Capítulo 20 parte 2

—    ¿Qué pasó? – Ian asustado no podía creer lo que veía.

—    No sé, estaba aquí tirado. Llamen a una ambulancia pronto – gritaba dando ordenes

—    Estamos muy lejos se demoraran en llegar – hablaba Alex preocupado también – llevémoslo a la clínica nosotros, pero ya.

Entre Ian y Alex lo cargaron, Elisa iba detrás nerviosa. Alex manejaba el auto, Ian iba a su lado y atrás Elisa con Chace recostado encima de ella trataba de hacerlo reaccionar.

—    Ve más rápido – le gritaba a Alex.

—    Voy todo lo rápido que puedo – gritaba él también.

—    Está muy mal ¿y si tiene alguna hemorragia interna? – “y si se muere” Elisa desechaba aquellos pensamientos de su cabeza, con Ian todo había sido tan horrible, pero ahora sentía una sensación más fuerte y fea en su estómago. Sin embargo trataba de estar serena y fuerte como siempre.

Para Elisa la clínica se había encontrado a años luz de distancia. Inmediatamente buscaron a un camillero que llevó a un destrozado Chace a la sala de emergencias. Elisa no quería pensar o sentir mucho, así que llamó a Liam avisándole todo, no sabía que más hacer así que incluso llamó a Vanessa. Mandó a sus guardaespaldas a averiguar qué había pasado con los ineptos guardaespaldas de Chace, iba a averiguar quién hizo eso.

Ahora sí las fotos de Chace entrando a la clínica eran subidas por Mr. Potter. “Es raro ¿Cómo es que no hay fotos de mi bañando a Chace con frapee, o de la corrida que nos dimos por todo chicago?” la salida del doctor la hizo dejar su hilo de pensamientos.

—    ¿Algún familiar? – preguntaba aquel doctor alto y canoso.

—    Soy su prometida – saltó Elisa, aunque mirando con algo de vergüenza a Ian y Alex - ¿cómo está?

—    Tendremos que operarlo de emergencia, ya estamos preparando todo para subirlo a quirófano, tiene una hemorragia interna – Alex y Ian pasaban las manos por sus cabellos en gesto de preocupación, Elisa solo observaba fijamente al doctor como si de tanto mirarlo las cosas se fueran a solucionar – no les mentiré su situación es delicada, presenta fractura en su brazo derecho, y la hemorragia no sabemos cuánto tiempo lleve en progreso.  

—    Sálvelo, solo sálvelo – alcanzó a decir Elisa.  

Las horas fueron eternas, Victoria ya se había enterado de lo sucedido, debido a encontrarse tan lejos envió a su mano derecha a velar por la salud de su futuro heredero, ella tenía una reunión que no podía perderse, en los negocios no hay tiempo para lamentos. Ningún periodista tenía acceso a la clínica, tan solo los cuatro junto con Vanessa esperaban en aquella gran sala.

—    ¿Le avisaste a Amy? – preguntaba Elisa a Liam.

—    Si, lo hice. Porque ella es la más interesada – comenzó a hablar molesto – porque…

—    No te lo estoy reprochando idiota. Es lo correcto, quizás y Chace la necesite – miraba al vacío – hay que ver cómo hacemos para que pueda entrar a verlo.   

—    ¿Ahora eres santa paloma? – dijo Liam con ironía.

—    Oh, cállate. El único que quiere dársela de mártir eres tú. Lo digo porque en las películas siempre pasan que cuando alguien está mal pide ver al ser amado y la fuerza del amor – se burlaba, poniendo su mano en su pecho izquierdo – con su poder curativo lo salva.

—    Demasiadas … - Ian iba a hablar pero el teléfono de Elisa comenzó a sonar.

Todos observaban mientras Elisa hablaba en una de las esquinas de aquel salón blanco. Reclamaba y preguntaba.

—    ¿Qué pasó? – Alex que desde hace rato se preguntaba que la aptitud de Elisa era extraña, preguntaba sin dejar de mirarla.

—    Mandé a buscar a los guardaespaldas de Chace, los muy idiotas fueron atacados, los adormilaron o algo así, en fin estaban presos dentro de sus carros. Esto fue algo muy organizado – decía pensativa – ¿y si fue Eric?

—    Eric mandaría a hacer algo contra mí, no algo contra Chace ¿no creen? – Ian estaba acostado entre 4 sillas.

—    Lo cierto es que lo pagaran, quien hizo esto lo pagará – Elisa volvió a tomar asiento, colocando sus manos unidas entre sus rodillas, pensaba y estaba inquieta, sus pies no dejaban de moverse y constantemente veía el reloj.

—    ¿Estás bien? – Alex se sentaba a su lado y le habla al oído.

—    Claro, preocupada como todos, pero bien – volvió a ver su reloj – hey Vanessa conoces a Amy.

—    Ajá – dijo dejando su celular a un lado.

—    Ve a buscarla, encuentra la forma de hacer que entre sin que nadie se entere.

—    Ok, claro – inmediatamente tomó su bolso y salió con el sonido fuerte de sus tacones retumbando.

—    ¿Vanessa la traerá? – preguntaba Ian escéptico.

—    Es inteligente, nadie la vigila, aun no es parte oficial de nuestro grupo, así que hará un buen trabajo.

—    No entiendo porque la llamaste – decía Ian conteniendo la ira.

—    No sé se me ocurrió – dijo Elisa alterada – y ya ves nos ayudará, ya deja ese odio enfermizo por ella.

—    Es que no ves… - Ian se preparaba para dar su discurso del acoso de Vanessa, pero Liam detuvo todo.

—    Ya basta – gritó duro llamando la atención de todos – estamos aquí porque nuestro amigo está al borde de la muerte, no porque tu acosadora esté acechándote como siempre – dijo mirando a Ian – y tú Elisa ya basta.

—    ¿Basta con qué? – decía sorprendida.

—    Tu despreocupación está demasiado sobreactuada – Elisa sintió un susto tremendo, aunque intentó disimularlo – si quieres lanzarte a llorar porque Chace se morirá hazlo, es mejor a lo que sea que estés haciendo.      

A Elisa no le dio chance de protestar debido a que el doctor ya entraba al salón, así que se levantó como un resorte a pedir informes.   

—    ¿Cómo salió todo? – tomaba del brazo al doctor casi zarandeándolo.

—    Está estable, por fortuna pudimos detener la hemorragia – todos respiraron aliviados – está en terapia intensiva, podrán verlo más tarde, esperemos que la recuperación se efectúe de la mejor manera.  

Con una sonrisa amable el doctor se despidió. “Todo fue solo un susto, está bien, está bien – se repetía Elisa en su cabeza – Como pude dudar, es Piolín el bastardo tiene más vidas que un gato”   

—    Está bien – gritó juguetonamente abrazándose a Ian – hay que consentir al idiota.

—    Hay que darle una buena paliza a los que se atrevieron a meterse con nuestro amigo – dijo Liam con su gruesa voz.    

—    Chace debe saber quiénes fueron, solo hay que esperar a que despierte – agregó Alex.

Después de unas horas se le dio permiso a Elisa por ser la prometida de ver a Chace, agradeció el poder verlo y se dirigió a la sección de cuidados intensivos, todas las enfermeras sonreían amablemente con ella “les debe parecer raro que el amor de mi vida estuvo a punto de morir y no he derramado una sola lágrima, pero hay personas que no son buenas demostrando sentimientos así soy yo”. Lanzarse a llorar desesperada no era una opción para Elisa, ella nunca lloraba en público, eso no era propio de ella, no lo haría, solo había derramado unas lágrimas el día del compromiso por aparentar tener sentimientos, pero ella siempre era fuerte y mantenía la calma, que solo su almohada fuera testigo de lo que había en su corazón. Sin embargo, parte de su fuerza se desvaneció cuando vio a Chace inconsciente, con aquellos golpes marcados por todo su cuerpo y rostro, con aquellas agujas en sus brazos, y aquellos tubos saliendo de su nariz. Se acercó lentamente como si al moverse duro fuera a producirle algún dolor.

—    Aun así te ves lindo muñeco de perro – susurró – eres un condenado suertudo – tuvo el impulso de tocar sus cabellos para peinarlos – así te ves mejor. Estando inconsciente no puedes recordar lo que diga o haga. Sabes, tuve miedo, mucho miedo. Nunca he perdido a nadie, pero creo que de pasarme no podría soportarlo, creí que nunca diría esto, pero te estimo Piolín – estando ahí tuvo la sensación de ser observada, o quizás solo era algo creado por su imaginación, se agachó para decirle algo al oído y luego acercó sus labios a los de él, que pese a todo a su alrededor resplandecían, suaves, dulces y apetecibles – espías – dijo más bajo – nos vemos cuando despiertes, te compraré tu helado favorito.

Le dio un beso en la frente y salió. Alguien había visto a Elisa y en su cabeza aquella imagen solo confirmaba su más temido pensamiento, le dio un golpe a la pared y continuó su camino.

—    ¿Tan mal está? – Amy tenía miles de pensamientos en su cabeza que iban de mal a peor.

—    Lo están operando ahora mismo – Vanessa hablaba rápido, encontrar a Amy no había sido tan fácil, a la final la había visto riendo con un montón de chicos a su alrededor, lo cual le pareció extraño, si ya Liam le había avisado ¿no debería estar llorando en algún rincón, asfixiando a Liam de preguntas sobre Chace? – ven conmigo, te llevaré a que lo veas.

—    ¿Puedo? – dijo con desconfianza - ¿en serio puedo verlo?

—    Sí, irás conmigo – la tomó del brazo y comenzó a andar – apúrate que no hay mucho tiempo.            

En el carro Vanessa provisionó a Amy de ropa, zapatos, accesorios y una peluca de cabello natural, largo, liso y de color negro. Unos buenos y grandes lentes oscuros cubrían su rostro.     

—    ¿Cómo viste a Chace Elisa? – preguntaban Ian.

—    Bien, todo morado, pero respira normalmente.

—    Hola a todos – Vanessa entraba con una gran sonrisa de triunfo, a su lado una chica que bien podía parecer la gemela de Vanessa entraba con igual imponencia – les presento a mi amiga Thalía Rocket.

—    Mucho gusto – dijo quitándose los lentes y sonriendo.

“Esto es una maldita broma – pensaba furiosa – ahora tiene el cabello como yo, incluso la misma pollina tonta que me sacó aquel idiota estilista, viene acá con sus largas y paliduchas piernas, con ese vestidito tan amarillo y… agh la odio” Era imposible que Elisa dejara de mirarla, se veía a sí misma y se sentía insignificante, ella solo vestían un mono negro deportivo y una camiseta ancha, estaba sudada de haber corrido y una cola despeinada agarraba su cabello, y aquí estaba Amy siendo todo una modelo.   

—    Chace está bien por cierto – dijo Elisa reprochándole a Amy que estuviera tan campante.

—    Oh qué alegría, tuve tanto miedo – le era fácil llorar, así que unas lágrimas comenzaron a derramarse por su rostro – si le hubiera pasado algo, no lo habría soportado, fue tan feo todo lo que sentí.

—    Vuelve a ponerte los lentes, o las enfermeras pensaran que estás más afligida que la futura esposa – era obvio que estaba brava y la verdad no quería ocultarlo.

—    Claro – Amy colocó sus lentes, por dentro solo sonreía y es que le encantaba ver de mal humor a Elisa.

—    Voy por algo de comer ¿alguien quiere algo?

—    Un refresco, y unas papitas, o algo así – solicitó Alex.

—    OK, ya vengo.

Comprarse algo solo había sido un pretexto, y es que lo primero que hizo fue correr al baño, quería mirarse en un espejo, lavó su cara soltó su cabello y aunque sabía que ya no tenía remedio se sintió un poco mejor consigo misma, antes de salir se volvió a mirar en el espejo “¿Qué te ocurre? Qué más da si Amy es más bonita, nunca te ha importado como luzcas, nunca has creído si quiera que seas linda, o mejor dicho nunca lo habías pensado, ser bonita o fea era lo mismo ¿por qué querer ser mejor que ella? ¿Qué estás pensando? Ella ganará y tú no perderás, porque simplemente no estás jugando su mismo juego, compórtate Elisa, sé Elisa, solo Elisa”.

Aunque en el piso de arriba no había un alma, abajo algunos periodistas se habían colado, por lo que Elisa no pasó desapercibida, los flashes en su cara la desconcentraron, trató de taparse los ojos con sus manos, pero no las había lavado bien y el jabón en ella penetró en sus ojos, el ardor era imposible, y las fotos seguían saliendo. Preguntaron cómo estaba Chace, ella solo contestó que bien, se hizo un hueco y corrió a esconderse, volvió al baño en donde chorros de agua se golpeaban contra sus ojos, finalmente el ardor cedió, pero sus ojos lucían rojos, con líneas de sangre por doquier, incluso de tanto restregarse parecía que los parpados se habían inflamado “lo que te faltaba Elisa” No quería toparse de nuevo con los periodistas, esperó ahí dentro mucho tiempo, más personas entraron y escabullida entre ellos salió.   

Ya era de noche, compró varias cosas, bebidas, comida, algo con que entretenerse, vio un poco las noticias en el televisor del comedor, hablaban de Chace aunque nadie tenía mucha información, y volvió a subir. Para su sorpresa ya en la sala de espera no había nadie, tampoco nadie le había enviado un mensaje avisándole algo, corrió hacia la casilla de enfermeras y ahí le dijeron que ya Chace había sido llevado a una habitación, la amable enfermera la dirigió a la habitación.

—    Ya le dije a los demás, pero no puede hablar mucho, déjenlo descansar por ahora todavía está un poco adormilado – dijo sonriendo amablemente – abrió la puerta para que Elisa pasara, ella solo sonrió agradeciendo y entró.

—    Ah Elisa – Liam la miraba entrando desde una esquina de la habitación – dijo algo, pero se volvió a dormir – efectivamente Chace estaba ahí con su bata blanca durmiendo, parecía más bien que estuviera descansado luego de un largo día.

—    ¿Qué dijo? – inmediatamente se puso al lado de Chace abriéndose camino entre Alex y Liam.

—    Bueno… - Ian miraba a Liam y Alex pensando si lo decían.

—    ¿Qué dijo? – decía alarmada, porque iba a haber tanto misterio.

—    Le preguntaron quién le hizo eso – dijo Amy quien acariciaba el cabello de Chace – y dijo mataré a Elisa – miraba a Elisa con una especie de odio intenso.

—    ¿Qué? – estaba en shock.

—    Eso te pregunto a ti ¿qué hiciste Elisa? – dejó a Chace para ponerse frente a ella – ¿mandaste a hacer todo esto?

—    ¿Por qué haría algo así imbécil? – le gritaba a la cara.

—    No sé, dime tú.

—    A mí, no – ya gritaba y parecía que se lanzaría sobre Amy.

—    Ya basta – Ian las interrumpió – Chace está mal y ustedes lo van a despertar con sus gritos, no es momento para ponerse así, contrólense o váyanse.

—    No me voy, Chace me necesita – Amy volvió a su lugar al lado de Chace.

—    Yo si me voy, no tengo porqué aguantarme esto. Mañana vuelvo.

Era ella la que debía pasar toda la noche en vela por su prometido, sin embargo era la supuesta amiga de Vanessa la que acariciaba sus cabellos y lloraba a su lado. Quedaría como la peor novia del mundo, pero ya que más daba, ahora solo pensaba en la frase de Chace “Mataré a Elisa” no es que antes no dijera eso, en más siempre lo decía, era habitual que expresara su desagrado hacia ella, pero ahora aquella frase daba a entender que era ella la culpable de aquella golpiza y no podía entender como era eso posible. Pasó toda la noche intentando averiguar lo sucedido, su personal de seguridad buscaba en las cámaras de los semáforos, de las tiendas cerca de la plaza, encontrarían al culpable.

La noche fue larga, Elisa no durmió ni un segundo, se vio así misma contando los segundos para que fueran las 6 y poder ir a bañarse y arreglarse. Contó los minutos que duró en bañarse, le pareció que debía demorarse más, así que ahí se quedó hasta que fuera un poco más de media hora, nada más para hacer tiempo se puso y quitó ropa, decidió no arreglarse y es que no quería dar la impresión de competir contra Amy. Jugueteó en su computadora, se recostó y escuchó música, le gustaba la nueva canción “Wake me Up” de Avicii y la escuchó unas cinco veces seguidas, tomó su desayuno, contando masticar 45 veces en cada bocado, se pintó las uñas, esperó que se secaran, y eran tan solo las 7:30. Observó el reloj con decepción, no quería ser el primer camarón, iría a mitad de mañana. Ojeó varios libros, intentó ver una película, se entretuvo jugando con una pelusa, finalmente decidió que si iba lento llegaría a buena hora a la clínica. Mensajes en su celular, cero.

Se detuvo en una tienda, compró unos pantalones deportivos, una camisa y una chaqueta que al maniquí le lucía bien, de seguro a Chace también, se sabía la talla de todos sus amigos, así que no le fue difícil, también compró zapatos medias y hasta con pena ropa interior. Entró a otra tienda en donde su olfato se atrofió de tanto oler colonias de hombres, pero pudo seleccionar una que le encantó. En la farmacia compró cepillo de dientes, jabón, shampoo, crema dental y afeitadora, también un juguetito para que se entretuviera. Tuvo una especie de miedo, un vacío en el estómago antes de abrir la puerta, sin embargo respiró hondo y puso su mejor sonrisa.

—    Buenos días.

—    A ti no quiero verte – Chace permanecía sentado en la cama, con su espalda recostada en la cabecera, le dolía hablar pero aun así se dio el lujo de gritar. Elisa sintió que el corazón se le detuvo por un segundo.                                  

_____________________

Lo prometido es deuda, aquí les dejo la segunda parte del capítulo 20, espero que lo hayan disfrutado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top