Capítulo 28
Esa noche la pasé en compañía de Demetria, quien había intercedido por mí para evitar que Francisco convenciera a sus padres para que éstos últimos me impusieran un castigo por haberme salteado el entrenamiento y mis obligaciones sociales. Sin embargo, los días siguientes a mi recuperación hizo de mi vida una odisea.
Para mi fortuna, el entrenamiento no me resultó difícil ya que mi capacidad de resistencia había aumentado gracias a los ejercicios nocturnos con Perseo. Razón por la cual Francisco se paseaba por el recinto lanzándome dagas con los ojos y presionándome cada vez más.
ꟷ¿Dónde está tu hermano?
Me encontraba sentada en el sillón en posición flor de loto, envuelta en una manta y comiendo una porción de pizza que la princesa me había suministrado. Mi apetito había estallado desde el momento en que la cordura regresó a mí, unas pocas horas atrás; no obstante, comía poca cantidad por temor a que mi estómago decidiera rechazar los alimentos.
ꟷTrabajando, dijo que debía averiguar algo.
ꟷ¿No te dijo qué?
ꟷ¿Alguna vez lo hace?
Asentí con la cabeza, dándole la razón. Samuel era un misterio tras otro y de alguna manera ese aspecto de su personalidad me intrigaba y agradaba pero no por ello dejaba de fastidiarme cada tanto cuando necesitaba respuestas de inmediato.
ꟷ¿Estás nerviosa? –su mano se posó en mi brazo y le dio un leve apretón, brindándome su apoyo.
Ese era un aspecto que apreciaba de Demetria, no necesitaba llenarme de preguntas o hablar sin parar para que me entendiera, era empática y siempre estaba velando por el bienestar de los demás. Encerrada en una nave de la que quería escapar, sus actos de cariño eran una bendición para mí y el hecho de haberlo perdido casi todo me hizo percatarme de ello.
Le estaba agradecida con anterioridad, pero luego de la muerte de mi madre y de enterarme, por medio de su hermano, cuantas veces había ido a mi habitación mientras estaba de luto a cuidarme, bañarme –a pesar de que no recordaba nada- y a contarme el avance de su trabajo, no tenía palabras para expresar la gratitud que sentía hacia ella. Iba a demorar toda mi vida y más en compensarla.
ꟷTengo miedo de que el plan de Perseo sea muy arriesgado, de que nos atrapen y no pueda ayudar a mi padre.
El miedo estaba tan presente en mi vida que se había vuelto una sensación casi normal, no experimentarlo era sinónimo de preocupación.
ꟷEstarás bien, nos tienes a nosotros.
Le dediqué una pequeña sonrisa y terminé de comer. Mi estómago aún se sentía vacío pero no me animaba a jugar con fuego.
ꟷTendré que aprender a pilotear una nave –continué en un susurro- y encontrar la manera de buscar a papá en Pangea.
Mi amiga se quedó en silencio, meditando mis palabras. Tanto ella como yo comprendíamos la dificultad que significaba viajar fuera de B-shop por mí misma, atravesar el espacio y llegar a salvo a Pangea. Más aún, debía hacerlo dentro de una semana o mis posibilidades de escapar serían un mero sueño.
Una semana hasta que B-shop atravesara el agujero de gusano.
Una semana para definir mi futuro y el de mi padre.
Una semana para intentar salvar a Pangea.
Samuel llegó caída la medianoche, cuando las luces debían encontrarse apagadas y cada pasajero en su compartimiento descansando para un nuevo día. Demetria se encontraba conmigo para el momento en su hermano arribó, había traído una linterna dado que ninguna podía manipular los sistemas como lo hacía el príncipe para mantenernos en la luz.
ꟷYa era hora –se quejó su hermana, acompañando sus palabras con un bostezo.
Coincidía con ella, debíamos aprovechar el tiempo al máximo y cada segundo que transcurría significaba una oportunidad perdida. Me encontraba nerviosa, ansiosa pero sobre todas las cosas asustada.
ꟷLo lamento, Malvoro me llamó para una emergencia –sus palabras fueron acompañadas de un movimiento de ojos que indicó lo mucho que le molestaba la interrupción de su hermano.
ꟷ¿Todo en orden?
ꟷSu microordenador se desconfiguró.
Demetria y yo parpadeamos, perplejas. No conocía caso alguno de un microordenador funcionando de manera errónea, estaban hechos con cuidado y mucha precisión, podían durar una vida entera sin necesidad de actualización y sin ser cargados con energía.
ꟷ¿Cómo es eso posible?
Sus labios se curvaron en una sonrisa lobuna y fue lo único que necesité para entender que él lo había causado, era parte de su estrategia.
ꟷNecesitaba ingresar un virus en su microordenador –explicó-, desconfigurarlo fue lo mejor que se me ocurrió. Malvoro está muy atento a su brazalete, no podía hackearlo sin distraerlo primero.
ꟷ¿A quién más hackeaste?
ꟷA toda la nave.
Dem negó con la cabeza, conteniendo una carcajada. Por mi parte, no dejaba de mirarlo asombrada.
Tomé mi microordenador con prisa, el cual descansaba en la mesa de café desde la noticia de mi madre. Lo revisé exhaustivamente bajo la atenta mirada de Perseo quien parecía divertido, no encontrando nada distinto a lo usual.
ꟷ¿Qué hiciste?
ꟷColoqué un virus para que dentro de dos noches todos los microordenadores se detengan.
ꟷ¿Por qué?
Mi asombro era palpable, un microordenador era como una parte adicional del cuerpo de una persona. Lo transportábamos a todos lados, dormíamos con él y lo teníamos desde que éramos niños, hackear sus sistemas era sinónimo de violar la privacidad de una persona. No lo encontraba correcto.
ꟷPara poder escapar a Pangea sin levantar sospechas.
ꟷQuerrás decir para que Nisa pueda hacerlo.
El silencio se instaló en la habitación y una sensación helada me recorrió de pies a cabeza. No. Él no podía hacerlo.
No se lo iba a permitir.
ꟷSam...
ꟷIré contigo, Nisa.
Negué con la cabeza y sentí mis ojos aguarse poco a poco. Su confesión me había desarmado, más de lo que creí posible. Estaba dispuesta a arriesgar mi vida escapando pero no estaba preparada para hacer lo mismo con Perseo, él tenía una vida en la nave y un futuro prometedor. Tenía a sus hermanos y padres adoptivos, que pese a su seriedad, sabía que los quería.
No podía permitir que sacrificara todo ello por mí y mi padre. Podía salvar a Pangea desde B-shop, sin arriesgarse a morir en el intento.
ꟷNo.
Dos pares de ojos se posaron en mí y me armé del poco valor que me quedaba para hacerle frente a Samuel.
ꟷNo permitiré que arriesgues tu vida en una misión suicida.
ꟷEs mi decisión, Aanisa –sus palabras eran como balas que me quitaban un poco de vida con cada impacto. Era su decisión, eso lo sabía pero me negaba a perder a alguien que me importara nuevamente-. Pangea es mi hogar y no me quedaré de brazos cruzados mientras pones en juego tu vida y la de millones de ciudadanos.
ꟷ¡Puedes ayudarlos desde aquí!
ꟷ¡No es lo mismo!
No lo era, lo sabía pero no por ello me hacía sentir mejor su decisión.
ꟷNo quiero que te suceda nada malo, Sam...
No lo soportaría.
ꟷNada sucederá, Nisa.
ꟷ¿Realmente irás a Pangea? –la voz de Demetria se encontraba cargada de dolor y temblaba con cada palabra que salía de sus labios.
Estaba a punto de perder a un hermano y todo por una loca idea que había sido obra mía.
ꟷLo haré.
ꟷDame una buena razón además de querer protegerme.
Sus labios se arrugaron y rascó su cabeza con nerviosismos.
ꟷTambién soy un marcado.
La princesa y yo lo miramos sin poder creer lo que acababa de soltar. Era casi imposible que el hijo adoptivo de los reyes, tan cuidado y protegido desde pequeño, fuera parte de una organización rebelde que buscaba derrocar a la monarquía.
ꟷ¡¿Que tú qué?!
ꟷBaja la voz, Demetria.
ꟷNo hasta que me des una explicación.
Asentí, de acuerdo con Demetria una vez más.
ꟷEs una larga historia.
ꟷTenemos toda la noche –contraataqué.
Suspiró para luego finalmente tomar asiento en una silla. Se quedó en silencio por un momento y cuando creí que no iba a emitir palabra alguna finalmente habló.
ꟷEl hombre que me entrenó para trabajar en la informática era un marcado –comenzó-, su nombre era Tesla y era un hombre brillante. Descubrí con facilidad que no era leal al gobierno Wang y se lo pregunté directamente. Me lo confirmó pero me imploró no delatarlo.
ꟷNo lo hiciste.
ꟷNo, Dem. No lo hice, al contrario le pedí que averiguara qué había sucedido con mis padres. Si podía averiguarlo, no les diría nada a los reyes. Lo hizo –soltó el aire retenido en sus pulmones y luego continuó-, averiguó lo que había sucedido a mis progenitores.
«La respuesta me pareció inverosímil al principio pero tras enseñarme las pruebas no me quedó duda que decía la verdad: habían asesinado a mis padre.
Permaneció en silencio por unos minutos, digiriendo lo que acaba de confesar. No sería de extrañar que esa hubiera sido la primera vez que lo decía en voz alta y había descubierto que admitirlo era mucho más doloroso que simplemente pensarlo.
ꟷMis padres eran marcados y los eliminaron por eso, no fue coincidencia que me adoptaran los reyes Wang. Había sido el plan desde el principio –mordió su labio para luego continuar-. Me uní a los rebeldes poco después y les he sido leal desde entonces.
A pesar de saber que en un principio el apoyo que Samuel me había brindado para ayudar a Pangea era por ser miembro de los marcados, no pude ofenderme por ello. Sin importar cuál había sido el motivo inicial, él seguía a mi lado ayudándome y eso era todo lo que necesitaba.
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Me encanta este capítulo, la humildad aparte jajajajaja
Gracias por leer =)
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