Capítulo 27
El amanecer los agarró a todos en aquella colina donde pudieron observar el espectáculo de la naturaleza dando los Buenos Días. En la entrada del hotel una de las actividades de diversión llamó la atención de Elisa, era su juego favorito “Buscando el Tesoro” aunque ninguno había dormido insistió en que debían jugar aquello ese mismo día. Habló con el gerente y le indicaron que podían comenzar después del mediodía. A todos les pareció genial así que arrastras llegaron a sus habitaciones en donde cayeron como rocas en sus camas. Incluso Elisa también se lanzó a dormir antes de tomar un baño, Chace a su lado igualmente dormía rendido.
— Están listos para la diversión – gritaba Vanessa brincando levemente, estaba vestida casi como Lara Thomb Rider. Ian de inmediato vio a Elisa buscando una explicación.
— Tenía que ser un número par para poder jugar – se excusó. La única con energía era Vanessa, el resto tenía los ojos rojos y se refugiaban en tragos y más tragos de Red Bull.
— Bienvenidos a Buscando el Tesoro – decía un chico bastante musculoso y de buen ver que Elisa no pudo pasar por alto – todos saben cómo se juega esto, así que solo les diré que el tesoro se encuentra en algún lugar de esa montaña – señalaba una montaña picuda y grande que se encontraba a tan solo unos metros de ellos – se repartirán en parejas, cada pareja tendrá un mapa que los llevará a su primera pista. Las parejas las sortearemos haciendo girar ésta botella, las chicas primero – de inmediato depositó la botella en las manos de Elisa.
— Ok, ahí va – le dio todo lo fuerte que pudo, la botella giró y giró hasta que… - oh vaya parece que tendrás que calarme príncipe – Alex solo sonrío y se salió del círculo.
— Ahora usted señorita – el joven le daba la botella a Vanessa quien emocionada le dio vuelta aunque muy lento. Ian estaba pálido solo rogando que la bendita botella no lo apuntara, incluso cambió lugar con Liam, luego con Chace, pero era el destino y finalmente la botella lo apunto a él.
— Maldición – expresó de la forma más déspota, Vanessa como de costumbre no reparó en el desagrado de Ian, estaba más que feliz porque estaría mucho tiempo a solas con él – pido cambio – el joven que dirigía el juego lo miraba con gesto reprobatorio, pero fue Elisa quien dándole una patada lo hizo callar.
— Entonces ustedes dos caballeros harán pareja – se dirigía a Liam y Chace.
— Por fin estaremos solos amor mío – decía Liam bromeando. Chace por su parte lo abrazó fingiendo emoción – sé que crees que Ian tiene mejores músculos, pero no sabes las increíbles cosas que te enseñaré – gruñía como León haciendo que todos rieran.
— Deberías respetarme un poco más amor mío – Elisa fingía indignación.
— Mira Gallina sin piel ya lo has tenido por mucho tiempo déjanos ser felices – Liam empujaba a Elisa.
Finalmente con las parejas formadas cada quien tomó su mapa y su camino. No podían llevar celulares por el hecho de que fueran a hacer trampa y usar sus GPS, tan solo llevaban unos radios con los cuales comunicarse, una brújula, agua, incluso cuerdas de alpinismo.
— Debemos ir a la derecha – Vanessa jalaba a Ian del brazo.
— Suéltame – decía alejándose rápidamente.
— Disculpa, pero tenemos que ir hacia la derecha – insistía.
— Mira Vanessa quiero acabar con esto rápido ¿crees que me gusta pasar tiempo contigo? La respuesta es NO, CLARO QUE NO.
— No soy conocida por ser muy inteligente, pero creo, no sé, creo yo que si seguimos bien los pasos encontraremos el tesoro de primeros, eso al menos es lo que pienso.
— Ahora te la das de lista – decía con amargura. Comenzó a caminar dando vuelta a la izquierda.
— Te digo que es a la derecha – dijo alzando la voz, algo tan inusual en Vanessa que ella misma se sorprendió.
— Y yo que nos vamos por acá – con brusquedad la tomó de la mano llevándola a rastras a ese otro camino – no sé si sea izquierda o derecha, solo sé que es por aquí, sé seguir un maldito mapa.
Vanessa sabía que él estaba equivocado pero para que pelear más con él, por otra parte la estaba llevando de la mano y si se perdían pasarían más tiempo juntos “que no diga que no se lo advertí” pensaba.
— Lo tengo – decía Chace con aquella pequeña caja en sus manos.
— Yeah brother – celebraba Liam.
— Hay un nuevo mapa, un acertijo y una llave. El acertijo dice “La Adrenalina no es el extremo ni lo mínimo, no está en el cielo o la tierra solo en el medio de la seguridad y el abismo”
— Ok, cuando lleguemos al lugar lo descifraremos – Liam tomó el mapa para dirigir el camino, entre la maleza y muchas raíces caminaron un buen rato – Chace ¿cómo sabes que amas a Amy?
— ¿Qué? – la preguntaba lo tomaba desprevenido – no sé, solo lo sé.
— Tiene que haber algo que te indique que la amas, no puedes decir no sé. Dime ¿puedes decir en éste preciso momento que la amas, que en serio la amas?
— Claro que sí, nunca he dudado de ello – aunque aquello no era del todo cierto – voy a dejarlo todo por estar con ella, no crees que es la mayor muestra de mis sentimientos. Por cierto puede ser que no estemos tan solos – decía más bajo – no hablemos de esto.
— No es justo que ella no exista en tu vida, ella no se merece ser tratada de esa forma, como si fuera una amante, te la follas y luego pum te vas – decía más que molesto.
— ¿Por qué a ti te afecta tanto Liam? ¿por qué siempre estás en comunicación con ella?
— Somos amigos – decía secamente acelerando el paso.
— Eres más amigo de Elisa, incluso eres el primo de Elisa y poco te importa lo que le pase.
— ¿Quieres que me importe lo que pasa con mi prima? Bien, venga – frenó el paso en seco poniéndose de frente a Chace - ¿qué te pasa con mi prima? – la forma en como sus manos se entrelazaban sobre su pecho le indicaba a Chace que estaba preparado para en cualquier momento meterle un golpe.
— Nada pasa con ella – lo miraba fijamente desafiándolo.
— Ah no, porque ayer cuando Ian y yo fuimos a rescatarlos la forma en cómo se miraban, la forma en como estaban abrazados daba mucho que pensar.
— Quizás Elisa se esté enamorando – decir aquello que pensaba en voz alta le había sonado de lo más absurdo, incluso arrancó a carcajearse.
— ¿Por qué la risa? – decía de verdad molesto – mi prima no es tan tonta como para enamorarse de ti.
— Lo sé, fue tan tonto lo que dije. Por eso me río – reía tanto que lágrimas salían de sus ojos – es que fue como si saliera de mí y me escuchara diciendo aquellas palabras, algo dentro de mí me dijo “eres un imbécil”.
— ¿qué hay con mi prima? – volvió a preguntar con más ímpetu haciendo que Chace dejara de reír en seco.
“¿Qué hay con mi prima?” la pregunta retumbaba en su cabeza “¿qué hay con Elisa?” pensaba, de pronto observó un árbol que no era común.
— ¡Un Samán! – gritó señalando el inmenso árbol casi oculto por la gran cantidad de árboles a su alrededor – el mapa señala a un árbol majestuoso tiene que ser el, ahora a seguir el camino.
Se apresuró a correr, arrancó el mapa de las manos de Liam y tomó la delantera. Aunque a Liam no se le olvidaba que había una respuesta sin contestar, algo malo pasaba.
— Aprieta esas nalgas Margarita – Elisa trotando le gritaba a Alex el cual se encontraba unos metros atrás – pareces una señorita del siglo XIX que por usar esos apretados corsets se desmayaban a cada rato.
— Di pareces una nena con corset, no des, toda una clase de historia y anatomía – llegaba sudando a mares – has perdido tus cualidades para burlarte de los demás.
— ¡¿Qué?! – gritaba. Aquello en realidad la asustaba, no quería querer lo más valioso y bueno de ella, el sarcasmo y la forma elocuente de burlarse de todo y de todos.
— Estas muy rosa Elisa ¿no lo crees? – tomando un poco de agua se recostaba en unas rocas.
— Chace dijo que soy lo que soy y que nunca cambiaré. Un Chanel en mí es un Chanelisa, o algo así – decía sonriendo orgullosa.
— ¿Y te conformas con eso?
— Bueno ¿qué demonios te ocurre? ¿por qué quieres hacerme sentir mal? Odio pensar, y mucho menos pensar en que estoy cambiando. La Elisa que siempre he sido no piensa, actúa simplemente movida por sus instintos - se quedó saboreando la última frase en su boca.
— Ahora tienes instintos.
— Claro que los tengo – hablaba pasivo y mirando nada “ese es el problema, últimamente no te dejas llevar por tus instintos, te estás aferrando a la nada, y peor aún estás pensando” – te odio por hacerme pensar, pero te odio un poco menos por hacerme ver una realidad – feliz alborotó los cabellos de Alex, le dio un lepe y finalmente un rápido beso en la cien – ahora a continuar, que una competencia tenemos que ganar. Vamos Team Alisa.
De nuevo emprendió el trote con un Alex cansado detrás de ella. Elisa hacía tanto ruido que tanto ella como Alex no pudieron notar los pasos de aquellos que los seguían muy de cerca. Él sabía que tenía que esperar solo un poco más, todo marchaba bien hasta ahora, los tenía separados y había encontrado un nuevo aliado.
— ¡Qué demonios! Hemos recorrido toda la maldita montaña – furioso lanzaba la brújula. El Crick les indicó a ambos que la brújula ya estaba rota en algún lugar del bosque.
— Y ahora no tenemos brújula – decía Vanessa divertida recostada a un árbol.
— No lo sabía – hablaba con amargura, el calor lo estaba matando y toda su camisa estaba pegada a su cuerpo del sudor – ¿cómo es que no estás casi desmayada? – la observaba agitado.
— En Etiopía, Samoa, Namibia y aquellos lugares de África hace más calor que aquí. Es raro siempre creí que eras atlético.
— Lo soy, aunque no como tú Maikel no sé qué – irguiéndose la observaba con rabia.
— Maikel es muy atlético, siempre hacemos competencias, él me enseñó a correr rápido y…
— No me importa – gritaba – nunca me ha importado tu vida Vanessa, ahora solo quiero irme de aquí.
— Tan solo sígueme – con voz pasiva se daba la vuelta.
— De ahí venimos loquita - enfatizó la última palabra todo lo que pudo.
Por primera vez Vanessa sintió que las orejas le quemaban, y sin pensarlo pateo a Ian en el pecho haciendo que cayera y rodara colina abajo. Solo cuando observó que Ian rodaba con sus pies sobre su cabeza un gran miedo se apoderó de Vanessa “OMG ¿Qué hiciste?”
Ian desorientado observaba la grama a su alrededor, unas cuantas rocas lo habían rasguñado y trataba de asimilar lo que había ocurrido. Escuchaba que Vanessa preguntándole como estaba bajaba la colina corriendo. Le dolía la cabeza, de pronto algo llamó su atención, ahí a metros de él alguien lo observaba, “Amy” susurró, cerró los ojos y volvió a abrirlos pero ya nada se encontraba.
— ¿Estás bien? – Vanessa temerosa se acercaba a él. Ian tan solo veía atento a aquel lado donde había visto a Amy.
— Vi a Amy – decía en voz baja y con la mirada fija en la vegetación.
— ¡Amy! ¿Qué Amy? – “de seguro otra conquista” pensaba “ah no como eres tonta Vanessa, debe ser Amy la de Chace” – Amy no puede estar aquí, es imposible.
— Lo sé y aun así estoy seguro que la vi, allá escondida – continuaba sentado.
— A lo mejor y fue una alucinación, tal vez te guste y quisiste verla. Muchas veces te vi en la selva Samoana – sonreía ante aquellos recuerdos. Ian la observaba como si fuera la cosa más rara del planeta.
— Vanessa una estadía en el manicomio no te vendría nada mal, y – se ponía de pie – no me gusta Amy, las rubias no son lo mío y menos ella – caminó un poco más para luego rememorar como es que había caído ahí - ¡me pateaste! – gritaba observando fijamente a Vanessa.
— ¿De qué hablas? – decía tranquila y sorprendida.
— Tú, Tú me pateaste, lo recuerdo.
— Yo nunca haría algo así – él la miraba buscando mentira en sus ojos, pero ella aparentaba de verdad no saber nada de lo que él estaba hablando – de pronto caminaste y creo que tropezaste y caíste.
— No, tú me pateaste – insistía.
— Ian ¿crees que sería capaz de algo así?
Era verdad Vanessa no era capaz ni de alzar la voz. Ian más confundido de lo normal dejó de insistir. “Es tan fácil hacer creer a los demás que están locos – sonreía escondida – creo que lo han hecho tanto conmigo que ahora puedo hacerlo con los demás, y jupi me libré de que sepa que si lo patee”.
— No puede ser – expresaba Chace observado aquella enorme catarata frente a él - ¿seguro que la otra clave está allá abajo?
— Así lo dice el acertijo “está en el medio” - leía Liam – y por algo está todo éste equipo de alpinismo.
— ¿Quién irá de los dos?
— Sabes mi miedo a las alturas – Liam comiendo un chocolate hablaba – además me lo debes por meter tu mugre lengua en la boca de mi prima.
— Ok, ok, ok. No toquemos ese tema.
Chace no demoró en ponerse el equipo, sujetó bien las cuerdas, se colocó unos lentes herméticos unos guantes y comenzó a descender por la enorme pared de roca y agua. Liam iría dándole cuerda a medida que bajara. Aquello le parecía una locura, podían ser unos excéntricos niños ricos, pero jugar un Buscando el Tesoro con esos riesgos era demente. Sentía la fría agua descender al lado de él con una velocidad que de caerla un solo chorro lo mataría “moriré aquí como un tonto” pensaba.
Después de uno que otro trastabilleo pudo divisar la especie de cueva donde se suponía estaría la nueva pista. Pero de pronto la cuerda terminó de aflojarse, intentó agarrarse de lo que pudo, sin embargo terminó guindando en la nada con tan solo una fina cuerda sosteniéndolo.
— Liam, Liam ¿qué haces? Esto no es una broma, me pude haber muerto – gritaba con el corazón en la boca, abajo solo agua y rocas lo esperaban - ¡Liam!, ¡Liam!.
Gritaba pero nadie respondía. Un buen golpe en la cabeza dejaba a aquel hombre quien con navaja en mano se disponía a cortar la cuerda que aún mantenía a Chace con vida, casi inconsciente cayendo inevitablemente por la catarata. Chace horrorizado observó que algo muy grande cayó casi rosándolo, no sabía que o quien era. Temía lo peor.
— ¡Liam!
Gritaba despavorido y con lágrimas en los ojos, solo rogaba que aquel sujeto no hubiera sido su amigo.
— ¡Espera! – decía Vanessa cautelosa – los radios no sirven – susurraba.
— Te digo que mataré a Elisa cuando la vea, estamos en medio de ésta montaña, sin agua, sin teléfonos, sin gps. ¿Dónde están los idiotas guardaespaldas? Hey ustedes aparezcan.
— No creo que hayan guardaespaldas.
— ¿No pueden dejarnos solos? – decía desconfiado.
— Escuchaste – Vanessa atenta frenaba el paso de Ian – nos persiguen.
— ¿Quién va a perseguirnos Vanessa? – incrédulo hablaba en voz alta.
— Te digo que nos persiguen – insistía – baja la voz – aquello la asustaba, había pasado mucho tiempo escondiéndose de la guerrilla para saber cuándo algo iba mal.
— Deberías hacerle más caso a tu loquita personal – aquella voz detrás de ellos los heló a los dos – así es hermano, no te asustes solo vine a conversar.
Elisa y Alex iban a su tercera pista, tenían que entrar a una cueva. Elisa había puesto sus objeciones, los lugares muy cerrados no le gustaban, pero Alex había terminado convenciéndola.
— No puedo, no puedo – gritaba desesperada, habían caído por un hueco y lo único que tenían frente a ellos era una especie de túnel en donde no podían ni ponerse en pie – Alex me falta el aire, me voy a morir.
— ¡Elisa, Elisa! – la tomaba fuerte por la cintura pegando su cuerpo al de él, ella estaba de espaldas y el solo podía hablarle al oído – saldremos de aquí, solo tranquilízate, hay aire, hay mucho aire, siéntelo, siéntelo – con una mano presionaba su estómago y con la otra acariciaba la cara de Elisa, ella estaba agitada, pero el sentir la mano de Alex recorrer su rostro y su cuello la hacía olvidarse un poco del pequeño lugar donde se encontraban, se sentía muy extraña – solo unos metros más y saldremos de aquí.
— Sí – con sus manos limpiaba el sudor de su rostro – y cuando salga acuérdame de traer al imbécil que hizo éste juego y amarrarlo en éste mismo hueco – decía furiosa.
— Lo haré – Alex reía – ahora continua, tu puedes eres Elisa.
Gatearon mucho más y aun no veían un poco de luz. Elisa estaba mareada y se esforzaba por no pensar en que quería estirar los pies y las manos.
— Tengo sed, mucha sed – se quejaba – me pasa lo mismo que cuando me dejaron encerrada, no tomo mucha agua, pero basta que me encierren para que me muera de la sed.
— Pronto tendremos agua.
— No – vencida detenía el paso, pegando su cara en las rocas debajo de ella – no saldremos, moriremos y tú morirás por mi culpa – no lloraba, pero se sentía vencida – ya mucho daño te he hecho.
— ¿A qué te refieres? – Alex al igual que Elisa hace mucho que había perdido las esperanzas de encontrar una salida, pero tenía que ser fuerte.
— Viviste todo ese tiempo angustiado creyendo que te tendrías que casar conmigo, no pudiste amar de lleno por mi culpa. Y ahora te morirás – como pudo se volteó quedando acostada boca arriba mirando el techo que solo quedaba a unos 60 cm sobre su cabeza.
— No moriremos y no viví angustiado – poniendo sus manos alrededor de la cabeza de Elisa quedó encima de ella, una posición que a Elisa le sorprendió, estaban muy cerca uno del otro – Elisa casarse contigo no es un castigo, no es un calvario, nunca lo vi así.
— ¿Y qué te habrías casado contento conmigo?
— Sí – aquello descolocó a Elisa, no pensaba una respuesta así – Elisa simplemente creo que eres perfecta.
Elisa podía sentir la respiración de Alex y temía que él escuchara su corazón agitado. “¿Puede Alex sentir algo por mí?” pensaba alarmada, pero ahí estaba él sobre ella y su rostro se acercaba cada vez más “¡va a besarme!”. Así hubiera querido correr Elisa no podía hacerlo, estaba acorralada, además había otra parte dentro de ella que no quería correr. Pero un gran estruendo, hizo que el suelo debajo de ellos se quebrara lanzándolos a los dos al abismo. Despavoridos gritaron cuando sintieron que caían, pero fueron aquellas aguas heladas en las que se hundieron las que callaron sus gritos.
A Elisa le fue difícil salir a la superficie, miraba arriba y observaba aquel hueco en el alto techo en donde de seguro habían caído Alex y ella, ahora estaba en una gran laguna, con agua tan azul como el cielo.
— ¡Alex! ¡Alex!
Comenzó a gritar chapoteando, pero inmediatamente alguien detrás de ella cubría su boca y sujetaba sus manos, asustada comenzó a forcejear.
— No te asustes Elisa – decía el hombre a su oído – solo nos divertiremos ¿no te da gusto verme?
Aun cubriendo su boca asomaba su cara para que Elisa pudiera verlo. Se horrorizó al reconocerlo.
— Si Elisa soy yo James, el único hombre que te ha querido – hundía una jeringa con un extraño líquido rosa en el brazo de Elisa – ahora sabrás que no fue inteligente haberme rechazado.
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Se que van a matarme, pero no publicaré sino hasta la segunda semana de Febrero, es que se viene la defensa de mi tesis y tengo que concentrarme, mils disculpas y espero verlas cuando vuelvas a publicar. Besotes y gracias por leer y comentar :)
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