Capitulo 4
Cierto Oji esmeralda caminaba por la entrada de su hogar con mucho cuidado, su alrededor estaba a oscuras, lo que significaba que su padre todavía no volvía del gran salón o quizás si...
La chimenea se encendió repentinamente asustando al joven vikingo quien apenas había comenzado a subir las escaleras.
– Parece que has estado ocupado...– Temeroso el Oji esmeralda volteo hacia quien le había hablado.
– Papá... yo, hice caso a lo que me dijiste, pero quise ir al bosque...
– Bocón me lo contó.
– Oh... ¿sí?.– pregunto fingiendo sorpresa.
– Si, además de que hablamos de otras cosas.
– ¿Como que?.– pregunto intrigado y a la vez enfadado al recordar lo que había oído al espiar en el gran salón.
El mayor suspiro, todo el lugar quedó por unos segundos en silencio, al parecer buscaba las palabras para decirlo.
– Creo que tiene razón, si no confío en ti no podrás crecer...
– No entiendo.
– Desde mañana comenzarás a entrenar con bocón y su clase.
Aquellas palabras tensaron al pecoso. – Espera... ¿Qué?.–
– Lo que oíste, si vas a matar dragones deberás estar preparado.–
– Sobre eso... creo que no quiero matar dragones.–
El mayor río unos momentos.
– ¡Querrás hacerlo!.– Grito con emoción.– Solo deja que mates a tu primer pesadilla monstruosa y uses su cabeza como trofeo.–
– Me refiero a que no puedo matar un dragón.–
– Claro que no puedes, aún no estás listo.–
El pecoso intentó volver a hablarle pero decidió no hacerlo, conocía a su padre y sabía que cuando algo se le metía a la cabeza era muy complicado por no decir imposible el hacerle cambiar de parecer.
Fingiendo un bostezo el menor se estiró.– Creo que será mejor que vaya a dormir... si voy a ir a esas clases deberé tener mucha energía, ¿No?.– dijo ocultando su disgusto.
– Si, no te quito más tiempo... buenas noches.–
– buenas noches.–
Subiendo a su habitación el peli verde camino hasta su habitación, cerró la puerta y lo primero que hizo fue gritar en silencio mientras que daba golpes al aire, al menos así podía deshacerse de su enojo.
Algo más tranquilo comenzó a hacer unos cuantos estiramientos y luego flexiones, el ejercicio por las noches era algo que le gustaba hacer, ya que le ayudaba para agotar la poca energía que le quedaba y para dormir mejor.
Lo último antes de recostarse para dormir fue cambiarse de ropa, la que traía estaba hecha un desastre y para su suerte su padre no se había dado cuenta.
Listo solo tomo asiento al borde de su cama y dio un suave soplido para apagar la vela que iluminaba la habitación.
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En la mañana siguiente el Oji esmeralda fue despertado temprano pues por orden de su padre se habían cambiado los horarios de las clases.
– ¿Ansioso por el primer día?
Sin una pizca de emoción respondió.– Si claro, será increíble...
– venga Izuku, puedes hacerlo, confío en que podrás convertir esto...– señaló.– en algo mejor.–
– Acabas de señalarme completo.–
– Exacto.–
El peli verde suspiro y comenzó a desayunar, prefería no decirle que se veía así de delgado a causa de su ropa, sino podría volverse un problema para él.
– ¿No podría faltar?... No sé, hay muchos vikingos mata dragones, no podría volverme quizás un panadero o un médico como Gothi?
– Solo necesitamos a un médico y ya tenemos a Gothi, además matar dragones es lo mejor, puedes salir algo herido pero...
– Es un gaje del oficio...– completo.
– Así es y es tu obligación como futuro jefe aprender a pelear.–
Un segundo suspiro escapó de la boca del pecoso quien se apresuró en terminar su desayuno y luego fue hasta la puerta.
– Será mejor que ya me vaya, sería malo llegar tarde el primer día.–
– ¿No llevarás algún arma?
– Estoy seguro de que allí podré tomar una.
Despidiéndose con la mano el pecoso salió de casa y emprendió su camino hasta la arena de entrenamiento, en esos momentos quería escapar e irse al bosque, pero no iba a desobedecer a su padre solo para ganarse un regaño y una charla aburrida más tarde.
– Buenos días Izuku.–
– Oh, Bocón... Buenos días.–
– ¿Listo para tu primer día?.–
– He lidiado con cosas peores.– dijo recordando aquella experiencia del día anterior.– supongo que ir a entrenamientos no será tan malo.–
– llevas una semana de clases pérdidas, aún así no seré nada suave.–
– ¿Otro dragón tipo roca?.–
– Hoy es algo peor, solo diré eso.–
– ¿algo peor?.–
– si, bueno primero lo primero, te presentarás y conocerás a los demás.–
– Bueno...–
Ambos continuaron hasta llegar a la arena, dentro una especie de laberinto de madera había sido construido y fuera de ellos estaban los cinco estudiantes de Bocón, la mayoria vieron confundidos al peli verde, mientras que una rubia le observaba de reojo.
– Bueno clase, espero que estén listos para el entrenamiento de hoy.
– ¿Quien es el de cabello color moco?.– pregunto un azabache no muy alto.
– Su nuevo compañero.– empujando al peli verde le hizo una seña para que se presentase.
– Izuku Abadejo, mucho gusto.–
– Genial, más perdedores.–
– Yo no hablaría sin conocer Patan, quizás y es mejor que tú.–
El azabache solo bufo ante las palabras de Bocón.
– venga, ya puedes ir a formarte con los demás.–
Izuku asintió y camino hasta los demás, estuvo por ir al lado de la rubia, pero al ver como está le observaba con enojo decidió ir hacia el rubio de mayor tamaño, parecía ser el más agradable de todos.
– Oye, eres el hijo del jefe, ¿verdad?.–
– Izuku, mucho gusto.–
– Mi nombre es Patapez.–
Una pequeña tos proveniente de la rubia les interrumpió.
– ¿Soy yo o me estaba mirando con odio?.– Pregunto Izuku.
Acercándose a su oído el rubio susurro.– No te preocupes, solo esta molesta porque alguien la venció ayer por la noche.–
La rubia logro oír lo dicho por el rubio.
– En primer lugar no me venció, solo me lanzó tierra a los ojos y escapó, en segundo si no te callas te golpeare.–
El rubio retrocedió temeroso.
– En cuanto a ti, espero que no estorbes.–
El Oji esmeralda solo pudo asentir algo nervioso, por suerte Astrid no parecía saber que él era contra quien había luchado.
– Si ya terminaron de jugar a los amigos, espero que estén listos, a su izquierda hay unos cuantos escudos, los necesitaran si quieren vivir.–
El mayor camino hasta la gran puerta de madera y empezó a quitar los seguros.
– Espera, no deberías darnos algún consejo?.– pregunto el azabache.
– Cierto, hay les va uno, intenten no morir.–
Bocón termino de quitar los seguros y se alejó, tan pronto como lo hizo las puertas fueron abiertas de un golpe, un dragón de gran tamaño, color azul de cuerpo y amarillo de espinas hizo aparición.
– ¿Qué esperan?, vayan a por un escudo.–
Los seis jóvenes comenzaron a correr hasta donde estaban los escudos, tomando uno empezaron a entrar al laberinto, a diferencia de Izuku, ellos tenían un arma en la mano contraria con la que sostenían el escudo.
– el ruido puede confundir a los dragones, no lo olviden.–
Decidiendo quedarse al último Izuku fue con cuidado, los demás ya habían desaparecido de su vista, pero unos gritos lo hicieron apresurarse hasta allí.
Los gemelos de cabellos rubios estaban peleando entre si mientras que tenían al dragón frente a ellos.
El cuerpo del Oji esmeralda se congelo momentáneamente al ver como el reptil se preparó para disparar.
– Hay dioses...– corriendo hacia ellos los tacleó y cubriéndose con el escudo se salvó de quedar como brocheta.
– Gemelos fuera.– fueron las únicas palabras de bocón.
– ¿Algún otro consejo?.–
– No dejen de moverse.–
Con un bufido el pecoso se escondió, no tenía arma y no podía pelear, por lo que era mejor no intervenir, los demás tenían mayor entrenamiento y quizás podrían contra esa cosa.
– los Nadder son criaturas peligrosas, no solo hay que cuidarse de la mandíbula, la cola es el segundo problema.–
– ¿sabes?, Empiezo a pensar que eres un pésimo maestro.– se quejó Patapez.
– Quizás.–
Sonidos de armas siendo golpeadas se escucharon, fuera del laberinto los que quedaban estaban golpeando sus armas contra los escudos, el reptil empezó rápidamente a verse afectado, pero no duró mucho ya que disparando espinas a todos los alrededores forzó los jovenes a cubrirse.
– venga Izuku también puedes ayudarles.–
– soy un principiante, que los más experimentados se encarguen.–
– haces una buena entrada y luego decepcionas a tu público, muy mal Abadejo.–
Mirando alrededor se aseguró de que el lugar estaba vacio.– ¿Qué público?, No hay nadie aquí.–
– excusas.–
– Si me dieras algún consejo extra podría hacer algo más.–
– excusas.–
El peli verde gruño y empezó a moverse, aunque rápidamente se detuvo al ver como sus compañeros corrían en dirección contraria por el laberinto.
El sonido de un aleteo le alertó y le hizo levantar la mirada solo para ver al dragón saltar sobre uno de los muros de madera ignorándolo por completo, al parecer él no era su objetivo en esos momentos.
Un disparo y luego un grito fue lo unico que pudo oir antes de que Bocón golpease las rejas.– Patapez, descalificado.–
Ya solo quedaban tres y en esta ocasión solo vio al azabache correr hacia donde él estaba, lo que era extraño pues no sabía dónde estaba la rubia, incógnita que fue respondida al verla sobre los muros de madera huyendo del dragón.
Apenas se quedó sin pared a la que saltar tuvo que lanzarse hacia abajo, sin percatarse de que terminaría cayendo sobre Izuku.
– Disculpa... ¿podrías levantarte?.–
La rubia reacciono y se puso de pie rápidamente, intentó tomar su hacha pero está se encontraba clavada en el escudo de Izuku, cuando ambos vieron que el dragón estaba acercándose Izuku se lo quitó y la rubia levantó su arma con rapidez para darle un fuerte golpe a la bestia, destrozando el escudo en el acto y consiguiendo dejar inconsciente al dragón.
Ambos respiraban de forma apresurada algo normal pues estuvieron a punto de ser comida de dragón.
Bocón se acercó y como ya se había visto con anterioridad tomo al dragón inconsciente y lo encerró otra vez.
– ¿Crees que esto es gracioso?.– pregunto enojada.
– ¿Qué?, No... solo...–
Apresurado atrapó el puño de la rubia antes de que le golpease, ganandose inmediatamente las miradas de los demás.
– ¿hice algo malo?.– le pregunto confundido al notar como los demás le miraban.
Aquel descuido le hizo recibir un golpe el rostro.– Eso fue por bloquearme.–
Antes de que pudiera reaccionar recibió un tercer golpe, esta vez en el estómago haciéndole caer al suelo.
– Y eso por meterte en mi camino.–
El Oji esmeralda solo pudo colocar sus manos en su estómago, mientras veía como casi todos se iban.
Patapez se acercó a él y extendiéndole la mano le ayudo a levantarse.
– Gracias...–
– No hay de que, debo admitir que estas loco para detener un golpe de Astrid y que también estuviste genial.–
– No iba a dejar que me golpease solo porque ella cayó sobre mi.– riendo nervioso continúo.– aunque al final si me golpeó.–
– ¿Y que te pareció tu primer día?.– pregunto Bocón colándose a la conversación.
– Diría que bien, a excepción de los golpes gratuitos.–
– Te acostumbrarás, Patán ya lo hizo.– afirmó el regordete.
Izuku sintió un escalofrío al oír las palabras del rubio pues significaba que Astrid no sólo era así de agresiva cuando estaba enojada.
– Bueno, creo que yo me iré adelantando, debía... llevar una orden de pescado, si eso.–
Empezando a correr se alejó rápidamente de su nuevo compañero y de Bocón, en parte no era mentira lo de los pescados aunque la entrega no sería para un humano.
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