la mejilla le susurró al oído “te amo, te amo con todo mi corazón”.
Todo paso tan rápido, apenas segundos que Elisa no noto la presencia de Victoria en la habitación, incluso se quedó blanca del susto cuando escuchó aquella refinada y suave voz detrás de ella.
—Entonces… ¿tú eres la novia de mi hijo?
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Me he concentrado en Cupido y dejé ésta historia botada, aunque le he escrito solo por diversión, la seguiré actualizando.
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