1: Una película de terror

Alice

La tormenta es fuerte, el parabrisas no da abasto con tanta agua en el vidrio. Noto que algo pasa en frente de mi coche y freno. Respiro en profundidad, agarrándome con fuerza del volante. Mierda, no solo casi piso a alguien o algo, sino que también me he perdido. ¿Dónde corno estoy? Se ve que sigo en Norville, es la misma carretera y el asqueroso bosque. Me pasa por viajar tan tarde. Se ve todo tan oscuro. Lo que cruzó cerca de mi vehículo, ya no está. Enciendo el cacharro, entonces vuelvo arrancar.

Pongo un poco de música para tranquilizarme, luego miro el GPS. La imagen de la pantalla se distorsiona. ¿Qué le pasa a esta cosa? Máquina de porquería. Busco en la guantera un mapa de papel, ya que no se puede confiar en la tecnología. Bajo la vista, un momento, tan solo un instante, y siento el impacto. Mi cuerpo se sacude y me golpeo la cabeza. En mis orejas puedo oír un pitido, un dolor agudo comienza a crecer y mi vista se nubla.

El auto está detenido, huelo el humo, al parecer me he chocado contra un árbol. Oigo cuchicheos extraños. Alguien abre mi puerta, son varias personas, creo que, son de baja estatura, no puedo ver bien. Noto mucha luz ante mis ojos, luego nada, silencio y oscuridad.

De repente, cierro los ojos, luego los abro al vomitar, tiro todo un líquido negro. Cuando recupero el conocimiento y dejo de estar aturdida, me percato de que ya no me encuentro en mi coche. Sigo escuchando cuchicheos, mi visión todavía está borrosa, hay sombras. Las mismas vocecitas hablan con alguien, es una voz más grave y varonil.

Vuelvo a sentirme mal, entonces, ya que estoy tirada en el suelo, dejo de alzar la cabeza por la curiosidad y la bajo, volviendo a perder el conocimiento.

―¡Está fría! ―grito al despertar y sentir el agua en mi cara. Noto que estoy en el mismo lugar, pero ahora veo mejor, me encuentro en una jaula―. ¿Qué? ¿Qué mierda?

Visualizo al hombre de cabello y ojos negros como la noche. Es alto y de espalda ancha. Tiene en sus manos mi documento de identidad.

―Alice Holbrook ―lee mi nombre, es la voz varonil que oí antes.

―Oye, eso es mío. ―Me levanto del suelo, corro y me agarro de la reja―. ¡¿Qué pretendes?! ¿Por qué me tienes aquí? ¿No sabes que secuestrar a la gente es un delito?

Hace una sonrisa siniestra y todo el valor que nació de mí, se esfuma.

―No te secuestré, solo pagué por ti, los gnomos te vendieron a un buen precio.

―¿Gnomos? ―Enarco una ceja―. Deliras, esto no es un cuento de hadas.

―No, es una película de terror ―se burla.

Me agarra un escalofrío.

―Como sea, no puedes comprar a una persona, es delito ―insisto.

―Tranquila, no te voy a comer ni diseccionar. ―Hace una pausa―. Aunque eso último podría, sin embargo, estás aquí por un canje.

―¿Un canje?

―Sí, soy un coleccionista y cazarrecompensas, hago un poco de todo. La cuestión es que el individuo que te quiere, tiene algo que me interesa, así que hice un trato para intercambiarlos. Vendrán a recogerte en unos días.

―¿Quiénes? ―expreso, impactada.

―La verdad, te desperté para asegurarme de que eras Alice y como me respondiste, ya no tenemos nada de qué hablar. Si tardan mucho en venir, creo que te pondré a barrer o algo, no puedo tener a la comida quieta, la gente va a pensar raro de mí.

―¿Comida? ―cuestiono, confundida―. ¿Eres caníbal?

Se ríe.

―Claro, caníbal ―declara con sarcasmo.

―¡¿A dónde vas?! ―le grito cuando se dirige en dirección a otra habitación―. ¡¡Libérame, loco, desquiciado!!

Cruza la puerta, entonces al quedarme a solas, ya que no regresa con mis provocaciones, caigo de rodillas, sin soltar la reja.

Genial, he escapado del encierro del psiquiátrico para acabar atrapada de nuevo. Debo ser la mujer con peor suerte en el mundo. Siento mi habitual tic en mi ojo derecho y pongo la mano allí por la molestia. Ahora no, no es momento de tener un episodio, relájate o empeorará.

Canto en voz baja, manteniendo la mirada en el suelo.

―Un condenado estaba sufriendo, él siempre lo hace, está allí padeciendo, es ahí cuando nace ―repito mientras tarareo―. El condenado se llevó su alma, así que estaba reviviendo, le llegó la calma, terminó su sufrimiento.

La canción se reitera en mi cabeza una y otra vez.

―Un condenado...  

El capítulo habla solo por sí mismo, solo puedo decir que estoy encantada. Espero que les guste tanto como a mí, pues vamos a ir avanzando para descubrir los secretos de esta historia. Notarán que Alice no es un simple personaje 💖

Saludos, Vivi.

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