Capítulo 18

     Estuve sin internet un buen tiempo, por eso no pude subir capi. Me fui de viaje el fin de semana y en donde estaba, la señal de internet apesta, pero ya volví, les dejo nuevo capi, uno que por cierto es bastante largoo, lo estuve leyendo y hay muchas cosas que no son relevantes y cuando edite de seguro las quite, pero por ahora quise que leyeran mis constantes divagos jaja. Espero que les guste :)

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      A Elisa el cuerpo le cambió de cálido a frío, de pronto se sentía agitada ¿qué era eso? De seguro un mal sueño. Ian, Liam y Chace se miraban tratando de asimilar lo que acababa de decir Alex, miles de cosas pasaron por la cabezas de todos.

—    Explícate -  decía Chace acabando con el tormentoso silencio.

—    Tu familia – miraba a Elisa – y la mía han sido amigas desde hace mucho tiempo, tu abuela estimaba a mis abuelos, ella me conoció cuando nací, así que antes de siquiera tener una nieta estableció un compromiso de matrimonio entre su primera nieta y yo, mis abuelos y mis padres estaban de acuerdo, era algo que no se hacía desde hace tanto, pero a ellos les gustaban las tradiciones. En fin, decidieron no decirte nada, tampoco revelárselo a nadie, no querían presionarte, o eso me dijeron mis padres. Yo tampoco supe nada hasta que me enamore de Angelic. Resultó que la razón por la cual vivía cerca de ti era porque querían que fuéramos amigos desde pequeños y así irnos enamorando, cuando mi madre me vio tan entusiasmado con Angelic me contó mi destino, créeme todo me parecía una broma, la más fantástica y bizarras de las historias. Tus padres se dieron cuenta de que eras diferente, decidida y rebelde, así que decidieron romper el compromiso, al fin que si ambas partes estaban de acuerdo el compromiso podía ser roto, mis padres no son tan ambiciosos y aceptaron romperlo, dijeron que si era el destino igual terminaríamos juntos sin el uso de ningún documento legal.

—    ¿Cuándo ocurrió eso? ¿Cuándo rompieron el compromiso? – preguntaba Elisa aun ida de la realidad.

—    Cuando entré a la universidad, cerca de cumplir los 18 años – Alex contaba todo con tanta naturalidad, que parecía nada de lo que decía tenía importancia.

—    Hasta hace tan solo dos años atrás estábamos comprometidos – gritaba – no pensabas decirlo nunca.

—    ¿Para qué? No se supone que pudiera contárselo a nadie, simplemente no tenía importancia y aun no la tendría sino fuera por el hecho de que Victoria cree que te casaras con Chace.

—    Tu madre te dijo tu destino – miraba al vacío y recordaba las palabras dichas por Alex segundos atrás – por eso no has tenido más novias luego de Angelic, te has negado a enamorarte pensando que no tenía sentido si luego te obligarían a casarte conmigo – decía espantada.

—    No, es así. Siempre supe que no podrían obligarte a casarte con nadie, a mi tal vez, pero a ti nadie te domina – dijo sonriendo – en fin Victoria sabe todo, mi madre dice que debido a tu forma de ser ya daban esa dote como perdida, pero para Victoria no pudo ser mayor regalo que Chace y tu estuvieran enamorados, sin haber movido un dedo ahora tiene la oportunidad de granjearse esa herencia.

—    Pero Victoria debe tener algún otro plan oculto, no me veo dándole tanto poder a Chace – dijo Liam.

—    Ningún plan, se supondría que al cumplir la mayoría de edad recibiera la herencia de mi padre, pero como ven todo lo sigue manejando ella, a los 25 puedo reclamar mi derecho a disponer de mi dinero, pero no ganaré si estoy en malos términos con ella, tiene comprado a medio mundo. Me imagino que si me caso ahora y recibo esa herencia igual será manejada por ella, mi apoderada.

—    Si supieron fregarte amigo mío – añadió Ian.

—    Mañana tengo examen – señaló Alex – así que debo irme.

—    ¿Por qué tanto estudiar? Pareces Nerd – terminó soltando Ian.

—    No quiero atrasarme – dijo con paciencia – deberían hacer lo mismo.

—    Yo antes de que acabe el año debo huir, así que me tiene sin cuidado la universidad – Chace nunca había pensado en que en efecto no tendría carrera alguna, aquello lo dejó pensando un rato.

—    Yo tengo a Sonya que me hace los trabajos, me pasa las respuestas en los exámenes,  me consigue informes médicos para justificar mis inasistencias y está en todas mis clases – Ian sonreía picaronamente – búscate una así.

—    No gracias. Adiós Elisa – sonriendo movió su mano despidiéndose.

—    Los acompaño hasta la entrada.

Elisa no dejaba de pensar en todo lo que le habían contado, bajó las escaleras del árbol solo por inercia.

—    Por cierto lo mejor es que no sepan que sabes nada, no alertes a Victoria, no le preguntes a tus padres – dijo Alex antes de entrar a su auto – espero que confíes en que todo lo que he dicho es cierto.

—    Claro que sí y disculpa, debió haber sido horrible pensar que ésta escuálida man-girl sería tu esposa – se reía – lo pienso y solo puedo compadecerme de ti.

—    No seas tonta, pero me merezco un premio – sonreía burlonamente – es solo broma. Adiós.         

Chace se quedó en casa de Elisa, Victoria no hacía más que enviarle mensajes y llamarlo, para fastidiarla decidió no ir esa noche a casa.  Él y Ian se entretuvieron jugando video juegos, mientras Elisa tomó un largo baño. No sabía que sentía de saber que Alex estuvo comprometido con ella ¿podía imaginarse casada con él?

—    ¿Cómo pudo Alex callarse eso tanto tiempo? – hablaba Chace.

—    Creo que él es tan despistado y despreocupado que pensó “bueno si me he de casar que más, ahora tengo sueño” – Ian imitaba el extraño acento entre francés e irlandés de Alex – tanto Elisa como Chace sonrieron.

—    Pobre de Alex pensar que algún día sería tu esposo debió haber sido un calvario – hizo como si se le erizó el cuerpo – si yo estoy viviendo en la peor de las pesadillas y eso que sé que nada es real.

—    Si lo mismo pienso yo – dijo Elisa algo seria – pero bueno ya desde hace dos años que está liberado, así que si no ha encontrado novia es porque no quiere, no me siento culpable.

—    Deberíamos emparejar a Alex – sugirió Ian – buscarle una sexy chica.

—    No, buena chica – aclaró Elisa.

—    Ok, buena, inteligente, merecedora de tu príncipe – remedó Ian.

Ian estaba cada vez más entusiasmado con encontrarle novia a Alex, Elisa intervenía sugiriendo cosas, aunque algo le decía que no quería participar en esa misión. A la final terminaron viendo una película, todos encima de la cama bromeaban, se divertían juzgando la película y Elisa no pudo reír más con los juegos gays de Ian y Chace, la forma en la que se quedaban mirándose con pasión y deseo, hacia explotar de la risa a Elisa. Finalmente Elisa se quedó dormida en una parte de la cama encima de la cobija, Chace estaba al lado de ella, la observó por un instante para luego colocar una pequeña cobija encima de ella, Ian lo observó e incluso lo ayudó a cubrir a Elisa.

—    ¿Crees que a Alex no le disgustaba tanto la idea de casarse con Elisa? – dijo Ian en voz baja a la puerta de la habitación de Elisa.

—    No – Chace reviró a ver a Elisa durmiendo, para luego trancar la puerta detrás de si – no lo creo – Ian se quedó observando el cambio en su expresión.

—    ¿Amas a Amy? – preguntó.

—    Claro que sí – respondió rápidamente exaltado - ¿por qué lo dices?

—    No, por nada. Buenas noches.

Chace de nuevo no pudo dormir el resto de la noche, la mirada de Ian sugiriendo algo diferente lo alarmaba, claro que amaba a Amy ella era su todo, así que el resto de la noche solo intentaba recrear el rostro de Amy en su cabeza, recordar todos aquellos momentos juntos, pero entonces cuando ya parecía que se dormiría, unas nuevas imágenes aparecían, unas que le hacían acelerar el corazón, unas que no quería y no debía ver.

 Para la prensa Chace y Elisa habían terminado, así que Elisa insistió en que Chace la llevara al colegio, se puso su uniforme, arregló su cabello, pintó un poco sus ojos y labios y se dispuso a salir demostrando lo feliz que era con su prometido.

Amy había pasado de la alegría a la decepción. En cuanto supo que Chace y Elisa habían discutido y la vio a ella llorando, brinco de felicidad, sus plegarias habían sido escuchadas. Sin embargo Liam le había notificado que todo había sido un montaje, las ganas de destrozar todo fueron tan grandes, que no dudó en marcar el número en la tarjeta. “Que tonta eres Amy, pensar que Chace la dejaría”

—    ¿Por qué tan arreglada? – preguntaba Chace desde su asiento de conductor.

—    No escuchaste lo que dijo Alex, todo el mundo ya me daba de solterona por mi forma de ser, ya no más. No quiero ser la grotesca y poco femenina, desadaptada niña rica. Ya que da igual lo que haga, tu mamá quiere que nos casemos, pienso hasta que esto acabe, arreglarme, vestirme bien, ya estoy harta de salir morada en todas las fotos.

—    Ok – dijo mirando el camino – ese es tu problema.

Una Elisa Lubensky reluciente salía de aquel auto cuya puerta era abierta por el muy deseado Chace Van der Price. Magui la enemiga de Elisa en el colegio se había quedado con la boca abierta y es que ya había planeado la mejor frase de burla para Elisa “esa bruja como es que lo tiene tan loco por ella” pensaba furiosa, se atrevió a pasar en frente de ellos, sin dejar de mirar a Chace, buscando quizás que él la mirara y se enamorara, pero eso no ocurrió, Chace si quiera miraba a su alrededor.  

—    Esto es tan tonto – le decía al oído, mientras sentía aquellas miradas sobre él, en realidad era algo a lo que estaba acostumbrado, a lo que no estaba acostumbrado era a ser atento con Elisa, abrirle la puerta y darle la mano “ahora otro beso – pensaba con desgano – a la final habrás perdido la cuenta de cuantas veces la has besado”.

—    No para mí – hablaba entre dientes sonriendo – recuerda ir a la universidad – dijo tocando su camisa.

—    No, debo…

—    Debes ir a la universidad – insistió, en más ordenó – todo debe continuar como siempre, o el ojo maligno de Victoria no se irá nunca – él solo asintió – adiós entonces – tomó su morral de las manos de Chace.

Él le dio un discreto beso de despedida y los celulares de todos guardaron el momento. Elisa entró al edificio con la misma mirada fría de siempre y caminando con la misma autoridad y altivez de toda su vida.  

—    Creí que habías terminado con tu novio – dijo Morgan detrás de ella.

—    ¿Y qué? ¿pensabas que hoy vendría con los ojos llorosos e hinchados por haber pasado toda la noche llorando? – decía irónica – de seguro buscaste en internet frases para consolar a mujeres despechadas.

—    Me cachaste, ayer hablamos en conferencia en cómo habría que tratarte. Hicimos una ardua investigación ¿sabías cuan complicadas son las mujeres?

—    Oh si son horribles, totalmente detestables, lloran porque las pantys no combinan con el sostén, porque mi padre no me entiende – fingía llorar – mi novio no me regala la cosita chiquita al lado de la otra cosita que queda en la tienda conexa a la que pasamos el otro día trotando, por dios no me quiere, no me presta atención, como no puede saber que me gusta esa cosita – continuaba llorando de forma burlona, hablaba tan alto que había llamado la atención de muchos, pero eso no le importaba. Morgan solo se reía a sus anchas – si son idiotas – dijo seria cobrando su erguida postura - ¿creyeron que yo era así? – fingía indignación.

—    Al principio sí, pero luego caímos en cuenta “Es Elisa” Elisa no llora ni viendo que despellejen a un cachorro vivo.

—    Bueno, eso no es del todo cierto, creo que no lloraría, pero luego buscaría al tipo o la tipa y los despellejaría vivos a ellos, como soy rica no iría a la cárcel – decía con cinismo.

—    Es bueno saberlo, sabes que eres mi persona favorita en el mundo – fingía nerviosismo y miedo, Elisa lo miraba con ojos de que lo mataría, solo siguiendo el juego – en fin diseñamos una serie de experimentos.

—    Cosas que explotan – decía animada.

—    En su máximo poder – Los ojos de Morgan se iluminaban cuando hablaba de química, experimentos y cosas explotando.

—    Que esperamos al laboratorio – lo empujaba para que avanzara.

—    Espera tengo historia y tú alguna otra clase.

—    No seas mamita, que van a hacernos por faltar a una clase, avísale al resto que al laboratorio ya.   

—    Ok ahí voy – apurada mensajeaba en su celular – por cierto estás muy linda hoy.

—    Gracias – se daba un leve golpecito en la quijada y con su boca emitía un sonido parecido a un “Clac” – aunque es solo en el exterior.

—    Definitivamente eres tú.

Mr. Potter había tenido una semana muy agitada, desde el accidente de Ian, las salidas de Chace y Elisa, y con su supuesta ruptura su página había tenido tantas visitas que había colapsado. Ahora tenía nuevas fotos, nuevas noticias “La pareja del año no se ha separado”, las niñas del orfanato celebraban de saber que su hada madrina seguía siendo feliz, esa tarde iría a visitarlas, así que le preparaban una sorpresa. 

Victoria estaba contenta con los informes que había recibido, aunque no sabía cómo limar las asperezas con su futura nuera, por suerte graves problemas en Tokio la obligaban a viajar, no le gustaba dejar a Chace solo, pero su personal de confianza la mantendría informada. 

—    Y no pensabas decirnos nada de tu compromiso – Ian sentado encima de un muro de piedra hablaba, resultó que ese día las tres decidieron ir a la universidad.

—    Sí, no pensaba hacerlo. Es que no tiene importancia, para mí nunca lo tuvo y una vez que se rompió para qué iba a decir nada.

—    Ese cuento fue tan raro, que creo que tuve pesadillas con el – bromeó Chace.

—    Yo en cambio tuve pesadillas con tu rápida elección de padrino – dijo Alex bromeando.

—    ¿De qué hablas? – Chace parecía extrañado.

—    No te hagas. Dime Chace – Alex fingía la voz de Victoria, haciéndola grave y fuerte - ¿Quién será tu padrino? Ian mami Ian – hablaba como una pequeña niñita, todos con excepción de Chace comenzaron a reír – Ian es más lindo – tomaba sus manos y las balanceaba de un lado al otro, imitando a un niño pequeño – más guapo y divertido.

—    No sean idiotas – decía Chace molesto.

—    Ya cálmate ogro – Liam le daba una palmada en el hombro – pero de verdad nos heriste – de nuevo comenzaron a reír – debiste haber sido un poco considerado y al menos habértelo pensado por unos segundos, pero no importa tampoco quería ser tu padrino, Alex será el mío ¿verdad hermano?

—    Claro y tú el mío – ambos se dieron un abrazo y chocaron sus barrigas – no te queremos Chace.

—    ¿De verdad están ofendidos por una falsa boda? – Chace hablaba bajo.

—    No, pero si fuera de verdad habrías escogido a Ian de todas formas – respondió Liam.

—    Bueno ya la conversación es absurda – intervino Ian – Chace y yo tenemos un filim, algo que nos atrae, le he recomendado hacer un trío pero con una chica que no nos esté fastidiando – Ian miraba a Chace de forma seductora, hasta mordía su labio inferior.

—    Tal vez Elisa es experta siendo una lamparita – recomendaba Alex.

—    Le preguntaré – decía Ian pensativo.

—    Ian, Chace y Elisa, desnudos en una orgía, creo que no comeré en una semana – Liam mostraba cara de asco.

—    Ahora si en serio – continuaba Ian – ¿recibieron la invitación de huerfanitas web?

—    Eso sonó a porno – bromeó Chace.

—    Si pero no, son las huerfanitas de Elisa.

—    Si recibí la invitación – contesto Alex – debo llevar un lindo vestido de princesa guerrera, encontré el mejor.

—    Yo no diré que me toca llevar pero les digo que me lucí – Ian hablaba conteniendo la risa.

—    Entonces hasta el rato – Liam se despidió.

Chace tenía pocas o nada de ganas en ir al orfanato, pero quizás y fuera su oportunidad de hablar con Amy, Elisa siempre sabia organizar encuentros entre ellos. Elisa había contratado un organizador de fiesta para los niños del orfanato, las niñas dijeron que querían darle una sorpresa así que les contrato alguien que las ayudaría a preparar su sorpresa sin ella saber nada del asunto. Antes de ir a su casa se compró un juvenil vestido Chanel, negro, corto y pegado al cuerpo, tenía detalles en blanco, eso de mostrar las piernas no le parecía, se sentía incomoda, pero cuando se vio en el espejo, pensó que la incomodidad valía la pena, aunque su cabello es largo y liso, decidió ir al estilista en donde se lo lavaron, cepillaron y plancharon, decidieron darle un look diferente así que le sacaron una pollina que le llegaba más debajo de las cejas, se compró un grueso cintillo blanco adornado con pequeñas piedras de cristal, los sarcillos eran pequeñas mariposas de diamante, de zapatos encontró unas botas hasta los tobillos, con trenzas en frente y de punta ovalada, siendo un tanto peludas en la parte superior, se compró unas medias largas hasta debajo de las rodillas de franjas blancas y negras, creyó que se vería como Pipi Calzas Largas, pero así era el look que tenía aquella modelo en la revista. Y es que estando en clases le había arrancado literalmente la revista Vogue a una niñita miedosa, quería ver si encontraba un look ideal, ella y la moda no estaban hechas la una para la otra, de pronto vio a esa modelo, abajo salía todo lo que tenía y cuanto costaba, ahora solo se daba un paseo por las tiendas, buscando cada prenda de ese look.

            Ya una vez en casa se dio un baño, cuidando muy bien de no dañar su cabello, usó una serie de geles de baños que en su vida había usado y que apenas había comprado, por primera vez después de aquella vez que los estilistas de Victoria llegaron, se untó crema en el cuerpo, eso de pintarse era otra cosa que la incomodaba, tampoco pensaba hacerse mucho, buscó en internet un video y lo siguió paso por paso, tan solo colocó una fina línea de creyón negro en ambos parpados de sus ojos un poco de sombra rosa, un poco de rubor y lip glos rosa en sus labios. “ésta no eres tú Elisa, quizás Mía habría sido así, si me hubiera gustado lo femenino desde pequeña, sino hubiera tenido solo amigos hombres, tal vez incluso me habría enamorado de Alex y… que cosas piensas Elisa, a decir verdad nunca te ha gustado Alex, es muy lindo, el más perfecto de los cuatro, pero por un tiempo el único que te ponía nerviosa era Ian, el perro seductor de Ian, los amigos son los amigos, y no eres una tonta chica que quiere un novio, casarse y hacer de su hombre su razón de vivir, esas cursilerías no van con Elisa Lubensky, he dicho”

            A medida que iba acercándose al orfanato más y más se arrepentía de cómo iba vestida, quería retroceder el tiempo y no haberse cortado la pollina, ni haber comprado ese vestido, las manos le sudaban y ya se imaginaba a los niños mirándola con rareza, a los chicos burlándose de ella, y unas fuertes ganas de vomitar vinieron a su cuerpo. “Ya Elisa no hay marcha atrás, ¿Cuándo te han importado las burlas? Nunca, ríete, manda a todo el mundo al demonio y diviértete”

            Los niños habían tenido un problema con los disfraces que habían pedido a los chicos, pero haciendo cambios lograron solucionar todo, aunque Elisa no podría ser blanca nieves, sino otra princesa.

—    ¿Hada Madrina? – preguntaba la pequeña Lizzy sorprendida – estas hermosa – otras niñas y niños se le unieron.

—    Gracias, ¿no me veo ridícula?

—    No, eres realmente linda. Ven – la más grande Ana la jalaba por el brazo, hasta que llegó a la esquina donde los chicos se encontraban.

—    ¡Elisa! – Ian la observó de pies a cabezas, ella sintió que quería desaparecer.

—    Estas diferente – complemento Liam también sorprendido.

—    Éste es parte de tu cambio – decía Chace despectivo - ¿ahora serás la reina del fashion? Nadie se lo comerá.

—    Estás linda Elisa, muy linda – dijo Alex mirando a Chace con reprobación. Elisa había dejado el nerviosismo y ahora solo quería cachetear a Chace.

—    Pero si tienes piernas – prosiguió Chace.

—    Claro que tengo, sino con qué camino. Ya dejen su fastidio, ésta ropa fue seleccionada por las niñas, ¿querían que las decepcionara?

—    Pero nosotras – Ana iba a continuar pero Elisa la logró callar.

—    Ustedes escogieron muy bien todo – le pelaba los ojos – la ropa es genial, me veo linda aunque mi prometido no lo crea así – dijo mirando a Chace con rabia – y todo está tan lindo – decía mirado el lugar.

—    La verdadera sorpresa viene ahora – dijo Ana animada – Magui te llevará.

—    Ok, entonces nos vemos al rato idiotas

Cuanto antes se alejara de ahí mejor. Ana esperó a que Elisa se alejara un poco para enfrentar a Chace.

—    La verdad no creo que merezcas que nuestra hada madrina sea tu novia – dijo con rabia, Chace no se lo podía creer – ella es realmente hermosa y tú tan solo la tratas mal, aprende a apreciarla porque no es una tonta, es divertida y buena.

—    Yo solo jugaba – Chace se excusaba.

—    Juegas demasiado ¿no crees?

Ian, Alex y Liam no hicieron más que burlarse de Chace, la pequeña lo había dejado ahí con la boca abierta, sin embargo ellos también fueron dirigidos a otras habitaciones.      

—    ¿Para qué he de quitarme la ropa? – preguntaba Elisa insegura.

—    Queremos que te vistas de princesa, es parte de la sorpresa no seas mala, por fis. Todos se disfrazaran también – la pequeña magui suplicaba y era imposible decirle que no.

—    Está bien – Elisa entró a aquella especie de vestidor “de todas formas ya no aguantaba más con ese vestidito”, se quitó el vestido pero no veía nada en ningún lado – y el otro vestido ¿Dónde ésta? – gritaba.

—    Abre la puerta del armario ahí está – en lo que Elisa abrió la puerta la pequeña magui tomó el vestido chanel del suelo por debajo de la puerta, quería doblarlo. Una de las maestras le pidió a Magui que la ayudara así que ella aun con el vestido en las manos se fue.

—    Oye – decía horrorizada – no puedo usar esto – comenzó a buscar su vestido pero no estaba – magui devuélveme el vestido, no puedo ponerme ésta cosa – continuaba gritando, abrió la puerta y se dio cuenta de que estaba sola “por Dios que hago, aquí estoy en ropa interior con unas medias hasta las rodillas y botas, parezco una mujerzuela, alguien tendrá que venir” esperó un buen rato, pero nadie se aparecía, gritaba y gritaba y nadie la escuchaba. Finalmente se colocó aquel mini vestido de dos partes de saco, se la pondría saldría a buscar una cobija con que cubrirse y luego a matar a Magui “que se supone que es esto, ¿acaso soy Pocahontas?” Salió rápidamente y tomó una sábana blanca que cubría la pequeña cama. Inspeccionando cada habitación fue gritando el nombre de Magui, unos niños la vieron y comenzaron a ayudarla a buscar.

—    Aquí estas – dijo Chace con fastidio – nos están buscando, vamos – dijo jalándola de la mano.

—    No, no entiendes ¿de qué estás disfrazado tú?

—    De caballero de la era victoriana creo, la verdad tenía que ponerme ésta peluca, pero no – señalaba una peluca castaña de su mismo color de cabello pero de cabellos largos que se sujetaban en una coleta – y ¿tú que eres? ¿una cama?

—    No, creo que soy Pocahontas, debo ponerme esta cinta con Pluma en la cabeza, pero el disfraz es horrible, cuando encuentre a Magui la mataré.

—    Mata a Alex él compró tu disfraz.

—    ¿Qué? Y ¿por qué me hizo esto?

—    Tal vez desquitándose por los años que vivió en calvario pensando que se casaría contigo. Ya camina, que quiero acabar con esto ya y adiós a la sabana – sin más y sin que ella lo previera arrancó la sabana de sus manos, Elisa solo tuvo impulso cubrir su abdomen con sus manos. Chace se le quedó mirando por un instante, aunque inmediatamente desvió la mirada.

—    Devuélveme eso idiota – protestaba.

—    No te ves mal Elisa – dijo aun mirando a otro lado y en voz baja.

—    Que irónico, ya dame eso.

—    Es en serio, quítate esas medias y las botas y estarás lista, pero muévete porque nos esperan.

—    No saldré así.

—    Claro que lo harás, si lo haces con medias y botas será peor.

—    Al diablo.

Se armó de valor, arrancó las botas que ya estaban haciendo estragos de sus pies, se sacó las medias y hasta se puso el cinto en la cabeza “que se burlen todo lo que quieran” Cuando al llegar al salón vio a Magui le hizo señas de que la mataría la niña solo sonrío. Alex y Ian no decían nada, al parecer habían visto mucho de su amiga en un solo día.

—    Alex, Alex me la pagaras por esto – le dijo brava parándose al lado de él.

—    Yo no compré eso – decía sorprendido – compré el vestido original, el largo, el de la película animada esa.

—    Pues éste es el que estaba en el cuarto.

—    Debió haber ocurrido un error – la sinceridad de su tono de voz, le indicaban a Elisa que decía lo correcto “de todas formas para que Alex iba a querer verte semi desnuda”.

—    Ian no me había dado cuenta ¿Qué te paso? – Elisa no podía dejar de reír. Ian tenía una gran panza falsa, vestía una capa ropa y un pronunciado bigote.

—    Soy el malo, el que quiere acabar con los indios, quedarse con el oro y matar a Jhon Smith – sacaba su espada y la presionaba contra el abdomen de Alex.

—    ¿Tú eres Jhon Smith? Oh si todo tiene sentido, eres catire, y tienes un casco, tú de verdad tienes el traje original de Jhon Smith – Elisa reía, y reía – que presumido Alex, ponerte a ti mismo como el aventurero y guapo Jhon Smith.

—    Yo no compré esto – señaló Alex.

—    No, lo hice yo – decía Ian – creí que las niñas me querían como Jhon Smith y no escatimé en gastos, pero resulta que soy el fofo gordo bueno para nada.

—    Aunque sea no estas lleno de brea – el gigante Liam hacía aparición con el cuerpo todo negro de la gran cantidad de brea que cubría su cuerpo, con un tapa rabo y una lanza indígena. Elisa no podía parar de reír, Chace el único de los cuatro que conservaba su celular no demoró en tomarle fotos. Aquellos ojos azules de Liam contrastaban con el negro de su piel y sus cabellos castaños, hacían verlo como alguien poseído, incluso algunas niñas las más pequeñas tuvieron miedo y echaron a llorar.

—    Primo que cuerpo – decía Elisa mirándolo de arriba abajo, imitando la mirada seductora de Ian – mira que piernas, si todo está así, no quiero ni imaginarme como es aquello que está debajo de esa cosita – señalaba el tapa rabo – me arrepiento de que seamos familia.

—    Pero Elisa si tienes cintura – dijo sorprendido bromeando – y tus piernas no son velludas, siempre creí que eras medio cavernícola. Eso prima mira esa cinturita, y esas caderas, y esas piernas, definitivamente los dos somos familia, tenemos la belleza en nuestros genes. Aunque estás así como que demasiado blanca, pareces un pollo despellejado – Elisa de inmediato le dio un golpe, aunque se arrepintió porque toda la mano le quedo negra – entonces yo soy tu fiel sirviente – terminó Liam.

—    ¿Qué es Chace? y ¿qué sirviente? Una vez vi esa Pocahontas y nunca vi a un sirviente negro alto – decía Elisa.

—    En la segunda parte Pocahontas va a Londres con un guardaespaldas, un indio alto y moreno – respondió Ian.

—    Va a ahí porque la lleva el caballero Jhon Rolfe a conocer a la reina – continuó Liam.

—    Jhon Smith que estaba muerto vuelve – prosiguió Alex.

—    Pero Pocahontas sabe que ya no es el mismo, así que a la final se queda con el caballero Jhon Rolfe - terminó Chace. La mirada de Elisa iba de uno a otro.

—    Entiendo, ahora una pregunta ¿Por qué es que ustedes saben eso? – decía riendo a carcajadas – hay nenitas, eso es lo que han estado haciendo en mi ausencia, ver películas de Disney, aww son tan tiernos.

—    No diré nada, porque tiene razón, nos pasamos de gay – dijo Chace mirando a otro lado, alejándose de los chicos, los demás también tomaron distancia.

—    Ya vamos a empezar – dijo una de las niñas – tomen – le dio a cada uno un guión – solo deben leer lo que ahí dice y a actuar, empiecen.

La obra comenzaba con una serie de niños disfrazados de indios que se ponían detrás de Elisa, Chace el caballero Jhon Rolfe bajaba de unas escaleras que hacía de barco, llegando al nuevo mundo. A Liam no le tocaba decir nada, solo mirar y estar con cara de bravo, sus muecas y gestos hacían reír a todos.      

—    Bienvenido al nuevo mundo – decía Elisa tragándose las ganas de reír, aunque le era imposible – y que la paz reine entre nuestros pueblos – Chace debía desviar la mirada para no reír él también, los flashes del fotógrafo contratado no dejaban de iluminar sus caras, además que una persona que se había colado también capturaba imágenes del momento.

—    Vengo de parte de la reina Isabel – otro grupo de niños disfrazados de soldados conformaban el grupo de Chace – busco al jefe Pocahontas.

—    Yo soy Pocahontas.

—    Malditos indios – gritó uno de los niños y la guerra de flechas y espadas comenzó “que dice el guión – Elisa leía la hoja – a si, interrupción de la batalla”

—    Bastaaaa – su grito fue tan fuerte y de voz tan grave que Ian y Alex no dejaban de reír – ok ahora que me toca, ha si – volvió a cambiar el tono de su voz a uno pasivo – no es posible – se ponía la mano en el corazón – que las discordias entre nuestros pueblos sea tan grande que no nos permita ver – fingía sabiduría, todo el mundo reía – el camino de la – pausa larga, miró todo su alrededor – Paz, así que por favor señor amanerado – volvió a hablar como Elisa – llévese a sus zarrapastrosos de aquí – tronó sus dedos, para luego volver a cambiar la expresión de sus rostro, lo que más bien parecía que tenía sueño – tan solo hablo en nombre de la – pausa larga – Paz.

—    Si usted es Pocahontas necesito llevármela, así que muévase – la tomó fuerte del brazo haciéndola subir a empujones las escaleras.

—    Ay, ay, Uti mi fiel sirviente, ven conmigo – gritaba Elisa a medida que subía, en el salón solo se escuchaban las risas de los niños.

—    Acto dos – dijo una niña subiendo al escenario – Pocahontas en Londres.

—    Esto es asombroso – decía Elisa saliendo de nuevo observando todo fascinada – ya va que toca ahora – volvió a leer el guion - ¿Pocahontas se monea en Londres? – miraba a Chace buscando respuesta.

—    Moneate – levantaba sus hombros como señal de que no le importaba.

—    Una flor – señaló el piso y comenzó a caminar como se recordara lo hacía Pocahontas en la parte uno que ella había visto – y el cielo, mira el cielo – inmediatamente comenzó a treparse en Chace, él se quejaba y le decía que se bajara, pero ella continuó hasta que sus rodillas se afincaron en los hombros de él – y allá que es eso – de una sola voltereta hacia atrás se bajó – los niños aplaudían – bueno ya basta de monerías ¿A dónde vamos?

—    A mi casa Pocahontas. Te vestirás como se debe, te enseñaré modales, a bailar, para que puedas ver a la reina – Elisa, Chace y Liam salieron de escena, para aparecer un malvado Liam.

—    Ja, ja, ja, ja haré quedar mal a Pocahonta en la cena y entonces el oro será mío – terminó de reír malévolamente, y de sobar su falsa barriga, cuando notó que no habían más líneas en el guión - ¿eso es todo? Niños les digo desperdiciaron un gran talento hoy – bromeaba, comenzó a sacarle la lengua a los niños y ellos comenzaron a abuchearlo y lanzarle papeles, papeles que él devolvió.

En la clase de baile, Elisa no hizo más que pisar a Chace, darle un codazo por aquí por allá y Chace aprovechó para lanzarla al suelo de la forma más garrafal. El vestido de gala de Elisa era realmente hermoso de color azul celeste y lazos negros, era frondoso y le había costado ponérselo con rapidez.  Chace tan solo había cambiado su chaqueta. Los niños aplaudieron cuando Elisa salió ya diferente. Elisa se presentó ante la reina, una pequeña con una gran corona en la cabeza, dio su discurso en donde de nuevo mencionó la paz y pasaron al baile. Chace la sacó a bailar, el guión decía ojos de enamorados, así que dieron vueltas mirándose fijamente y sonriendo, bajaban la mirada de nuevo se veían y sonreían “estamos tan enamorados” decía en su cabeza, luego el malvado Ian pedía bailar con Elisa, él comenzaba a hablarle al odio, ella solo ponía cara de asco y comenzaba a alejárselo, y entonces Ian llamó al oso, el oso eran dos niños uno sobre otros dentro de ese disfraz.

—    Nooo – Elisa corría hacia el oso, gritando desesperada – suéltenlo, nooooo, es un inocente, la paz señores, la paz – fingía que lloraba – que lo sueltes inútil – dijo ya agarrando a aquel niño por el cuello, fingía que lo hacía duro, de nuevo lo soltó y se lanzó al suelo a llorar – monstruos, son unos monstruos.

—    Pocahontas sale al balcón – decía una niña, Elisa comenzó a caminar de un lado a otro, entonces Alex de un brinco se paraba frente a ella.

—    Jhon Smith – gritaba Elisa de sorpresa - ¿estás vivo? ¿o he enloquecido?    

—    Pocahontas no sabes cuánto te he extrañado, le demostraré al rey que Ratcliffe es un desgraciado y entonces estaremos juntos

—    Jhon no puedo creerlo – decía mirándolo a los ojos - ¿Qué sigue? – volvió a leer el guión - ¿beso apasionado? Niñas estoy comprometida.

—    Por fa, es nuestra fantasía – gritaban suplicando.

—    Ok – tomó el rostro de Alex le dio la espalda al auditorio, logró que su cabello cubriera su cara y la de Alex, y comenzó a mover su cabeza de un lado al otro, fingiendo que lo estaba besando.

—    Así es un beso de Elisa – susurró Alex mientras sus narices chocaban y Elisa continuaba moviendo su cabeza de un lado al otro.   

—    Sí. No es genial – reía – por eso es que Chace los disfruta tanto – una vez que se alejó, comenzó a limpiar de la forma más ordinaria sus labios, incluso limpio de igual forma los de Alex – te llené de pinta labios – incluso fingió haber escupido en su mano para limpiar con mejor resultado los labios de Alex, todos hicieron expresión de asco ante aquello.

—    Es el peor post beso que he visto – gritó alguien del público.

La batalla comenzó, Liam defendió a Pocahontas, lo hirieron, las niñas lloraron. Chace también protegió a Pocahontas Jhon Smith casi murió luego volvió, mataron a Ian los niños aplaudieron, y llegó el final.          

—    Pocahontas me dieron un barco – Alex la tomaba por la cintura y elevándola le daba vueltas por el lugar – navegaremos por los 5 continentes, conquistaremos, seremos ricos, nunca nos aburriremos, el mar será nuestro hogar.

—    Jhon, no puedo abandonar a mi pueblo – decía seria – nuestros caminos se separaron hace mucho tiempo, volveré a mi hogar y de verdad deseo que seas feliz, conoce nuevos mundos, y por favor deja de conquistar a las inocentes nativas.

—    No sabes cómo me duele Pocahontas – besando sus manos las soltó – te amaré siempre.   

—    Yo no, pero gracias – fingía sentimiento.

—    Bruja – dijo Alex riendo y bajando del escenario. Chace hizo aparición parado en la otra esquina.

—    Jhon Rolfe - Elisa corrió hasta él.

—    A Pocahontas me imagino que te irás pronto con Jhon.

—    No, lo he abandonado, siento que me he enamorado de ti.

—    ¿Hablas en serio?

—    Si, ¿me quieres? – preguntaba inocente.

—    Te amo.

Unieron sus labios en un dulce y tierno beso, uno de esos que cuando vez en la televisión te hacen suspirar y desear ser partícipe de uno igual. Los aplausos no se hicieron esperar, por un instante Chace y Elisa se observaron, sintiéndose algo extraños, para luego sonreír y darle las gracias a su público.   

Liam, Alex y Ian también daban las gracias, sonreían, aunque cada uno veía las manos de Elisa y Chace agarradas con algo de desconfianza.

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