Bad Things

"Estamos solos, vivimos solos y morimos solos. Solo a través del amor y la amistad podemos hacernos la ilusión, por un momento, de que no estamos solos." 

(Orson Welles)  



- Mamá, ¿Porque la Luna brilla? - dije mirando por la ventana, brillaba tanto que me preguntaba si alguien estaba alumbrando una linterna para vernos desde allí.

- Oh bueno, - me sonrió, de verdad quería que me dijera quien es la persona que alumbra - La Luna brilla debido a que su superficie refleja la luz del Sol. A pesar de que algunas veces parece ser muy brillante, en realidad sólo refleja entre el 3% y 12% de la luz solar que recibe. ¿No te parece interesante amor?

- ... ah... yo pensé, que era alguien con una linterna apuntando para abajo. - dije encogido de hombros - ¿Soy estúpido por no saberlo?

- Uh... no amor claro que no, mami olvido que habla con su bebé - respondió abrazándome pegándome a su pecho, ah, demasiado cálido, lo amo, con el frío que hay fuera, estar entre sus brazos me hace feliz. - Pero, se una historia que te puede gustar, es sobre la Luna -dijo acariciando mi cabello.

- ¿Enserio? ¡Dime! - sonreí emocionado mientras ella me cargaba recostándome a su lado, acariciándome suavemente las mejillas.

- Se dice que hace tiempo, en una noche fría como esta, la Luna miro hacia la tierra y se enamoró de una persona. Ese día fue el día más devastador para todos.

- ¿Por qué? - dije sorprendido mirándola.

- La Luna quería verlo siempre, quería ver aquella persona a la que le dedicaba su brillo. Eso la llevo a un sin fin de problemas tales como; No salir a la hora que era, dejar mucha noche y poco día, brillar más que las mismas estrellas, todo esto causo un cambio enorme ocasionando que el espacio y la tierra sufrieran cada vez más.

- Pero solo le demostraba que lo amaba... - dije encogiéndome de hombros - Cómo yo cuando ayuda a mamá.

Ella me sonrió pasándome un mechón de cabello detrás de la oreja. Mamá había cuidado y dejado mi cabello largo, decía que le gustaba así, que le encantaba verlo crecer lleno de vida porque eso significaba que yo estaba bien.

La mire y era hermosa, mamá es la persona más hermosa que conozco, tiene piel morena como la mía, ojos como el chocolate, cabello negro y labios rojos.

Mamá dice que yo soy su ángel, pero realmente creo que es al revés.

- El amor duele Beka... duele porque importa, te consume y te deja sin fuerzas. El amor es lo mejor de la vida, pero siempre hay un sacrificio de por medio, la Luna sacrifico su propio bienestar... - suspiro - como todos.

- Suena horrible - conteste escondiéndome en su pecho.

- No lo es amor, al final de la historia el hombre decide dejar su humanidad para convertirse en un cuerpo celeste y unirse a ella. Si quieres amor en tu vida, tienes que estar dispuesto a que el camino nunca es fácil, el inicio siempre lo es, pero el amor requiere mantenimiento, compromiso, tienes que estar dispuesto a él.

- Yo estoy dispuesto a amar y proteger a mamá siempre... no importa que.

- ¿Y duele? - pregunto acariciando mi cabello.

- Todo el tiempo...

Conteste y en los ojos de mamá solo había sorpresa y un poco de dolor. Suponía que mamá solo quería verme feliz todo el tiempo.

- Pero el dolor desaparece cuando mamá sonríe, si mamá es feliz no sufro para nada. - dije avergonzado haciéndome pequeño en su pecho.

- Eso es amor Beka... - culmino besando mi frente - Espero algún día lo sientas con alguien más... quiero que seas feliz amor, siempre.

- Lo soy... si estás tú lo soy... 



"Quédate" - susurré y me di cuenta de que había despertado. Otro sueño con mi madre me había dejado envuelto en mis propios recuerdos.

¿El amor duele? ... bueno al menos tu siempre decías la verdad de las cosas sin tapujos mamá, eso siempre será una de las razones por las que te amo tanto.

Tallé mis ojos y sentí calidez en mis mejillas, aun seguía dormido entre los brazos de Jean mientras este se abrazaba de mí. Sonreí besando su frente separándome de él, levante mis boxers del suelo poniéndomelos y un leve quejido me alerto de que Jean había despertado.

Jean me miro, desde los pies a la cabeza y una sonrisa se dibujó en su rostro, muy leve, apenas visible, pero yo sabía que era una sonrisa y con eso bastaba.

- No te levantes, hace algo de frió, vuelve a la cama.

- No puedo, ¿Recuerdas que le prometí a mamá sacarte? aunque sea una vez por semana Iremos a nuestra cafetería favorita.

- No quiero...

- Vamos Jean...

- Solo pensare en Isabella... - conteste envolviéndose en las cobijas - En sus labios, sus ojos, en como siempre hacia ese sonido de satisfacción cuando tomaba el primer trago del café... - se le comenzó a romper la voz y sentí que habíamos regresado al principio - dos cucharadas de azúcar, sin leche, acompañado de un simple postre. Siempre con el suéter blanco porque era el que según ella...

- Cubría mejor del frió... - dijimos ambos y el silencio predomino.

- Así es... No quiero imaginarla, no lo soporto.

-Jean...

- Cuando despierto, solo son 2 segundos, dos segundos en donde de pronto todo está bien. Esto se debe a que mi memoria apenas se está encendiendo, apenas estoy despertando. Siento una paz inmensa y sonrió suavemente. Después de golpe todo llega y no puedo fingir que estoy bien, ni siquiera con mamá... es horrible Otabek, nunca pensé que era tan dependiente a ella...

- Jean...

- Quería decirle lo mucho que la amaba, eso quería... pero nadie me dijo que esa llamada en la mañana iba a ser la última, nadie me dijo que ese beso iba a ser el último – Jean estaba poniéndose histérico, apretando los puños descubriéndose - ¡JODER! que esa iba a ser la última noche que la tenía en mis brazos... Isabella merecía un mejor esposo, alguien que le dijera todo el tiempo que la amaba, no le dije ese día y mira lo que paso... debí decirlo... no lo soporto.

- Jean...

- Ese día sentí un enorme dolor en el pecho saliendo del estudio. Pensé que estaba sufriendo un infarto, pero lo deseché. Era como si hubieran estrujado mi corazón al punto de reventarlo. No sentía nada... ¿Sabes lo que es eso? Quedarte varado entre la vida y la muerte... seco, sin nada... mi corazón se dio cuenta de las cosas antes que yo.

- Jean...

- Y lo peor fue cuando llegue y tú no estabas - dijo mirándome - No estabas allí Otabek ¿Por qué mierda no estabas?... me dijeron que te fuiste y lo primero que quise hacer era encontrarte y arrancarte la cabeza, ¿¡Como te atreviste a dejarla sola!?

- ...No podía estar allí, no quería estar allí además... Plisetsky estaba...

- ¿Plisetsky? - suspiro – Joder, ¿Enserio? ... ¿Desde cuándo es Plisetsky más importante que nosotros?

- Jean... es complicado.

- Solo dime porque no me esperaste, lo deseaba Otabek, cuando llegue y vi a toda esa gente lo único que deseaba era verte...- lagrimeo y mi corazón se rompió por completo – Joder... que me sostuvieras cuando tuve que ver como sacaban su cuerpo, lo que quedaba de él... Quería que no me dejaras caer, que no la dejaras caer... Quería sentir tu amor y de alguna forma con él, sacara las fuerzas necesarias para respirar...¡Te necesitaba maldita sea! y tú estabas... perdido en Plisetsky.

Baje la mirada, creo que me acabo de sentir la peor mierda del mundo. Joder estaba tan embobado en Yuri que no pensé que Jean llegaría. Bueno, lo sabía, sabía que llegaría al hotel, solo que simplemente no quería verlo porque no sabía que cara ponerle... Le prometí mantenerla a salvo y eso ocurrió, no podía darle la cara.

Levante mi mirada y solo vi algo de odio en los ojos de Jean...Por favor Jean, no me veas asi... por favor, solo trato de ser bueno para ti... por favor...

- Lo lamento - fue lo único que salió de mi boca.

- ¿Lo amas? ... - pregunto mirándome y mis ojos bajaron al suelo quedándose allí.

- ... Si. - conteste vencido. - Jean yo... lamento mucho todo lo que paso con Isa, trato de... remediarlo, pero solo consigo arruinarlo todo cada vez más... - mis ojos estaban cada vez más llorosos, pero trataba de controlarme. - Lo siento... lo lamento tanto, te falle y ... lo lamento Jean...

- No quiero tu lastima Otabek...

- No es lastima lo juro, son sentimientos reales, lo lamento joder, lamento no estar allí. No quería verte, no podía darte la cara, no después de lo que paso, porque me sentía inútil... ¡Ah maldita sea! me sentía tan inútil y frágil... Ya son dos personas a las que no pude salvar...

- Otabek... - Me miro y sus ojos cayeron en la preocupación - Aún te quedan más por salvar... - contesto levantándose, sin importar que estuviera desnudo acaricio mi cabello - perdón por descargar mi ira contigo. No lo mereces ahora...

- Jean - conteste abrazándome de él, no quería soltarlo, nunca quiero soltarlo... sentí una inmensa calidez en mi pecho cuando sus brazos me envolvieron de nuevo.

- Tu espalda luce jodidamente horrible – dijo de repente haciéndome soltar una risa aferrándome más a él.

- No puedo hacer más, las cicatrices son para siempre...

- Si... lo son... 



Un suspiro al aire es lo único que salió de su boca, Leo de la Iglesia estaba agotado, con una mirada que apenas se mantenía y con un cuerpo recargado en una de las paredes del elevador. Estaba adormilado pensando en si Otabek vio o no vio lo que le había mandado, quería respuesta de su viejo amigo, no podía decir que no lo extrañaba en su oficina, bromeando y jugando con cualquier cosa, al final además de colegas eran amigos, siempre juntos.

"Éramos el trio perfecto" salió como un susurro de su boca. La universidad fue una época dorada para Jean, Otabek y él. Eran el alma de la fiesta y se llevaban de maravilla, incluso aún conservaba fotos de ellos, en días donde eran unos jóvenes idiotas de 19 años.

No pudo evitar mirar a su celular y apreciar una foto, estaban en el gimnasio, recordaba ese día como si hubiera sido hace un par de horas. Su novia en ese entonces había tomado la foto, decía que se veían jodidamente bien los tres juntos. Pero ese día no fue importante por esa foto, sino fue porque ese día se enteró de la relación que tenía Jean con Otabek.

Los encontró masturbándose el uno al otro en las duchas cuando el volvió por una toalla olvidada. Ver a sus amigos, haciendo eso sabiendo que son hermanos, fue algo extraño.

Recordaba la escena con detalle, Jean jadeaba y gemía bajo mientras Otabek no dejaba de morderse el labio mirando las expresiones que el canadiense hacía, esa simple escena le fascino en lugar de provocarle asco. Algo en su interior se removió y comenzó a sentir una excitación que no pensó que tendría jamás.

Él lo sabía, ambos eran jodidamente atractivos, pero Otabek tenía algo en el que los ojos del latino no paraban de mirarlo. Tanto era la presencia de Otabek, que sus ojos dejaron de ver el rostro erótico de Jean para quedarse mirando como Altin era jodidamente dominante por naturaleza, incluso siendo más bajo que Jean, su presencia imponía más, manejaba el placer de ambos con sus manos con una destreza digna de un dios del sexo. Jean llegaba al éxtasis al igual que el kazajo, con la diferencia de que Otabek aumentaba su sensualidad con cada gemido.

Desde ese día no pudo dejar de pensar en eso.

Tallo sus ojos, al final su cambio de gustos si había sido principalmente por Otabek, el primer hombre que le excito de esa forma fue aquel moreno que en las noches de fiesta se la pasaba pegado a la consola poniendo música en lugar de bailar.

Fue ese mismo día cuando decidió cortar con su novia y comenzó a experimentar con chicos. Se llevo una sorpresa enorme cuando le gusto demasiado lo que un chico podía hacer. A veces imitaba los gestos de Otabek, era contagioso, a decir verdad, quería imitar ese papel de macho alfa, sentirse dominante, aunque, a diferencia del moreno, él no era tan dominante por dentro, y cuando su pareja le importaba, solía ser más un oso de peluche abrazable que un macho alfa.

"El idiota de Otabek tiene corazón de piedra, yo no" se decía cuando acabo enamorándose de un chico y sus planes de imitar a su amigo habían terminado.

De pronto para el latino, todo dejo de ser sexual y se convirtió en intimo, en sentimental y emocional. Todo esto gracia a un chico que le hacia reír y sentirse bien cada vez que estaban juntos, un chico al que le dedicaba todo su tiempo y atención, un chico que era literalmente su vida.

Entro a su departamento y lo vio, usaba su camiseta para dormir resbalándole por un hombro mientras hacia el desayuno. Una sonrisa se dibujó en aquel chico de cabello castaño y corrió para colgarse en el otorgándole los más dulces besos que el latino pudiera experimentar en las mejillas y labios.

Oh si, Guang Hong Ji, un par de años menor que él, le estaba recibiendo con dulces besos y caricias incluso cuando no había llegado la noche anterior.

No pudo evitar seguirle la corriente acostándolo encima de la mesa, posicionándose entre sus piernas mientras el chino le rodeaba el cuello con sus manos. No se dijeron nada en lo absoluto, solo disfrutaron esos besos y caricias de un momento a otro.

La vitalidad había regresado al cuerpo de Leo y no planeaba irse, cada jadeo y cada gemido le subían su nivel de estamina, lo único que quería hacer ahora no era descansar como se había planteado en el elevador, sino, empinar al chino y hacerlo suyo hasta que se desmayara.

- Hnn Leo... aquí no, la cama... y .. hngg... ¿Dónde estabas?

- En mi oficina, por lo que paso, el caso del asesino de modelos se volvió abrir - dijo deslizando los boxers del menor por sus piernas - estuve checando toda la evidencia y no pude volver. Dormí en la oficina.

Ya con desesperación en su habla, Leo acaricio a lo largo de los muslos del menor, dando mordidas y dejando marcas de besos. Quería hacer suyo al chico aquí y ahora, pero su pareja no se la estaba dejando fácil.

-Pudiste haber llamado... ¡AH! Hnng... a veces solo me haces preocuparme por nada.

- Lo lamento - contesto dándole besos en el cuello - perdona bebé, no volverá a suceder. - y apenas terminando esa oración comenzó a masajearle el miembro al contrario.

- Hngg.. llegaste caliente... - gimió el menor encogiendo sus dedos de los pies - Deja eso y dámelo...

- Pero bebé, no te he preparado...

- Estuve jugando conmigo anoche esperando a que llegaras, pero como no había señal de ti, decidí satisfacerme solo... aun esta suave abajo...

- Joder si...

Y como el vaso de vidrio que rodo de la mesa para romperse en el suelo por culpa de los movimientos sexuales de ambos, la cordura del latino se había perdido y solo quedaba un hombre envuelto en sus deseos más pasionales.

Pero la pareja enamorada nunca noto al hombre que seguía a Leo desde el ascensor, mucho menos que la persona estaba ahora fumando un cigarrillo fuera de su departamento mientras los gemidos de ambos traspasaban las paredes.

El hombre tenía un aire andrógino, llevaba leves sombras en los ojos, nada que pudiera resaltar mucho a la vista, tenía ojos delicados pero el rostro masculino, aunque con una nariz y labios femeninos.

Una leve sonrisa se dibujó en el rostro e aquel hombre que levanto su teléfono y solo presionando un botón, firmo la sentencia tanto del chino como del ruso.

- Hola jefe, ya tengo el corazón de su objetivo... mhmm... si, cuando salga el policía lo llevo... si, si claro ningún rasguño... si... si es muy lindo, su nombre es Guang Hong Li, si es un profesor, aja... Solo estaba de visita en Milán para ver a su novio, según el informe, ambos viven en Nueva York... aja... si claro antes de esa hora, hasta luego.

Una bocanada de humo impacto la puerta que escondía dos cuerpos amándose entre si. El sujeto sonrió, le parecía casi como un poema, donde los amantes se dan la última muestra de afecto antes de que la muerte llegue cortando cabezas.

Y que mejor muerte, que aquella que es pálida, y con un deseo de sangre insaciable. Era un triste poema, porque los amantes sufren, por un error que no cometieron.  



Recordaba muchas cosas desde la primera vez que se sintió así. Recordaba que se había envuelto en emociones como ahora, que se ponía nervioso con cosas banales o simples, era gracioso porque a veces ni tenían sentido sus pensamientos.

Recordaba muchas cosas si, y todas le llevaban a la misma respuesta... Estaba enamorado de nuevo.

Aunque este enamoramiento era de lo más irreal, Plisetsky estaba condenándose a sentirlo tan real que le provocaba dolores de cabeza.

Otabek era tan perfecto para él, que le daba miedo como se acoplaban el uno con el otro, no solo físicamente, sino, también en personalidad parecía que el moreno estaba hecho a su medida.

"Otabek Altin", no podía sacarse de la cabeza el nombre, los ojos, la sonrisa, el cuerpo, las risas, sus palabras, nada, estaba devotamente a sus pies y eso le enojaba. Se había prometido no volver a caer así, no después de sufrir una decepción amorosa. Se juro que no volvería a estar enamorado, pero el mundo es cruel y lo hizo caer ante el pecado de la lujuria rencarnado como hombre.

Aquel moreno era un dios, era lo que sus amigas lo caracterizaban como un macho alfa. Nació para ser dominante, su presencia hace que los demás se encojan. El ruso sabia que por eso se ha ganado buenos enemigos, pero, al kazajo poco parecía importarle, siempre acababa por responder con un cigarrillo encendido en su boca mirándolos, retándolos.

Otabek era un grandísimo hijo de puta y eso le ponía bastante.

Suspiro caminando por las calles cerca de la casa de un famoso cantante, él sabía muy bien que era de Leroy y su familia.

Suspiro esperando ver una señal del kazajo o del canadiense, pero nada en absoluto, antes de tocar y decirle a sus gorilas que traía detrás como perros con correa que se perdieran decidió ver su celular primero. Le molestaba que su padre le hubiera obligado a traer protección las 24 horas, pero lo acepto solo porque lo dejo venir.

Siguió checando diferentes perfiles de Instagram hasta que encontró lo que buscaba, sonrió victorioso cuando vio una foto de una fan de Leroy. Esta foto era simple y estúpida, pero le daba la información que necesitaba. Se veía a Leroy al fin salir de su casa entrando en una cafetería.

Pero eso no es lo que resaltaba de la foto, sino, al guapo chico detrás de él. Plisetsky miro cuanto tiempo tenía la foto, "2 minutos" al fin consiguió lo que buscaba, una ubicación de ese sexy moreno.

- "Coffe and More" ... eso cuesta demasiado Beka, ¿De dónde sacas dinero? ... ah, olvidaba que tu hermano es una estrella de rock, y tú eres un detective jodidamente bien pagado por ser tan popular con los crímenes. – suspiro dándose la vuelta hacia sus guaruras - Hey ustedes, ya se ha donde iremos, ¿Se les antoja un café?

--- Momentos más tarde ---

Di un trago amargo cuando Jean miraba su taza de té, estábamos en una zona algo apartada, lejos de las ventanas, disfrutando nuestra privacidad. Todos habían leído las noticias, sabían lo que había pasados semanas atrás.

En los rostros de todos solo se veían las ganas de darle el pésame a Jean, pero no iba a dejar que se le acercaran solo para recordarle cosas que él no quiere escuchar.

- Mamá dice que la casa en Alaska quedo remodelada, que deberíamos pasar la navidad allí - dijo Jean rompiendo el silencio - Me gustaría que fuéramos.

- Claro me encantaría. - sonreí - nos divertiremos mucho.

- Otabek, hay algo que me he estado preguntando y que siento que no lo maneje bien en la mañana.

- ¿Que pasa?

- ¿Estas enamorado de Plisetsky? ... dímelo, creo que nos conocemos lo suficiente para que tengas la confianza de decírmelo y yo tenga el suficiente respeto para escucharte.

- Yo... no se realmente que es todo esto. Solo estoy seguro que duele... creo que lo amo Jean. - dije bajando la mirada encogiéndome de hombros - No sé, nunca me había sentido de esta forma, al menos no desde que te vi, él es... tan hijo de puta que lo amo. Me encanta eso y...

- Ota... - sonrió levemente - Creo que estas jodidamente enamorado.

- Joder... puta suerte.

Deje caer mi rostro en la mesa, rendido a mis sentimientos, "El amor duele" lo sabía, lo había escuchado de todos, incluso de mi madre, pero realmente no es algo que me gusta aceptar. Al menos no públicamente porque siempre, de alguna forma, acaban destruyéndolo.

El amor siempre me había traído problemas, me desconcentraba, hacía que pasara por alto cosas, que se perdieran detalles, me sumeria en pensamientos y de pronto mi cerebro dejaba de razonar como debía.

- Te vez deprimido Beka...

Una simple voz, eso era, solo una jodida voz... pero esa estúpida voz hizo que mis energías y vitalidad volvieran, mire a mi izquierda y lo vi.

Allí estaba, parado, con una leve sonrisa. Sus esmeraldas brillantes, su cabello más largo de lo que recordaba, su belleza sin fin.

Mi corazón se volvió loco, como si estuviera a punto de explotar.

"Alguna vez te he contado de la historia donde la Luna se enamoró de un hombre... y cuando lo hizo todo se destruyó"

Solté un jadeo levantándome sin apartar la vista de aquella persona, "Todo se destruyó..." como las paredes que con años había alzado en mis sentimientos y emociones, cayeron como polvo, todo por culpa de ese ruso frente a mí.

- Kitten... - susurro para el y antes de que pudiera decir algo más, jale sus caderas besándole.

El beso no fue para nada romántico, era pasional y desesperado por ambas partes. Lo envolví con mis manos alrededor de su cintura, mientras que Yuri enredaba sus manos alrededor de mi cuello. Nos queríamos cerca, nos queríamos lo más cerca posible el uno del otro.

Mamá, confieso que me he enamorado perdidamente de Yuri Plisetsky y tengo tanto miedo que eso solo traiga destrucción... como aquel cuento donde la Luna era yo, y el hombre era la persona a la que se suponía que debía amar.

Nuestras lenguas reclamaban la boca del contrario y nuestras manos buscaban el cuerpo del otro desesperadamente. Era un beso instintivo, un beso esperado por ambos.

Pasamos semanas sin vernos, eso solo creo una bomba de tiempo en nuestra cabeza que explotaría en el mínimo momento que nos volviéramos a ver.

- Ahem... - Aclaro la garganta Jean y me despegue de Yura.

- Jean perdona... - dije entre jadeos, joder esto no debería hacerlo frente a él y además, tengo que decirle a Yuri lo que hice.

- Descuida Ota lo entiendo - contesto - Estamos tomando café, ¿Te unes Plisetsky?

- Claro, lo que sea por Otabek. - contesto sonriente.

- mmhmm... - dijo el canadiense tomando un sorbo de su bebida.

Hubo un enorme silencio incomodo hasta que ambos decidieron hablar al mismo tiempo y ambos dijeron la misma estupidez sincronizadamente para mis oídos.

- ¿Quién te complace más Otabek?

Lo único que hice fue verlos, pero mi expresión era "Váyanse a la mierda"



"Fashion Week NYC será adelantado en homenaje a los modelos perdidos"

Una sonrisa se dibujó en el peliplata al leer aquella noticia en su celular, pero al igual, comenzó a enviar mensajes para que todo estuviera listo y el cómo su esposo y modelos pudieran partir a Nueva York de inmediato.

Le encantaba saber la importancia que le estaban dando a sus bellos "hijos" y que, al fin, podría sentirse seguro en un evento. No solo porque sus modelos estarán a salvo, sino, que nadie le prestara atención a nada que no tena que ver con modelos.

Así eran los medios, son sensacionalistas, les encanta solo la noticia del momento ignorando a los demás, claramente Viktor no dejaría eso pasar para nada del mundo, tenía una perfecta cortina de humo. Su proyecto personal estaba a nada de hacerse realidad.

- Viktor, ¿escuchaste lo que dije?

- Tienes el corazón del policía en uno de los cuartos, lo sé, sinceramente es una preciosidad. Lo vi por las cámaras, el policía no tiene mal gusto.

- ¿Qué quieres hacer con él?

- Bueno, si fuéramos los chiquillos que eramos antes te diría que le abrieras las piernas y disfrutaramos un poco de él, pero dado que tu estas en una relación y yo casado eso queda fuera de la mesa.

- Los demás chicos pueden hacer ese trabajo.

- Oye eso es verdad, bueno deberías decirle a los demás que se compren una caja de condones y...

Nikiforov no pudo acabar esa orden, dado que Katsuki entro sin previo aviso a su habitación algo agitado, parecía que venia del gimnasio a juzgar por sus ropas.

- Viktor adelantaron el Fashion Week.

- Yuuri... - suspiro el ruso, odiaba cuando interrumpían sus reuniones, pero, podía hacer una excepción por su esposo. Vino corriendo solo para decirle la noticia, aunque él ya lo sabía, eso le conmovió el corazón. – Ven amor.

El japonés algo nervioso se acercó a su esposo y este lo abrazo por la cintura sentándolo en sus piernas. Le acaricio el cabello suavemente y le beso con delicadeza. Por su parte Giacometti no podía ignorar que esa escena ya la había visto antes... Santa Elena...

Recordaba al ruso con cara de idiota enamorado mientras abrazaba a esa chica. Debe admitir que era una preciosa chica de belleza exótica, como el japonés, igual de rasos asiáticos, cabello negro, ojos chocolate... la única diferencia era que la chica tenía piel morena... y por obvias razones, carecía de un pene.

Frunció el ceño viendo los expedientes de Viktor que estaban en el escritorio en lo que el ruso se dedicaba a comerse a besos al japonés. No quería interrumpir y que Viktor lo maldijera sin terminar una y otra vez.

Noto que había un archivo que decía "Altin" y apareció la foto de aquel detective que lo había entrevistado. Miro la foto una y otra vez y recordó lo que le había dicho esa noche... "Su rostro me parece familiar"...

Abrió los ojos de golpe al ver esa mirada, una mirada inolvidable, la recordaba, Santa Elena, donde por primera vez un cuchillo fue puesto en su garanta.

"Te diré algo Christophe Giacometti, no le tengo miedo a las mierdas como tú, quiero que te quede claro que si intentas tomar mi trasero de nuevo te abriré el estómago y me divertiré jugando con tus entrañas en lo que das tu ultimo respiro, ¿Entendiste maldita mierda?"

Aiday... joder este sujeto era la viva imagen de la Aiday que conoció en ese entonces, era peligrosa, rápida, jodidamente inteligente, ella pudo llevarlos a la ruina totalmente solo con abrir la boca. Era como una sombra, nunca la veías venir, se arrepintió mil veces ese día de tocarle el trasero, nunca había estado tan asustado, era un chiquillo de 16 años en ese entonces, y aun así, después de eso lo único que quiso fue mojar sus pantalones.

"Su hijo..." pensó alzando la mirada a Viktor quien parecía que había notado como el suizo reaccionaba al expediente de Altin.

- Todo está arreglado Yuuri, así que no te preocupes en unas horas partiremos de aquí, así que por favor ve haciendo las maletas para ambos amor mío.

- Por supuesto Viktor.

- Oh y bebé, tendremos compañía... ¿Sabes que hacer cuando hay compañía verdad?

- ...

El japonés bajo la mirada un poco para volverla a alzar y mirar a su esposo.

- Me quedo cayado y disfruto el viaje.

- ¡Amazing Yuuri! Exacto, tratare de no hacer ruido.

- Hare las maletas.

Contesto el japonés despidiéndose de ambos sujetos y saliendo, a esta fecha, después de tantos años, Yuuri Katsuki se había acostumbrado completamente a las matanzas de Viktor... aunque siempre le incomodaban.

- ¿Es el hijo de Aiday? – dijo el suizo apenas el japonés cruzo la puerta. - ¿¡Porque diablos no me lo dijiste!?

- No estaba seguro.

- Maldita sea... es igual a ella, en todos los aspectos.

- Es más peligroso – contesto Viktor encendiendo un cigarrillo – Es más listó y nos tiene en sus manos.

- ¿De que diablos hablas?

- Sabe que soy la muerte pálida. Una sola llamada y nuestro trasero va a cadena perpetua.

- ¡Joder Viktor!

- Pero... - suspiro el ruso sacando humo – mi pequeño Yuuri lo tiene enamorado... No soy alguien que use a las personas que ama como herramientas, y lo odio Chris, lo juro... pero tendré que hacer una excepción en este caso.

- ¿A que te refieres?

- Si Altin abre la boca matare a Yuri... esa es la única razón por la que no ha dado avisos a las autoridades. Aún no sabe cómo salvar a Yuri completamente.

- ¿Qué pasa si encuentra una manera?

- Bueno esperemos que cuando encuentre la manera ya tenga una bala entre ceja y ceja.

- ¿Lo mataras? ... Viktor es tu... es tu hijo.

- ¿Y? Que yo sepa Yuri es el único hijo que tengo – frunció el ceño - Aiday fue muy clara en ello, no quería que algo repugnante como yo estuviera cerca de él, sin importar si compartimos los genes o no.... pues que se joda, lo matare cuando acabe con el asesino.

- Viktor...

- Lo logro Chris, logro lo que tanto anhelaba, es un buen hombre, algo hijo de puta, pero al final con una impecable moral que busca la justicia... Aiday solo quería que no fuera yo, que no se pareciera en nada a mí. Eso duele Chris, no sabía que me consideraba como una mierda.

- Te dije que no te enamoraras de esa loba y caíste redondo por ella.

- Pero me encantan los lobos... son peligrosos... excitantes.

El humo del cigarrillo de Viktor se extinguía, al igual que sus sentimientos por un antiguo amor que no podía sacarse de la cabeza. El suizo lo sabía, y tener a un Viktor dolido era aún más peligroso que tenerlo enojado.

- Llevaremos a su hermosura de paseo – contesto mirando a Chris – dile a Georgi que le deje unas pistas al policía... Me divertiré con él un rato.

- Como órdenes.



En un silencio incomodo, tanto unos ojos esmeralda, como otros zafiro, intercambiaban miradas en lo que veían que tan buen hijo era el kazajo. El moreno ayudaba a sus padres metiendo las cosas para el campamento al que la pareja iría.

El silencio no terminaba, no era se odiarán o algo por el estilo, es que ambos sabían la situación y ambos eran algo posesivos. Para hacer la historia corta de lo que pasaba en sus mentes, lo dejaremos en que ambos querían proclamarse el dueño del moreno.

Mientras tanto, el kazajo seguía ayudando con las cosas, su madre viajaba siempre con demasiadas, era muy precavida, esto me confundía porque creía que eso era demasiado.

- Ota, ¿Es tu novio?

- ¿Qué? – respondí confundido mirándola - ¿De que hablas?

- Es un lindo chico, muy guapo, creo que lo he visto antes.

- ¿En el espectacular de la marca Rolex? – suspire – mamá es un modelo al que estoy cuidando, por lo que ha sucedido.

- Pero te gusta, ¿No es así?

- ¡Mamá! – algo sonrojado respondí – No quiero hablar de eso, es un maldito dolor en el – antes de que pudiera responder un zape aterrizo en su cabeza - ¡Auch! ¿Eso por qué?

- Otabek te he dicho que no me gusta que uses malas palabras.

- Perdona a veces no puedo evitarlo, en especial si es él del que estamos hablando... – suspire rojo como un tomate, maldición esto no es lo que quería, menos con mamá diciéndome que debería estar con el dolor de culo, yo sé que tengo que estar con él pero ni jodido voy admitirlo tan abiertamente.

- Solo quiero que seas feliz Ota...

Ah esa calidez que solo da mamá al sonreír, no pude evitar sonreír de vuelta abrazándola. Tal vez no era mi madre biológica, y nunca remplazaría a mi amada madre, pero ella era todo ese amor que quise e niño y ella me lo había otorgado sin peros.

Por otro lado, Jean y Yuri reían al escuchar como reaccionaba Otabek de esa forma tan infantil.

Plisetsky estaba harto del silencio, sin más que pensar, se armó de valor y saco un disco de su mochila entregándoselo a Jean.

- Isabella.... Ella nos hacia escuchar tu música en los ensayos o en las sesiones fotográficas. Hicimos un comercial usando solo tu música, realmente me hizo apreciarte como el artista que eres. – bajo la mirada – incluso te tengo en mi lista de Spotify. Mi canción favorita es la de tu primer disco, "Still loving you"... me encanta, realmente la letra y la música es demasiado perfecta...

El ruso sintió incomodidad cuando la sonrisa del canadiense se borró y bajo la mirada, pero no pensaba desistir ahora.

- Creí que te gustaría ver el producto terminado de ese comercial. Lo van a proyectar durante el Fashion Week, pero creo que tú te mereces verlo antes... se ve... se ve jodidamente hermosa.

- Gracias...

De nuevo el silencio, el rubio pudo apreciar como Leroy sostenía la caja con el CD... no quería esto, quería romper esta tensión con lo que fuera.

- La canción realmente es buena, no tan buena como Still loving you, pero me gusta el nuevo disco que sacaste. Es una jodida obra de arte...

- Otabek...

- ¿Qué?

- La canción que tanto te gusta la escribí para Otabek... toda su letra es para él. Toda la música de ese disco es para él, Otabek solía hacer de segunda voz cuando cantaba, no era algo que le gustará pero siempre me apoyó, así que mi manera de agradecerle fue escribirle todo un disco para el...

- Oh...

- La escribí cuando me casé con Isabella... " Still loving you, even when I Dont have you, My heart is yours, but I can't be with you. Please tell me that you understand, the hard time this make us take, Please remember, that no matter what happens, you're still my deadly desire... Still lovin you, even when I dont have you..."

- Suena genial... – dijo el ruso moviendo sus dedos.

- Me provoca un poco de enojo que te guste una canción que habla de mis sentimientos por él.

- No sabía...

El canadiense algo irritado mira por la ventana de nuevo, viendo al kazajo. No importaba cuanto tiempo pasará, lo que hubieran hecho, hacia donde fueran o que tan separados eran sus caminos, al final no importaba porque él y Otabek siempre terminaban juntos de alguna forma u otra. Ahora con Plisetsky todo era diferente... tenía que aclarar las cosas antes de que pensara hacer algo.

- ¿Sabes de la relación que tenemos Otabek y yo?

- Si... sé que... bueno no son solo hermanos.

- Nos cogemos el uno al otro – dijo mirándolo – nos besamos y amamos cada vez que nos vemos. Esta vez no fue la excepción, me acosté con Otabek antes de que llegaras.

- Oh...

El ruso no pudo evitar sentir dolor en el pecho, y querer arrancarle la cabeza al kazajo en ese momento, quería destruirlo, quería llorar, quería hacer miles de cosas, pero Leroy continuo, no porque no quisiera ver al ruso llorar y quejarse, es más, un lado de él quería ver al ruso sufrir. Pero, su moral, los pensamientos de su Isabella le rebotaron de golpe, y decidió hacer algo correcto.

- Esta enamorado de ti el idiota... y no quiere aceptarlo.

- ¿Qué?

- Se está engañando a si mismo, confundiéndose tanto que solo logra encontrar una salida haciendo de lado lo que realmente quiere... Se que nuestra relación estuvo mal, está mal y probablemente estará mal...

- Tienes que abrirle los ojos si tú ya lo comprendiste... a diferencia de ti, él no puede dejar una adicción tan fácil. Si sabes que la adicción al sexo fue por parte tuya ¿Cierto?

- Lo sé, cuando iba a terapias el doctor hablo conmigo también. Sabía que tenía que ayudarlo... pero Otabek tiene ese algo que hace que mis piernas tiemblen, no sé que es, pero es imposible no caer rendido a sus pies.

- Te entiendo en ese punto...

- Aun así... quiero decírselo... pero, Otabek no entiende con palabras.

- ¿Qué tienes pensado?

- Esto será loco, y tienes todo el derecho a negarte... pero debo de darle una lección.

- ¿Lección? ¿A Otabek? Diablos donde firmo... quiero verlo humillado por una vez en la vida a ese maldito hijo de puta.

El canadiense no pudo evitar sonreír, Plisetsky tenía algo de Otabek en él, ese maldito humor estúpido de querer bajarle los humos al contrario.

- Bueno pues esto es lo que tenemos que hacer...

"Si encuentras algo que te mata Ota, que te hace enojar, te hace desesperarte, pero aun así no piensas dejarlo, eso es amor hijo, no es un enamoramiento pasajero... el amor se demuestra en el peor momento, y aun así es lo que te da fuerza para seguir. Volveremos con pastel, espero les guste"

Otabek Altin se había quedado pensado en las palaras que había dicho su madre antes de partir. ¿Enamorado? ¿Amor? Aun le costaba procesarlo completamente. Mas cuando no podía permitirse eso, la última vez que confeso su amor así, acabo encontrando un cadáver... siempre era lo mismo. Su madre, Isabella, tenía miedo de confesarse de nuevo con Jean o con Yuri y que acabaran hechos trisas.

"No puedo permitirme el amor" ... Pensó el kazajo entrando a la casa y cerrando.

Suspiro en el hecho que tiene que hacer algo rápido, no puede seguir hablándole a Plisetsky como si nada, tiene que decirle lo que ocurrió con Jean y con todo el dolor que esto trae, aceptará las consecuencias de sus actos.

Abrió la puerta de su habitación para encontrarse con algo que no pensó nunca ver en su vida.

Yuri estaba gimiendo en cuatro, abrazando a una almohada mientras Jean entraba suave y lentamente en él. Sintió que su corazón se paraba, y la ira lo invadía de una manera inimaginable, dios quería destrozar a Jean, era la primera vez en toda su vida que había querido tal cosa. Y después quería golpear hasta el cansancio a Plisetsky, joder quería destruirlos a ambos.

- Hnggg... Otabek, comprobaba que tan bueno era lo que trajiste a casa, debo decir que es de primera calidad – dijo el canadiense nalgueando al ruso haciendo que este soltara otro gemido.

- ...

- Beka... únete... - jadeo el ruso mirándolo.

- ...

- Vamos hermano, hay suficiente espacio aquí dentro – soltó con un gruñido Leroy.

- ...

- ¿Beka?

Así es como se siente... pensó, mirándolos a ambos. Supongo que lo merecía, ¿Qué diablos pensaba? ¿En verdad Otabek Altin se merecía una relación normal? No, por supuesto que no, nunca iba a tener amor solo para él, ni pensarlo. Pero joder como dolía, dolía como el infierno. Ver a Yura ser tomado por otro me estaba matando a tal punto que solo quería caer de rodillas y llorar.

Pero... después analice la situación. Yura no se dejaría tocar tan fácil y Jean no le abriría las piernas porque si. En primera Jean no es yo, en segunda Yura tampoco es yo... deduciendo que ambos se quedaron hablando aquí solo puedo llegar a la conclusión de que Jean le dijo a Yura lo que había pasado y ambos quieren darme una lección porque no me he decidido por nadie.

- Quieren jugar, pues juguemos... - sonreí cínicamente cerrando la puerta tras de mí.

Cuando miro sus rostros, llenos de nerviosismo y excitación solo por lo que dije, mi cuerpo exigía reírme en sus caras, pero, desistí de eso por ahora. ¿Una lección, querían darme una lección? ...

Solté un suspiro separando a Jean de Yura poniéndolo igual en cuatro. "Les falta demasiado astucia y planificación para darle una lección a Otabek Altin..." 



"El evento se adelantó, toma un avión pronto a Nueva York, te vemos en el Torbet, tu sabes donde es, puedes llevar a tu novio"

El ruso suspiro dejando de lado su celular. Estaba feliz de ya estar camino a Nueva York, sabiendo que en otro avión vienen seguros sus modelos y que en el que se encuentra, Chris y Yuuri están completamente a salvo.

Respiro el aire que solo la seguridad puede dar por unos momentos antes de que Chris llegará dejando un bulto en una bolsa de tela en el asiento de enfrente.

- Ábrelo.

El suizo asiente y al abrir la bolsa esta un pequeño Guan Hong Ji asustado, llorando y golpeado por la cabeza. El ruso lo ve frunciendo el ceño, el pequeño chino tenía una mordaza ya con sangre en la boca.

- Dije que sin rasguños.

- Golpeo a Georgi en las bolas, dijo que no pudo evitarlo.

- Bien, está bien... Oye, Eres Guang Hong Ji, el novio de Leo de la Iglesia ¿Cierto?

El chino confundido y tembloroso asintió esperando algo de misericordia de aquellos ojos azules, juraría que lo había visto antes... oh cierto, es el supermodelo Viktor Nikiforov.

- Mira, te voy a explicar simple lo que pasa. Pero primero, quiero que prometas que no dirás nada hasta que termine de hablar... ¿Prometido?

El chino asintió de nuevo viéndolo entre lágrimas.

- Bien, Chris quítale la mordaza.

- Por favor solo quiero...

- Oye, aún no acabo de hablar...

- ...

- Buen chico, mira esto es lo que pasara, voy a matarte y voy a disfrutar mucho haciéndolo. Y quiero que entiendas que todo esto es culpa de tu novio, si él no hubiera cerrado el caso, mis modelos hubieran recibido justicia. Pero tuvo que ser un bueno para nada y aceptar cerrar el caso. Así que tengo que enviarle un regalo de mi parte, en este caso tu... sin vida. – El japonés comenzó a sollozar – descuida cariño, te pondré un lindo listón en el cuello, te verás hermoso con la muerte. Prometo limpiar la sangre que se vea grotesca y solo dejar una bella obra de arte en tu cuerpo. Eres tan lindo... ahora sé porque de la Iglesia está a tus pies...

- Por favor... - sollozo el chino apenas, el miedo que tenía no lo podía hacer hablar.

- Se que esto es injusto y desafortunado... pero lamentablemente así son las cosas... Chris saca mis herramientas.

- ¡HARÉ LO QUE SEA, ¡HARÉ LO QUE SEA, PIEDAD! ¡POR FAVOR HARÉ LO QUE ME PIDA POR FAVOR!, ¡POR FAVOR!

- Hmm...

El ruso suspiro levantándose de su asiento y el suizo entendió la señal, dejando el pequeño maletín en la mesa y saliendo de esa área cerrando las puertas.

- ¿Piedad? ... – dijo el ruso soltando otro suspiro tomando al chino, dándole suaves caricias en el cabello, abrazándolo, sintiendo su miedo – Ellos rogaron piedad igual, como tú seguramente, debieron tener miedo como tú lo estas demostrando, debieron estar destrozados... Que tú novio cerrara el caso fue una ofensa hacia mí, así que se la regresare con la misma moneda...a ti, en pedazos... ¡pero! primero juguemos un poco...

El suizo se estremeció cuando comenzó a escuchar los gritos desgarradores del chino. Coloco sus audífonos y se sentó frente a Katsuki, el cual estaba relajado comiendo un poco de fruta en una bata que apena lo cubría. Ambos intercambiaron miradas y Katsuki sonrió.

- Sabes que fue De la Iglesia quien tuvo la culpa de eso... deja de pensar en Viktor como si fuera un monstruo.

- ¿Cómo pueden dormir por las noches?

- De la misma manera que duermes tú, quien hace entrega de cada víctima... – Katsuki se levantó suavemente de su asiento para sentarse en las piernas del suizo – No pienses que no somos iguales, la sangre que mancha ahora el rostro de Viktor, tú ya la tienes impregnada en la piel... Chris... - Esa mirada de Katsuki siempre lo hacía temblar – Pudiste no entregarle al chino y lo hiciste, no seas una gallina ahora...

El japonés se bajó de las piernas del suizo volviendo a su asiento. Podía escuchar los golpes, los gritos, todo, incluso podía oler la sangre como si estuviera allí. Bajo la mirada y sus audífonos llegaron al volumen máximo para fingir de nuevo, que nada de lo que ocurría allí estaba pasando.

Un ramo de rosas, el vestido con un traje y una noche magnifica era lo único en la mente del latino. Solo de imaginar su bello rostro y la felicidad en sus ojos llevo a Leo hasta las nubes, había salido antes hoy, y eso le fascinaba, podía estar parte de la tarde y toda la noche con su novio... y no solo eso.

Suspiro algo nervioso, al fin se había decidido, esta sería la noche, había preparado un sinfín de maravillas para el chino, esta iba a ser una noche que no quería que olvidaran nunca, al fin se atrevería a pedirle matrimonio.

Pero todos los deseos se desaparecieron como hojas que se las lleva el viento, cuando la puerta estaba abierta. Sintió un hoyo en el estómago y su piel fría. Poco a poco abrió la puerta, tirando el ramo de rosas y sacando su pistola, pero fue inútil, lo supo en el instante que vio esa nota y toda su carta estaba hecha trizas.

Pálido, apenas con vida corrió a la nota y leyó rápidamente.

"Te vemos en América, salida Brooklyn Brige, 48 hrs,"

El latino trago grueso y entre el miedo, la ira y tristeza, solo pudo pensar una cosa "Nueva York" eso fue todo, salio disparado de allí dejando todo atrás. 





Entre jadeo y jadeo, Yuri Plisetsky está disfrutando los estragos de un enorme orgasmo. Aferrándose a la almohada que ya estaba destrozada de tanto morderla. Otabek lo había llevado a un delicioso paraíso con esa super polla que tiene.

Por su parte, Jean estaba completamente jadeante en el éxtasis.

- Hngg ¡OTABEK AH! -el canadiense se corrió en pleno orgasmo sobre las cobijas cayendo rendido en la cama. Le dolía el trasero y joder Otabek movía como quisiera su cuerpo, como una muñeca de trapo, pero, no se estaba quejando, el kazajo lo hacía llegar al orgasmo, un orgasmo delicioso y largo que lo dejaba por completo con la mente en blanco.

Ambos jadeantes y satisfechos se miraron, tanto Leroy como Plisetsky cayeron en cuenta de que su plan había sido añicos por el moreno que ahora estaba fumando un cigarrillo en el balcón del cuarto, desnudo, disfrutando la fría brisa. Ambos se quedaron embebidos con esa imagen, el perfecto cuerpo del kazajo, desnudo con un cigarrillo en la boca que disfrutaba la fría brisa mientras descansaba los músculos haciendo su cabeza hacia atrás.

Joder era la lujuria misma.

Altin noto sus miradas y sonrió levemente a ambos metiéndose al cuarto de nuevo. Solo la mirada del moreno en ellos los hacia temblar y querer tenerlo de nuevo en la cama.

- Yura, quiero hablar con Jean, ¿Puedes dejarnos solos un momento?

- Lo haría si no me hubieras dejado invalido Daddy... - sonrió satisfecho el rubio.

- Kitten... - susurro y ese mínimo susurro de la voz gruesa y masculina de Otabek lo hizo querer alzarle el trasero y que se lo cogiera de nuevo - Te ayudare, pero necesito hablar con Jean.

- E-está bien...

- Vamos - el moreno lo envolvió en las sabanas y lo saco fuera cerrando la puerta de la habitación tras de si.

Yuri estaba confundido y preocupado, parecía que Otabek estaba molesto por lo que había pasado. Desde que iniciaron el trío hasta que terminaron nunca hubo un rostro de satisfacción en el moreno ¿Se corrió aunque sea? Se preguntaba el ruso a si mismo. Si había sido placentero, jodidamente sensual y perfecto como siempre, pero esta vez parecía que el kazajo ni siquiera quería estar allí.

- ¿Otabek...?

Un fuerte golpe atravesó el rostro de Jean dejándolo caer en la cama. Este golpe fue con una fuerza controlada, dado que no noqueo a Jean, solo lo dejo aturdido. Pero en vez de quejarse de dolor, Jean solto una risa con su labio abierto que comenzaba a sacar hilos de sangre.

- ¿De que te ríes idiota?

- Te moriste de celos e ira... lo sentí mientras nos follabas. - los zafiros se postraron en el moreno quien lo veía confundido - Amas a Plisetsky, lo amas como yo amaba a Isabella, y te mata como a mí me mataba que la tocaras... – suspiro limpiando la sangre de su labio – Yo pensaba que los amaba por igual, siempre pensé eso, ustedes eran mi todo sin importar que.
Pero, todo cambio ese día que regresé del concierto y te vi haciéndole el amor. Me morí de celos, no podía creer que la estuvieras tocando, que la estuvieras besando, que estuvieras encima de ella, quería patearte el culo.

- Pero...

- Pero nada, es mi Isabella... - Jean hizo un gesto de dolor - Era... odiaba cuando la tenías cerca, tenía unos celos descomunales. Así que hacía que toda la atención me la brindaras a mí, siempre quería alejarte lo mas de ella... – solo con esa oración el kazajo recordó ese momento en la cama antes de que todos los asesinatos comenzaran, "Jean siempre quería mi atención y nada para su esposa" ahora comprendía todo - no pude, nunca hubiera podido si no te lo decía, pero tenía miedo de decirlo porque no sabía si podrías soportarlo. No lo sabía hasta ahora, que vi tu reacción cuando me follaba a Plisetsky.

- Jean yo te amo.

- No, eso es mentira Otabek, me amas, pero no como amas a Plisetsky, tú me amas como un amor fraternal y tenemos tensión sexual, nada más. Lamento por todo este tiempo en el que creíste lo que decía porque, la verdad es Otabek... Que si, te amaba, eras mi todo, pero eso cambio como nuestros cuerpos y mentes cambiaron. Me enamore como un idiota de un ángel, y comprendí que ya no quedaba nada de ese amor para ti, al menos de ese tipo de amor.

- Jean...

- No te amo de la forma en la que unos amantes se aman, yo solo... te amo como mi hermano. - Jean alzo la mirada y me sentía horrible, sentía jodidamente horrible que me viera así. Con lágrimas derramando por mis mejillas tratando de pararlas. - ¿Otabek?

- ... ah... Jean... No sabía que te sentías así...

- Otabek... tranquilo.

- Solo quería estar enamorado de ti... - dije bajando la mirada - solo de ti, pero llego él y algo paso... es que... estaba dispuesto a dejarlo si tú me lo pedías...

El canadiense abrió los ojos de par en par levantándose con dolor, miro al moreno examinando cada parte de su rostro, "Joder no mientes" pensó envolviéndolo en sus brazos sin decir nada por el momento mientras el kazajo soltaba leves sollozos.

"Tú sabes que no somos su felicidad Jean, solo él es el único que lo cree... lo amamos, pero si continuamos destruyéndolo, solo lo perderemos..."

- Eso te hubiera destruido - dijo el canadiense tomando el rostro del moreno - si te alejaba de Plisetsky te hubiera destruido completamente, piensas que yo soy al que amas con todo el corazón y eso no es verdad, lo vi todo, tu reacción al verlo de nuevo lo dijo todo. Ota, no pierdas esta oportunidad.

- Jean... no me dejes...

- No te estoy dejando tonto, solo estoy diciéndote que ames a alguien más... Siempre seré tu hermano, molestándote y diciéndote pendejada y media cada vez para hacerte reír...

- Idiota...

El moreno lo vio entre lágrimas y jala su mejilla mientras el canadiense comienza a soltarlas. Eso los golpeo en el pecho a ambos, esa era la misma forma en la que Isabella lo hacía, jalando su mejilla diciendo idiota. En sus corazones, ambos rotos e irreparables por completo, sabían que tenían que avanzar a su paso, a su manera, y no podrían evitarlo.

Salimos de la habitación ya con nuestra ropa puesta, corrí hacia Yura levantándolo y ayudándolo a limpiarse y vestirse en lo que Jean comía algo de fruta. Se había estado matando de hambre, pero creo que al fin reacciono.

Antes de que mis pensamientos siguieran acerca de si Jean comía o no, una enorme cachetada golpeo mi rostro. Incluso Jean se sorprendió del golpe viéndonos, recargándose en el marco de la puerta.

- Eres un idiota Otabek... - suspiro - ¿Te acuestas con alguien más mientras no estoy? Debería cortarte las bolas.

- Yura... perdona, sé que...

- Pero estas perdonado.

- ¿Eh? - arquee una ceja confundido.

- Se que eres adicto al sexo, no eres estable, tienes mil y un traumas, es una suerte que pudieras decirme que me amas. Además, no lo hiciste con cualquiera sino con Jean. Entiendo la relación que tienen, entiendo tus sentimientos hacia él, Jean ya me ha explicado un poco. - me dio una media sonrisa y sentía que no podría estar más confundido - No tienes permitido acostarte con nadie más desde hoy, si quieres acostarte con Jean solo dímelo, eres libre de seguir follandotelo.

- ¿Eh?

- Pero a nadie más, y ¿Que esperabas? ¿Drama y lloriqueo?, soy adicto al sexo igual que tu idiota, y soy un adulto no un maldito niño de 16 años. Entiendo lo que sufrimos y entiendo que tu no puedas expresar tus sentimientos así que está bien. Solo te dije ya las condiciones, yo soy el que te voy a satisfacer día y noche si es necesario... y por si fuera poco, estoy igual de dañado que tú, así que tampoco es como si me importara mucho ahora, solo mantén esa polla en tus pantalones y sácala solo con mi trasero desde ahora. Si vuelves a metérsela a alguien sin mi permiso te castro... hablo enserio.

Mi rostro como el de Jean estaba en una completa "pokerface" Ninguno de los dos se esperaba tal declaración del gato. Joder, este maldito gato, no drama y si sexo, me saque la lotería...

- Desde hoy eres mi esposa - dije y Yura puso un rostro de enojo a punto de golpearme, pero detuve su mano - eres mi esposa y te gustara Kitten... - dije pegándolo a mi - Amo como tu cabello está más largo, remarca tu rostro y eres jodidamente perfecto y sensual así.

- Idiota... ¿Porque tú no eres mi esposa? Tu eres el que es la más perra de ambos.

- Tu eres el que gime como gata en celo, tu eres la esposa, además, yo no tengo un trasero tan perfecto y esponjoso como este. - dije desliando mis manos de su cintura a su trasero, apretándolo un poco - Escucha Kitten, eres mío y cumpliré a lo que dices.

- Bien, de todos modos, de todas las personas con las que he salido, tu eres el de la polla más grande.

- Así se habla. - conteste besándole la frente suavemente, ah joder Yura te amo, eres esa bella desgracia que siempre añore.

- ¡AHEM! ... miren no quiero interrumpir el momento, pero Otabek tengo que decirte algo.

- ¿Que pasa?

- ¿Recuerdas lo que te dije de Alaska? ... la verdad, creo que es mejor para mi ahora que me vaya allá. Iré con mamá y papá, estaremos allá esperándote para navidad. La verdad, quiero alejarme de todo un rato, alejarme de Canadá, de las giras, de todo, aun duele como mil demonios, tienes razón no importa cuánto pase sigue doliendo.... Así que creo que es tiempo de que me dedique solo a mí... y con eso tratar de repararme un poco.

- Pero Jean...

- Conoces al sheriff, puedes decirle que nos cuide, no planeo salir mucho, solo quiero alejarme también de ti. Involuntariamente tú me recuerdas a ella y la verdad solo quiero aclarar mi mente por ahora.

- No me...

- No te estoy dejando - me sonrió - Y de lo que hablamos ese día, prometo que lo cumpliré al pie de la letra bebé, así que, dedícate a lo tuyo que yo te estaré esperando...

- Jean...

Lo abrace fuerte pegándolo a mí. Hundiendo mi rostro en su cuello, joder yo sabía que no había nada que me pudiera separar de él, y ahora, aunque estoy admitiendo mis verdaderos sentimientos, ahora, que él está siendo considerado y dándome tiempo... Espero deseoso la navidad en Alaska, y puede que ... alguien se una a nosotros en la mesa esta vez.

- ¡Daddy!

- ¿Qué? - dije algo molesto, no me gusta que interrumpan mis abrazos con Jean.

- El evento se adelantó, tengo que irme a Nueva York ya, no hay tiempo, todos los modelos van para allá, tengo que llegar. ¿Vienes?

- Yo...

- Ve, estaré bien - sonrió Jean - hazlo por Isabella.... atrápalo.

Eso hizo que tuviera las suficientes fuerzas de levantarme, tomar algo de ropa y salir de allí. Me despedí de Jean, de mamá y papá, tome el avión privado de Yuri junto a sus gorilas, ¿Esta gente derrocha dinero? Incluso pedir permisos al aeropuerto en cuestión de aterrizaje... diablos. 

"Jean ¿Harías algo por mí?"

"¿Qué pasa Otabek?"

"Sigo en el caso buscando al culpable de la muerte de Isabella y Crispino... al igual que el de mi madre. Y es muy peligroso, al menos cuando ya estoy involucrado de esta manera"

"... ¿A dónde quieres llegar con esto?"

"A que, si me pasa algo... ¿Protegerías a Plisetsky?"

"¿Qué?"

"Protegerías a Plisetsky, lo mantendrías seguro por mí, lo cuidarías... Por favor."

"¿Por qué me estas pidiendo esto? Ósea, conozco al tipo pero... tampoco nos llevamos como los mejores amigos."

"Por si algo me pasa, tienes que proteger a Yura... no preguntes más, solo promételo."

"... Está bien, si pasa algo protegeré a Plisetsky, pero tu prométeme que no tendré que llorar de nuevo, no ahora por ti."

"... lo prometo."

Quería decir que prometerte eso era imposible Jean, más con la situación a la que nos enfrentamos ahora. Parte de mi quería quedarse en Canadá, olvidándome que estoy trabajando en esto, olvidando que tengo que encontrar al asesino.

Una gran parte de mi tiro eso por la borda, antes era mi motivación para levantarme, ahora es mi motivación para no hacer nada, ¿Por qué diablos lo sigo haciendo?

Entonces abro los ojos y lo veo, recargado en el asiento viendo por la ventana del avión, absorto en sus pensamientos. La razón vuelve a mi como si de un golpe se tratara, oh claro, lo estoy haciendo por ti. Mi mayor motivación eres tú.

Lo único que quiero es que esto acabe y poder tomarte, sacándote de toda la mierda que tus padres han formado y mantenerte a salvo del mundo en el que te metiste. Aunque pensándolo, eres tan hijo de puta que seguramente me mandaras a volar cuando todo acabe.

Supongo que me estoy preparando a eso, dos dolores de culo no duraran mucho. Supongo que solo me queda disfrutarte en el tiempo que falta...

- ¿Beka? Has estado mirándome todo este tiempo, ¿Pasa algo?

- No, solo pensaba cosas estúpidas -reí metiéndome un cigarrillo en la boca.

- No se permite fumar en el avión.

- Que lastima, me pasas la multa bajando... - conteste encendiéndolo

- Hijo de puta... - rodó los ojos – Llegaremos a la fiesta de Phichit , "Torbet" así que será mejor que te cambies, el vuelo dura 3 horas y 58 minutos, dejémoslo en 4. Quiero que te pongas algo no tan formal, ve fresco, te prestare algo si no empacaste.

- Si mamá, ¿Algo más? ¿También quieres que salude a la abuela y le pregunte a la Tía Mary de sus gatos...?

- Idiota... es una fiesta privada así que compórtate.

- Seré un pan de dios – solté humo recargándome - ¿4 horas? Tengo tiempo de sobra.

- Hmm...

- Tomare una siesta entonces...

El ruso sonrió viendo como sus guardaespaldas estaban descansando en los demás asientos. Miro el área donde está el refrigerador y demás para comida. No iba a desperdiciar 4 horas, menos dejando que ese dios del sexo estuviera 4 horas roncando y babeando los asientos de piel.

Plisetsky se levantó sentándose en las piernas del moreno, haciendo que este último abriera los ojos confundido. Antes de que dijera algo comenzó a besarle delicadamente y poco a poco apasionando el beso. Por su parte el kazajo se lo quería quitar de encima, no solo era tener sexo con Yuri en un avión, era hacerlo enfrente de los gorilas de Nikiforov.

- Para... deja de ponerte caliente.

- No puedes decir eso cuando solo mira como está tu amigo de abajo.

- Joder... - solté un golpe a uno de los brazos del asiento, mi estúpido pene había reaccionado al cuerpo de Yura automáticamente. – Aun así quítate... ya.

- Pero Daddy... te necesito... ¿Un rapidín? – dijo el rubio mordiéndome el lóbulo de la oreja sacándome un gemido. Abrí los ojos mirando a los gorilas, que al parecer estaban acostumbrados a las demostraciones de afecto en público de sus jefes, pero tenía celos de que alguien viera el precioso trasero de mi gato.

- Hn.. okey vale... solo... – Miro de nuevo a los hombres dando una media sonrisa - ¿Porque no se meten a la parte donde está el refrigerador y el baño chicos? Esto se va a poner duro... y la verdad no me gustan las demostraciones de porno gratis... largo.

- Daddy... - el ruso se mordió el labio, amaba lo dominante que era Otabek al punto que solo podía alzarle el trasero a respuesta de su voz. – Ya lo oyeron, largo...

Quejándose a regañadientes, los 5 sujetos entraron a esa área y cerraron tras de si, no tardaron en escuchar un sinfín de gemidos y golpes. En ese viaje se habían aprendido el nombre de "Otabek Altin" al derecho y al revés, además, de que ahora se esforzaban por no confundirse y que en un caso se les saliera referirse al moreno como "Daddy" 



Como a los perros se les mete a la perrera y las gallinas al gallinero. Nikiforov tuvo la fantástica idea de meter al chino en una cajuela de una camioneta. Era su juguete por ahora y no quería perderlo. Apenas había empezado a jugar con él, así que sus heridas no eran tan graves, "un golpe por aquí, un corte por allá" pensó el ruso dándole la orden a sus hombres que lo cuidaran.

El chino estaba completamente noqueado, pero si daba problemas eran libres de noquearlo hasta que volviera. Así que en sus cinco sentidos, Viktor entro con un perfecto traje negro y un abrigo blanco colgándole de los hombros.

- Hola Yuuri – dijo el moreno, Phichit Chulanont abrazando al japonés - ¿Los demás siguen en camino? ¿Dónde está Yurio?

- Llegara tarde creo – contesto el japonés.

- Descuida, el Torbet definitivamente es mejor a las horas de la madrugada, por favor pasen, ¿Disfrutaron el vuelo?

- Solo fueron 7 horas con 11 minutos, nada fuera del otro mundo, Yuuri me consintió en el viaje así que fue perfecto – contesto Viktor sonriente.

- Me alegra par de tortolos, por favor pasen.

Viktor dio la señal y sus modelos bajaron, rápido y apresuraros del coche donde venían. El "Torbet" era una pequeña reunión en el mundo de la moda, siempre había uno antes del Fashion Week, pero era muy exclusivo. No se permitía a la prensa ni a ningún otro medio, pero claro, Phichit era la excepción en este caso.

Solo es una reunión con alcohol involucrado en donde los modelos se relajan con los diseñadores y dueños de firmas, en este caso solo con Viktor incluido.

Siempre era en diferentes lugares y direcciones, a petición de Viktor se hacía en lugares oculto en zonas donde ni pensarías que gente vive allí.

A Viktor le encantaba, aparte de disfrutar a su Yuuri en el Torbet, podría salir cuando se cansará y seguir jugando con su juguete chino. Era como navidad para el ahora, más cuando sabe que hay un policía desesperado en un avión ahora tratando de recuperarlo.

- Que buen día para un Torbet... - sonrió el ruso entrando de la mano de su esposo.

El peliplata camina por aquel lugar tecleando un simple mensaje de un teléfono desconocido, mientras sonreía y disfrutaba saludar a los demás.

Pero un moreno estaba sentado sin vida en el asiento de un avión, tallando sus ojos de lo rojos que estaban, parecía no reaccionar para nada hasta que un mensaje llego a su celular y el rápidamente lo abrió.

"Anuncia a los medios que te equivocaste y aún hay un asesino. Expón a tu amada corrupción y el pequeño Guang vive... te envió una foto de recuerdo, de lo mucho que nos divertimos juntos"

Con miedo el latino vio la foto adjunta soltando su celular, la imagen no la podía ver más, era Guan, completamente golpeado, desnudo y lleno de su sangre, se encontraba abierto de piernas con un letrero pegado en el inicio de la cintura "No se ha metido nada dentro de él... aún"

El latino comenzó a sollozar bajo enviando mensajes a las oficinas.

"Nos equivocamos, el asesino no ha sido capturado, tomo toda la responsabilidad, por favor den la noticia."

Fue lo único que pudo hacer. No podía hacer más en un avión comercial... por ahora espera que eso sea suficiente para alertar a Yakov de que algo anda mal y que comiencen a especular... Lleno de frustración se inclinó en su asiento esperando llegar rápido.



"Hn..." Yuri Plisetsky soltaba gemidos y gruñidos de incomodidad en el camino, sus gorilas los llevaban al Torbet, pero él pensaba que se pasaban por los baches a propósito. Su trasero estaba adolorido.

- Manejen bien idiotas – Gruño sonrojado – hn...

- Te dije, pero no quisiste escucharme - dije mirándolo – "Oh Daddy más mas, soy tu perra" te escuchabas tan lindo. – reí.

- Maldito idiota. – contesto Yura mirándome con enojo – no vuelvas a tocarme.

- Ese "No vuelvas a tocarme" solo aplica por hoy ¿Cierto?

- Si ya lo sabes para que preguntas... idiota.

- Solo confirmaba – reí.

El lugar a donde llegamos era un callejón que parecía no tener salía, estaba alejado algo de Time Square así que me pareció raro, ¿Son modelos no? ¿Qué hacen en un lugar como este? ... Bueno Yura había mencionado que era el Torbet, y que querían mantener cámaras lo más lejos posible. Pero realmente, tiene que ser tan secreto... Esto es jodidamente raro.

- Okey Yuri... vámonos.

- ¿Qué de que hablas? Tenemos que entrar.

- Si mira, usa tu sentido común un momento, un lugar, apartado de todo, con todos los modelos, Nikiforov y ahora yo dentro. Cuando hay un asesino queriendo matar a todos los que asistan a este "toradora" o como se llame... Además tú que no puedes caminar en línea recta sin quejarte y siendo cargado por mi. Nos estamos poniendo en bandeja de oro. Nos vamos.

- Es Torbet, y no, Beka el asesino esta en Italia.

- Claro, porque no puede tomar un avión y venir aquí... es más, puede que ya este en América desde que vine a Canadá.

- Beka... por favor.

- No, no seas un dolor de culo y vámonos.

- Pues seré un dolor de culo, hasta luego.

Jodido hijo de puta, siempre haciendo lo que quiere, ah... pero aun así mis pies se movieron solos alcanzándolo, tomando su mano y cargándolo. Joder estas enamorado es lo peor, si pudiera ahora mismo me sacaba todos los sentimientos y me iba a tomar a un bar, me quedaria a dormir en el hotel más lujoso que hubiera usando los números de la tarjeta de Leo.

Leo... cierto, vi su correo y aunque le quería responder con un "Me vale 3 kilos de verga" supongo que no era lo correcto, más con esa nota que dejaron para mí. ¿Por qué una nota? ... Está tratando de llamar mi atención, si estas llamando mi atención quiere decir que sabes que me he estado distrayendo con todo... ¿Cómo sabes eso? Las únicas personas...

- ¡Otabek Altin! – dijo Nikiforov mirándome – Ven, chicos él es Otabek Altin, es un detective que nos estará cuidando. Por favor Otabek siéntete libre, estamos en un karaoke. ¿Quieres cantar?

- ... paso. – Dije dando un paso hacia atrás, dejando a Yura en el suelo, pero este mismo me empujo y todos animaron. – Joder... - susurre.

- Oh vamos, un amigo tuyo me dijo que solías cantar con el... y cuando dio amigo me refiero a Jean Jaques Leroy, el famoso cantante de la banda "The Crown".

- Basta Yura...

- Además, solías ser segunda voz ¿Cierto? Cántanos algo...

Yuri dibujo una sonrisa en su rostro mientras los demás gritaban mi nombre animándome a subir al escenario. Joder, no pienso hacerlo...

- ¿Tienes miedo Otabek? – dijo Yura mirándome – Tranquilo, todos son cobardes al principio, no hay que juzgarnos... ven gallina, mis brazos están abiertos para esconderte.

Sentí un crack en toda mi cordura y subí al estúpido escenario, tome el estúpido micrófono y decidí que lo haría, después de esto voy a humillarlo tanto como me plazca en la cama, maldito y estúpido hijo de puta bueno para nada, no tienes ni puta idea de lo que voy a hacerte por hacerme pasar por esto.

Elige una canción Kitten...

- Oh creo que ya se cual... - contesto mordiéndose su labio.

Solté un suspiro que se escuchó en la habitación gracias al micrófono. En lo que Yuri elegía la canción mire alrededor. Esto parece un viejo almacén, pero acondicionado en una parte para reunir a estas personas. Hay 3 ventanas en esta área, Una que da al demás almacén, otra que da hacia una pared y otra que da hacia la calle... ¿La calle? ... No sería un poco peligroso eso si...

Escuche la música y sabía cuál era la canción, ah joder esa canción la ama Jean cada vez que tenemos sexo. La ponía tanto que me la se de memoria... Joder bien, quieres escuchar esa canción arruinada por mí, ok vale.



Todos en la habitación se quedaron sin habla cuando comenzó a salir la voz de aquel hombre. Los dejo paralizados, más por ese porte que tenía, esa sensualidad que destilaba solo con la mirada. Su voz era diferente, gruesa, sensual, como sexo para los oídos. Yuri Plisetsky trago seco sintiendo un cosquilleo en su estómago, se sintió condenado por sus instintos, quería llorar su adicción sobrepasaba los limites de la resistencia de su cuerpo. Ahora mismo rogaba por subir y dejarse coger de nuevo.

Pero no era el único.

Por su parte los ángeles de Victoria necesitaban un cambio de Bragas, simplemente la voz y la mirada del kazajo postrándose en ellas las había llevado a un orgasmo infinito. Después del lado izquierdo Yuuri Katsuki se mordía los labios mojándose las ganas de querer saltarle encima al Kazajo.

Giacometti estaba sorprendido de ello, aflojo la corbata que traía con las mejillas sonrojadas, ¿Qué diablo tienen los genes Altin? Era como si pudieran hacer que las personas les besaran los pies. Por su parte, Phichit estaba entretenido tomando una foto lamiendo sus labios, oh lo sabía, desde la primera vez que lo vio, era como ver a la lujuria en persona. Seung aparto la mirada, esto era extraño para él, ¿Por qué diablos estaba sonrojado y poniéndose caliente?

Y Nikiforov, quien tenía la mirada en sus pies respiraba algo agitado, su corazón estaba loco, no podía olvidar esa fiesta, "Santa Elena" con Aiday, a su lado, esa mirada, esa lujuria desbordante... esa noche... ah joder, le ponía, le ponía bastante... ah dios esto era humillante para él, su hijo le recordaba tanto a su madre que quería cogérselo...

Estaba a punto de acabar la canción cuando mire de nuevo alrededor, si... es raro la forma en la que... esa ventana. Momento, ¿Porqué está abierta? Estaba cerrada, ¿O no lo estaba?

Acabe la canción y todo el lugar estaba en silencio, joder sé que canto horrible, pero vamos, todos presten atención, esa ventana....

Comenzaron a aplaudirme de sobremanera y yo solo baje del escenario, Yura... Camine hacia el pero las luces se fueron de pronto y olía a humo. Joder...

- ¡Todos fuera, rápido! – grite y empuje a Yura hacia la salida siguiéndole.

- Veía apenas su tenue silueta corriendo y escuche un grito, ah joder...

" ¡Soy como el comandante Serik Altin mamá!, ¡nunca dejamos un hombre atrás! ¡Los salvare a todos siempre!"

"Seguro lo harás Ota, tienes un enorme corazón, nunca dejarías a nadie atrás..."

"¡Nunca!"

- ¡Maldita sea!

Corrí de regreso cubriendo mi nariz y boca con mi ropa, cuando regrese no había nadie así que di media vuelta y sentí un enorme golpe en la cabeza haciéndome caer...

- No me gusta que me dejen en segundo plano detective...

Esa voz... era...

No pude alzar mi mirada, otro golpe en mi cabeza y de pronto todo se tornó negro de nuevo.

So.. ya sabremos quien sera el asesino. :v Hagan sus apuestas, okno.

Estoy pensando definitivamente hacer los capítulos mas cortos, me cansa mucho la vista xd, y creo que los disfrutarían mas cortos que largos. Este capitulo me canso tanto que acabe odiándolo... pero a mi amigo le gusto así que lo deje asi :'v confió en el. 

Yo digo que vayamos creando el #PrayForBeka, #PrayForGuang y #PrayForYuraAss  dejen sus plegarias aquí, y a ver si sirve xdxd 

WATTPAD me odia :'v no se si se guardaron los cambios que hice, espero que si :'v 

Y me acabo de dar cuenta que diablos, pensé que quedaban mas capítulos pero realmente nos estamos acercando al final. 

¡Como siempre muchas gracias por su apoyo aquí y en facebook, por sus comentarios y estrellitas, me encorazona eso uvu, las adoro! 

El capitulo fue largo porque tenia muchos detalles, quería hablar de lo que pasaba con Guang y lo que pasa con JJ y Beka, al igual que con Yura. Quise manejar reacciones mas maduras en ellos, no tan dramáticas, espero que no fuera tanto drama. Ademas me divertí poniendo a interactuar a Jean con Yura, son tan awkward que me encanta xd <3 

Oh y, la parte donde se pellizcan las mejillas, me inspire en este hermoso arte de http://macherpuppy.tumblr.com/ 

si les gusta el jjbek, esta es su artista. Quería que un gesto de Isabella les quedara a los dos como recordatorio. Y me imagine algo simple, como que les jala la mejilla suavemente regañándolos. Cuando vi que MacherPuppy lo había hecho me iba a dar un infarto :'v ... lo ame porque esta super emotivo y queda con esa parte.

Lenzz Fuera :3 

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