—¡La odiooo!!!!

Golpeaba las paredes a su alrededor, el rojo de sus ojos demostraba la ira que lo consumía, sentía como si una bestia dentro de él quisiera salir. Esta situación lo estaba superando, de pronto quería poder tener el poder de detener a esa persona que le estaba haciendo la vida imposible. Su vida pasó de un bello cuento de hadas a una pesadilla, había comenzado una guerra que sabía no podría ganar.

—Amigo por muy doloroso que sea, si la amas la dejarás — comentó Alex.

—Sí, debes dejar el orgullo a un lado, sé que es horrible aceptar que tu vida está dictada por lo que tu madre o padre elija por ti, pero acéptalo no hay forma de ganarles — Ian le daba una palmada a Chace quien sentado en un sillón hundía los dedos en sus lacios cabellos castaños.

—No es el hecho de que yo no quiera aceptar que mi madre gane, eso no me importa — aunque intentaba no llorar algunas lágrimas se escapaban de sus bellos ojos azules —, el problema está en que la amo — tal vez nunca lo había dicho en voz alta, y aunque todos se lo imaginaban, nadie podía asegurar a ciencia cierta que Chace estuviera enamorado, sin embargo ahora no cabía duda —. En serio la amo, no me di cuenta, hasta que estos días sin ella han sido casi insoportables, me duele tanto todo lo que ha tenido que pasar por mí, sé que debo dejarla para que sea feliz, para que mi madre quite su ojo encima de ella, pero no creo que pueda vivir sin ella, no sé cómo ni cuándo pasó pero me enamoré.

El llanto ésta vez se hizo incontrolable, los chicos no sabían que hacer o decir, Elisa en cambio pese a ser una completa persona sin sentimientos como le decían, se sintió tan triste que sin querer comenzó a llorar, era la primera vez que los chicos la veían llorando, por lo que fue un gran acontecimiento para todos.

 Ella con lágrimas en los ojos se sentó al lado de Chace, tomó su cabeza y la puso encima de sus piernas, quizás fuera por lo vulnerable que Chace estaba, o por la falta de cariño que necesitaba, que dejo que Elisa acariciara sus cabellos, dejó que lo cuidara como una madre hace con su hijo, incluso se echó a llorar más efusivamente, soltó todo aquello que sentía. Liam, Ian y Alex miraban la escena anonadados, sabían que cuando pasaran unos días harían de ese momento uno muy bueno del cuál reírse bastante.

—Sabes no es que Amy y yo seamos las mejores amigas, pero me alegra saber que te enamoraste Piolín — dijo bromeando, aun acariciando los cabellos de Chace, él sonrió limpiando un poco sus lágrimas — ¿y sabes otra cosa? tu ami-enemiga tiene una idea genial, como siempre. Tienes que hacerle saber a tu mamá que te rendiste, que dejaste a Amy que solo te ensañaste con ella para no darle la razón, pero que no la quieres, dile que se la quede si quiere, que ya te cansaste y asumes tus errores. Deja a Amy en serio y ante todo el mundo.

—Que buena idea Elisa, no ves que está enamorado — agregaba  Liam.

—Lo sé, idiota. Mi idea es súper simple, aléjate de Amy, convence a tu mamá de que no la amas y entonces vela a escondidas. La única que no tiene vigilancia y la que tú mamá ignora soy yo, así que yo me encargaré de mantener su amor vivo y en secreto ¿Qué tal? — se sentía realmente feliz, era la idea más obvia y hasta idiota, quizás la hubiera visto en muchas películas, pero pese a todo se sintió bien.

—¿Harías eso por mí? — preguntó  incorporándose y mirándola fijamente a los ojos. Aquellos ojos que ahora tenían un deje de esperanza.

—Claro que sí, además por sus padres y por su hermanita ni te preocupes que yo los sacaré lejos de aquí y ni la mano negra de tu mamá los podrá alcanzar. Eso sí en recompensa por mi bondad tendrás que ser mi esclavo personal — bromeaba.

—Siempre supe que me querías como esclavo sexual, bueno haré un esfuerzo —sonreía.

—Solo esclavo, no sexual — reía y de pronto la tristeza se fue muy lejos de aquella habitación.

—Nunca lo digo y aún sigo creyendo que eres un fastidio, pero eres genial — le dio un abrazo juguetón, el primero después de doce años de amistad.

A lo mejor  nadie estaba seguro de que aquel plan funcionara, pero sirvió para alivianar la tensión que existía en  el lugar.

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—No pienso dejarlo, no pienso rendirme —gritaba Amy entre lágrimas ante una Elisa que tan solo tenía ganas de cachetearla y decirle que reaccionara.

—Escúchame, te aseguro que…

—Ya lo dije no pienso alejarme de él, sé que Chace me ama, lo sé, y si él no quiere volver a verme me lo tendrá que decir mirándome a los ojos — hablaba tan decididamente que por un momento Elisa pensó que le daría un golpe.

—¡Solo cállate por un segundo! y déjame que te explique — gritó tan fuerte que Amy no hizo más que dejar de llorar y guardar silencio —. Bien, así está mejor. Te digo algo niñita las cosas no se solucionan llorando y armando berrinches.

—Yo…

—Nada, te dije que por unos segundos no hables. Lo que quiero decirte es que aunque Chace dejará de verte públicamente y no tan seguido para que su madre crea que te dejó, nosotros haremos arreglos para que los dos puedan verse a escondidas, de forma que no sean descubiertos por ella.

—¿Hablas en serio? — limpiaba sus lágrimas.

—Claro que sí, incluso ya hice arreglos para que tus padres desaparezcan de la faz de la tierra, claro está con todas las comodidades del mundo. No digo que tú te vayas porque sé que no dejarás a Chace, además él no puede vivir sin ti.

—¿Eso te dijo? — Amy de pronto sintió que todo aquel peso que sentía sobre los hombros se disipaba —Gracias Elisa, en serio gracias — se lanzó a abrazarla, era extraño porque pese a ser mayor que ella, Elisa resultaba ser más alta, ella no era de dar o recibir abrazos por lo que trató corresponderle y rápidamente la alejó de ella — no sabes cuan agradecida estaré de por vida contigo.

—Bueno, agradéceme cuando todo esté listo, por ahora ésta noche despídete de tus padres, pero de forma disimulada que no se dé cuenta nadie ya iré mañana por ellos, ha y por tu hermana también — Elisa pensó que había crecido mucho en tan solo unos días, se sentía madura fue algo que le gustó.

—Haré todo lo que digas, y de nuevo gracias — estaba dispuesta a ponerse manos a la obra, pero antes de despedirse —. Le podrías decir a Chace que lo amo, que esperaré ansiosa el día en que podamos vernos.

—Lo haré, solo te digo que espero que de verdad nunca te des por vencida, no estoy haciendo esto para nada, así que prométeme que lucharas por él.

—Lo amo, eso te lo juro.

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Para la noche Elisa ya tenía listo todo el procedimiento para esconder a la familia de Amy del ojo de aquella asquerosa y manipuladora arpía, se sintió contenta de saber lo que era capaz de hacer bajo presión. Por un momento se puso a pensar en que Amy estaba realmente loca, o al menos la veía como la persona más egoísta del mundo ¿Cómo era posible que estuviera dispuesta a no ver a su familia nunca más? Podría entender eso de Chace, Ian, Alex y hasta de Liam, pues sus padres eran unos seres despreciables que nunca estaban al tanto de que tenían hijos, sino para prohibirles cosas e imponerles otras, pero había convivido con la familia de Amy, sus padres eran un tanto peculiares, pero eran buenas personas y divertidos, su hermana menor tan solo un año menor que Elisa, era tan tranquila y amable que bien parecía una santa ¿Cómo Amy era capaz de dejarlos? Y no solo eso ¿Cómo fue capaz de dejar que pasaran por tantas cosas? Había dejado que sufrieran, que se quedaran en la calle, que su hermanita fuera humillada y botada a la calle como una basura, todo por no dar su brazo a torcer y seguir pegada como una garrapata a Chace, por más que lo intentaba no podía entenderlo, quizás y Amy no fuera tan egoísta como ella pensaba, o tal vez si lo amara.

“Entonces el amor vuelve tonta y egoísta a las personas — razonó — no quiero enamorarme nunca, nunca”.

Cuidado Elisa Lubensky con lo que deseas, pues es conocido que aquello que uno desea normalmente no se cumple.

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El momento de despedirse Amy de sus padres llegó, las lágrimas y los sollozos de Amy le demostraron a Elisa que quizás sí amaba a su familia, aunque aún no entendía cómo era capaz de dejar todo por el bueno para nada de Chace, quizás en algún segundo llegó a desear poder sentir algo así, pero inmediatamente se quitó aquel pensamiento tan ridículo de su cabeza.

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—No te creo — caminaba de un lado a otro en la habitación, inundando todo el lugar con su personalizado perfume —, quieres hacerme creer que no tienes nada con aquella pobretona y que no sabes nada de donde se metieron sus padres.

—Te digo que no sé nada de ella, me cansé de esta situación, la única razón por la que estaba con esa pobretona era porque quería fastidiarte, llevaba como tres años sin verte, y mira funcionó, en un santiamén estabas aquí — hablaba tranquila y de forma chocante, ni muy dulce ni muy molesto, con la misma aptitud altanera que siempre reservaba para con su madre.

—No puedo creerlo, es así de simple, creo que todo lo que me dices es mentira, y me irrita saber que me crees tan idiota, aunque espero que sea verdad eso de que dejaste a aquella chica, porque si no…

—Sino ¿qué? ¿La vas a matar, o me vas a matar? Estas cayendo en la paranoia querida madre — se levantaba de su asiento acercándose a ella, escupiéndole las palabras en la cara, tuvo ganas de batuquearla, en cambio recibió una de las pocas pero fuertes cachetadas que su madre repartiera.

—Creo haber tenido a un hijo que al menos entiende que dos más dos es cuatro. No te equivoques, lo que he hecho hasta ahora no es nada, así que mantente lindo y obediente querido — tomo su rostro y le dio unas palmaditas. Chace sintió como el estómago se le revolvía.

—Lo soy, vigílame cuanto tiempo quieras, incluso si quieres poner vigilantes dentro del baño hazlo, tengo mi conciencia tranquila, no hay nada que esconder madre te lo aseguro.

—Dejaré que el tiempo demuestre que todo lo que dices es cierto y por tu bien querido hijo espero que lo que dices sea verdad.