42: Final parte 1

Asthur

Alice murió, todo lo que hice fue en vano, no pude cumplir mi promesa. Nada tiene sentido ahora. Destruí a todos los que la hirieron e incluso así no pude salvarla. ¿Qué caso tiene que estemos conectados si no pude hacer nada? Ellos ganaron, me deshice de ellos, pero ganaron igual. Norville se equivocó, mi destino no era protegerla. Nunca fui el más apto para ello. ¿Qué se supone que tengo que hacer ahora? Solo siento que puedo sufrir.

Me mantengo en el piso hasta que alguien me pega una patada y caigo de espaldas. Me levanto, furioso, entonces miro a Zijo, poniéndome lleno de ira. Me limpio las lágrimas y gruño. Lo voy a moler a palos. Necesito hacer mi duelo y este se mete, cavó su propia tumba.

—Oye, tranquilo. —Levanta las manos, asustado—. Solo te hago reaccionar de tu miseria.

Hago un rugido y se asusta más.

—Te voy a despedazar.

—¡¡Está viva!! —grita.

Lo agarro de la ropa y lo golpeo seguido.

—Te voy a asesinar.

—¡¡Te digo que no se murió!!

—¿Qué? —Reacciono.

—No se murió —repite con toda la cara machucada por mis golpes, luego aclara—. Se teletrasportó. —Empuja para soltarse, entonces escupe la sangre negra de su boca.

—¿Qué? —reitero, sigo tieso.

—Los condenados no creo que se mueran así, se teletransportan, ¿recuerdas?

Me giro, rápido, a los fragmentos de Alice, los cuales quedan pocos y se terminan de deshacer, justo cuando observo hacia allí, así que ya ni se encuentran en el pasto. No queda nada, han desaparecido todos.

—Repítelo —insisto—. ¿Dónde está?

Bufa, cansado.

—No sé, en cualquier parte de Norville, pero si quieres mi teoría... Sea dónde sea que aparezca, pudieron haberla encontrado y llevado al hospital. Es una muchacha linda y desmayada, alguien se apiadará de ella, supongo.

—Está viva —repito y lloro—. Está viva.

—Sí, eso dije —se queja, luego grita cuando lo abrazo—. ¡Ay, no me toques!

Sonrío, emocionado.

—¡¡Está viva, eres mi mejor amigo, vamos a buscarla!!

—Necesitas salir más —acota sobre mi forma de hablar.

—Ya muévete, estúpido.

Lo agarro de la chaqueta para que camine y chilla.

—¡¡Ay, por todos los infiernos, no me lleves contigo, qué mierda!!

Alice

Parpadeo varias veces, despertando en una cama de hospital. Observo para todos lados, aterrada. Odio estos lugares, necesito huir. Me titila tanto el ojo. Me quito los aparatos y los cables de mis venas. Salgo del colchón, entonces cuando abro la puerta me encuentro con el maldito doctor.

Mierda.

El joven médico sonríe.

—Hola, soy el doctor Lemus Peich, no te preocupes, estoy al tanto de tu situación, te ayudaré. Vuelve a la cama, por favor. Aunque tengo una pregunta, ¿qué tipo de ser sobrenatural eres? No me sales en el registro. Juro que guardaré tu secreto.

Doble mierda.

—Yo...

No importa, lo empujo, entonces salgo corriendo por el pasillo.

—¡¡Oye, no quiero hacerte daño!! —Me sigue.

Me detengo porque no encuentro escape y mi ojo no me advierte del peligro, así que tampoco me muestra el camino. ¿Será que no es peligroso? Me giro a verlo cuando me alcanza.

—¿Qué quieres? —digo con mis labios temblando.

—Te prometo que no quiero hacerte daño, estoy para ayudarte.

Frunzo el ceño.

—No confío en los médicos.

—Está bien, no pasa nada. —Sonríe—. ¿Puedo saber tu nombre al menos?

—Alice, soy Alice.

—Bueno, Alice, te encontraron tirada en la calle, pero no te preocupes, no se enteraron de que eres un ser sobrenatural. Yo lo sé por los parámetros que me dio mi escáner, pero te prometo que nadie más conoce tu identidad, así que estás a salvo conmigo, lo juro. Todo está bien, hay que terminar unos estudios, pero creo que te irás hoy mismo, así que no tienes por qué correr, confía en mí. No estás retenida aquí, mi trabajo solo es cuidar de mis pacientes.

—Entiendo... —Hago una pausa, esperando a que mi ojo haga alguna reacción de su parte, pero parece que sí me puedo fiar de él—. Doctor Peich, si realmente quiere ayudarme, respóndame algo.

—Claro, lo que quieras.

Bajo la manga y le muestro la cicatriz en mi muñeca.

—¿Sabe qué es esto? —Luego miro el dibujo en mi escote—. No reconozco ninguna de estas marcas, no tengo idea de cómo me las hice, creo que olvidé algo importante.

Suele sucederme y no me interesa, pero en esta ocasión, mi mente insiste tan fuerte que, definitivamente, tiene que ser un valioso recuerdo para que desee rememorarlo con tanta intensidad.

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