39: El platillo principal

Alice

No puede ser, hay una sección entera sobre brujas en la biblioteca de Norville. Aunque debo decir que es mucho más grande la de demonios. Quisiera leerla toda. Estamos aquí y ahora, con Asthur a solas, en silencio, buscando. Desearía ir a la parte de los libros demoniacos, pero se verá muy obvio. Aunque mis emociones, seguro, me delatan.

Me mantengo observando la estantería, luego miro el tatuaje en flor en mi escote. Segundos después dejo el libro y veo la venda de la garra incrustada en mi piel. Tengo muchas cosas de Asthur, supongo que tengo derecho a ser obvia. Igual voy disimulando porque me da un poquito de vergüenza, solo una pizca. Somos esposos, hace casi nada, no me culparía.

Cuando vinimos aquí la otra vez, no tenía nada que buscar, ni una palabra en específico; ahora tengo muchísima información. Sonrío leyendo Norshalba. Disimulo y espío, veo que Asthur sigue leyendo en la sección de brujas. Es tan dedicado y lindo. Se ve muy atractivo como lector, se ve tan serio.

Me siento como una adolescente jugando, me siento muy bien. Había olvidado cómo era estar así con una pareja. Encima es mi esposo. Ojalá pudiera mantener este sentimiento por siempre.

Oigo un ruido en la puerta trasera de la biblioteca y me titila el ojo. Visualizo aquella cabellera negra y con rulos, pasar por la parte de afuera de la ventana, entonces dejo lo que hacía y me dirijo a la fracción trasera del edificio. Lo veo en el bosque, por lo tanto, lo sigo.

—Tenorio. —Se detiene cuando lo llamo—. No deberías estar espiando. Si Asthur te descubre, te va a matar.

—Te ves muy feliz —expresa con odio—. Mientras el cuerpo de Andrea se pudre en esa cama.

Doy un paso hacia adelante.

—Deberíamos enterrarla, quizás pueda descansar en paz.

—¡Ja! Tú, su asesina, ofreciendo eso ahora, qué chiste.

Frunzo el ceño.

—Discúlpame, pero tú me encerraste en un psiquiátrico. Si tanto la amabas, al menos deberías darle un sepelio. Ni advertiste sobre su cuerpo a las autoridades. ¿No era más fácil enviarme a la cárcel y ya? Te hubieras vengado, pero sigues inventando mentiras, ya sé todo.

—¿Qué sabes tú? —escupe con odio.

Lo miro manteniendo la seriedad.

—Andrea me revivió para que sufriera, sabía que todos pensarían que me había vuelto loca, por eso me hizo esto.

—¿Andrea? —Enarca una ceja—. No digas mentiras.

Mis ojos se humedecen.

—¡¡No estoy loca!! —repito y sonrío—. Al fin lo sé, pude entenderlo, así que cállate y vete. Ríndete, antes de que Asthur te encuentre, quiere matarte.

—¿Y me vas a defender? Qué linda —expresa con sarcasmo—. Deja de inventar barbaridades. ¿Cómo Andrea va a traerte de regreso? No inventes.

—No... no me lo estoy inventando, Andrea era una bruja, una hechicera. Si crees que puedo volver de la muerte, es porque algo más sabes.

—Pero ya no vamos a averiguarlo, ¿o sí? —Escucho la voz de Asthur detrás de mí, entonces me paralizo—. Se acabó la charla, era tu última oportunidad, no voy a tolerar que la sigas haciendo llorar —gruñe.

Me giro a mirarlo.

—Asthur, no —pido.

—Ya he tolerado demasiado. —Vuelve a gruñir—. Tú te lamentas por una muerte y yo he matado a miles, lo único que lamento es no poder asesinar al que más te hace sufrir, ya es suficiente.

—Pero...

—Eres mi esposa, ya deja de perseguirlo —expresa, celoso.

—No lo sigo por estar enamorada, lo sigo porque...

—Sí, ya sé, tus temas sobrenaturales. —Me aparta y avanza—. Pero ya se acabaron, sabemos que es Andrea, no necesitamos con vida a su más grande fan.

—¡¡Asthur, no!! —chillo cuando salta y con su garra le arranca la mitad de la cara y el cuerpo cae al suelo, así que me cubro el rostro toda alterada—. ¡¡No!! —repito, asustada.

—No quería que veas eso, pero... —Siento su mano, entonces bajo las mías, así que acaricia mi mejilla—. Lo siento.

Mis labios tiemblan.

—Yo...

Oigo el pasto y giro mi vista al cuerpo. Mis ojos se abren en grande al ver la sangre que chorrea mientras se levanta. Tenorio se acomoda la cabeza, antes de que se pueda partir. Estoy en shock, yo vi como murió y ahora está parado. ¿Cómo es eso posible? Caigo en cuenta de lo que sucede.

—Comió mi carne —afirmo.

—Genial, un zombi —bromea con sarcasmo Asthur.

—¡¡No!! —chillo, sintiendo el asco—. ¡¡Tú, no!!

—¡¡Alice!! —grita mi marido cuando salgo corriendo.

Me adentro en el bosque, demasiado alterada. Empujo cada rama, evito cada arbusto. Todo se distorsiona en mi vista. Siento peligro, mi ojo titila a mucha velocidad. Pierdo el control. Nada tiene sentido mientras mi cabeza se confunde y todos los fragmentos se dispersan. Avanzo sin rumbo.

Asthur

Veo como mi mujer se va bien lejos, pero decido acabar con el molesto problema primero. Me giro a observar al infeliz de Tenorio. Al fin voy a vengarme del maldito ex de mierda. Lo voy a disfrutar demasiado.

—¿Por qué sonríes? —cuestiona el imbécil.

—Supongo que no puedes morir porque comiste de su carne infinidad de veces. Estoy feliz de que te hayas levantado. Lo había hecho rápido para que Alice no sufriera ni interfiriera, pero la verdad es que quería torturarte. Deseaba sacarte la piel para que te desangraras, aunque esto es mucho mejor, voy a enterrarte por la eternidad. Veremos quién se quedará loco al final. Tanto que te burlaste de ella, ahora vas a sufrir la misma miseria, te vas a quedar bien solo. Nunca más le vas a tocar ni un solo pelo, te lo juro.

Retrocede con miedo, muevo mi garra que nunca cambió, entonces avanzo. Se oye un grito dentro de la oscuridad del bosque. La sangre chorrea y arrastro un cuerpo. La venganza es un plato que se sirve frío, el cual disfruto mucho. Al fin, el platillo principal está servido.

Adiós, Tenorio, que te vaya bien en el fondo de la tierra. 

Este es uno de mis capítulos favoritos 💖

Disfruté mucho escribir la venganza de Asthur JAJAJA

Saludos, Vivi.

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