Entrevista a @Guideonh (Parte 1/3)
Como no me dejaron entrar a la boda, no sé lo que sucedió. ¡Esta narradora está muy enojada!
Les invito a que lean con cuidado lo que pasará a continuación y me cuenten luego los jugosos detalles.
¡Comiencen!
*
La banda empieza una canción pegajosa y la mayoría sale a la pista a mover el trasero al ritmo de la batería. Beatrice se aleja entre las mesas vacías y yo me quedó estático, sopesando sus palabras. Se suponía que Alejandro vendría con Rikk, no con Kassia. ¡Kassia! El líder de los Nästarie, un hombre que puede leer la mente, controlar a los demás e incluso provocar visiones.
¿Por qué ha cambiado de personaje?
De Rikk me preocupaba su orgullo —ha sacado ojos y cortado lenguas cuando alguien le pincha—pero de haber sabido que vendría Kassia, hubiera tomado otras previsiones.
Gracias a las mesas que han quedado vacías, no me es difícil llegar hasta Alejandro, que no baila, pero sí come al ritmo de la tonada. Se está dando un festín.
—¡Compañero! —grita estrechando mi mano.
—¡Compadre! Hasta que te encuentro.
Tomo asiento frente a él y desabrocho el botón de la chaqueta del esmoquin. Me sorprenden que mis pies no estén ardiendo después de los quinientos escalones que acabo de subir.
—Hablas como si me hubiera escondido. —Arruga el entrecejo mientras devora pedazos crujientes de morro de cerdo. Disimulo una arcada—. ¿No quedamos que en Rocadragón? Llevo esperando una eternidad.
—Quedamos en Rocadragón, no en la boda más inaccesible de Wattpad —me quejo.
—No me culpes por eso —arremete—. Que hayan apartado el lugar para el evento no es culpa mía, no soy el dueño. Huir no es mi estilo, compañero, ¿me crees un cobarde? Al contrario, quiero que me demuestres lo que es sufrimiento. —Sonríe, burlón y me guiña—. Espero una buena sesión de sadomasoquismo, aunque tomando en cuenta tus entrevistas, el sumiso serás tú.
Río a carcajadas.
—¿Quieres que te de latigazos en medio del banquete nupcial? ¡Qué retorcido!
—Para eso te traje, para que te hartaras de... comer.
—Me saliste muy alburero, compadre. Ten cuidado, no tientes mi buen juicio. —Es mi turno de guiñar—. ¿Cómo hago para pedir una de esas?
—¿Te refieres a la cerveza? —Acaba de beber un sorbo—. Solo dile a la carta lo que quieres y aparecerá. —Me pasa un pergamino con la lista de platillos y bebidas. Leo las entradas y enarco las cejas, sorprendido—. ¿No hay nada que te guste?
—Es que... —Releo la carta, emocionado. No quiero equivocarme—. ¡Hay muchos platillos mexicanos!
—Los hay de todo el mundo. —Resigue los nombres con su dedo manchado de grasa—. Creo que el carite al horno es venezolano, los sorrentinos de ricota, argentinos, y el ceviche de conchas negras, ecuatoriano. Y estos morros de cerdo son mis preferidos.
Se los echa a la boca como si fueran palomitas.
—Pero es que hay demasiados —insisto, ahora desconfiado—. Tacos al pastor con piña y cebollas asadas, aguachile de camarones, mole... ¡Chiles rellenos! Son mis favoritos. Hay mezcal, tequila y cervezas artesanales de mi ciudad. Es muy extraño.
—Pues ahora que lo dices, predomina lo mexicano. —Examina la carta—. ¿Son mexicanos los que se casan?
—¿No conoces a la pareja?
—¡Claro que no! —dice y me mira suspicaz—. ¿Qué clase de periodista eres si no sabes esas cosas? Hasta dudo que los embajadores lo sepan, es una ceremonia inusual. Hay platillos extraños también, mira: sarmale, supa de teiței, ciorbă. Los elfos domésticos se han lucido.
Hermione Granger tendría algo que objetar, pero yo estoy demasiado sediento y hambriento, así que...
—Quiero una jarra de cerveza oscura, por favor —pronuncio—. Y unos tacos al pastor, ya que estamos.
Estoy salivando, esperando la comida, pero nada ocurre.
—Qué extraño —dice Alejandro—. La mía apareció al instante. Dilo otra vez.
—Quiero una jarra de cerv... —pero la cerveza se materializa y poco después, los tacos.
—Deben estar muy ocupados en las cocinas —acota, encogiéndose de hombros.
Yo me limito a beber. El líquido frío y amargo es celestial. Le quito la cebolla a los tacos, para no apestarme y les doy una buena mordida. Saben a hogar.
—Parece que se están divirtiendo —digo señalando hacia la pista con cerveza en mano.
Reconozco a varias nominadas a las entrevistas. Ahí está Arassha, bailando muy pegada a un tipo alto, de cabello oscuro, que reconozco como Adam Black, el elfo súper poderoso de la saga de Karen Moning; uutopicaa no baila muy lejos de la pareja, aunque está más atenta del gato que se come los restos de la comida, que de la música. Si a mí me miraron mal por ir en chanclas, no me imagino lo que le dijeron los guardias a ella, que lleva pantuflas, una larga camiseta de Pokemon y unos jeans viejos.
—Quita esa cara de funeral —acota Alejandro, que sigue pidiendo platillos como si no hubiera un mañana—. Estás en una boda, tío.
—Lo siento, malos recuerdo. Mi familia tiene tradiciones extrañas respecto a las bodas. De hecho, creo que una de las preguntas de tu entrevista va de eso. —Saco la libreta y lo reviso—.Oh sí, una pregunta sobre el matrimonio.
—Mira como tiemblo —suelta, sarcástico—. Aunque tomando en cuenta que me he mudado con mi novia...
—Tienes media soga al cuello. —Me carcajeo y tomo otro poco de cerveza. Noto que ya voy por la mitad de la jarra—. La pregunta es simple, ni siquiera sé por qué está aquí, pero sospecho que Fox tiene algo que ver. ¿Crees en el matrimonio?
—El matrimonio... —suelta limpiándose los dedos con la servilleta—. Suena grandilocuente, a pesar de que ha perdido fuerza en las últimas décadas. Mi novia y yo no estamos casados, pero ahora que vivimos juntos, compartimos gastos y hay poca diferencia a si lo estuviéramos. El matrimonio sería como una confirmación final de que quieres compartir tu vida con esa persona para siempre. Además, tiene ventajas fiscales. ¿Cómo no voy a creer en él?
—¿Pero a ti te gustaría casarte?
—Sí, sobre todo por el evento, por la celebración, la fiesta, estar rodeado de todos, todos mis amigos. —Mira alrededor con cierto fervor y yo estoy a punto de reír. Lo nota—. ¿Ya te enamoré?
Estallo en carcajadas.
—Que quieras vestir de blanco y que te levanten el velo me toma por sorpresa.
—¿Cómo sabes eso, bribón? —Me palmea el hombro y ríe conmigo—. Quiero un velo bien denso, para que ella no me vea la cara y no se arrepienta en el último momento.
—A decir verdad no sé cómo acabó contigo.
—Nadie lo sabe.
Nuestras carcajadas resuenan tan alto y con tanto ímpetu, que algunos regresan a mirarnos. Entre ellos, MilEones, que nos observa preocupado mientras esparce pan para las gaviotas que han bajado a curiosear. ¡Cómo es que unas aves pueden entrar y la narradora no! No es que la extrañe...
—¿No crees en el matrimonio? —pregunta Alejandro y me saca de mi indignación.
—Creo que es difícil ser la pareja de alguien que escribe. Yo suelo abstraerme en mis proyectos y no prestar la atención debida a las personas. ¿Crees que a todos los escritores les pase algo parecido?
—En lo personal, mi novia no sufre. Soy poco constante, así que apenas le robo tiempo a ella para escribir. Ni siquiera le pido que se lea lo que hago si no le apetece. Para ella lo único "difícil" es cuando le voy con posibles desvíos de la historia con respecto a lo que estaba previsto, o cuando le pido ayuda para desarrollar algo.
—¡Entonces por vago no actualizas Vientos de Guerra! Maldito seas, lo dejaste en lo mejor.
—Sufre —se ríe—. Lo de mi constancia es problema de siempre. Suelo estar cansado después del trabajo como para escribir cosas coherentes y con un mínimo de calidad. ¿Qué pasará con Vientos de guerra? Pues que seguirá, espero que con mejor ritmo. No sabes lo que admiro a escritores como fabulista_del_ayer que son capaces de escribir, sin falta, y sin afección a la calidad de lo que escriben, un capítulo a la semana.
—¿Cuál será su secreto?
—Podrías preguntarle; andaba por aquí, pero no sé a dónde fue...
Examina a los danzantes en su busca y le sigo el gesto por inercia, pero al único que encuentro es a LordAdvocado que no parece muy cómodo en esmoquin. Su figura ovalada está coronada por una cabeza de unicornio de cuerno brillante. Cerca de él, Denise_83 lo mira con fervor.
—Tampoco veo a Rikk —suelto, recordando el detalle.
—Rikk no vino.
—¿Pero no que era tu guardia, tu espada juramentada?
—¿Cuándo dije eso? Mejor no te enseño cuál es mi espada juramentada y si sé usarla o no, pero si tenes curiosidad...
Se lleva las manos a la bragueta.
—¡No hace falta! En todo caso, ¿quién te acompaña?
Luce decepcionado.
—Kassia, pero anda en sus asuntos. Ya vendrá si lo necesito.
—Seguro anda por ahí, leyendo las mentes de las estrellas de Wattpad, queriendo hacerse con sus secretos. —Diviso a CiruelaAcida, su sombrero puntiagudo destaca y también su libreta. Dibuja algo sin duda—. Ojalá tuviera su poder.
—A Kassia no le interesa la fama.
—¿Y a ti? ¿O eres de los que creen que la fama afecta al escritor, que deja de ser fiel a sí mismo y comienza a ser fiel a lo que quieren sus fans?
Se queda pensativo, mirando como un par de embajadoras hacen twerking.
—Creo que depende mucho de la personalidad que tenga el que escribe —dice al cabo—. He leído novelas con cientos de miles de lectores y que siguen el mismo ritmo, el mismo tono, y los eventos que van sucediendo son similares en cuanto a estilo y "conveniencia" de la historia. Con esto quiero decir que no se nota ningún punto en el que digas "este tío se hizo famoso aquí".
» Ahora bien, está lo opuesto. Hay otras historias en las que se ve por la actitud del que escribe, por cómo responde a los comentarios e, incluso, por los mensajes que deja al final de algunos capítulos, que va tomando decisiones que le han pedido sus fans. Para mí, eso es dejarse influenciar por lo que otros quieren y no por lo que tú habías planteado.
—¿Pero entonces crees que la posibilidad de interactuar con los lectores y saber lo que esperan de tu historia es una opción perniciosa en Wattpad? Es decir, en lo personal, creo que la interacción es lo que convierte a Wattpad en Wattpad.
—Obvio que es bueno saber lo que quieren los lectores, pero una cosa es cambiar algo que no te convencía y otra cosa muy distinta es incluir cosas que has reconocido que no estaban planteadas inicialmente, solo para contentarlos y tenerlos agarrados más fuertemente a tu historia. Eso es venderse.
» Creo en la interacción llevada con "responsabilidad", no haciendo caso a lo que digan los fanboys y las fangirls, porque al no ser objetivos son los peores consejeros que puedes buscar. Y puede que la gente se cague en mí, porque hay mucho fan en la página, pero bueno, se supone que debo tratar de responder con sinceridad, ¿no?
Se ríe algo preocupado y le palmeo el hombro, animándolo.
—No busco escritores políticamente correctos —aclaro—, por eso hablo de tortura cuando hablo de entrevistar. Tú lo estás llevando de maravilla. Has pasado por tres preguntas y sigues fresco como una doncella.
—Es porque no hemos sacado las espadas juramentadas.
—Guarda la tuya para tu novia.
—Ella no tiene que enterarse.
—¡Luego por qué nos shippean! —me quejo y resoplo—. Mejor comencemos con el primer reto. —Reviso la libreta—. Este lo tiene que hacer Rikk... Mierda, no será Rikk, sino Kassia. No quiero estar en el lugar de la víctima.
—¿Qué debe hacer?
—Kassia tiene que seducir a la persona que te nominó —digo, leyendo el reto. Había estado tan preocupado por llegar a tiempo a la boda, que apenas si repasé lo que haríamos en la entrevista—. A todo esto, no recuerdo quién lo hizo.
Tal vez el usuario ni siquiera está en la boda. ¡Gran error de planificación! Por las carcajadas de Alejandro, no parece ser problema.
—Pues me nominaron dos personas, pero si me das a escoger, prefiero que seduzcan a portaldelibros —dice como si su cumpleaños se hubiese adelantado. Se frota las manos con malicia.
—No me digas... —Lo miro sin creérmelo y me llevo la mano a la frente, mirando la libreta como si algo se me hubiera perdido—. ¿Fue Andrada quien...?
—¡Claro que fue Andrada! ¿No lo recordabas?
Recuerdo su mirada en la torre, sus dedos ensangrentados deslizándose por mi mentón, la tormenta, la nieve escarlata. Me tiemblan los pies en las chanclas.
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