Entrevista a @portaldelibros (Parte 4/4)
Fox cumple su palabra. Me despierta en medio de un espectáculo que ha tomado proporciones descomunales. Estamos muy cerca del lago y los primeros albores de la mañana sacan destellos a las piedras del castillo en la colina.
Al menos ya no estoy petrificado, pero Fox me ha atado con amarres mágicos. Me ha convertido en espectador de primera fila, frente a una tarima que los hombres de Stannis rodean. No puedo asegurar cuántos son, pero cuento al menos cien cabezas. El propio Stannis está a mi derecha, junto a Melisandre que sonríe satisfecha. Fox, sobre la tarima, se ha tomado el evento como un presentador de televisión y lo escucho decir:
—Damas y caballeros, reyes y reinas, kaijus y ciruelas —. Su voz es amplificada mágicamente por la varita—. ¡Bienvenidos a Preguntas y Respuestas con Fox! El programa número uno de la televisión wattpadiana. Hoy se encuentra con nosotros una invitada muy especial. Viene desde Rumania y sus antepasados bebían sangre en el Santo Grial. Ella es, ¡Andrada Moisa!
Los hombres golpean los escudos con las espaldas, se oyen risitas. Andrada, está atada a un poste y sus pies descansan sobre una pira, lo mismo que Kaadel.
—Pasemos a la primera pregunta —anuncia Fox y se escucha el tic tac de un reloj—. Hay algo que todos queremos saber. ¿Eres un monstruo chupasangre?
El silencio se instala en la turba. Todos la miran con expectativa, incluso yo.
—¿Y qué harías si lo fuera? —espeta—. Podría serlo, por supuesto, mis orígenes están en el corazón del mito. No hay nada como los bosques rumanos. Esconden más secretos de los que uno puede llegar a imaginar. Sin embargo... lo siento, pero es un mito infundado. O eso se supone. —Sonríe con malicia.
—Pues te he visto mirar a Roth como a un pedazo de carne. El muy idiota no se ha dado cuenta, pero yo sí. —Algunos ríen, otros me miran. Yo gruño—. Y hablando de mi compadre, debes saber que es tan caballeroso que no quería plantearte la siguiente pregunta. Cree que eres muy joven para responder. —La mira con gesto burlón—. Pero yo creo que si el azar la apuesto en tu camino, nada podemos hacer. ¿Cuál es tu posición sexual favorita?
Se alzan murmullos y más risas. Fox coloca la varita debajo de los labios de Andrada, esperando la respuesta.
—Oh, lamentablemente sigo siendo una niña, es por eso que llevo guardaespaldas —dice con fastidio—. Aunque tal vez Kaadel pueda ilustrarte más en el asunto. Su vida no es para nada aburrida, te lo aseguro.
—Me vale que Kaadel sepa el Kamasutra entero, pero eres tú la que debe responder.
—¿Quieres que te lo explique con señas? —interviene Kaadel, furioso—. Sigue siendo una niña, pedazo de mierda.
—Cuidado arquerito de feria, no olvides dónde estás parado —sisea Fox señalando la pira a los pies del pelinegro—. Sé que es joven, pero algo sabrá del tema.
—¿Tu vida sexual es tan aburrida que vas interrogando adolescentes? —escupe Kaadel y sonríe con suficiencia—. Campesino, te has quedado sin orgullo.
—Comienzas a irritarme —suelta Fox y le apunta con la varita—. Recuerda que soy un mago y te sorprendería lo rápido que puedo acabar contigo, así que no fastidies.
—¡Basta! —exclama Andrada—. ¿Cómo quieres que te lo diga? —agrega con cierta derrota en la voz—. Sigo siendo virgen y nunca me ha interesado informarme sobre ese tema en particular.
Más risas, más comentarios subidos de tono. Los hombres de Stannis la están pasando bien, pero el rey no se ve muy contento. Le susurra algo a Melisandre y la sacerdotisa sube a la tarima y habla con Fox.
—Solo un par de preguntas más —acota mi "amigo" —. Se lo ruego, su Majestad, he esperado mucho tiempo para esto. Imagine que a usted le interrumpieran mientras está ocupando el Trono de Hierro.
Stannis resopla y sus hombres contienen las risas. Con un movimiento de mano, lo deja continuar.
—¡Pregunta número tres! —anuncia Fox—. ¿Estás enamorada de alguien de Wattpad?
—¿No es una pregunta muy personal para hacerla pública? —responde Andrada. Por primera vez la noto turbada.
—Estás a punto de morir, ¿no prefieres abrir tu corazón?
—Mi corazón es algo demasiado preciado como para abrirlo a seres tan carroñeros como ustedes —escupe—. Quieren quemarme viva, ¿por qué tendría que darles el placer? ¿Qué ganaría yo con eso?
—Ganarías paz interior, tu alma no vagaría por estas tierras en busca de tu amado y porque puedo literalmente obligarte a contestar. —Fox le enseña una pequeña botella de vidrio—. ¿Sabes qué tengo aquí? Nada más ni nada menos que una poción de la verdad. Si una gota te toca la lengua, confesarás hasta tus más escandalosos secretos. Pero, por desgracia, son las últimas gotas que me quedan. No quiero desperdiciarlas en alguien que se convertirá en un asado dentro de poco. Confiesa, ¿o acaso el que te gusta anda por aquí?
Andrada baja la mirada, es la primera vez que la veo ponerse tan tensa.
—Si estás pensando en la horrible y remota posibilidad de que diga tu nombre, zorrito, lo siento, pero no eres mi tipo —acota sin mirarlo—. Demasiada traición para mi gusto.
—¿Mi nombre? Por favor, paso de las niñatas cómo tú. Las vírgenes no me atraen. —Pasea el frasco frente a ella—. ¿Quieres responder por las malas?
—Quieres que diga que sí, ¿verdad? —Sonríe sin gracia—. Eso es lo que esperas. La oportunidad perfecta para regodearte en la angustia de los demás. Me das lástima.
—Pero si ya me has respondido —dice Fox impaciente—. Es obvio que tu resistencia esconde un "sí".
—Tiene un sí porque tú quieres que lo tenga —espeta.
—Pasemos a la siguiente pregunta y espero que cooperes un poco más: ¿Qué libro de Wattpad quemarías aquí en la hoguera y por qué?
—No sé qué libro quemaría, porque si abro alguno que no me guste lo dejo al instante. Sin embargo, supongo que cualquiera que tenga ortografía cancerígena y que promueva conductas inapropiadas. —Se queda pensativa un segundo y forma una sonrisa ladeada—. Y a este paso también tus novelas, si es que tu maravillosa cabeza tiene ideas productivas. ¿Abrimos tus documentos para comprobarlo?
—Dudo siquiera que sepa escribir su nombre —interviene Kaadel con odio.
Fox resopla, enojado.
—¡Ya es suficiente! —brama Stannis—. No tenemos todo el día.
—¡Con lo que me estaba divirtiendo! —dice Fox haciendo un puchero—. Está bien. ¡Es hora de un asado de proporciones épicas! Así que preparen sus platos para recibir el corte de su preferencia. Tenemos sirlón de vampiro aderezado con especias rumanas. —Señala a Andrada quien lo traspasa con la mirada. Lucha contra los amarres mágicos, pero es inútil—. O si lo prefieren, costillas de arquero en salsa ácida con un toque vinagre. —Señala a Kaadel—. De postre, patitas de lobo agridulces. —Los lobos le lanzan desdentadas desde las jaulas a un lado de la tarima—. ¡Tendremos un gran festín, damas y caballeros, un gran festín!
Los soldados rugen, levantando los puños al cielo. Por lo que sé, comen mal desde hace meses, así que bien podrían pensar que Fox habla en serio. Melisandre, acorde a la algarabía, sonríe y los calma con un elegante movimiento de mano. Con otra señal, un par de hombres riegan aceite sobre la madera. Fox se acerca a Andrada a zancadas teatrales.
—¿Últimas palabras, doña vampiresa? —se burla.
—Muérete —dice ella con un odio tan profundo que le tiembla la voz.
Fox se echa a reír y los soldados le hacen eco por pura inercia.
—Adolescentes —canturrea y enfila los pasos hacia Kaadel—. ¿Cuáles son tus últ...? ¡Espera! ¡No me importa! —Ríe y el coro de soldados lo hacen también—. En fin, acabemos con esta mierda. Estoy harto de que se me congele el culo. ¡Enciendan la hoguera!
Intento moverme, pero los amarres no ceden. Grito sobre la algarabía, pero solo Andrada me clava una mirada que no sé cómo definir.
—¡Fox! ¡Para, maldita sea! —Él está muy entretenido encendiendo la pira con un movimiento de varita. Una larga llamarada asciende y la flama se dispersa por la madera. Kaadel se retuerce, enloquecido y creo que grita el nombre de Ari. Andrada cierra los ojos, como si se concentrara en algo. ¿Reza tal vez? No lo sé. Yo sigo gritando en dirección de mi amigo.
Pero aquello que se levanta desde el lago me enmudece. Es una tormenta de nieve, tan repentina y fuerte, que parpadeo pensando que es un sueño. Los soldados se cubren con los escudos. Escucho a Stannis gritar sobre mantener las posiciones. Los huargos aúllan, la hoguera se apaga y entonces, otros aullidos se suman a los primeros.
Escucho alaridos de dolor.
Escucho espadas siendo desenvainadas y el ruido de bestias abalanzándose. El acero pocas veces encuentra carne. Puedo escuchar el sonido de gargantas siendo destrozadas por fauces enormes. Los soldados no llevaban yelmo. Gran error.
—¡Desmainus! —brama Fox y una bestia cae a mi lado. Ha intentado abalanzarse sobre mí. Otras dos se acercan—. ¡Fluctus! ¡Impedimenta!
—¡Desátame imbécil! —bramo y las amarras caen. Corro entre los cuerpos y me subo a la tarima—. ¡Has un hechizo escudo!
—¿Cuál? ¡No recuerdo ninguno! ¡Desmainus! —Un lobo cae de la tarima.
—Protego máxima.
—¡Protego máxima!
El hechizo es un orbe de luz que avanza. Repele la nieve, pero no a los lobos. Somos idiotas. Sin embargo, no es necesario hacer algo más. Hemos revelado un campo de masacre. Sangre mancha la nieve lodosa; rojas son las patas de las bestias y rojos los hocicos que se relamen. Cuerpos destrozados yacen muertos o moribundos. Aquellos que osan moverse son atacados por dos o tres bestias, que les arrancan la vida de forma atroz.
—¿Cuáles son vuestras últimas palabras? —pregunta Andrada. Se ha soltado de los amarres y por más que Fox mueve la varita, ninguna cuerda vuela hacia ella. De hecho, después de la tercera floritura, el pedazo de madera se deshace en virutas.
Fox busca a Melisandre con ojos desesperados, pero bien puede estar muerta o bien puede haber escapado, porque su cabellera roja no aparece por ningún lado.
—No volveremos a molestarte —digo atropelladamente, alzando las manos en son de paz—. Melisandre manipuló a Fox, pero en el fondo es inofensivo. Déjanos marchar, por favor.
—¿Os retiráis sin haber acabado con la entrevista? —pregunta sarcástica.
—Ya tuvimos suficiente —respondo y coloco a Fox detrás de mí. Kaadel camina en nuestra dirección con gesto amenazante—. Ahora debemos marcharnos. Tierras más cálidas nos esperan.
—Cobardes —sisea Kaadel.
Andrada suelta una carcajada, furiosa. Los huargos suben a la tarima y cierran un círculo a nuestro alrededor.
—¿De verdad pensáis que después de todo esto os dejaré marchar así como así? —Andrada mira a Fox con todo el odio que puede transmitir. Los huargos gruñen—. Zorrito, te has metido con la persona equivocada.
—S-si nos ma-matas, n-no po-podremos seguir entrevistando —farfulla Fox a mis espaldas.
Andrada chasquea la lengua, molesta, y se aparta el pelo de la cara con frustración.
—Está bien —cede entre dientes.
—¿Qué? No hablarás en serio —dice Kaadel, incrédulo.
—No te metas, me hace tan poca gracia como a ti —espeta. Se vuelve hacia nosotros—. Os dejaré ir. Al contrario de algunos, no soy alguien sin conciencia. —Mira significativamente a Fox—. Sin embargo, andaros con cuidado, sobretodo tú, pequeño zorrito, porque al igual que el Norte, yo no olvido. Y ahora desapareced de mi vista antes de que cambie de opinión.
Hace un gesto con la mano y los huargos retroceden sin dejar de gruñir.
—Solo una pregunta más —digo tentando a la suerte—. ¿De dónde han salido tantos lobos?
Andrada sonríe, misteriosa.
—Me habéis subestimado y habéis intentado aprovecharos de mí. Tengo motivos más que suficientes para haceros mucho daño... No me tentéis y recordad que seguís vivos por mi voluntad. Nos volveremos a ver —promete—. Y entonces, Lord Rothfuss, tal vez obtengáis una respuesta.
Empujo a Fox fuera de la tarima y nos alejamos entre la nieve manchada de sangre. Aquella era la escena de mi sueño. A intervalos resbalamos entre miembros mutilados y vísceras desperdigadas. Cuando estamos lejos, regreso la mirada. Huargos, muchacha y arquero han desaparecido.
*
portaldelibros se desenvolvió de una manera admirable y supo escapar airosa de todos los retos que le impuse. Fueron veinte mil palabras difíciles de resumir, así que me disculpo de antemano si esta entrevista quedó muy larga, pero lo merecía.
Los invito a leer Juego de Sombras donde conocerán más del detestable Kaadel, un tipo que me sorprende cada vez que replica una de mis órdenes. Crece mi rivalidad a la par de mi admiración hacia su carácter.
Este ha sido el final de las entrevistas al Triángulo del Mal (CiruelaAcida, ktlean1986 y portaldelibros). Tres mujeres estupendas y talentosas que he tenido el honor de entrevistar.
¿Qué aventura nos espera ahora?
Les daré una pista: sandías.
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