Capítulo 10
—La primera vez que te vi — comenzó Chace —, me pareciste una niña fea y melindrosa, pero tenías cinco años — Elisa sonrió, ese era Chace —, por más que hicimos y por mucho que lo intenté no pudimos alejarte de nuestro lado, te pegaste a nosotros cómo una garrapata. Analizando toda nuestra niñez, creo que siempre estuviste loca por mí — todos en el salón reían, la madre de Elisa lloraba —. Lo cierto es que te convertiste en mi mejor amiga, eres única, especial, diferente a todas las demás, sé que me tardé en darme cuenta de que eres la mujer perfecta — Elisa comenzaba a sentir ganas de llorar y es que esperaba un discurso inspirado en Amy, pero este discurso le pertenecía a ella, solo a ella, aunque no fuera verdad —. Fue muy raro y a la vez maravilloso pasar de amigos que se odian a novios que se aman, porque no conocí lo que en verdad es el amor hasta que vi tus ojos, esos enormes y bellos ojos grises y supe que eras la chica que estaba buscando. Prometo que te haré feliz hasta cuando la vida lo permita, que te haré tener rabia y querrás matarme todos los días, que seguiré siendo asfixiante e igual de tonto, que conservaré para siempre tu sonrisa irónica y tu humor burlón que tanto me gusta. Por ello te pregunto Mia Elisa Lubensky McGraweth ¿quieres casarte conmigo?
Para cuando el discurso acabó Elisa lloraba como tonta.
—Claro que sí — dijo casi gritando.
Chace puso el reluciente diamante en el dedo de Elisa, al ponerse de pie ambos se miraron un segundo y sonrieron “tonta porque lloras – pensaba – aunque no es mala idea”. Chace limpió una de sus lágrimas y le dio un beso en la mejilla. Todos los presentes comenzaron a aplaudir, las chicas jóvenes por su parte lloraban al ver como se iba toda esperanza de ser las futuras novias de Chace. Los padres de Elisa corrieron a abrazarla, Victoria también abrazó a su hijo. Los que conocían a Elisa y Chace del colegio simplemente no podían creer lo que pasaba. Durante aproximadamente una hora Chace y Elisa no habían podido intercambiar nada más que miradas. Elisa era rodeada de todas la damas o chicas curiosas que se revoloteaban para ver la exquisita joya que adornaba su dedo. Chace era felicitado y abrazado por todos, los fotógrafos no dejaban de tomar capturas de ese momento. Tanto Chace como Elisa creyeron que quedarían ciegos.
Dicen que ningún evento está completo sin un escándalo, y este no se hizo esperar. James había comenzado a beber efusivamente desde el momento en que las luces se habían apagado. Elisa ya se encontraba cansada de tener que ser tan amable, atenta y simpática.
“Ya váyanse hurracas, déjenme en paz ¿no saben que estoy metida en un lío épico?” — gritaba en su mente.
—Oh James no sabía que estuvieras invitado —decía alegre de ver a alguien conocido, alguien con quien podría actuar normal.
—Más vale que no me hubieran invitado, debí haber rechazado este circo — levantó la voz lo que llamó la atención de muchos.
—¿Estás bien? — dijo en un tono bajo, tratando de tener tacto, en otra ocasión o quizás un día atrás le habría dicho “borracho ve a darte una ducha de agua fría y para la próxima vez aprende a tomar, nenita”, pero no podía decir aquello, al menos no esa noche.
—¡Que pregunta más idiota! ¿Cuándo cambiaste tanto? ¿Dime? — gritaba acerándose cada vez más a Elisa llegando a arrinconarla.
—¿Qué te pasa? Aléjate — todo aquello era aún más extraño que la propuesta de matrimonio de Chace, comenzó a empujarlo, pero aquel gigante no se movía ni un centímetro.
—Que me aleje — gritaba más — ¿Te doy asco? No sé cómo pude haberme enamorado de ti.
—¡¿Qué?! — Elisa no podía creer todo aquello “solo está borracho” pensaba “aunque los borrachos y los niños siempre dicen la verdad” concluyó alarmada.
—Sí, eras tan diferente a todas, al menos eso creía, pero ahora mírate igual a todas las demás — decía con desprecio, mirándola de arriba abajo, Elisa se sintió cohibida — No, tu eres peor, porque te casaras con ese idiota — Elisa trataba de buscar un poco de ayuda con la mirada, pero James la tenía acorralada, pensaba que de un momento a otro le metería un golpe o algo —. Sabes, pienso cumplir mi último deseo.
—No entiendo nada, estas borracho James, quítate para que continúe mi camino, vamos animal ¡muévete! —ya no tenía ganas de ser la delicada Elisa, quería alejarse de ahí, así que le tocaba ser ella misma.
—Claro nunca te diste cuenta — la sujetó fuerte por los hombros, tanto que a Elisa le dolía —, y esa indiferencia era lo que más me encantaba de ti.
Elisa veía cómo James se le venía encima “este idiota quiere besarme”, comenzó a retorcerse tratando de liberarse, le lanzó una patada pero el maravilloso vestido no la dejó “le escupo, lo muerdo” unas personas cerca miraban la escena. “No puedes hacer nada de eso Elisa, sino todos se darán cuenta de lo grotesca que eres, ¿Cómo es que actúan las chicas tontas en estos casos? Ah ya sé” comenzó a esconder su rostro y a gritar por auxilio “¡Que tonta estás actuando Elisa!”.
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Ian, Alex y Liam hablaban con Chace, pedían explicaciones de lo que había ocurrido. Chace estaba hasta más confundido que ellos, tomó una de las copas que el mesonero repartía y se la bebió de un solo trago. Pese a la música escucharon un grito vago y lejano
—¿Qué fue eso? — Chace miraba a todas direcciones.
—Es allá — señaló Alex — ¿no es Elisa?
—¿Qué hace James con ella? — Ian miraba atento.
Chace no esperó para correr hacia allá, empujó a cuanto se le interpuso en el camino. Cuando estuvo a pocos metros de distancia, vio como James intentaba besarla y como Elisa forcejeaba y gritaba que la soltara, inmediatamente tomó a James por el cuello y le dio un buen golpe en la cara que lo mandó al suelo.
—¿Qué intentabas hacer con mi prometida, idiota? — Gritó acentuando la última palabra — Vete ahora mismo de aquí — no estimó en patearlo en el abdomen.
Los presentes miraban todo atónito, los guardias de seguridad llegaron al instante, llevándose a rastras a un deplorable James. Elisa por instinto pegó un grito cuando Chace golpeó a James, tuvo que contenerse para no decir “eso, dale Chace, dale” “Por Dios Elisa eso no son cosas de señoritas” meditó, así que imitando las cosas que había visto en películas se había puesto detrás de Chace como buscando su protección, claro cada gesto y acción era premeditado por su veloz mente. “Con que así es que alguien te defienda” por alguna razón eso la hacía sentir feliz.
—¿Estás bien? — preguntó Chace todavía algo agitado, con un tono seco y rudo, solo cuando se acordó que no estaba solo y que la implicada era su supuesta prometida, el amor de su vida, fue que cambió la expresión de su rostro y obligándose a parecer natural, acarició la mejilla de Elisa, vio la risa contenida en ella y tuvo que morderse los labios para no reír el también “esto será una tarea imposible”.
—Claro que estoy bien, ese tonto, creyó que — tuvo que callarse al ver que los ojos de chace casi se salían de sus cuencas oculares —… La verdad — hizo gestos de que iba a llorar — estoy asustada, no entiendo qué le pasó — arrugaba más su cara “debes parecer una figura de cera derritiéndose, en este momento” sin más se abrazó a Chace escondiendo su cara, para que los demás no pudieran ver sus invisibles lágrimas, solo escuchar sus sollozos.
—Ya todo pasó — acarició sus cabellos y de pronto pensaba en que parecía un robot, nada le nacía hacerlo, todo era tan forzado, que esperaba su madre no se diera cuenta.
Victoria llegó al lugar de los hechos, pero Chace le hizo señas de querer privacidad y comenzó a caminar hacia algún salón conexo solitario.
—¿Por qué no lo golpeaste, idiota? — hablaba entre dientes, aún con Elisa pegada a su cuerpo, caminando lo más rápido que podían.
—Porque me habría visto poco femenina, además no soy tan fuerte — hablaba bajo y sin quitar su cara de mujer lastimada.
—¿Te hicieron algún exorcismo, cambio de cerebro o algo? Porque esta no eres tú.
Solo unos metros más y llegaron a aquella habitación que servía como sala de reuniones.
—¿Qué fue lo que pasó allá afuera? — Chace empujaba a Elisa tan fuerte que chocó contra la pared.
—Idiota — se quejó — ¿A qué te refieres? ¿A la propuesta de matrimonio, a tu declaración, o a la confesión de James? — gritaba alejándose a una ventana cercana, necesitaba aire.
—A todo, a ti así — señalaba su vestuario —, a esa aptitud extraña que has mostrado.
—Estoy actuando, se supone que no sea la habitual yo.
—¿Por qué lloraste? ¿Por qué no lo golpeaste?
—Lloré porque en las películas cuando el novio propone matrimonio la novia llora, ¿acaso no quedó genial? — Sonreía alentándose por ser la gran genio que era — No lo golpee porque una chica linda e indefensa no hace esas cosas; espera a que su príncipe azul la rescate — señalaba a Chace —, por cierto príncipe te tardaste.
—Príncipe tuyo ni…
—Shuuu — Elisa puso su mano en su boca, haciendo que se callara—. Al parecer hay alguien en el pasillo — le dijo al oído.
—¿Será? — Chace agudizó el oído — Es mi madre, debe ser ella.
—¿Habrá escuchado? — Elisa no demoró en pegar su oído a la puerta tratando de escuchar algún sonido extraño, evidentemente estaba cerca.
—¡Odio a esa bruja!
—Con eso no haces nada. Tengo una idea, actuemos. Oh Chace tuve tanto miedo — levantaba la voz.
—¿Qué se supone que haga?
—Actúa engendrito — sujetó su paltón y lo acercó a ella —. Te quiero tanto — comenzó a lanzar besos al aire —. Muack, Muack, Muack, humm, humm —hacía ruidos extraños, Chace no soportó más y se echó a reír —. Recuerda que lo hago por ti — decía entre dientes.
—Yo también te quiero Mía — tuvo que respirar hondo para no volver a reír —. Si James te hubiera hecho algo te juro que lo mataba — Elisa mostraba su pulgar en señal de que lo estaba haciendo bien — ¿Quién habría imaginado que estuviera enamorado de ti?
—Sí, nunca lo vi venir, es tan raro.
—Más bien — bajó la voz —, asqueroso — recibió un golpe por ello —. Digo… cómo se le ocurre pensar en tener algo contigo, cuando tú eres Mía, Mía.
—Eres tonto — Elisa se alejó riéndose —, vas a venir rayando mi primer nombre.
—Es que no sabía que tenías un nombre tan cursi — continuaba riendo.
Chace y Elisa escucharon de pronto la voz de Ian quien amablemente saludaba a Victoria, ella se refirió con un “Hola muchachos” por lo que podían adivinar que estaban todos. Al verlos, Victoria se despidió y volvió a la fiesta, aunque Liam, Ian y Alex esperaron que se perdiera de sus vistas para entrar a la sala de reuniones.
—Por favor que alguien nos explique ¿Qué pasa aquí?
—Baja la voz Liam — susurraba Elisa —. ¿No ves que nos vigilan?
—¿Esto es en serio? ¿Los dos van a casarse? — Ian hablaba bajo imitando a Elisa. Chace le dio un manotazo en la cabeza y su mirada lo demostraba todo.
—Lo de allá afuera fue tan extraño.
—Alex habla más bajo — rogaba Elisa —. Lo que tienen que hacer, es felicitarnos porque por fin nos atrevimos a declarar nuestro amor.
—Claro, los felicitamos picarones, quien pensaría que se amaban tanto como para casarse y todo — Ian seguía el juego.
—Pero ¿qué tal si salimos? me estoy asfixiando.
—Buena idea — Alex comenzó a abrir la puerta.
—No tonto, no podría pasar otra vez entre tanta gente. La ventana es grande, vámonos por ahí.
Elisa maldijo el vestido por dificultar su salida. Caminaron y caminaron por el jardín, hablando de todo y nada, hasta que llegaron al cuarto de bombas de la piscina.
—OK. Ahora sí ¿Qué demonios pasó ahí? —Liam señalaba el salón de fiestas.
—¿Pueden creer que James estuviera enamorado de mí? — Habló emocionada — Digo, yo pensaba que no levantaba ni polvo y resultó que le gustaba a alguien.
—Eso es raro, pero James es un depravado — bromeó Ian —¿es eso en lo que piensas Elisa? porque Chace y tu están comprometidos.
—Ah eso —decía despreocupada —. Sí, nos comprometimos, mira el anillo — extendía su mano para que lo admiraran — pero esto no importa, yo le gustaba a alguien y nunca le gusté a nadie.
—Ya, para Elisa — Chace bravo le daba un leve empujón —. A quién le importa que el enfermo de James gustara de ti, hasta asco me da.
—A mí me importa — gritó —. Por tu culpa la única persona que me ha visto diferente se alejó de mí.
—¿Eso te importa? — preguntó Ian extrañado.
—Ah — se sintió apenada —, claro que no me importa — dijo cobrando compostura, pensaba en si estaría bien un escupitajo para señalar que era la misma masculina Elisa “no demasiado exagerado” —. Es solo que es algo nuevo para mí. Y tú, Chace — “mejor desvía la conversación a otro lado” —, vomítate pues estas comprometido con esta asquerosa, horrorosa, apestosa y petulante cosa — se acercó poco a poco a él, escupiendo las palabras con toda la potencia que tenía —. Deberías estar lamiéndome los pies por haberte llevado el juego en vez de haber dicho a todos que el gran Chace está enamorado como un bobo de una rubia sin fortuna.
—No te pases Elisa — quizás fuera el estrés, pero Chace ardía de odio, tanto que tomó a Elisa del hombro y de la forma más brusca la acercó a él —, por primera vez en tu vida cuida lo que dices.
—Cuida tu lo que haces saquito de abono — era obvio que no se iba a dejar amedrentar así que lo enfrentaba —, estás caminando sobre un hielo muy fino, yo siendo tú caminaría con cuidado.
—No seré tu pelele.
—Deberías, pero… yo no soy así. No pienso amenazarte a cada rato con decir todo, sin embargo no abuses de mi bondad — Chace la soltó — y tengo una condición.
—No seré tu sirviente, perro fiel.
— Claro que no, solo quiero que aunque todo esto acabe te encargues de que yo vaya a la fiesta de graduación con una pareja decente
— ¿En serio eso quieres? – casi gritaba Liam – puedes pedirle lo que sea, lo tienes en tus manos
— Gracias amigo por tu ayuda – repuso Chace
— Solo quiero eso ¿lo harás?
— Encontrarte una pareja decente, lo haré – ambos estrecharon sus manos
— ¿Cuál es el plan? – pregunto Alex – Piensan seguir con esto hasta el día de su boda y en la luna de miel, cuando tengan hijos decir: es solo un juego.
— Luna de miel con Elisa ¿estás loco? – respondió Chace alarmado – es Elisa
— Qué lindo es mi prometido, yo también te quiero cariño
— No es por nada, pero creo que aquí todos lo pensamos y has de admitirlo Chace, pero Elisa es linda – intervino Ian
— Gracias – Elisa se acercó a darle un abrazo – ves Chace eres un suertudo por haber aceptado tu propuesta de matrimonio
— Si Elisa, brinco de un pie, pero seriamente hay que hacer algo para salir de esto
— Simplemente tú me engañas, yo te dejaré y fin del compromiso ¿por qué tanto enredo?
— Hablas de la mamá de Chace por alguna diabólica razón cree que eres la nuera perfecta ¿crees que dejará que todo acabe tan rápido? – hablaba Liam
— Será algo con lo que Chace tendrá que lidiar, yo lo dejaré y nadie me obligará a casarme
— Amy me matará. Tengo que hablar con ella, explicarle todo y…
— Y nada corre caminos. No hablaras con ella, no harás nada que le indique a súper mamá que la engañas. Yo le contaré todo, o Ian, o Liam o Alex, ya luego encontraremos la forma de que la veas. ¿Acaso no soy la mejor novia del mundo? Hasta le encuentro rameras a mi prometido
— Elisa – advirtió Chace
— Lo siento, lo siento, era broma.
No podían estar tanto tiempo lejos de la fiesta, por lo que diciéndose unas últimas palabras de ánimo, burlas y halagos se despidieron para volver a aquel lugar donde todos deberían fingir ser perfectos.
Al entrar los padres de Elisa no hicieron más que volver a abrazar a Chace y expresar los contentos que estaban por su compromiso con su pequeña y única hija. Elisa reconocía que le gustaba eso de ser envidiada, las chicas la miraban con odio o con fingida simpatía, ella de verdad estaba disfrutando de tener ese diamante en su dedo. A la hora de irse las cosas comenzaron a complicarse. Los padres de Elisa se quejaban de una despedida tan seca de parte de los enamorados. Victoria observaba atentamente a Chace y su negativa de besar a la novia. Elisa argumentaba que no se besaría con Chace frente a sus padres, no era esa clase de chica. Pero los mismos insistían, la mirada de Victoria sobre Chace era más penetrante. Ambos se encontraban entre la espada y la pared.
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