Capítulo 50
Scarlett no había dormido en toda la noche, los ojos le ardían de tanto estar pegada en su computadora, pero no podía estar más contenta, había descubierto el mayor de los desfalcos. Sabía que en esa fiesta de despedida de soltera, Elisa esperaba que ella se encontrara ahí, así que estaba maniobrando para ver como entraba, más cuando aún no se desvelaba el lugar donde sería el evento, claro que ella ya movilizaba su blog en una férrea protesta por saber dónde se llevaría a cabo la mega despedida de soltera para la futura mamá.
Era miércoles, así que suponía que la despedida se realizaría el jueves. Nunca Scarlett estuvo tan estresada, ni preocupada “Estas son las mejores vacaciones de tu vida” celebraba. Tomaba un pedazo de pan y colocándose su morral abría la puerta de su departamento.
—¡Scarlett! —gritaba su mamá desde las escaleras. Ella volteaba los ojos, para luego responder.
—¡Qué! —exclamaba de mala gana, con un buen pedazo de pan asomándose en su boca.
—¡Por Dios niña! Come como se debe —su madre siempre tan joven y elegante terminaba de bajar con sus enormes tacones —vamos a ir a comprar el vestido de tu graduación.
—¡Qué! ¡No! Cómpralo tú, ya sabes que no tengo buenos gustos. Además ¿es tan necesario que vaya a ese mugre acto?
—Scarlett eso no está en discusión. Irás y hoy te comprarás el vestido, no voy a escogerlo yo, porque tienes una figura peculiar y será un reto encontrarte algo bueno.
—Mamá tengo cosas que hacer el día de hoy ¿Podemos dejar eso para la semana que viene?
—¡No Scarlett! Revlon volvió a contratarme para una campaña de crema anti edad, así que no estaré aquí. Apúrate, no quiero más protestas u olvídate de tu viaje a Etiopía o Armenia, cómo sea que se llame.
Sin más remedio Scarlett salía con su madre, aunque no dejaba de pensar en que debía llevarles algo de desayunar a los chicos. En aquel sótano había comida, pero siendo niños ricos de seguro no sabían ni prender la estufa.
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—¿Qué es todo eso de ser la Dama de Honor de Elisa Lubensky? —preguntaba Maikel, mientras la observaba peinándose.
—Nada. Soy su Dama de Honor eso es todo.
—Creí que pensabas alejarte de ellos y ahora estás tan pendiente de lo que le pase.
—Me alejé de Ian, no de Elisa, ella es mi amiga. Pudo hacerme lo que me hizo, pero es buena.
—No lo dudo. Aunque es un error que se case con Chace Van der Price ¿Cómo se le ocurre darle tanto poder a un pelele como él?
—¿Pelele? ¿Por qué tanto odio hacia él?
—No es odio. Chace Van der Price es la marioneta de su madre. Que los Van der Price sean tan poderosos no beneficiara a nadie. Pobre Elisa Lubensky, siento hasta lástima por ella.
—Yo también —susurró —. No sabía que pensaras tanto en ella.
—No es que piense tanto en ella, es solo que la economía a todos nos afecta y lo que le ocurra me afectará a mí, no se te olvide que es mi mayor patrocinadora.
—Tal vez tú deberías casarte con ella —no supo de dónde salió ese rencor, pero se alarmó.
—Ja ¿estás celosa? —Reía y se acercaba a ella —Elisa Lubensky es peculiar y eso que no la conozco, pero tú eres mi sol —tomó sus manos y las besó —eres el mejor regalo que Elisa Lubensky me dio.
Tomando la cara de Vanessa la besó. Ella podía dejarse llevar por el momento y por aquella parte de su cabeza que disfrutaba ser querida, pero siempre a la final se sentía incómodo y hasta inmunda, como sí cometiera el mayor de los pecados al besarse con Maikel. Sentía que traicionaba a Ian, la pregunta que siempre se hacía era, sí algún día aquella sensación se acabaría.
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Elisa no podía salir de su estado de shock. En cuanto recuperó el conocimiento solo se acurrucó en una esquina de la habitación, abrazando sus rodillas. Quería creer que todo era una mentira, pero la pulsera en sus manos le confirmaba lo contrario. Llorando pasaba la pulsera por sus labios y la pegaba contra sus mejillas, era como si Alex ya hubiera muerto y aquello fuera lo único que quedaba en este mundo de su existencia.
Recordaba cada momento vivido con él. Podía recordar la vez que se conocieron de niños, ella tenía cinco años cuando comenzó a ser amiga de los cuatro. Alex y Elisa eran los menores del grupo y por ende jugaban más entre ellos, recordó que Alex se esmeró en enseñarle a jugar video juegos, era pésima en eso y fue él quien le dio unas clases magistrales, así no se quedaría detrás del grupo. Había olvidado tantas cosas de su niñez, hasta de la forma en como él se convirtió en su príncipe. “Pero él no está muerto, no pienses en él como si no existiera. Está vivo… pero… por tu culpa está como está… eres un monstruo Elisa”.
De algo estaba segura y es que se vengaría, y luego se mataría ¿Cómo podría vivir sabiendo que dañó al único ser que la había querido?
Como loca pasó el resto de la mañana y parte de la tarde bamboleándose en la misma posición. Lloraba y volvía a calmarse. El dolor era extremo pero no lo suficiente para matarla. Sentía que su corazón era oprimido por las olas de recuerdos, y su cabeza se inundaba de un sinfín de hubieras, de sucesos que ya no tenían marcha atrás.
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Scarlett no podía estar más desesperada. Seleccionó el primer vestido que vio, pero su madre no lo aprobó, ahora buscaban zapatos y ya estaba al borde de explotar. Aprovechó su estancia en un vestidor para llamar al teléfono de aquel sótano.
Liam casi brincó cuando esa cosa sonó al lado de su oreja. Miró a Ian como pidiéndole permiso para contestar y finalmente con voz temblorosa lo hizo.
—Aló.
—Souffle soy el gnomo —susurraba rápido. Liam ponía los ojos en blanco al distinguir su voz.
—¿Dónde estás? No es que quiera verte, pero no pienso estar encerrado aquí por siempre.
—Ya voy a ir ¿cómo está todo?
—Alex está al borde de la locura, comenzó a sentirse mal, aunque no lo decía. Invéntate algo, pero a Alex le puede dar un infarto si sigue así. Ahorita lo dormimos, ya sabes sácanos de aquí asqueroso demonio.
—Ya sé, ya sé. Dime que quieren que les lleve de almuerzo.
La lista fue larga. Scarlett por fin pudo librarse de su madre y salir corriendo a comprar comida. El hecho de que Alex estuviera tan alterado no le gustaba, si le llegaba a dar algo nunca se lo perdonarían. Investiga en internet y las cosas que leía no le gustaban en absoluto. Iba a tener que encontrar una forma de que Alex se encontrara con Elisa, pero todo se le hacía muy difícil. Con toda la comida se ponía en marcha en aquel centro comercial, pasó enfrente de una tienda de electrodomésticos, una película que llamó su atención por la increíble imagen, hizo que se encendiera un bombillo dentro de su cabeza. “Eso es ¿cómo no lo vi antes?” Animada entró a una tienda de películas dónde adquirió su nuevo plan “Alex te besará el día de hoy”.
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—¿Piensas echarte a morir? Creo que ya aprendiste la lección. Mañana serás ejemplar en esa despedida de soltera, o…
—¿O qué? —Levantaba su cara sucia por las lágrimas —¿Quieres matar a Alex? Hazlo ¿Quiere matar a mi hermana? Hazlo también. No importa que haga o deje de hacer igual los asesinarás ¿no es así?
—Quien sabe, pero ¿ni siquiera quieres averiguarlo? ¿Podrás cargar con dos muertes en tu conciencia, solo porque no quisiste dar tu brazo a torcer?
—Puedo con eso —respondió desafiante.
—No lo creo.
—Ponme a prueba, ya me hice a la idea de que Alex está muerto, así que ya no me pegará tanto cuando lo hagas. En cuanto a mi supuesta hermana, poco me importa esa boba loca. Haz lo que se te dé la gana hacer, pero ni creas que el sábado me casaré con una gran sonrisa, no me presentaré ahí nunca, y si me llevas obligada entonces me verás gritando a los cuatro vientos, todo. De una u otra forma las dos perdimos, pero te aseguro que tú perderás más.
—En serio podrás soportar recibir pedazos y pedazos de tu mejor amigo, y cuando acabe con él, entonces vendrá Chace, en algún momento cederás.
—¿Tu hijo? Debería importarte más a ti que a mí.
—Entonces ¿qué quieres? ¿Su mano? ¿Un pie? ¿Qué?
Elisa sintió ganas de vomitar de nuevo, solo imaginárselo y acordarse de aquello que estaba en la caja, le hizo perder toda fortaleza. “Claro que no puedes dejar que lo acaben así”. Las lágrimas que se le escaparon le demostraron a Victoria que había ganado.
—Perfecto —reía —. Tu dichosa fiesta ya está preparada, los invitados también, aunque no me he podido quitar al estorbo de Vanessa Smith, quien quiere meter su nariz en todo. Mañana espero que te diviertas querida nuera.
—Lo haré suegra.
Una gran rabia estaba a punto de hacerla explotar, la cabeza le dolía como si dentro tuviera una gran cantidad de vapor queriendo escapar. Quería ir a la despedida de soltera para ahorcar a Scarlett por no haber hecho lo primero que le pidió, también a Ian por haberle fallado. Pero más que todo odiaba a Chace “Por haberse enamorado de esa zorra me metió en todo este lío. Él debería tener el corazón enfermo, él debería estar prisionero a punto de morir, a él deberían quitarle las orejas, el pene y todo lo que tenga —respiraba porque sabía que no era sensata —. En tal caso a ti te deberían pasar todas esas cosas, o a nadie. Victoria está loca, pero Scarlett debe saber dónde tienen a Alex, deben rescatarlo y… él mismo se matará, yo lo sé, él mismo se matará en cuanto esté libre, pero juro por lo que sea que Victoria las pagara. Mañana es tu oportunidad de escapar y entonces convertirte en su fantasma”.
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Scarlett muy alegre abría la puerta de aquel sótano.
—Hooo… —no pudo terminar de poner las bolsas en el suelo cuando un Alex histérico la empujaba contra la pared.
—Ahora mismo saldré de esta porquería —Scarlett se apresuraba a sacar aquella inyección, pero Alex lo notó —ni lo pienses —apretó su mano haciendo que soltara la inyección —ya basta de absurdos juegos, saldré de aquí.
—Creo que no —dijo desafiante, esperando que Ian la ayudara.
—Saldré de aquí y no necesito tu permiso —ella iba a decir algo más, pero Alex con rabia la sujetó del cuello —. Elisa piensa casarse, tal parece que hasta está embarazada, mañana es su gran despedida de soltera y yo estoy aquí encerrado sin ningún motivo —gritaba.
—¿Me vas a ahorcar? —preguntaba escéptica.
—¿Por qué no? Ya me cansé de ser siempre el bueno.
Ejerció solo un poco de presión, lo suficiente para que Scarlett sintiera que se le iba el aire. Liam no hacía más que reír y alentaba a Alex de que continuara, Ian por su parte le decía cansado que la dejara.
—Encontré la forma de que veas a Elisa —dijo separando un poco las manos de Alex —.Puedes irte y no poder verla o aun pero ser solo un gran estorbo. O puedes seguir mi plan y hablar con ella.
—Explícate —dijo soltándola. Scarlett tosía desenfrenadamente aunque en realidad Alex nunca la ahorco o hizo el intento, sin embargo la mente de Scarlett maximizo todo. Alcanzó a sacar la película de su cartera y la levantaba por sobre la cabeza de Alex.
—“Magic Mike” —leyeron todos al unísono.
Ninguno entendió al principio. Scarlett continuaba tosiendo y fue Alex el primero en atar cabos, Ian lo secundó.
—Ni muerto —exhaló moviendo su cabeza de un lado al otro en signo de NO.
—¿Qué tienen que ver esos hombres desnudos con nosotros? —Liam sin entender le arrancaba la película a Scarlett y con atención leía la sinopsis. Le costó un buen rato leer todo —Sigo sin enten…. ¡Oh! ¡Ya sé! —Celebraba contento —pero ni loco.
—Eres lento soufflecito —Scarlett ya recompuesta tomaba un poco de agua —es la única oportunidad de que ustedes, un trío de hombres entren a una despedida de soltera. Yo puedo entrar porque soy mujer, soltera y bueno ya encontraré la forma de colarme, pero ustedes no pueden entrar así no más. Lo toman o lo dejan.
—Poco me importa ver a mi prima, así que conmigo no cuenten.
—Yo si voy —hablaba Alex —y ustedes me ayudaran si son mis amigos.
—Amigo lo siento pero no. No tengo alma de stripper —Liam se lanzaba en el sillón jugando con un DS.
—No te preocupes Alex aunque trataste de ahorcarme y agrediste a una dama, yo te ayudaré. Tú Soufle de Chocolate irás y serás el mejor stripper de todos, y tú sabes por qué lo harás.
—Cuenta conmigo hermano —terminó diciendo Liam para satisfacción de Scarlett, aunque él solo soñaba con el día de poder matarla.
—No es algo que quiera hacer, pero te ayudaré —Ian chocaba su mano con Alex.
—Perfecto —gritaba Scarlett contenta —ahora comamos mientras ven la película, miren que deben hacer un show increíble. Deben practicar.
En efecto vieron la película y todos pensaron que quedaron un 10% menos hombres luego de aquello. Era asqueroso y nunca lo harían, pero lo peor era reconocer que Scarlett tenía razón con su idea de practicar lo que harían.
—Yo no voy a practicar nada enfrente de ese gnomo —Liam asustado se levantaba del sillón —no pienso alimentar tus extrañas fantasías.
—No seas idiota Pie Grande, tal vez mañana solo hayan modelos en esa fiesta, pero mira cómo esos hombres le bailan a cualquier cosa, no es idea de que te inspire algo animal, sino de que es tu trabajo. Al cabo que ni quiero verte encuerado. Ya te vi y tu abdomen es bastante flácido.
Ian y Alex explotaron a reír.
—Creo que debemos practicar y si lo hacemos con una chica presente se verá menos gay, así que yo empezaré.
Ian fue el primero en dar un paso enfrente. No tuvo nada de nervios en quitarse la camisa y bailarle de forma sexy a Scarlett, ella gritaba emocionada y bromeando. Él incluso se quitó los pantalones casi que restregándole el trasero en la cara. Scarlett no pudo pasarla mejor, aunque Liam se rehusó tajantemente a hacer nada. Se puso de acuerdo con ellos en los disfraces que les compraría y se fue. Una gran noche les esperaba al día siguiente.
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Chace no había dejado de golpear la puerta de su cuarto esperando salir. Poco sabía lo que ocurría en el mundo exterior y nadie quería darle respuestas. Estaba solo en su habitación sin poder hacer nada y pensaba que pronto se volvería loco.
Miles de cosas colmaban su cabeza, pero la principal era saber cómo trataría a Elisa, sabía que ambos podían hacer como si él nunca hubiera dicho nada, pero ¿Cuánto tiempo podrían estar así sin explicaciones?
“Elisa solo tiene dos opciones, o Alex o yo” De pronto aquel pensamiento le reveló algo en lo que nunca había pensado y la nostalgia lo embargó.
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El gran club nocturno “Hollywood Stars” abría sus puertas a las solteras más ricas de Chicago. Victoria había realizado una lista selectiva, esperando que ninguna joven rica se quedara por fuera. Completamente todo estaba vigilado y las cientos de cámaras la ayudarían a que nada se saliera de lugar.
Vanessa con un mini vestido dorado y su cabello suelto llegaba irradiando esplendor. A fuera paparazzis y periodistas se aglomeraban en la búsqueda de las mejores fotos. La alta sociedad de Chicago, New York y gran parte de América se estaba reuniendo en aquella celebración. Algunas celebridades habían sido invitadas, por lo que la despedida de Elisa se había convertido de la noche a la mañana en un gran evento.
—¡No vendrás! —casi gritaba Liam saliendo de aquella camioneta.
—No —susurraba Scarlett —Vanessa vendrá a buscarlos en el momento justo, yo me voy a la mansión Van der Price.
—¡Qué! —exclamaron todos.
—Me importa poco lo que te pase, pero ¿estás loca? —decía Liam.
—Verán, he averiguado muchos fraudes de Victoria, pero nada tan grande como para derrotarla. Obviamente no tendrá sus oscuros secretos en la computadora de su oficina. Debo ir a su casa. Hoy es día de fiesta y allá no debe haber mucha vigilancia, así que aprovecharé esta oportunidad.
—Pero, si te atrapan no la pasarás nada bien —Alex le tomaba la mano como para detenerla.
—No me atraparan. Gracias por la preocupación, pero mejor preocúpense por hacer un buen espectáculo y por no dejarse descubrir. Ya saben meneen bien esos traseros y Pie Grande ya sabes intenta tensar esos músculos.
—¡Lárgate! —fingía estar molesto.
Scarlett de verdad odiaba no poder ver a los tres hacer su show solo para mujeres, pero tenía un objetivo mayor. “Scarlett a enfrentarte contra el mal”.
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—A sonreír —fue la expresión de Victoria antes de que se bajaran de la limusina.
—Pues claro que sí, sonreiré como nunca querida suegra.
Sin dar chance a más palabras, Elisa abría la puerta del auto incluso antes de que terminara de estacionarse. Le sorprendió y hasta se mareo de ver tantas personas y flashes contra su cara. Quedó ciega por un momento, pero nunca dejó de sonreír. Gritaban su nombre y le preguntaban cosas.
—¿Es verdad lo de tu embarazo? —escuchó por ahí.
—Claro que sí, estoy felizmente embarazada. Y ya el sábado estaré casada ¿acaso no soy la mujer más afortunada del mundo?
No pudo hablar más y es que Victoria y sus guardaespaldas la empujaban hacia dentro.
En cuanto entró las luces se posaron sobre ella y los aplausos no se hicieron esperar. Todas la observaban con celos y envidia, pero igual mantenían sus falsas sonrisas. Elisa tenía todo su cabello suelto. Llevaba puesto un corto vestido rojo tallado al cuerpo, unos largos aretes de diamante componían toda la joyería que llevaba.
—¡Que empiece la fiesta! —gritó alegre a lo que todos aplaudieron.
De inmediato tomó una copa de algún extraño coctel y se lo lanzó de una sola.
—¿No debes tomar? Estas embarazada ¿no? —preguntaba una chica que estudió toda la vida con ella y que sin embargo no se acordaba de su nombre.
—Mi mamá tomó durante todo mi embarazo y mira, estoy perfectamente. Verás me voy a casar, nunca más besaré los labios de otro hombre, o al menos no enfrente de todo el mundo. En fin me voy a casar y este día lo voy a disfrutar. Otro trago por aquí —gritaba alzando su copa —y ¿dónde demonios están los hombres? Quiero tocar unas buenas nalgas.
Victoria no sabía dónde meter la cabeza, intentaba decirle a Elisa que dejara de tomar, pero ella continuaba atiborrándose en tragos de todo tipo y tamaño. Reía, brincaba y bailaba, a las que toda la vida Elisa Lubensky les cayó mal, justo en esa fiesta comenzaron a amarla.
—¡Vanesaa! ¡Mi amiga! —emocionada corrió hacia ella, hasta que ambas se abrazaron.
—Estás radiante Elisa.
—Bailemos. Mira que no hay hombres aquí, más o menos creo que mi suegra creía que somos lesbianas.
—No te preocupes porque tu Dama de Honor te tiene una sorpresa, pero se paciente.
—Entonces Bailemos.
Movidas por una música tecno comenzaron a bailar, brincando y moviéndose de forma sexy.
—¿Dónde está Scarlett? —susurró sin dejar de sonreír y brincar.
—No vino, pero ya te explicaran por qué.
—¿Quién?
—Ya sabrás.
Ian, Alex y Liam se estaban durmiendo dentro de aquel auto. A la media noche Vanessa llego hacia ellos. Ian se quedó sin habla cuando la vio y ella solo quiso evitar verlos mucho.
—Síganme ya es hora.
En efecto los tres salieron, para unirse a un grupo grande de hombres que vestían igual que ellos.
—Una despedida de soltera no está completa sin el debido entretenimiento, así que denle la bienvenida a los chicos que las harán soñar en los más perversos sueños.
Todas las chicas emocionadas gritaron y se aglomeraron en frente de la tarima. Elisa tomando otro trago se acomodó más desde su mesa para ver mejor. Tenía a Victoria al lado.
—¡Ey Victoria! Quita esa cara, chicos deliciosos te bailaran en frente y pretenderán que les gustas. ¿Desde hace cuánto que un hombre te tolera? Creo que si les das una muy jugosa propina hasta podrías reestrenar tu podrida vagina.
—Compórtate Elisa o…
—Diviértete Victoria.
Solo la tarima quedó iluminada y la música comenzó a sonar. El telón bajó y un extenso grupo de hombres vestidos de traje con antifaces empezaron a hacer su coreografía. Los gritos eran ensordecedores y Elisa no podía disfrutarlo más.
Ian, Alex y Liam estaban al fondo para intentar que no se viera mucho los perdidos que estaban.
Aun así los tres se encontraban casi al frente de Elisa, ella emocionada se deleitaba en aquellos hombres que meneaban sus caderas. No supo por qué aquel chico de la esquina izquierda llamaba más su atención. Cuando su camisa voló por el techo sintió que aquel abdomen no podía ser más perfecto. Se repetía que era la peor por estar en una situación así, con Alex al borde de la muerte y aun así sentir interés por aquel bailarín desnudista. Sacudió su cabeza y dejó de observarlo.
Cuando los pantalones se fueron, llegó el momento de que cada quien bailara en diferentes mesas. Ian pensaba que no se habría sentido tan incómodo de no haber sido por la presencia de Vanessa. Liam quien había sido el más tímido ahora era el más desatado. A Alex unas chicas que se habían subido a la tarima lo tenían prisionero, ellas le bailaban restregándose y él intentaba corresponderles aunque no dejaba de ver a Elisa a lo lejos.
Elisa sintió que no podía seguir viendo más, quería hacerle pasar a Victoria un mal rato así que se subió a la tarima. Jaló a un hombre que lanzó encima de Victoria, la cara de ella era tal que Elisa explotó a reír. Tomó otro trago y se lanzó sobre el primer hombre que le pasó por al lado.
—Soy la futura esposa y nadie ha venido a bailarme —gritaba, a la vez que jalaba al hombre y comenzaba a tocar su torso.
—¡Elisa haz un baile sexy! —gritó Maguie, más por querer poner en ridículo a Elisa —claro si es puedes.
—Claro que puedo. Tú —tomó a otro chico, uno que caminaba por ahí desprevenido, de reojo vio a aquel bailarín que había llamado su atención, pudo distinguir unos rizos rubios y la imagen de Alex vino a su mente, debía dejar de verlo, así que se esforzó por concentrarse en ese que tenía agarrado del brazo —siéntate ahí ¡Siéntate! —gritó cuando vio que el chico se rehusaba a obedecerla. Ante las miradas de todos se sentó en la silla —Ahora verán lo que es bailar sexy.
La canción Crazy in Love comenzó a sonar y Elisa recordando bailes de películas comenzó a menearse. Bajaba moviendo sus caderas y manos, exhibiéndose a aquel chico, él sonreía aunque en realidad quería salir corriendo. No bastándole con eso, se quitó el vestido quedando solo con su ropa interior y se subió a las piernas de su estríper. Todas miraban boqui abiertos, otras alentaban a Elisa. Vanessa estaba anonadada, más porque le molestaba enormemente lo que Elisa estaba haciendo. Para ser más atrevida besó el cuello del hombre desnudo, la colonia le pareció familiar pero se quitó esos pensamientos de la mente.
—No es nada personal —susurró. Quería besarlo, no porque sintiera ganas de aquel sujeto, sino porque quería darle una cachetada simbólica a Victoria. Que justo un día antes de la boda corriera por las redes sociales como su futura nuera se comportaba como una sucia perra. Se acercó para besarlo.
—No es nada personal —la sujetó del cuello y la jaló más hacia él, de forma que los cabellos de Elisa cubrieron sus caras. Comenzó a hacer movimientos con su cabeza de forma tal que parecía que se besaran apasionadamente —pero soy Ian idiota —Elisa sintió que le daba algo, iba a alejarse, pero él la sostuvo con fuerza —dentro de una media hora ve al baño, necesitamos hablar.
—Alex. Tienen a Alex por tu culpa —alcanzó a decir en medio de su confusión.
—Alex está bien, solo ve al baño.
Se bajó de aquella silla casi como ida, todos lo interpretaron como señal de que había recibido el mejor beso de su vida, y la vitorearon. Ian hizo gesto de que había estado candente la cosa a lo que todos rieron y luego se desapareció de ahí. A Alex le costó entrar en razón, fue Liam quien lo empujó para que se perdieran de ahí, mientras los otros hombres seguían haciendo de las suyas.
Elisa sentía que flotaba, todo era borroso y las palabras de Ian retumbaban en su mente “Alex está bien” “¿Puede ser eso cierto?” Una luz de esperanza se asomó en su camino. Había pasado dos días terribles y al parecer todo había sido una mala jugarreta de Victoria, sintió ganas de sonreír, pero lo único que hizo fue vomitar.
Corrió para intentar vomitar lejos de la tarima, pero lo único que hizo fue vomitar encima de la mesa donde Victoria permanecía sentada. Victoria casi se fue en vómito del asco. Elisa seguía desnuda ahí descargando todo lo que había en su estómago. Alguien le pasó su vestido y un poco mejor comenzó a ponérselo. Respiraba intentando sentirse bien, pero recordó que debía estar mal, muy mal para poder ir al baño, así que volvió a vomitar y millones de flashes la alumbraban.
—Que desastres Elisa, corre al baño —le gritó Victoria.
Ella sin hacerse mucho de rogar, corrió con una de las manos presionando su estómago y otra tapando su boca, cual borracha vomitona se abrió paso entre la multitud que se alejaba de ella como si fuera una leprosa. Entró al baño y de un buen golpe cerró la puerta, golpeando en el proceso las narices de los guardaespaldas de Victoria.
—¡Elisa! —gritó Victoria.
—¿Quieres verme vomitar? ¿Registrar si sale hasta el último canapé que me comí? —estaba pegada a la puerta, en el proceso de llegar al baño había tomado una botella de agua y ahora se echaba buches y los botaba, para limpiarse un poco. Tosió como si aún estuviera vomitando.
—¡No te demores!
Volteó los ojos como obstinada y se dio la vuelta, casi le dio un infarto cuando vio a los tres ahí parados observándola. Habían recuperado sus pantalones, pero seguían sin camisas. Vio a Alex en el medio de los tres y nunca se sintió tan extraña. No podía explicar el por qué sus ojos se llenaron de lágrimas de inmediato y de pronto ya solo sollozaba y lloraba privada. No esperó ni dos segundos para correr hacia él y guindarse en su cuello. Alex no comprendía pero no podía estar más alegre de verla, así que pasó sus brazos alrededor de ella y la presionó contra él.
—¡Estás bien! —exhaló a duras penas. Se apresuró a tocar su cara y recorrer sus manos por sus orejas. Sonrió al comprobar que estaba completo —¡Estás bien! ¡Estás bien! ¡Estás bien! —repetía celebrando y riendo a la vez que se abrazaba más a él.
—Sí, lo estoy ¿Qué ocurre Elisa? —Liam ponía con su celular el sonido de alguien vomitando y comenzaba a agitar las papeleras y a abrir las llaves de los lavamanos —estaba preocupado porque…
No pudo terminar de hablar y es que sin que nadie lo previera Elisa comenzó a besarlo. Estaba con sus pies en punta, estirándose para alcanzar sus labios. Él abrió más los ojos cuando sintió los labios de ella juntarse con los suyos, pero de inmediato la abrazó más, cargándola un poco, hasta que Elisa dejó de sentir el suelo. Ella posaba sus manos en las mejillas de Alex, solo quería sentirlo cada vez más cerca de ella. Creía que no existía un límite en donde fuera demasiado cerca. Solo quería unirse a él, estaba feliz y quería sentir esos suaves labios explorar su boca. Había sentido lo que era perderlo y nunca fue tan infeliz. Ahora se deleitaba en lo que sentía, en el fuego y ansías, en la electricidad que se mezclaba con sus sentidos y su sangre.
Ian y Liam se miraban los unos a los otros intentando comprender lo que sucedía.
—Elisa yo…
—Tienes que prometerme algo —decía interrumpiéndolo —. Prométeme que te quedarás escondido.
—No puedo ser solo el…
—Promételo —insistió casi regañándolo.
—Pero…
—¡Solo hazlo! No sabes cuan mal la pasé creyendo que te tenían. Por cierto y la pulsera, la de Angelic, la que yo te di.
—Aquí está —señalaba su mano.
—¡Era una réplica! ¡Qué idiota fui! Debo irme ya, pero promételo. Por favor, solo hazlo.
—Ok. Lo prometo —Elisa sonrió.
—¿Y Scarlett?
—Te dejó esto —Ian le daba un pequeño punto negro, tan pequeño que a Elisa le costó verlo —dijo que te lo pongas en la oreja y entonces la escucharás —Elisa lo agarró y se lo colocó —ella está en la mansión Van der Price ahora.
—¡Qué! ¡Está demente!
—Eso le dije yo, pero no hay quien la convenza de lo contrario —señaló Liam.
—Bueno ya veré que hago, me voy y ustedes por favor cuídense. Victoria está muy loca, es capaz de todo.
—Vayámonos ahora Elisa escapa de ella ¿Cómo puedes arriesgarte tanto? —Alex la tomaba de la mano.
—No hay forma de salir de aquí. Además Piolín también la está pasando mal y ella es capaz de matar a su propio hijo. No puedo abandonar a Chace —aunque Elisa no lo notó, la expresión de Alex cambió de inmediato —ahora me voy, cuídense y cuídate —le dijo a Alex a centímetros de su cara —nos vemos el sábado en mi boda. Bueno los veo a ustedes —señalaba a Ian y Liam —a ti ni se te ocurra. Por cierto —antes de salir se devolvió para decirle al oído —algunas cosas raras pasaran, pero tú confía en mí —le dio un beso en la mejilla y esperó a que ellos se escondieran dentro de los cubículos.
—Elisa ya es mucho —gritó Victoria.
—Hasta mi horario para vomitar lo tiene controlado —dijo fastidiada —vámonos que quiero seguir emborrachándome.
—Nada de eso. Hoy fue el colmo. Dime ¿qué otra cosa quieres recibir de tu Alex? —Alex dentro del cubículo presionaba los puños con ganas de salir y acabar con todo eso.
—Solo vámonos. Tal vez algún día pueda pedir pedazos de ti para lanzárselo a los perros. Por hoy disfruta darme órdenes.
Se abrió paso entre los guardaespaldas y sola llegó a la salida. Se despidió a lo lejos de Vanessa y continuó hasta entra en la limusina que la llevaría a su cárcel. Por suerte no escuchó ninguna de las acusaciones de Victoria, estaba feliz como tal vez nunca lo había estado. Solo quería entrar a su cuarto y lanzarse en su cama para reír a sus anchas, pero en cambió al entrar en la mansión solo vio la silueta de alguien que solo podía ser su agente en el exterior.
“Debes hacer algo para que no la vean”
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Llegamos al capítulo 50!!!!!! Creo que unos cuatro capis más o tal vez menos y ya les diré adios con Envenenado de Ti. Bueno espero que les haya gustado, por problemas de salud no pude subir capi antes, así que disculpenme, y bueno como siempre quiero saber que opinan. Besotes lindas :)
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