El acuerdo de shadow

Shadow se encontraba entrenando con sus amigos y Amaya estaba practicando en su escuela de ballet, a los dos se les veía estar muy felices, Amaya hizo grandes amigas incluyendo a Cream, la hija de la sr.vainilla

Vainilla al final terminó aceptando a la pelirosa, no solo era adorable, también mostraba dedicación y esfuerzo en el baile, cada clase la veía mejorar en alguna postura y eso la hacía sentirse orgullosa de su alumna.

Le había comentado a la menor sobre un baile que se estrenará en unos días, y si practicaba mucho podría estar con ella en el baile y con cream.

La menor acepto con gusto y prometió dar lo mejor de sí misma para poder lograrlo, se comprometió a aprender la coreografía y participar en lo que hiciera falta.

Mientras tanto shadow seguía practicando, las finales se acercaban y no había tiempo que perder, tenían que dar lo mejor de ellos también cueste lo que cueste, tenían que ganar, por su ciudad y por ellos mismos aunque como siempre, shadow era el principal.

El día seguía y ambos erizos daban su esfuerzo, al poco tiempo se fue obscureciendo un poco, la pequeña eriza, cansada de esperar a su padre en la escuela se sentó sobre unas escaleras que se encontraban en la entrada.

No tenía por que salir de la escuela si shadow no había llegado por ella, fue una regla que le explicó la noche anterior cuando fue a su cuarto, aún así el azabache se había tardado demaciado.

La pequeña aún recordaba el momento en que entró su padre a su cuarto, por poco descubría la llamada con su tía Rosalya, pero ella se sentía culpable por no haberle contestado antes o por lo menos mandarle mensajes, aunque sabía que podía ser peligroso ya que su tía siempre es muy metiche y siempre termina sacándole información.

Probablemente la hubiera descubierto y tal vez ya vendría por ella, pero era solo una posibilidad, su tía creía que ella estaba con su madre en su viaje a África, su escuela pensaba lo mismo y su madre pensaba que estaba en casa con su niñera.

Exacto, su madre contrato una niñera para que cuidara de Amaya todos los días, la madre de Amaya siempre viajaba y no podía cuidar de la menor, una señora de la tercera edad era su niñera y los ronquidos de ella nunca dejaban dormir a gusto a Amaya.

Quería a la niñera pero a veces podía ser molestaba enfadosa, aunque no fue difícil de engañarla, es muy ingenua también, Amaya reía por lo bajo al recordar un momento que pasó con su niñera, ambas preparaban cupcakes, y su niñera no estaba muy bien de la vista, en lugar de ponerle azúcar a la mezcla terminaron poniéndole sal.

Amaya decidió acostarse y descansar un poco en las escaleras shadow ya había tardado bastante, agarró su celular y observo la hora en este 7:30 pm, ya era tarde, comenzaba a aburrirse y se colocó unos audífonos para escuchar su música.

Una coneja, acompañada por su hija, preparaban las cosas para poder salir, tomaron las llaves para cerrar la escuela pero la mayor se percató de la pelirosa, no debía de estar ahí todavía, se acercó preocupada.

–Linda, ¿no deberías de estar ya en tu casa?.-pregunto llamando la atención de la eriza que no se había percatado de su presencia.

–Uh?..bueno, shadow aún no a llegado por mi, creo que se le olvidó venir.-comento algo triste.

La coneja se quedó pensando, no podía dejarla aquí sola ni mucho menos echarla de la escuela, ya tenía el presentimiento de que shadow era el tipo de padres que lo único que les importa es su ego y su dinero.

–Te parece si te llevo? Puedo llevarte con tu padre linda, no te preocupes.-se le ocurrió una idea que shadow tendría que aceptar, una sonrisa maliciosa se asomaba dentro de ella.

–No le molesta?.-pregunto inocente, no quería causar problemas y tampoco quería que su maestra se enojara con su padre.

–Por su puesto que no, no es problema para mí llevarte, además ya nos hacía falta salir a alguna parte no crees cream?.-pregunto a su pequeña hija.

–Si mami! Vamos Amaya!.-la conejita tomo del brazo a Amaya jalando fuera de la escuela para llevarla con su padre.

La coneja una vez fuera, cerró las puertas de la escuela con llave y se dirigía a su auto junto con las niñas, tenían un pequeño viaje que hacer.

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El azabache recibía un masaje en su espalda, estaba completamente relajado, veía una película en la televisión, era extraño que no estuviera buscando algún canal con un comercial donde el apareciera, ya era costumbre ver a shadow buscar algún programa donde el saliera.

Pero esta vez no fue de esa manera, sin percatarse alguien había abierto la puerta del lugar donde el se encontraba.

El sujeto que le daba el masaje observó a las personas y le daba pequeños toques a shadow en la espalda, el azabache se quedó confundido, los toques nunca eran parte del masaje o si?

Hasta que recibió un pellizco por parte del sujeto por no haberse volteado, shadow molesto ignoro el pellizco.

–Ejem! Señor Dark, soy la sr.Vainilla - escucho una voz, y abrió los ojos como platos.

–Amaya.-susurro por lo bajo el azabache, se había olvidado de recoger a la pequeña de su escuela.

–Vinimos a dejar a Amaya, la encontré muy sola y me preguntaba el por qué no la había recogido pero ya obtuve mi respuesta.-se expreso molesta hacia el azabache.

El azabache sin perder tiempo se levantó de donde estaba acostado y se acercó a las tres, Amaya había dejado sus cosas en una silla y el sujeto decidió irse, sabía por alguna razón que eso no terminaría bien o al menos no para shadow.

–Amaya!, Yo lo lamento mucho y lo siento también sr.vainilla se le había olvidado pasar a recogerla, estaba muy concentrado, déjeme pagarle, Amaya puedes traer mi billetera? Se encuentra en mi casillero.-le hablo a la menor y ella asendio con la cabeza y fue en busca de la billetera de su padre.

–Cream podrías traerme algo para tomar por favor?.-la coneja le hablo a su hija y ella fue en busca de algo para su madre.

–Siento mucho lo que pasó, no volverá a suceder no se preocupe.-explico shadow culpandosé internamente.

–Señor Dark, no vine aquí por su dinero me escucha?, Habíamos quedado en un trato cuando su hija entró a mi escuela y una regla importante es que los padres esten comprometidos con sus hijos, lo cual no lo veo en usted.-le hablo de una manera molesta.

–Lo se lo entiendo pero sabe que yo tengo cosas más importantes que hacer.-explico shadow mirando a la mujer con aire de superioridad.

–Sabia que usted era uno de esos padres.-le dirigió una mirada de asco y decepción.

– ¿Disculpe?.-la actitud de shadow cambio drásticamente, a que se refería esa mujer.

–Ya sabe, a esos padres que solo se preocupan por sí mismos y no le toman importancia a sus hijos, desde que lo ví entrar con ese aire de superioridad y su ego de hombre lo suponía.-

–No soy ese tipo de padre, me importa mi hija y la amo, usted que sabe sobre mí y mi hija? Solo es una simple maestra de danza y no tiene el derecho de venir a decirme cómo educar a mi hija!.-alzo la voz mostrando un semblante serio y enojado.

–Y por que no lo hace? Usted solo dice pero no lo cumple!, No se siente avergonzado? La olvidó y usted bien gracias dándose un masaje.-hablo con obviedad.

–Tsk! Qué es lo que quiere? Si no es dinero que? Fama tal vez? Escuché, cualquiera puede equivocarse y usted no tiene el derecho de reclamarme nada cuando no sabe de mi ni de mi hija así que valla y siga dando giros y saltos en su escuela, yo mientras estaré rompiéndome los huesos haciendo ejercicio.-intentaba correrla del lugar, estaba enojado consigo mismo y con la mujer por reclamarle.

–Esta diciendo que el ballet no es un deporte?.-

–No lo digo hermosa, lo estoy afirmando.-concluyo con una sonrisa en su rostro.

La pelirosa se acercaba junto con su amiga hacia su padre y maestra, le daba la billetera a su padre y el la recibió con gusto.

–Bueno, señor Dark, me alegra saber que usted al final decidió cooperar y poner su empeño para ayudarnos en el baile que se aproxima, me alegra saber que llegamos a un acuerdo.-hablo de repente la coneja mientras tomaba la mano de su hija y le hablaba a el azabache como si la discusión nunca hubiera existido.

El azabache levantó una ceja confuso por la situación, nunca llegaron a un acuerdo.

–¡¿Shadow va a participar en el baile?!.-pregunto la pelirosa con felicidad, no podía creer que su padre estuviera en el baile.

–Asi es linda! Tu padre nos será de gran ayuda!.-

El azabache entendía la situación, todo esto era plan de la coneja, la maldecia por dentro.

–Es enserio shadow! Te quiero mucho! Vas a estar conmigo en el baile!.-abrazo a su padre con fuerza mientras reía de felicidad y daba pequeños saltitos de alegría, su colita se movía rápidamente y sus ojos brillaban.

Miraba a su padre con mucha felicidad y una gran sonrisa en sus labios.

El azabache no quería bailar, eso no era para el iba a negarse rotundamente pero al ver a Amaya tan feliz no pudo negarse.

–Yo también te quiero Amaya..y si..voy a participar en ese dichoso baile.-lo último lo dijo con algo de asco.

La coneja miraba al azabache con una sonrisa burlona, consiguio lo que quería, ella y su hija se despidieron y se pusieron de acuerdo con la pelirosa de llegar temprano con su padre para la práctica.

La pequeña aún se mantenía feliz con su padre no quiso soltarlo aún cuando ya se iban a su hogar.
Para suerte de shadow, ninguno de los chicos se había enterado de que iba a bailar ballet.

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–Vamos tú puedes! Arriba! No! Abajo!.-gritaba un erizo albino mirando el televisor.

–Tira! Pásala!.-gritaba el azabache con entusiasmó.

Un echidna comía nachos aprovechando que sus compañeros no le prestaban atención a la comida.

–A la izquierda pedazos de!!.-el erizo azul se detuvo cuando su amigo con parecido al azabache le pegó un codazo en el estómago.

Una pequeña pelirosa dibujaba en su cuaderno cuando escucho al azul este le sonrió de forma nerviosa, recordaba que no tenía que decir malas palabras frente a ella.

Los cinco amigos pasaban una noche de juego, después de haber recibido el regaño por parte de vainilla, shadow se enteró de un partido de basquetbol y llamo a sus compañeros.

Los cinco disfrutaban del juego, estaban nerviosos y emocionados, amaban los deportes pero aún más el que ellos jugaban por supuesto.

El contador estaba empatado, solo les quedaban pocos minutos para que lograran tirar canasta, los cinco erizos se encontraban levantados de los sillones gritando y apoyando como si realmente estuvieran en el juego.

Quedaban solo dos minutos para que lograran vencer al equipo contrario, les quitaron el balón y comenzaron a acercarse a la canasta, el azulado sacudía al albino con fuerza era el más emocionado de todos.

Solo un minuto y el jugador salto para poner ese balón dentro de la canasta.

–Sii!!.-gritaban los cinco amigos mientras miraban el televisor.

El canal de pronto se cambió y comenzó un nuevo capítulo de "My little pony" la pequeña eriza reconoció la canción y sus ojos brillaron de emoción, recordaba que había programado el control para no perderse de su serie.

–Noo!!.-gritaban los cinco amigos, se estaban perdiendo de su juego.

–Rápido el control!!.-grito Mephiles al azabache para que cambiará el canal.

El azabache buscaba el control por los sillones hasta que lo encontró, intentaba cambiar de canal, shadow activo un botón de música a alto volúmen, música de ballet para ser exactos comenzó a sonar por el departamento, sus amigos y la menor se taparon los oídos por la el sonido.

Shadow intentaba quitar la música pero no lo lograba, le era complicado algo o alguien le había reprogramado su control.

–Quita eso bro!!.-gritaba el azulado escuchando la canción.

–Eso intento!.-después logro cambiar el canal, para su mala suerte el juego había terminado, y su equipo ganó pero no pudieron ver la canasta que tiró, solo lograron ver cómo festejaban todos.

Los cinco erizos se voltearon a ver a la pelirosa, la pequeña levantaba sus hombros.

–¿Qué?.-pregunto inocente.

Luego voltearon a ver al azabache con decepción y tomaron sus cosas para marcharse.

–Esperen, ¿qué hacen? Aún queda algo de cerveza pueden quedarse.-intentaba lograr que sus amigos se quedarán con el un rato más, pero ellos estaban decepcionados.

– No gracias shadow, lo arruinarse.-le dijo el azulado y los demás caminaban con sus cosas hacia la puerta, shadow los seguía intentando detenerlos pero no lo lograba.

Al final sus compañeros se fueron, el erizo, molesto se volteó a mirar a la pequeña, ella solo continuaba dibujando, shadow la cargo como costal de papas y la dejo en la entrada de su cuarto.

– ¡A dormir!, ¡Y no quiero que toques mis cosas! De ahora en adelante tienes prohibido tocar el control.-enojado se dirigió a su cuarto azotando la puerta.

La menor se quedó observando la puerta del azabache, de pronto el timbre del departamento sonó.

La pequeña se dirigía hacia la puerta para abrirla, claro no sin antes preguntar

–¿Quién es?.-pregunto recargando se en la puerta.

–¿Eh? Soy María.- habló la voz de una mujer, Amaya no conocía a ninguna María se quedó confusa y dudaba de ir a preguntarle al erizo.
Decidió jugar un poco con ella.

– ¿Qué es lo que busca?.-pregunto inocentemente esperando la respuesta.

– Busco a shadow obvio, soy su pareja así que seas quién seas déjame entrar.-

–¿Mi padre? ¿Una novia?, Creo que se equivoca de piso señorita.- contestó la menor.

La rubia, estaba confundida, tanto que en realidad si creyó haberse equivocado de piso o de número volteó a mirar el número del departamento y era el correcto pero algo estaba mal.

El azabache escuchaba a la menor hablar sola, pensó que se había vuelto loca o algo por el estilo, "tsk, niños" pensó imaginando a su hija jugar con algún amigo imaginario, se coloco un par de audífonos y entro a darse un baño.

– Escúchame, abre está puerta ahora, si no quieres que llame a seguridad, no sé quién seas pe-.fue interrumpida por la caída que se había dado, la menor había abierto la puerta y como la mujer estaba recargada sobre esta terminó callendo dentro del departamento.

La pequeña no aguanto su risa y dejo salir una carcajada al ver a la mujer en el suelo.

La rubia se levantó indignada del suelo, miro a la niña con desagrado de abajo hacia arriba.

–¡¿Quién te crees que eres niña?!, ¡¿Cómo te atreves a abrirle de esa manera a una modelo como yo!?.- le grito a la menor con enojo.

–Quien soy yo? Bueno me llamo Amaya Rose the Dark! Y soy hija única de shadow.-le hablo mientras cerraba la puerta, miraba a la mujer con inferioridad y su sonrisa adorable se formaba en su rostro.

–Mocosa mimada, shadow no tiene hijos!.-comento con superioridad como si ella fuera la única mujer en la vida de shadow.

–Pobre mujer, si está mal informada pero esto es así, usted ya no tiene que venir por aquí entiende? Mi padre me conoció hace poco tiempo y no pienso irme de aquí, así que es mejor que no se le acerque a él!.-le grito a la mujer.

–Asi que si me permite será mejor que se valla.-abrió la puerta de la entrada para que la mujer se fuera.

–¿Disculpa? Ja! No me iré a ningún lado hasta ver a shadow y que el me lo explique, no necesito que una niña mimada como tú venga y me expliqué, de seguro tu madre era una cualquiera! Por eso vino y te dejo con shadow para que se hiciera cargo de ti, no sé cómo el pudo creerse el cuento de qué eres su hija, solo mírate, tienes pinta de ser una pobretona tendrás agallas pero no eres nada niña!.-se acercó tomando de los cachetes a la menor, los aplastaba a su gusto y poco a poco sus mejillas se fueron tiñendose de rojo por la fuerza que la mujer les aplicaba.

–Suéltame!.-grito la pequeña tratando de safarse de las manos de la mujer.

–No te voy a soltar hasta que me digas dónde está tu padre! Crees que me gusta tocarte las mejillas? Por favor solo me da asco con solo verte, tocarte casi estoy vomitando, ahora dime,¡¿donde está shadow?!.-grito enojada y apretando aún más sus mejillas, la pequeña soltó un pequeño quejido de dolor.

–¡¡Basta María!!.-escuché gritar detrás de ella, el azabache salía en pijama de su habitación, había escuchado todas las palabras de la rubia hacia su hija.

La rubia soltó a la pequeña y corrió a los brazos del erizo felizmente como si nada hubiera pasado, el erizo se hizo a un lado evitando el contacto con la mujer.

–¿Uh? Qué pasa shady querido, me encontré a esta niña en tu departamento, es cierto que es tu hija?? Qué pasó conmigo?.-hizo un pequeño puchero hacia el azabache, los pucheros de María para shadow eran antes lindos y adorables, pero ahora le daban nauceas.

Hizo una mueca de asco y la tomo de los hombros sacándola de su departamento.

–No puedo creer que le hicieras eso a mi hija! No quiero verte nunca mas en mi departamento me escuchaste!, ¡terminamos María!.-azoto la puerta en las narices de la rubia, estaba furioso por las palabras que le dijo a la menor.

En cambio la pequeña acariciaba sus mejillas rojizas tenía sus ojos cristalinos mirando el suelo, shadow se acercó a ella y la cargo brindándole cariño a la menor y disculpándose por su pequeña pelea por el control.

No era el plan que tenía en mente la pelirosa, pero salió mejor de lo que esperaba, abrazo a su padre y una pequeña sonrisa burlona salía de sus labios.

Su padre la cargo hasta su cuarto y la arropó en su pequeña cama, se despidió de ella apagando las luces de su cuarto.

El azabache estaba aún molesto con la rubia, pero se alegraba al saber que lo tenía que soportar su voz molesta todo el tiempo.

Ahora lo que le faltaba era tener que bailar en ese ridículo baile.

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