Capitulo 3
– vamos... piensa Abadejo...– se dijo a si mismo intentando recordar algo que le ayudase.
Hace ya un tiempo había leído un libro sobre dragones por lo que la información básica le serviría, el único problema era que no recordaba.
Entre tantos pensamientos, el sonido de agua salpicando llamó su atención, ambos reptiles alados habían caído en el lago tras uno de sus choques, pero ninguno podía salir ya que el otro se lo impedía.
– ¿Agua?... Agua... ¡Agua!.– lo que estaba por hacer era aún más loco que lo anterior pero en esos momentos su sentido común parecía haberle abandonado.
Corriendo hacia el lugar más elevado tomo impulso y dio un salto para caer en el lomo del dragón de dos cabezas.
Ya solo debía ir a por la cabeza que generaba la chispa.
Si lograba sumergirla en el agua ya no podría lanzar más fuego, aunque fuese temporal.
Pero como siempre, era más fácil decirlo que hacerlo. Aquel dragón no se mantenía quieto ni un segundo y mucho menos cuando se dio cuenta de que tenía un invitado sobre él.
Aferrándose como podía Izuku se fue arrastrando por el cuello del reptil como si fuera una oruga, subía con lentitud pero era eficaz y quizás la forma más segura.
Una vez sobre la cabeza intentó hacerla entrar en el agua, pero era complicado, pues el dragón se resistía.
Tras unos segundos de intentos fallidos optó por otra forma, una que quizás le dolería más tarde.
– ¡Furia nocturna!.– el dragón negro reaccionó.– ¡Dispara!
Resandole a los dioses nordicos se preparó, sujetándose con fuerza limito el movimiento del dragón, de esa forma sería difícil que pudiera esquivar el próximo ataque.
El furia nocturna parecía haberle entendido, se estaba preparando para disparar por lo que el pecoso cerró sus ojos y se aferró con más fuerza.
El sonido del impacto resonó de manera descendente por el lugar unos momentos antes desaparecer completamente.
La cabeza del dragón a la que Izuku estaba aferrado había caído al agua inconsciente, pero no sola, el Oji esmeralda había recibido parte del impacto por lo que había tenido el mismo final.
Hubiese terminado ahogado de no ser por el furia nocturna que lo saco de allí.
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Aproximadamente una hora después Izuku estaría abriendo sus ojos con algo de lentitud, solo para encontrarse con la mirada del furia nocturna.
La reacción del joven fue algo normal, pues apenas vio al dragón se alejó de golpe y cerró sus ojos con fuerza, no quería saber que le iba a ocurrir...
Nada, no sintió absolutamente nada, por lo que abrió sus ojos solo para darse cuenta de que el dragón estaba muy herido, incluso había perdido parte de su cola y todo porque se había quedado solo para defenderle.
Él debía irse, pero no podía dejar al dragón así, no después de lo ocurrido. Le debía la vida y se la pagaría pues aunque fuera un dragón su padre le había enseñado a siempre pagar sus deudas.
– Espera aquí, volveré pronto.– levantándose salió corriendo.
En esos momentos solo conocía un lugar donde poder encontrar plantas medicinales por lo que debía ir al pueblo y esperar a que no hubiera nadie buscándolo.
Realmente ese día había estado lleno de locuras, ir a liberar un dragón, encontrarse con otro, que el dragón al que le disparaste te salve, vencer al dragón de dos cabezas. Si, había sido un día que Izuku no quería volver a repetir, quería llegar almenos a los veinte sin que un dragón lo matase.
La luz de la luna no era suficiente para alumbrar su camino por lo que sólo podía seguir los destrozos para regresar al pueblo.
Poco a poco empezaba a sentir frío, su ropa aún estaba algo húmeda y pesada por lo que su velocidad estaba siendo afectada.
Cuando empezó a ver el pueblo sonrió, no había casas quemándose ni personas gritando lo que significaba que los dragones habían terminado con su asalto y se habían retirado.
Su prioridad era llegar e ir a casa de Gothi, tomar lo necesario y luego irse, para su suerte ella siempre deja sus plantas medicinales fuera.
Avanzaba con mucho cuidado, sabia que luego de un ataque de dragones habían algunas personas que se ofrecían para hacer vigilancia en las noches.
Luego de recorrer medio pueblo se le hizo extraño, era la primera vez en mucho tiempo que no habia nadie rondando por el pueblo, pero no le iba a buscar explicación, él habia ido a por algunas plantas medicinales y luego se iría.
Rápidamente subió por las escaleras para llegar a la casa de Gothi y en una mesa vio todas las plantas que le había llevado en la mañana junto a otras cosas que la anciana usaba para sanar a los del pueblo.
Tomo lo necesario y busco su navaja por sus bolsillos, pero no estaba allí, algo que le hizo suspirar pues la necesitaba para cortar el aloe vera y quitarle su gel.
No había ningún objeto filoso que usar así que la partió a la mitad con sus manos, la dejo en un cuenco y espero a que soltara suficiente de su gel para preparar un ungüento.
Lo siguiente era algo más simple, solo tomo algo de Salvia y quitandole los pétalos, los dejo en el mismo cuenco, por último tomo una roca del suelo y empezó a aplastar todo hasta que quedó una pasta.
No podía creer que haya sido tan sencillo, sentía como si estuviera haciendo trampa, ahora solo debía correr hacia el bosque y encargarse del furia nocturna.
– Alto ahí.– y hasta ahí quedó suerte.
Estaba oscuro, pero reconocía aquella voz perfectamente. Cuando era más pequeño escapaba de casa solo para ver como entrenaba, la había visto gritar de enojo y gritar de emoción. Era Astrid, la joven estudiante de Bocón y una de las pocas personas a quién Izuku admiraba y tenía como modelo a seguir.
– ¿Pasa algo?.– estaba seguro de que no se daría cuenta si forzaba una voz diferente.
– ¿Estás haciendo tú voz más grave?.–
– Eh... No...–
– lo estas haciendo, dime quién eres, ¿o quieres que lo hagamos por las malas?, Por favor dime qué quieres hacerlo por las malas.
El Oji esmeralda solo empezó a correr para intentar perderla.
De todos los vikingos que podía haberse encontrado debía haber Astrid.
Sí que los dioses le odiaban.
– ¡Detente!.–
El Oji esmeralda no sabía que hacer, no podía dejar que volviera a gritar o vendrían más vikingos.
– Está bien tu ganas.– Quedándose dónde estaba espero a que se acercase.
Apenas la rubia se acercó el joven se agachó y con su pierna intentó atacarla a modo barrido para hacerla caer. No fue de extrañar que lo viera venir y diera un salto.
– Hoy dormiré bastante bien.– tronando sus dedos empezó a correr hacia el Oji esmeralda.
Izuku solo podía esquivar sus golpes, en sus manos llevaba la medicina que había preparado para el furia nocturna por lo que estaba en desventaja.
Levantando su pierna izquierda logro bloquear una patada que iba hacia sus costillas, aunque igual sintió dolor.
– Por favor déjame ir, debo llevar una medicina.–
– Dime quién eres y quizás te deje ir.–
– Es algo complicado...– no podía hacerlo, sabía cómo era ella y decirle sería su peor error.
– Entonces mi respuesta es un no.–
Un golpe en el estómago hizo caer de rodillas al pecoso, la rubia si que golpeaba con fuerza.
Aprovechando a que estaba cerca del suelo dejo la medicina a un lado y se puso de pie, si quería pasar debía vencerla, algo que no quería hacer.
Ambos jóvenes corrieron hacia el otro una vez más, un golpe por parte de Astrid fue bloqueado con más facilidad, él podía acostumbrarse a su modo de pelea y quizás buscar algún punto que aprovechar.
Tomándola del brazo intentó hacerla caer pero la rubia le piso el pie, forzandólo a soltarla.
Poco a poco pudo ver como los golpes que la rubia daba iban a lugares extraños, primero pensó que era coincidencia, pero luego supo que la rubia estaba haciendo movimientos sucios, estaba apresurada y parecía querer ganar cuanto antes.
El Oji esmeralda se decidió a pelear cuando vio como la rubia intentó patearle en su parte íntima, eso ya era algo extremo y si no la dejaba fuera de combate él quedaría sin posiblidad de tener hijos en un futuro, algo que en verdad no quería.
Tomando distancia el peli verde se agachó unos momentos.
– perdóname por esto...– susurro y tomando algo del suelo volvió a levantarse.
Esta vez el único que corrió fue Izuku, Astrid solo le esperaba preparada para atacar. Antes de llegar el peli verde lanzó algo de su mano, era tierra y como tenía planeado parecía haberle caído en los ojos a Astrid, pues parecía estar frotándose para limpiar su rostro.
Antes de que lo lograra el Oji esmeralda conecto un fuerte golpe en su estómago haciéndola caer de rodillas.
Rápidamente tomo el cuenco con el ungüento y se fue corriendo de allí. Astrid estaría molesta, pero con suerte no descubriría que él había sido quien peleó con ella.
Antes de salir del pueblo vio como las hogueras del gran salón estaban encendida, lo que significaba que había alguien allí.
Con un poco de curiosidad se acercó unos momentos y vio quienes estaban allí. Eran su padre y Bocón quienes parecían tener una charla algo sería.
– Izuku aún no vuelve... ¿seguro que solo ha salido explorar?.–
– Si, no olvides que luego de algún ataque de dragones nosotros también íbamos al bosque en busca de alguno al que matar.–
– Lo recuerdo... pero Izuku no es como nosotros, él es más... él...–
– Te entiendo, pero deberías tener más confianza en él.– tomando algo de cerveza continuo.– hablé con él hace como una hora, tienes que dejar de protegerlo de manera tan extrema.–
– Es lo que debo hacer, es lo que un jefe hace, es lo que un padre hace.–
– Pero si continúas de esa forma él no tendrá ninguna oportunidad siendo jefe, no sabrá cómo lidiar con aquellas bestias, no sabrá defenderse.–
– Lo se... pero...–
Antes de oír más, el Oji esmeralda empezó a alejarse, no tenía más tiempo que perder por lo que fue hacia el bosque, ayudaría al dragón y luego iría a casa a dormir.
– ¿Izuku no es como nosotros?, ¿Es más él?, Eso ni siquiera tiene sentido.– Estaba algo frustrado, su padre no parecía confiar en él. Quizás y aún lo veía como un niño a pesar de ya casi cumplir quince.
Continúo por el bosque hasta que siguiendo los destrozos llegó. Bajando con cuidado vio como el furia nocturna estaba recostado en el suelo por lo que se acercó.
Solo debía untarle por sus heridas lo que había preparado y podría irse, pero apenas intentó ponerle la mano encima la criatura le gruño.
– Oye colabora, solo quiero ayudar.– una vez más lo intento, recibiendo el mismo resultado.– ¡oye!, ¿No es suficiente que nos hayamos salvado mutuamente?, Solo déjame curarte y me iré.
El dragón se calmó un poco, dándole la oportunidad de volver acercarse. Con algo de nervios y miedo comenzó a untarle el ungüento por donde había sido lastimado hasta ya no tener más.
Suspirando sonrió, no había estado tan mal como pensaba.– Esto servirá, la Salvia te ayudará a cicatrizar las heridas y el Aloe Vera aliviará las quemaduras, genial no crees?.– apenas termino de hablar se dio cuenta de con quién lo hacia.– y ahora hablo con un dragón...
Tomando las hojas más grandes que vio, las Apilo y las coloco sobre el ungüento, para finalizar tomo parte de las cuerdas de la red que había cortado y las amarro para mantener las hojas en su lugar.
– Bueno... ya debo irme, ha sido un día loco, creo que será mejor que no lo repitamos... jamas.– apenas se alejó unos centímetros dio media vuelta.– quédate oculto aquí y cuando te sientas mejor te irás, quizás no volvamos a vernos, pero gracias por salvarme...– Dicho eso continúo con su camino dejando atrás al enorme reptil.
....................
Curiosidades y otras cosas:
– se que dije que quizás no lo subiría seguido pero quería avanzar los primero capítulos.
– No es una historia mía si no utilizo la técnica de la tierra en algún capítulo xD.
– Ese Izuku ya está muerto, Nomás no le han avisado.
– Creo que no lo dije así que aquí lo dejo: Cambiaré muchas cosas para que no sea igual a las películas y serie, sino sería algo aburrido XD
– respondo dudas todos los días no cobro mucho. (No cobro)
– si hay algún fallo hágamelo saber.
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