Capítulo 44 parte 3
Minutos antes.
—Sé que no debo hablar de lo que pasó —decía dirigiéndose con Elisa de nuevo al bar —pero… — ¿qué podía decir? —Gracias —fue lo más ingenioso que se le ocurrió.
—¡¿Gracias?! —Gritaba sonriendo —bueno… de nada —¿por qué no se podía quitar esa sonrisa tonta? —aunque mejor dicho, gracias a ti ¿qué canción era? —de una sola se lanzaba aquella copa de champan que le había arrancado a la mala a una chica.
—Fix You de Coldplay —intentaba hablar fuerte debido a la música que retumbaba haciendo temblar el suelo —Oye, estás acostumbrada a tomar tanto —decía ante aquella nueva copa de algún licor que Elisa llevaba a su boca.
—La verdad no, pero es mi fiesta de graduación. Algunas van a perder su virginidad hoy, bueno para las que sean vírgenes, creo que ninguna, pero en fin, algunas tendrán sexo yo voy a emborracharme por primera vez ¿hay algo de malo en eso? —volvía a tomar alguna otra bebida que a la mala le arrancó a otra chica.
—Combinar bebidas no es bueno y créeme cuando te digo que emborrachase no tiene nada de sabroso. Mañana maldecirás haber intoxicado tu cuerpo.
—Será una experiencia no grata, pero experiencia al fin —de nuevo como si fuera imposible pedir una bebida al bartender, estiraba su mano y jalaba la bebida de alguien cercano “mañana Elisa tendrás herpes en la boca y no por haberte besado con Alex”, pero no notó que jaló la bebida de la persona menos indicada.
—¿Qué haces Elisa Lubensky? —Furiosa Maguie la enfrentaba —es mi bebida.
—Ay ya desaparécete de aquí Barbie Malibu —restándole importancia proseguía su conversación con Alex —Deberíamos bailar de nuevo.
—Disculpa Eep —Maguie la tomaba del hombro.
—¿Eep? —“¿qué demonios es eso?” —lo que sea que signifique eso, tú lo serás peor —Alex explotó a reír.
—Eep, la chica de Los croods. Los cavernícolas —se explicaba ante la cara de poco entendimiento de Elisa.
—Ah Los Croods, pero Maguie, Maguie, cuando digas un insulto estos deben entenderse por sí solos, una vez que necesitas de las mil explicaciones pierde significado. Tenías que decirme algo como Chica Cavernícola, princesa de las cavernas, no sé el cielo es el límite, pero ¡Eep! No estoy en kínder garden para ser una experta en comiquitas. Ahora si me disculpas me voy con mi novio —tomaba a Alex del brazo y se disponía a alejarse de ahí.
—Te crees más lista que todos los demás, pero no vas a arruinar mi fiesta —gritaba enfrentándola de nuevo —Chace podía ser muy influente aquí pero ya no estudia acá, quiero que te vayas de mi fiesta Elisa, alguien como tú no merece estar aquí.
—No me hagas reír, ésta no es tú fiesta, me quedo porque me da la regalada gana, muérete de la envidia, creo que hasta te estas poniendo verde Wicked Witch —le daba un empujón para quitarla de su camino.
—Te irás Elisa, todos me apoyan —en efecto un grupo de chicos a los que Chace nunca les cayó bien se paraban detrás de Maguie, estaban hartos del dominio de los cuatro —¡Vete ya! —gritaba.
Scarlett se quedó observando todo de lejos, veía como Liam se acercaba a aquel tumulto de personas que cada vez se hacía más grande.
—Lo que haces no es para nada sensato. Soy Elisa Lubensky y mi prometido es Chace Van der Price, nosotros podemos echarte a ti nunca al revés.
—Pues entonces mira cómo te saco de aquí —uno de aquellos chicos se acercaba a Alex quizás para empujarlo.
—No te atrevas —lo amenazó. El chico ante ese tono de voz y su mirada se quedó quieto, claro que no era nada sensato meterse con Chace. Maguie sin embargo se quedó observándolo. Chace había sido su amor platónico toda la vida, conocía muy bien su voz y aquella voz no concordaba. Lo miró a los ojos y era obvio que esos no era los ojos de Chace.
—Oh my God ¿Con quién viniste Elisa? —Elisa se heló al instante —¿Quién es el maldito impostor? —de inmediato se lanzaba sobre Alex para quitarle el antifaz.
Elisa se interpuso frente a Alex y comenzó a empujar a Maguie.
—Aléjate de mí prometido imbécil —le gritaba, pero Maguie decidida pasaba sus manos sobre Elisa intentando arrancar el antifaz.
Alex pensaba que aquello era de lo más ridículo, Maguie había jalado un poco su peluca y ya no quería seguir con ese show. Liam golpeaba a los chicos alrededor abriéndose camino e impidiendo que atacaran a Alex. Scarlett estaba más que desubicada, no entendía por qué Chace no se defendía, ese no era el Chace de siempre, de pronto vio a alguien con una capa que se acercaba, divisó a Ian quien levantaba la cabeza para poder mirar que pasaba, agudizó su mirada y observó cómo ese Chace se jalaba los cabellos y rizos dorados comenzaban a aparecer, como por inercia sus manos jalaron aquel interruptor y la oscuridad reinó en el lugar.
Todo el mundo gritaba y murmuraba. Alex era jalado por alguien y llevado lejos contra su voluntad. Elisa no sabía qué hacer “corro, la enfrento, la saco a patadas, peleo ¿Qué hago?”. No tuvo tiempo para pensar más porque las lámparas de emergencia devolvían la luz al lugar.
—¡Oh! ¡Chace! —exhalaba Maguie nerviosa. La cara de Elisa era indescriptible, reviró y ella misma se asustó cuando en efecto vio a Chace detrás de ella.
—No entiendo cual fue todo éste espectáculo, pero les digo que soy Chace Van der Price podré no estudiar aquí, pero ninguno de ustedes podrá ser ni un poco de lo que yo fui. Y Elisa no es solo mi prometida, es Elisa Lubensky una de las mujeres más ricas del mundo, si a ella y a mí nos da la gana arruinaríamos a sus familias en un instante. Nunca se les olvide quienes no son y quienes sí somos nosotros —hablaba fuerte y las lágrimas comenzaban a recorrer el rostro de Maguie —no pienso darle mucha importancia a éste acto de rebelión, pero recuerden que nadie insulta a la mujer que amo —dicho esto entrelazaba sus dedos con los de Elisa —la verdad creo que nunca recordaré tu nombre —miraba a Maguie —la verdad es que no me interesa cual sea, pero nunca me habría fijado en ti, eres tan normal, tan tarada. Nunca serás como Elisa, haga lo que hagas nunca podrás llegarle a los tobillos —Maguie trataba de guardar la compostura, pero era inevitable que las lágrimas salieran de sus ojos —ahora éste circo ya se acabó.
Ante la mirada de Chace nadie se atrevió a atravesarse en su camino. Con Elisa tomada de la mano salió hasta los jardines. Maguie corrió hasta el baño para llorar de rabia a sus anchas “estoy segura que ese no era Chace ¿Quién apagó las luces?” pensaba amargada.
—Qué entrada la tuya, yo misma casi pegué un grito del susto cuando te vi ahí parado a mi lado —decía algo agitada, recostándose en una de las paredes de roca.
—Lo sé, tu cara era indescriptible, solo pensé “disimula tonta”.
—¿Y Alex? —sonreía y es que todo le daba vueltas. Veía como la imagen de Chace se movía de un lugar a otro.
—No sé. Ian debió llevárselo. Fue una suerte que la luz se fuera —Elisa solo continuaba sonriendo y acariciando las rocas detrás de ella —¿Cómo es que estabas dejando que aquella chica te empujara? Cuando llegué y vi todo eso no me sorprendí mucho, tú siempre sabes meter la pata.
—Eso es muy cierto, yo siempre meto la pata, pero es que no podía dejar que le quitara el antifaz a Alex y el muy condenado habló.
—Me dejó como un idiota al quedarse callado ante aquel ataque, pero lo comprendo. ¿Estás borracha?
—No, no. Solo estoy feliz —divertida daba una vuelta —éste fue el mejor baile al que he ido.
—Es el único baile al que has ido —resaltó.
—No, el primer baile fue el de nuestro compromiso.
—Ahí no bailamos.
—Tienes razón, tú y yo nunca hemos bailado. Deberíamos hacerlo y dar vueltas, vueltas y más vueltas —dejando la seguridad de la pared comenzaba a dar vueltas sobre su eje, tantas hasta que perdió el equilibrio. Chace se alejó para que no cayera sobre él sino en el suelo.
—¡Desgraciado! —gritaba desde el pasto.
—Querida yo no soy la clase de caballero que ataja a las damiselas desmayadas —divertido le tomaba una foto. El flash cegó a Elisa.
—Maldito bastardo. Eres incapaz de hacer algo noble y yo… y yo… —su estómago mantenía una guerra interior que comenzó a subir por su garganta, sintiendo sus manos frías y sin remedio todo aquel licor que había bebido luchaba por salir por su boca, hasta que sin remedio salió.
—¡Elisa qué desastre! —Chace de inmediato se agachó a su lado y se apresuró a sostener el cabello de ella. Elisa se sostenía con sus manos del suelo y vomitó hasta que toda su caja torácica le dolía por el esfuerzo —¿Estás mejor? —aun le acariciaba la espalda. Ella limpiándose la boca asentía —Ven, vamos a un lugar sin vómito —Elisa como enferma se incorporó y Chace sin preguntarle la cargó.
—Puedo caminar —señaló.
—No lo creo.
No dijeron mucho hasta que la depositó en aquel banco solitario, desde ahí podían ver el salón de fiestas.
—Con ese corset pareces una crema Colgate, están exprimiéndote para sacarte la poca sustancia que te queda y aun así se te ven tan pequeños —se refería a sus senos.
—Concuerdo en lo de crema Colgate, incluso yo misma lo dije hace un rato, por lo otro ¡Solo cállate! —él solo sonreía.
—Pero aunque luego lo negaré, te ves linda, muy linda, pese al vómito que te cayó en el vestido y a que hueles a borracha.
—Gracias —decía con sarcasmo —tú eres un experto atendiendo a damiselas vomitonas.
—No eres la primera a la que le sujeto el cabello mientras vomita, pasa tan seguido.
—¿Qué pasó con el anillo?
—Alguien lo tiene, alguien que quiere fastidiarnos. Enviaron una foto y me citaron en un lugar, solo que ahí no había nadie, solo otra foto del anillo. Investigaron la procedencia del mensaje que me llegó, pero lo enviaron desde algún número mega privado y en la foto impresa no hay huellas —cansado se restregaba la cara —estamos en las mismas.
—Debe ser alguien que nos conoce, pero ¿Quién? —el miedo volvía a ella y su mente comenzaba a recrear nuevas hipótesis.
—Ni idea. Luego Ian y yo hablamos con el abogado, porque justo hoy el abogado de James y el de Eric quisieron una reunión para hablar de cómo tratarían de alejarnos de cualquier conflicto legal, ya que saben que solo nos defendimos. Mañana será un día loco Elisa —suspirando se acostaba en el banco con su cabeza justo al lado de las piernas de ella —estoy cansado, muy cansado.
—Yo también. Casi no duermo y si duermo tengo pesadillas. Ya quiero que esto acabe y lo peor es que siento que cuando llegue el fin solo comenzarán nuevos problemas y más graves. ¿Por qué me metiste en esto? —le reclamaba.
—Nunca creí que todo se complicaría así —por un momento se quedaron callados, él viendo las estrellas y ella solo mirando las luces de allá abajo en el salón de fiestas —no me había dado cuenta, pero estamos en el mismo lugar del día de mi fiesta de graduación —Elisa alzaba la mirada y en efecto ahí se había encontrado.
—El día de la escasez de condones —reía recordando aquello.
—No me acuerdes de eso. Vaya cómo pasa el tiempo, eso fue ya hace como tres años.
—Sí, tres años. Nunca habríamos pensado que íbamos a estar comprometidos en el futuro.
—Nunca. Tú y yo las ratas de Chicago tan enamorados —resaltaba con ironía. Sacaba su celular y le daba un vistazo a aquella foto, lo guardó de inmediato — me enteré que hace un rato nos besamos apasionadamente —Elisa muerta de la vergüenza tapaba su cara con sus manos.
—No hablemos de eso —susurraba.
—Pero hay que hacerlo —dejaba su posición para sentarse.
—No, no hay que hacerlo. A ti poco te importa con quien me bese.
—No hablamos de cualquiera, es Alex. Solo no le hagas daño.
—¡¿Qué?! —casi gritaba.
—Elisa ¿En serio te ves con Alex? Te ves siendo cariñosa, amorosa, cursi. Porque siempre has dicho que Alex se merece la mejor mujer del mundo ¿lo eres tú? No eres capaz de abrazar a nadie, o tener un gesto de cariño. Incluso con tus huérfanos eres tan poco cariñosa, das cariño a tu modo, en tu forma rustica, así como yo.
—Tú cambiaste con Amy, no hubo hombre más cariñoso y cursi que tú —decía fastidiada.
—Pero tú eres mucho más fuerte que yo, tú corazón es más duro. Luchas por no cambiar y sé que no serás la clase de chica que se enamore para toda la vida. Eres una bruja loca que hace lo que quiere cuando quiere, así eres tú. Solo no hagas nada hasta que estés completamente segura, porque no querrás dañar tu amistad con Alex. Ahora ¿Tú lo besaste a él verdad?
—Sí —dijo y asintió con su cara.
—¡Eso! —Divertido despeinaba el cabello de Elisa —mi alumna ya es todo una experta, recuerdo que nerviosa decías que no sabías besar. “Chace quizás lo supongas pero nunca he besado a nadie” —remedaba aquel primer beso que le diera en las escaleras de aquella catedral. Elisa le daba unos golpes en el hombro para que se callara —te dije que era un buen profesor.
—No sé. Creo que sí he mejorado mucho, por lo menos ésta vez no me golpee la frente antes de poder besar —ambos reían —¡agh! —En una mezcla de sentimientos agitaba su cabeza —todo es tan raro, es como si saliera de mí y me escucho hablando de besos y es tan…
—¡Bizarro! —dijeron al unísono.
—Algún día dejarás de ser niña, entonces nada te parecerá raro —por un rato se quedó observando a Elisa y lo blanca que lucía bajo la luz de la luna —sí me torturan nunca admitiré lo que diré hoy, pero… —Elisa se reviraba para verlo. Aquellos inconfundibles ojos de ambos brillaban y resaltaban con la luz de aquella luna llena —extrañaré a mi bruja loca, realmente te extrañaré araña —Elisa lo observaba y un nudo se formaba en su garganta —fue un placer haberte enseñado a besar —los blancos ojos de Elisa se teñían de un rojo que anunciaba a aquellas lágrimas que se aglomeraban por salir —fue bueno haberte conocido bien al final.
—No te despidas aún —logró decir aunque su voz se quebró —nos quedan tres días. Tres días es bastante tiempo.
—Lo es —sonriendo levantó su mano para arreglar un rebelde cabello de Elisa —algún día veré el castillo que le haces a tu huérfanos, yo creo que un parque de atracciones atrás no le vendría mal, porque…
No pudo decir más porque Elisa arrugando la cara se lanzaba a llorar, tapaba su rostro y le daba la espalda a Chace. Él solo sobaba sus hombros.
—No llores loca.
—Es que… no puedo creer que nos desintegremos… está pasando todo lo que te dije en Caimán que pasaría —limpiaba sus lágrima recobrando la compostura —también te extrañaré gigolo, después de todo no habrá en el mundo nadie más parecido a mí. Aunque tú eres más tonto.
—No refutaré eso. ¿Ya estás bien?
—Sí, honestamente creo que alguien me hizo una brujería. Debo tener exceso de hormonas o algo, en mi vida había llorado creo que dos veces y en ésta semana he derramado tantas lágrimas que no sé de donde salen, ni agua tomo. Ya vámonos de aquí, ésta noche fue un desastre, comenzando porque me dejaste embarcada.
—Aquí estoy, pero no nos vayamos aún. Ni siquiera hemos bailado.
—No más bailes para mí. Andando —decidida se ponía en pie.
—Pero vamos a divertirnos —la jalaba de la mano — ¿acaso no te encanta explotar cosas?
Los ojos de Elisa brillaron ante aquella sugerencia, explotar cosas siempre la hacía olvidar y destartalar aquella fiesta era la mejor terapia que podía tener.
—Manos a la obra —exhalaba tremenda.
Encontrar a sus amigos nerds no había sido difícil, todos habían perdido interés en sus parejas, crear una explosión era algo más interesante para todos ellos. Quebrar las leyes de la escuela el mayor incentivo. La fiesta terminaría en gritos despavoridos y en trajes costosos destrozados y aquello emocionaba a Elisa, tal vez fuera la mayor travesura que haría en su vida. Aunque ella desconocía que una persona especial para ella y otra que conocía se encontraban dentro. De todas formas nadie moriría.
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El próximo capi creo que será largo, porque terminará con la fiesta y empezará con el juicio y el viaje de despedida. Espero poder publicar el martes o el miercoles. Que pasen un lindo Domingo porque ya el sábado se nos fue y espero que les haya gustado. Mil gracias por sus lecturas porque ya Envenenado de Ti llegó a los 21K en lecturas, mil, mil gracias por su apoyo. :)
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