capitulo 2
Apenas se escuchó la alarma y todos los presentes empezaron a correr rumbo al pueblo. Izuku no era excepción, en esos momentos no le importaba ser visto por alguien, solo debía hacer lo anteriormente pedido por su padre e ir a la armería de Bocón.
A medida que se acercaba al pueblo se podían oír los gritos de personas y los rugidos de los dragones.
Las casas eran cubiertas por fuego siendo así consumidas con lentitud, mientras que los animales corrían despavoridos en busca de algún lugar seguro.
Los estudiantes de Bocón fueron en ayuda de los demás, mientras que Izuku seguía de camino a la armería. Quería ayudar como los demás, pero él lo sabía, no era un héroe. Si quería ayudar debía hacerlo como podía y como le era permitido.
Entro en aquella casa y colocándose un delantal comenzó a tomar armas.
Fuera ya había una gran fila de personas por lo que apresurándose comenzó a repartirlas.
– ¿Emocionado por el ataque?.– se trataba de Bocón, quien al igual que el peli verde se colocó un delantal y empezó a recibir las armas dañadas.
– Yo diría nervioso.–
– ¿Planeas ir a matar algún dragón?.– pregunto burlonamente.
– Lo dudo, creo que matar no es lo mío.–
– Algún día será lo tuyo.–
– No lo sé, como es mi papá, dudo que me deje hacer algo así hasta los veinte o quizás treinta.–
– Estoico...–
– Ya lo conoces... no por nada eres su garfio derecho, ¿no?.– parte de quienes formaban la fila rieron avergonzado al mayor.
– Te dije que no lo dijeras cuándo hay gente cerca.– susurro.
– Perdón.–
– Ya déjalo, continuemos.–
A medida de que la noche avanzaba, los dragones continuaban llegando. Parecían no tener fin, incluso el equipo de apoyo no podía con todos los incendios.
Un grito alegro a las personas, los refuerzos habían llegado, era un grupo de seis vikingos más, estos venían liderados por Estoico.
Apenas llegaron Izuku noto como Bocón empezaba a apresurarse mas, por lo que decidió preguntar.
– ¿Pasa algo?.–
– No, nada... solo un poco de ansias de pelear.
– Adelante, puedes ir.–
– Tu padre se enojaría si te dejo solo, además estaría mal.–
– No pasará nada, ya se me ocurrirá algo.–
– No me vas a convencer, me quedaré aquí contigo.–
– Oh... bueno.–
– Okey me convenciste.– cambiando su garfio por un hacha se quitó el mandil.– Volveré pronto, no te muevas de aquí.
Una risa se le escapó al ver el rápido cambio de opinión por parte de Bocón.– Como si pudiera.–
Regresando a su labor tomo más de las espadas dañadas y llevándolas a la forja comenzó con su reparación, debía ser más rápido pues ya no tenía la ayuda extra que era Bocón.
Apilando las armas calientes en el yunque comenzó a golpearlas con un mazo.
Viendo como la fila seguía creciendo y no le daría tiempo suficiente tomo las armas extra que habían allí y las dejo en la mesa.
– Tomen la que gusten, cortecía de la casa.– Gracias a eso había logrado hacer más liviano su trabajo, aunque fuera momentáneamente.
Finalizando con la reparación de armas, las llevo una a una al agua fría. Tardaría un rato pero ya tenía otra carga de espadas y hachas listas para entregar.
Las personas no iban a su mismo ritmo, otra fila ya comenzaba a formarse, pero para su suerte ya no se oían muchos dragones, señal de que pronto se retirarían.
Solo debía dar un último esfuerzo, por última vez repartió las armas reparadas y tomo las dañadas para regresar a la forja.
Los golpes que daba con el mazo era más rápidos que antes, aunque aún con cuidado para no dañar la forma de las armas.
Estar mucho tiempo cerca del calor de la forja y luego pasar al frío de la noche empezaba a afectarle. Su cabeza le daba vueltas y su orientación parecía estar siendo afectada también.
A pesar de ello continuo con su trabajo, no podía ser alguien débil, su padre siempre se lo decia. El mareo fue afectando sus movimientos hasta el punto de ir chocando con las estanterías y paredes, en uno de sus viajes tropezó y chocando con lo que parecía una ballesta cayó al suelo, solo para oír como algo era disparado.
Un chillido en el cielo le alertó y levantándose del suelo vio como algo caía en dirección al bosque.
Estaba seguro de que era un dragón por lo que no le dio mucha importancia y continúo con la entrega de armas.
No paso mucho, un sentimiento de culpa se empezaba a formar con rapidez, pero no podía irse, si lo hacía era seguro que podría meterse en serios problemas, no solo con su padre, sino también con Bocón.
Miró por fuera y al no ver a nadie más cerca, decidió quitarse aquel mandil y salió corriendo de allí. Su sentimiento de culpa le había ganado por lo que ahora corría con algo de preocupación hacia el bosque.
Ni siquiera lo entendía, era un dragón a lo que le había dado, no debía sentirse así, más bien debería sentirse bien, era un vikingo y matar dragones era lo que hacían.
Había visto a otros "encargarse" de aquellos reptiles y no se había sentido así, pero ahora que él le había disparado a uno era muy diferente. La mezcla de emociones era muy grande, no entendía como su padre y el pueblo estaban tan acostumbrados.
Entrando al bosque pensó que se le haría imposible encontrar a aquella criatura pero su negatividad se esfumó al ver un camino de destrucción, quizás causados por el dragón al caer.
Siguió aquel camino hasta que terminó, lo había llevado hasta el río en el que siempre pescaba, era un lugar algo oculto así que nadie sabía de el.
– Genial, acabo de descubrir que soy suicida.– dijo con sarcasmo.
Con mucho cuidado bajo, no quería hacer mucho ruido, solo iría y liberaría al dragón, y si tenía suerte escaparía de allí.
– Un furia nocturna...– fue lo único que pudo decir al ver un dragón negro de gran tamaño.
Lentamente fue acercándose y de su cintura tomo una navaja, realmente estaba loco, lo que estaba a punto de hacer era un plan suicida.
Un aleteo lo asustó antes de poder llegar y le hizo ocultarse detrás de un montículo de rocas, su respiración era algo acelerada por lo que intentaba calmarse. Al asomar su cabeza vio que se trataba de otro dragón, uno de dos cabezas y color rojizo.
El pecoso pensó que quizás iría en ayuda de su amigo caído, pero aquella idea desapareció por completo al ver como aquel reptil empezaba a liberar una gran carga de gas, la cual era algo exagerada para unas simples cuerdas.
Él lo sabía, no podría hacer nada, no era un héroe, ni siquiera tenía las agallas para acercarse más.
Ahora solo estaba limitado a observar.
Aquel sentimiento de culpa que estrujaba su corazón finalmente exploto al ver como el furia nocturna cerraba lentamente sus ojos, como si estuviera aceptando su destino.
Moviéndose por impulso tomo una roca del suelo y se la lanzó al dragón de dos cabezas dejándole aturdido momentáneamente, aprovechando eso corrió y empezó a cortar las cuerdas que tenían capturado al dragón.
El sonido de una chispa lo hizo saltar hacia atrás, logrando evitar un disparo de fuego.
– Oye, ¡lagartija super desarrollada!.– tomando otra roca del suelo la lanzó, está vez el dragón la esquivo con facilidad.– Oh dioses...– lo único que se le ocurrió fue correr.
El lado bueno era que aquel dragón de dos cabezas ya no estaba interesado en el furia nocturna, lo malo, ahora él había ocupado su lugar como platillo de la noche.
Aunque fuera simple tenía un plan, por lo que concentrándose en esquivar los ataques corrió alrededor del lago.
Acelerando logro tomar algo de ventaja, solo deseaba que sus piernas no le fallaran en esos momentos.
Al llegar continúo cortando las cuerdas.– vete, eres libre.– apenas el reptil se puso de pie, se lanzó sobre él pecoso.
Una gran llamarada paso sobre ellos lastimando al furia nocturna. Cuando el fuego se extinguió completamente el dragón negro libero a Izuku y luego alzó vuelo hacia el dragón de dos cabezas.
intercambiando disparos comenzó el enfrentamiento de aquellas dos grandes criaturas...
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Curiosidades y otras cosas:
- Ahora no sé si darle o no darle el One for Oru al brócoli. (Solo cambiaría un poco su pasado)
- las inseguridades vienen a mí otra vez xD
- los capítulos serán de 1500 a 2000 palabras.
- Aún no sé si en algún futuro mataré, pero por ahora está descartada la idea (por ahora)
- si hay algún fallo hágamelo saber xd
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