Capítulo 39 parte 2

Ya la limusina de Elisa estaba ahí y pensando en que podría hacer comenzó a abrir la puerta. Tal vez Victoria notó el nerviosismo en su rostro, por eso se apresuró a bajar las escaleras.

― ¡No! Chace y yo iremos a su casa por el anillo ahora mismo ―con una seña mandaba a buscar su auto.

― ¡Esto es el colmo! ―exhalaba Sofía ― ¿piensas que te robaremos aquel mugroso anillo? La verdad te desconozco ―Elisa estaba al borde de darle algo, miraba a sus amigos pero ninguno la entendía, miraba a Chace y él tampoco parecía saber que hacer ―siempre supe que eras una arpía Victoria, pero no a estos extremos ― si había algo que nunca se arreglaría era la espléndida relación que había entre aquellas familias ―pero bienvenida seas a nuestra casa. Claro que hoy mismo tendrás el dichoso anillo ¡Muévete Elisa! ―la empujaba apresurándola a entrar.

            “Oh por siempre maldeciré al imbécil que se robó el anillo. Bien que me pude haber librado de esto hoy, ahora que mi mamá odia a Victoria, pero No ―pensaba molesta ―Elisa solo haz lo que debes hacer”

—No voy a ningún lado ― alejaba a su madre ―Ustedes no pueden cancelar mi boda solo porque sí —se apresuraba a decir muy molesta y desafiante.

—Pero Elisa es por tu bien —hablaba su padre —. Dejando a un lado el circo de ésta noche, estás muy joven para casarte.

—Eso no les impidió comprometerme en aquella fiesta. No sabía que ese día me iban a pedir matrimonio, pero acepté y ustedes tan dichosos celebraron. Así que ahora no van a decirme que hacer ― “no puedo creer que esté haciendo esto”

—¿Por qué quieres casarte? ¿Lo amas? —le preguntaba su madre y de pronto su lengua se trabó “solo di, sí lo amo. Solo dilo” pero por más que intentaba nada salía de su boca “Elisa diciendo la palabra AMOR !pruufff! eso es tan bizarro”

—Eso es… es… es… obvio ―culminó diciendo ―. Me voy a casar y punto. Claro si Chace aún quiere y ustedes ya no lo espantaron ―miraba a Chace como diciéndole “di algo bobo, es hora de actuar” pero a él le costó reaccionar y por unos segundos todos lo miraban expectantes.

―Claro… claro que… quiero… casarme ―Ian y Liam tuvieron que voltearse para que no vieran su risa y es que la convicción con que lo dijo no tenía nombre. Elisa incluso puso los ojos en blanco “puede haber ser más inútil” ―quiero decir que… ―carraspeaba ― amo a su hija señora Lubensky, a todos les parece poco probable, pero en realidad la amo. Es tan tosca y extraña que de alguna manera se metió dentro de mí, le digo que nunca fue mi intención enamorarme, habría querido detestarla por siempre, pero ahora no hago más que verla y pensar que no hay nadie con quien me pueda sentir más feliz. Sé que es ruda, pero yo he podido ver su parte sensible y algunas veces cuando duerme hasta parece buena persona ―el papá de Elisa sonrío y Sofía aunque no quería hacerlo tampoco pudo evitarlo ―es en serio, creo que… ― volvía a pensar las palabras correctas ―nunca pensé amar a alguien tan raro y ahora sin ninguna explicación lo hago ― “¡maldito imbécil! ¿Cómo le hace siempre para dar aquellos discursos como si en verdad sintiera algo por mí?” ―. Sé que somos jóvenes y todo esto les parece tonto y apresurado, pero nos conocemos desde hace tanto, que es como si lleváramos ya unos 13 años de novios. Dicen que nunca se llega a conocer a alguien del todo, pero yo creo conocerla, y más aún sé que nadie en este mundo me conoce más que ella. Y es tonto que por ésta discusión decidan acabar con lo que sentimos y queremos. Ustedes están peleándose y odiándose, pero nosotros siempre estaremos unidos, porque somos amigos. Alex es mi hermano, y Elisa aunque quizás nunca se atreva a decirlo me ama ―todos reviraron a mirarla y ella solo sonreía nerviosa mientras tragaba saliva ―lo sé es presuntuoso que lo diga, pero señor Lubensky usted me entenderá, es aquella forma en la que de pronto me mira, el suspiro que da cuando se abraza a mi pecho ― “¡Ya cállate!” gritaba dentro de si. Toda ella estaba roja de la vergüenza ―la manera a la que responde a mis besos ―tal vez era el tono cálido de su voz, su mirada o sus expresiones, o tal vez la combinación de todo eso, lo que tenía a todas las madres exceptuando a Victoria, suspirando enamoradas. Todas sonreían placenteras, era todo tan lindo ―sé que me ama ― suspiraba y pausaba ― simplemente lo sé.

― ¡Hijo ven acá! ―el padre de Elisa feliz lo abrazaba ―claro que te entiendo. Tenía mis dudas sobre lo que sintieras por Elisa, pero eres un hombre enamorado, así como yo toda la vida estaré enamorado de mi Sofía ―romántico la tomaba de la mano para darle un beso. Sofía ya se había olvidado de cualquier disgusto y sonriente correspondía su beso. La mamá de Ian y la de Liam aplaudían y Elisa estaba a punto de irse en vómito, no precisamente por el amor de sus padres sino por todo lo que estaba pasando.

―Y quería agregar que no quiero casarme con Elisa por su dinero. De eso me enteré apenas unos días, incluso estaba pensando en hacer alguna clase de documento legal renunciando a cualquier fortuna que provenga de mi matrimonio con ella ―Victoria inmediatamente y sin remedio se atoró con su propia saliva, intentó disimularlo pero estaba ahí tosiendo efusivamente. Elisa sonreía satisfecha “¡por fin algo inteligente salió de tu boca! No tendrás dinero maldita bruja” se burlaba Elisa.  

―Es muy noble de tu parte Chace ―hablaba Sofía ― pero ya eso es algo que deben decidir Elisa y tú. De todas formas el dinero no nos importa ―miraba a Victoria como recalcándole que no era igual a ella ―creo que amas a mi Elisa y también sé que todo tú eres igual a tu padre, cada mínima parte tuya es de tu padre ―no tenía que decir “por suerte no se parece a ti Victoria” ya quedaba explícito ―si se quieren casar no puedo hacer nada para impedirlo, pero sí me mantendré al margen. Ya lo sé Elisa, ya lo sé ―hacia señas de que callara aunque en realidad ella no había pensado decir nada ―, no he participado en nada que respecte a tu boda, pero no te hago falta. Envíenme la invitación y estaré aquí ese día.  Ahora vámonos a descansar, y el pobre abogado, bueno vea como le hace para que mi nuevo hijo ―tomaba de las manos a Chace ―y el apuesto Ian no vayan a la cárcel, con tal difícil no está la cosa.

―Adiós señora Lubensky ―con caballerosidad besaba su mano.

―No me digas señora, solo Sofía mira que soy muy joven ―en efecto Sofía tenía 40 años exactos, pero aparentaba mucho menos edad ―. Anda hija despídete ― de un empujón acerca a Elisa a Chace.

― ¡Mamá! ―refunfuñaba apenada y molesta.

―Ésta niña es de hielo, después de todas esas palabras lindas deberías estar derretida, pero en sus mejillas rojas se puede notar como se muere de amor ― “Ya basta esto es el colmo” quería mandar a callar a su madre y de reojo veía como Ian se echaba aire y miraba al cielo con tal de no carcajearse. Liam era otro que la estaba pasando mal con todas aquellas ganas suprimidas de reír a sus anchas. 

            Chace sonriendo se acercaba más a Elisa quien se alejaba, pero ya con el auto detrás de ella no podía retroceder más.

―Después de todo igual meteré mi lengua podrida en tu boca ―le dijo al oído.

―Imbe…

            Iba a gritarle a susurros pero él antes de que terminara ya la besaba. Comenzó a hacer fuerza para alejarlo pero se dio cuenta que todos los veían. Alex observó solo por un instante, mejor prefirió ver para otro lado y es que aquella escena le disgustaba más de lo que había imaginado, por otro lado tenía las palabras dichas por Chace hace tan solo unos segundos retumbando en su cabeza. El beso no duró mucho y Elisa con rabia le dio un empujón. Aunque todos vieron eso como si Elisa fuera una chica muy tímida que solo estaba apenada de ser besada en frente de sus padres y de su futura suegra.

            Una vez dentro de la limusina Elisa se tapaba la cara con sus cabellos y cubría sus oídos para no escuchar las burlas de sus padres “Esto es una maldita pesadilla. Tengo que pensar en una forma espectacular en que Chace me pague todo lo que he hecho por él”.

―Elisa que niña tan gafa eres ―Sofía le hablaba riéndose ―a un chico así yo me lo habría comido a besos, en cuanto dijo todo eso mis ojos se abrían llenado de lágrimas, efusivamente me habría montado como mono encima de él.

―Yo no soy tú mamá. Odio las cosas cursis ―gruñó.

―Eso se nota, pero te digo algo hija, lo siento mucho por ti. La suegra que vas a tener es un trofeo. Nadie merece una suegra así, yo la tuve. Mira que la mamá de tu padre era una pesadilla. Contaba los días para que por fin se muriera.

― ¡Mamá! ¿Cómo puedes hablar así?

―Es la verdad y tu padre también quería verla en la tumba ―él comiéndose un caramelo asentía ―nos hizo la vida de cuadritos con su mega herencia. Al final la conseguimos para ti, pero solo te lo digo para que tengas presente que nadie, óyeme bien Elisa, Nadie hunde a un McGraweth.

―Querrás decir Lubensky ―señalaba su padre.

―Elisa es más McGraweth que Lubensky, no es por nada pero tu padre era un pelele que se dejó dominar por la bruja de tu madre. Así que Elisa ya lo sabes, eres Mía Elisa Lubensky McGraweth, tú podrás destruir a tu suegra, pero nunca dejarás que te dominen a ti.

            La mamá de Elisa no podía saber lo significativa de sus palabras. Pero aquello de verdad llegó al corazón de Elisa. Días duros vendrían y ella tendría que demostrar quién era, más ahora que sus padres solo volverían a la Antártida y la dejarían sola como siempre.

            Como en aquella cena lo que nadie hizo fue comer, todos llegaron a sus casas a devorar lo que encontraran. Para extrañeza de Chace, Victoria no dijo palabra, solo luego que todos se fueron se metió en su despacho y al parecer estaría ahí toda la noche. Él tomó un baño y una buena dosis de analgésicos, la cabeza y la nariz le dolían enormemente. Incluso el beso que le dio a Elisa fue más doloroso que divertido, y es que no había parte de su cara que no le doliera. Se veía al espejo y ya todo alrededor de la nariz se estaba tornando morado “¡Eres una maldita y desgraciada araña!” pensaba mientras se echaba una pomada.

            Elisa cuyo estómago horas antes rugía ahora solo quería dormirse un buen rato “Dios es mucho pedir pasarme todo el trago amargo y despertar ya unos dos o tres años después cuando todo esto solo sea un mal recuerdo” rogaba en su cabeza.

―¿Qué haces por aquí? ―le gritaba al oído.

― ¡agh! Tenías que ser tú ―metía los dedos en sus oídos intentando volver a escuchar.

―Te asusté ―reía ―en serio ¿qué haces por aquí pie grande?

―Solo espero a alguien ―serio tomaba un poco de aquel jugo de naranja ― ¿y tú? ¿Ahora me persigues?

―Nop. Yo vivo por aquí, así que más bien tú me estás persiguiendo a mí.

―Ni en tus mejores sueños Angry Bird.

―Amo ese sobrenombre. ¿Esperas a la rubia?

―Ese no es tu problema ―decía poniéndose a la defensiva.

―Solo te iba a decir que ella…

―¿Ella qué? ―se acercó a ella casi acosándola. Scarlett pensaba seriamente si le lanzaría aquel jugo en la cara en cualquier momento ―Mira apenas y te conozco lo que haga con mi vida no te concierne. Solo eres un estorbo que me consigo a menudo ―gritaba.

―Ok ―con precaución tomaba distancia, lo miraba como si estuviera demente ―yo solo iba a decirte que ella es muy linda.

― ¡¿Qué?! ―Liam no sabía si creerle y sentirse apenado o continuar molesto, aunque su aptitud había sido más que extraña “¿qué es lo que te pasa?” se decía.

―Sí. Es realmente hermosa, digo debe ser lindo parecer una Barbie viviente. Tiene todo completamente en su lugar, es de esas mujeres que te vuelven lesbiana y es que es imposible no buceártelas ―Scarlett tenía ese tono rústico y relajado, ante el cual era imposible no reírse ―. No la dejes ir Pie grande, porque aunque me cuesta admitirlo hacen una linda, linda pareja.

―Gracias pero solo es una amiga.

―Amiga el ratón del queso. Mira una sexy bomba como ella tiene que estar con un fuerte galán como tú. Es la ley de la vida, lo que los astros planean. Todas las fuerzas cósmicas trabajan para juntarlos.

― ¿y quién debería estar con alguien como tú?

―Bueno yo soy como un gnomo, así que un hobbit me vendría bien. Mi gran problema es que los que son como yo buscan barbies como las tuyas. Ellas nunca le harán caso pero ellos siguen persistiendo. Así es como las de mi género se quedan solas, muy solas ―de pronto comenzó a hablar con tristeza ―y sabes ―unas lágrimas comenzaban a asomarse ― es duro saber que nadie te quiere, ni nunca nadie lo hará. Realmente apesta.

― ¡Hey! ¡Hey! ―nunca creyó que se pondría a llorar y ahora no sabía cómo actuar ―no te pongas así ―ella agachaba la cara para que no la viera llorar ―tú eres muy cómica.

―Hace un rato dijiste que era un estorbo y aunque no lo creas he oído tanto esa palabra y no es para nada reconfortante saber que solo eres un fastidio ― ella escondía su cara pero podía oír sus sollozos ―ahora dices que soy cómica, pero no es mi objetivo de vida ser una payasa.

―No quise decir eso, mira Scarlett tú eres… eres… eres…

―Pareces disco rayado tonto ―sonriendo lo miraba ― ¿qué pensabas decir? Scarlett eres linda por dentro ―imitaba su voz ― bah, sabes que ni por dentro soy linda. Pero fue genial verte preocupado ―reía burlona.

―Eres una mugre polilla enana.

―De pequeña me gustaba actuar ¿acaso no lo hago genial? Hasta lagrimitas boté. Buh nadie me quiere, me lanzo de un puente ja-ja-ja. Te lo creíste todo.

―Créeme eres tan patética, porque si fueras normal deberías llorar en cada rincón. Pero eres rara de verdad.

―Ups ya tu rubia hermosa viene ―señalaba a Amy apareciendo por la esquina ― ¡uy! Esa camisa le queda ¡wau! ―decía con cara pervertida.

―En serio voy a creer que eres lesbiana.

―No aún, pero todo puede pasar ―bromeaba ―ahí te ves.

            Se alejó pegando leves brinquitos. Claro que había querido decirle que Amy no era más que una perra, de verdad era una zorra. Pero ante lo enamorado que Liam estaba de ella prefirió callar, si le dijera lo que sabía de Amy solo iba a lograr que creyera que estaba enamorada de él y por eso inventaba cosas de su amada. Aunque sabía que conocía a Amy de algo más, pero no lograba acordarse de qué era.

            Elisa muy a su pesar dio acto de aparición en su colegio. Como siempre las malas miradas, las indirectas y de mas no se hicieron esperar. Su grupo de amigos continuaban estudiando para las pruebas finales y ella lo único que quería era poder explotar cosas en el laboratorio. Las grandes pancartas del baile se encontraban por doquier y se dio cuenta que no había hablado de eso con Chace. Se suponía que ella más que nadie debía estudiar para la prueba final, pero no tenía ganas de hacerlo, caminando comenzó a dirigirse al orfanato, tenía a sus niños descuidados y se merecían una visitadita, además ella necesitaba pensar en algo más que ella misma.

― ¡Elisa!

― ¡Alex! ―sonreía, aunque no pudo evitar mirar alrededor para ver si alguien los observaba ― pensé que estarías de reposo en tu casa.

―Te dije que no estoy tan mal. El doctor dice que el ejercicio me fortalecerá. ¿A dónde vas?

―Al orfanato. Tengo que ver a mis mocosos ¿Vienes? Sabes que mis niñas te aman. Celebraron el día que creyeron dejaría a Chace por ti ―se reía sarcástica y burlona como siempre.

― ¿Por qué continuaste con la boda? ―preguntó de súbito aunque en un tono bajo para que solo ella y alguien que leyera los labios entendiera ―¿no era la forma más fácil de acabar con ésta loquera?

―El anillo ―mencionaba, pero a Alex le era difícil entenderla ― el anillo, no tengo el maldito anillo ―dijo un poco más fuerte, para de inmediato tapar su boca.

―Solo debías decir que lo perdiste.

―Cuesta una fortuna, esa cosa lleva un siglo en la familia Van der Price.

―¿Y? Victoria lo habría buscado por tierra y cielo.

―Me dio miedo, contento. Me dio miedo decirle. Lo que menos quiero es que Victoria investigue y se dé cuenta de todo. En solo dos semanas Chace se irá, preferí esperar a meterme en otro lío más.

―¿y cuando Chace se vaya igual no deberás devolver el anillo?

―Ya lo habré conseguido. Tú de verdad quieres hundirme más en las preocupaciones ―molesta apuraba el paso.

―No es eso, solo ¿no piensas que quizás tu subconsciente quiere seguir comprometida con Chace?

―¡¿Cómo?! ―detenía el paso.

―A veces pareciera que… que… ―le costaba decirlo, porque era casi como admitirlo y tenía miedo de la respuesta ―que estas enamorada de él.

―¡Yo enamorada! ¡Yo! ¡Claro que no! ¿Qué cosa tienes en la cabeza? Chace es un tarado. Se irá con Amy y yo lo estoy ayudando, si lo quisiera, ayudarlo a irse con otra no sería muy inteligente de mi parte ¿no crees? ―Alex sonreía y Elisa pensaba haber dado la respuesta que quería escuchar. Aunque era una respuesta que simplemente nació de su alma, claro que no estaba enamorada de Chace “por dios es el bobalicón más grande que ha existido desde Mr.Bean”

―Sabes algo Elisa, siempre Ian y Liam han insinuado que tu gustas de mí, siempre solían hacerte bromas sobre lo muy enamorada que estabas de mí, y tú siempre lo confirmabas decías “claro que amo a mi príncipe, él es tan bello” y proseguías, tú siempre seguías el juego. Así que yo deseaba el momento en que dijeras “NO”.

―¡No! ―Elisa sentía que ya estaba en su examen final y es que no entendía nada.

―Sí. “No”. Sabía que el día en que te dijeran “Elisa estás loca por Alex” y tu respondieras con convicción “Yo loca por él, estás fumado margarita” ―Elisa sonreía y es que había olvidado que esa era su frase favorita ― el día en que lo negaras con todas tus fuerzas, entonces ese día sabría que estabas comenzando a sentir algo por mí ―estaba ahí observándolo y ahora entendía lo que le quería decir ―. Y ahora lo niegas a él.

―No, pero no es como tú lo piensas ―Alex ya había comenzado a caminar y ahí estaba ella jalándolo por la chaqueta siguiendo su paso ―. Tu teoría carece de mucho fundamento y es que… ¡Escúchame!... ―al dar la vuelta la puerta del orfanato aparecía ante su vista y aquel auto aparcado en frente heló a Elisa ―¡Ven acá! ―de un solo jalón se escondió con Alex en un callejón ciego.

―¿Qué ocurre? ―decía algo incómodo. El callejón era muy estrecho y ahí estaban casi uno encima del otro.

―Ese es el auto de Victoria ―con cuidado sacaba un poco la cara para ver de nuevo el auto, en efecto era el de su archienemiga

“¿Qué demonios hace aquí?”

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Les dije que subiría capi ayer pero me fue imposible, cuando tienes una laptop que se apaga de improvisto y te borra lo que escribiste, es imposible ser puntual jaja. Pero ya les subí la continuación de éste capi, espero que les haya gustado.

Ahora Victoria está de visita en el Orfanato ¿qué buscará ahí? además ¿creen que se quedarà tan contenta con que Chace no reciba herencia?

Mil besotes a todos por llevar Envenenado de Ti a sus 15 K en lecturas. Mil gracias :)

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