Capítulo 26 parte 1

        No podían ser más de las 6 de la mañana cuando Elisa se despertó, el cielo estaba claro pero con unos toques grisáceos, de seguro solo había dormido unas 3 o 4 horas por mucho, aun así no tenía ganas de estar más rato en cama. Bostezando se levantó y se asomó por el balcón que daba a la playa, aspiró la brisa y se sintió en paz, podría vivir con ese paisaje por siempre, era de las pocos afortunadas que de quererlo se podían dar ese lujo “pero no tan sola, siempre creíste estar sola, pero en el pequeño momento que en verdad no hubo nadie a tu alrededor casi te desmoronaste” pensaba refiriéndose a aquellos días encerrada en ese palacio en ruinas, bastó de unos tres días en soledad para caer en la autocompasión “nunca más Elisa, tú eres Elisa Lubensky, eres mala, ruda, nunca lloras y no sufres”.

            Pensó que Chace había pasado la noche en la cama de alguna otra y se enfureció, comenzó a buscar su celular dirigiéndose a la sala, ahí se topó con un Chace que dormía con una mano lanzada hacia el suelo, con una pierna sobre el espaldar de aquel mueble y la cabeza de una forma que sabía le daría tortícolis. La imagen le dio risa, pensaba despertarlo de una forma aterradora, sin embargo pisó algo que desvió su atención, era el celular de Chace, lo levantó de inmediato pensando ver si Amy le había escrito algún mensaje, o si tenía alguna muestra de una nueva conquista en la isla, por suerte sabía cómo desbloquearlo había visto a Chace tantas veces poniendo la clave que se la sabía de memoria. Para su sorpresa una imagen salía en la pantalla, aquello le causó ternura “¿por qué te alegra tanto Elisa?” literalmente botaba el celular a un lado, para luego salir corriendo a cambiarse de ropa mientras pensaba que debía hacer algo con las mil cosas que pasaban por su cabeza.   

—    Ustedes son los mejores ¿eso es lo que hacen todas las vacaciones? ¿Vivir como vampiros saliendo solo en las noches para pasar toda la mañana durmiendo? – Elisa hablaba poniéndose protector solar en los brazos.

—    Lo hacemos cuando no venimos contigo – protestaba Liam tapándose los ojos del sol – a toda estas yo soy el único tonto que está aquí contigo ¿por qué no fuiste a fastidiar a los otros? ¿dónde está tu prometido?

—    Se llama Chace querido primo y el pobre llegó muy tarde no quise despertarlo, pero le dejé una nota.

—    ¡Llegó tarde! Yo si quiera he llegado Elisa – gritaba – iba directo a mi habitación cuando tuve la mala suerte de encontrarte en el camino y me jalaste para acá.

—    Por Dios primo algo debiste haber dormido, tampoco eres tan semental para funcionar toda la noche, ya deja de quejarte vinimos a una isla y aun no me he metido a la playa o a una piscina. Por cierto ¿dónde estará Alex?

—    No tengo idea – decía amargado – aun no sé si esto de verdad está pasando o solo es una pesadilla – gritaba.

—    Ya basta Shrek. Es que Alex no estaba en su habitación y que Ian y tú estén por ahí contrayendo gonorrea es normal, pero en él es muy extraño.

—    Lo que menos creí es que quisieras exponerte a todos nosotros en traje de baño – Chace tomando un red bull hacía acto de aparición, con nada más que unos shorts playeros negros largos y unos lentes oscuros.

—    Ah ya que más da – decía Elisa al descuido – con ese traje de pocahontas no dejé mucho que esconder.

—    Y sin embargo aún estas mega vestida – Chace señalaba la camisa y el short que cubrían a Elisa, ella tan solo sonrío nerviosa y es que luego de llegar a la playa su seguridad por estar en traje de baño había caído por los suelos – por cierto hermano qué noche la que tuviste ayer – le daba unas palmadas al hombro de Liam.

—    Si, estupenda, hasta que me encontré con tu pequeño demonio.

—    ¿Qué hace Vanessa aquí? – Ian como alma que lleva el diablo se acercaba a Elisa.

—    Te lo juro que yo no la invité, me dijo que vino a una convención de hospitales privados.

—    Claro que está aquí por eso y no porque es una maldita acosadora – gritaba – que hice yo para merecer esto.

—    No te creas el centro del universo, no sabía que estarías aquí. De seguro estará tan ocupada que no tendrá tiempo de seguirte – Elisa sonreía echándose más protector en los brazos, los cuales ya estaban con una masa blanca cubriéndolos.

—    ¡Chicos!- gritaba Vanessa acercándose, usando un vestido morado en extremo corto y transparente, un gran sombrero y cargando una enorme cartera playera. Elisa solo cerró los ojos y la mirada de Ian le decía que quería asesinarla.

—    Yo digo que revolquemos a Elisa en la olas – recomendaba Liam a segundos de que Vanessa llegara hacia ellos.

—    Excelente idea – los ojos de Ian se iluminaron.

—    No, no, no.

Elisa quiso escapar pero a Ian no le fue difícil imposibilitarla de movimiento alguno. Vanessa llegó justo cuando todos se iban cargando a una Elisa que no dejaba de patalear.

—    Se arrepentirán de esto desgraciados – gritaba tratando de liberarse, pero Liam sostenía sus piernas y Ian sus brazos su cuerpo guindaba – Chace has algo.

—    ¡Ey! No hagan esto – decía Chace serio interponiéndose en el camino de los chicos.

—    Yo sabía que en algún lado estaban tus bolas – gritaba Elisa contenta “que lindo mi prometido defendiéndome”

—    Quítate amigo nada nos detendrá – decía Ian intentando sostener mejor las muñecas de Elisa quien no dejaba de retorcerse.

—    Solo digo que sean inteligentes, mejor lancémosla del risco, allá – señala un conjunto de rocas en el lado este de la playa – así agarrará más vuelo.

—    De lujo – decía Liam emocionado.

—    Desgraciado – Elisa le gritaba a Chace, incluso le lanzó un escupitajo que por la gravedad y la brisa cayó sobre ella misma, haciendo que todos rieran a sus anchas – me la pagaras aborto de mono, te lo juro.

—    Ya va espera – Ian detenía el paso y reviraba atrás - ¡Vanessa! – para Vanessa era casi un sueño que Ian la estuviera llamando, así que de un salto los alcanzo – sirve para algo y graba desde aquí la caída de Elisa.

—    Claro con gusto – decía sonriendo.

—    Vanessa no serás más… - Chace tapaba la boca de Elisa para que no pudiera hablar más.

—    No le hagas caso – se dirigía a Vanessa – andando.

Por ser temprano no eran muchas las personas en aquella playa, Elisa aun retorciéndose divisaba el furioso mar y aquellas enormes olas la estaban asustando. El fuerte sol le impedía abrir bien los ojos.

—    Ya suéltenme, o más nunca en la vida volveré a dirigirles la palabra.

—    Creo que un tiempo sin escuchar tu voz no me haría nada mal – bromeaba Liam.

—    Chace mengano cobarde, sabes que esto me lo cobraré – gritaba tanto que su garganta ya se estaba resintiendo.

—    Lo sé, pero sarna con gusto no pica – los tres comenzaron a reír.

—    Ya basta de escuchar al bagre, a la cuenta de tres – Ian se acomodaba para lanzar desde un buen punto a Elisa, abajo las olas eran tenebrosas, incluso tuvo ganas de arrepentirse, pero imaginarse a Elisa volando le dio mucha risa y registrar ese momento valía la pena – Uno.

—    No, no, no!!!

—    Dos – decía Liam, mientras entre Ian y él balanceaban a Elisa. Chace se había parado justo entre los dos – Tres.

Tomaron vuelo, Elisa tan solo cerró muy fuerte los ojos y almacenó aire en sus pulmones. Lanzarse en paracaídas no había sido tan feo como eso, voló quizás por unos segundos pero en su mente todo pasaba lentamente, un gran hueco en su estómago se había formado, y de la nada chocó contra aquella agua helada. Su cuerpo se sumergió unos buenos metros al fondo, tan solo tenía su boca bien cerrada, la misma fuerza del agua la impulsó hacia arriba, solo cuando sintió aire en su rostro abrió los ojos, pero una nueva y enorme ola la revolcaba de nuevo al fondo, lanzaba manotazos por doquier, movía sus piernas y volvía a la superficie, abría su boca en busca de aire y de nuevo unas series de olas la revolcaban de un lado a otro, abría los ojos pero no podía ver nada definido nada más un color entre azul y marrón y burbujas, espuma, nada que su cerebro pudiera procesar.

—    Una pregunta ¿Elisa sabe nadar? – preguntaba Liam mirando al mar.

Se habían reído un buen rato cuando vieron a Elisa volar como un papelito y hundirse en el fiero mar, pero ahora que la vieron salir y volverse a hundir todos trataban de recordar algo que les dijera que Elisa sabía nadar, después de todo nunca había ido con ellos a la playa, piscina o nada que se le pareciera.

Elisa estaba desesperada, le era imposible mantenerse con aquellas olas llevándola de una lugar a otro, los brazos se le estaban cansando y había tragado ya demasiada agua, los ojos le ardían y ahora duda que viviría. No pasó mucho tiempo cuando las olas la empujaron de la peor forma hacia aquellas rocas de las cuales la habían lanzado, pudo ver a medias como su cabeza iba a pegar sin remedio con aquellas rocas filosas, sin embargo algo la jaló, algo la agarraba, comenzó a forcejear aun debajo del agua, hasta que pudo sacar su cabeza un poco y escuchó algo en su oído.

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El miercoles coloco la parte 2 y disculpen pero he estado ayudando a mis amigas con unas materias que les quedaron en la uni, y eso implica que tengo que repasar todo lo que ya creí nunca más vería en mi vida jaja. Besotes y gracias, gracias por leer :)

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