Capítulo 6. - 1ª Parte (Avance)

«Necesito espacio», pensé. «Necesito salir de aquí.»

Caminaba a grandes zancadas por las calles, sin rumbo fijo. El aire se me escapaba de los pulmones y no conseguía que volviera a entrar, el pitido en mi cabeza se había vuelto ensordecedor y sin darme cuenta empecé a correr.

No recuerdo cómo llegué al parque, el olor a flores junto a la humedad de la noche se mezcló con la brisa y me impregnó la boca mientras intentaba recuperar el aliento a grandes bocanadas. No había corrido en toda mi vida y me había dado por correr en ese momento.

Despacio me acerqué hasta un banco y me descargué sobre él, al principio dejé caer la espalda sobre el respaldo, echando la cabeza atrás, pero poco tardé en incorporarme, apoyando los codos sobre mis rodillas y enterrando la cabeza en la confortable cueva que había creado con mis brazos.

Cerré los ojos, intentando controlar mi respiración despacio como lo hacía con el arco, la cara me ardía y me palpitaba la cabeza. Por una parte la culpa la tenía la carrera contra mi misma que acabada de echar, pero por otro lado no podía quitarme de la cabeza la mirada de mi madre. Había sido dura, muy dura, eso lo tenía claro. Tantos años de poner buena cara y encogerme de hombros habían terminado en un huracán de acusaciones, furioso y más destructivo de lo que nunca pretendí que fuese.

«¿Y ahora que voy a hacer?», me lamenté en silencio.

Mientras me revolcaba en mi propia miseria y comprobaba que me había dejado en casa tanto el móvil como los auriculares, oí que alguien se acercaba.

Genial. Ona Daiko, asaltada en pijama después de una rabieta por tonta, eso es lo que pondrían en mi tumba. Abrí los ojos y levanté un poco la cabeza, para poder ver la cara de mi verdugo, pero en cuanto mis ojos conectaron con los suyos volví a enterrar la cabeza en mi fortaleza de brazos y suspiré con fuerza.

-¿Qué haces tú aquí?

-He salido a tirar la basura -dijo Kyo con suavidad, manteniéndose a una distancia prudente de mí.

-Un poco lejos para tirar la basura.

-Quizás -dijo antes de acercarse-. ¿Puedo sentarme?

-Claro.

Kyo no dijo nada, solo permaneció allí sentado, a mi lado mientras mis pensamientos iban a mil por horas y cada vez se volvían más oscuros. En cuanto conseguí tranquilizarme un poco, abrí los ojos y recosté la cabeza en una de mis manos al mismo tiempo que dejaba caer el otro brazo en mi regazo.

-Menudo espectáculo, ¿verdad? -pregunté sin mirarlo.

-Meh, no ha estado mal, pero no me van las películas de drama -explicó, provocándome una débil carcajada.

-¿Y qué piensas?

-No conozco del todo la historia -dijo Kyo mientras pensaba una respuesta-, pero creo que has sido... dura.

-Ya... -suspiré-, yo también.

La noche estaba muy tranquila y calmada, a nuestro alrededor el sonido de las cigarras anunciaban la llegada del verano y rompían el silencio, entonando una canción estacional que me resultaba relajantemente nostálgica.

Kyo, con las manos metidas en los bolsillos de su sudadera, seguía callado y aunque su mirada permanecía la mayor parte del tiempo en un punto lejano delante de nosotros, me lanzaba fugaces vistazos, esperando a que fuese yo la que hablara, pero no lo hice.

-¿Te he contado alguna vez por qué mis padres se divorciaron? -preguntó de repente.

-No -respondí antes de girar mi cara hacia él.

-Tu madre y mi padre son dos adictos al trabajo, eso lo tenemos asumido -rio-, pero no todo el mundo lo lleva tan bien como nosotros y mi madre era una de esas personas. Un día le dijo a mi padre que estaba harta, que había encontrado a otro hombre y se marchó.

-Lo siento mucho.

-No lo sientas -sonrió-, creo que solo fue una excusa barata, porque si esa hubiera sido la verdadera razón no me habría dejado atrás, pero la realidad es que hace años que no la veo y el único contacto que tengo con esa mujer es la tarjeta que llega en mi cumpleaños con algo de dinero.

-Joder...

-Yo estuve mucho tiempo resentido con mi padre -dijo sin mirarme-, pensaba que mi madre me había abandonado por su culpa e incluso me fui de casa.

-¿En serio? -pregunté levantando una ceja.

-A ver, tenía catorce años y me fui a vivir a casa de mis abuelos maternos, tampoco vamos a dárnoslas de digno -rio, lo que me provocó a mí una risa también-, pero el simple hecho de estar en la misma habitación que él hacía que me hirviera la sangre.

Comprendía esa sensación. Cuando vivía en España era soportable, hasta podría decir que casi inexistente, pero en el mismo momento en que puse un pie en Japón ese sentimiento empezó a envenenarme día tras día, oculto bajo una máscara de buena cara y despreocupación.

-La cosa es que con el tiempo, comprendí que mi madre se había largado porque había querido y que mi padre, por muy adicto al trabajo que fuera, todo lo que hacía era para que yo tuviera una buena vida, así que decidí darle una oportunidad y no me arrepiento.

-Sí que parece un buen tipo.

-Es un idiota optimista que nunca ve la maldad en nadie -dijo de repente Kyo, lo que nos provocó una tremenda risa.

Kyo me sostuvo la mirada al tiempo que una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro y se acercaba un poco más, el suave viento mecía las cadenas de los columpios que había en el parque junto a un par de mechones de su pelo alborotado. Era la primera vez que estábamos así, de normal nuestra relación consistía en meternos el uno con el otro o discutir, se podría decir que juntos resultábamos caóticos. Tan pronto estábamos fastidiándonos como acostándonos y aun así, era muy fácil estar con Kyo, tanto que mi pecho se sentía más ligero.

-Lo que quiero decir es que sé muy bien qué es sentirse abandonado, pero tu madre aún sigue ahí y no te estoy diciendo que no tengas razones para estar enfadada -se justificó-, está claro que la decisión de mandarte a España no fue la correcta, pero creo que en todo momento lo hizo pensando en tu bien.

-Ya lo sé -suspiré-, pero después de tanto tiempo ya no sé cómo arreglarlo.

-Pues vas a tener que hablarlo con ella -dijo mientras se estiraba y apoyaba los brazos en el respaldo del banco-, tu madre es como mi padre y a ese par no se les dan muy bien los conflictos, así que nos toca a nosotros ser los que demos el primer paso.

Kyo tenía razón, puede que físicamente siempre me hubiera parecido a mi padre, pero en el fondo mi madre y yo nos parecíamos más de lo que me gustaría reconocer. Ambas teníamos dificultades al expresar nuestros sentimientos, yo había aprendido a esconderlo tras una fachada de sarcasmo y aunque durante estos años había mejorado mucho, todavía recordaba la sensación de ser inaccesible, de querer abrirte al mundo y no saber cómo.

Una risa contenida llamó mi atención. Kyo, que permanecía medio serio, apretaba los labios al tiempo que el sonido de una carcajada se escapaba por su nariz.

-¿Que?

-Solo pensaba -dijo serio antes de reírse-. ¿Te imaginas a esos dos ligando entre si?

-¿Estas de broma? -dije riéndome-. Ni siquiera sé cómo han conseguido casarse dos veces.

El sonido de nuestras carcajadas inundaron el silencioso parque, de pronto ese comentario hizo que la tensión acumulada en mis hombros se esfumara. Kyo podía ser muchas cosas, pero ahora sabía que podía contar con él. Había pasado por una situación similar y supo lo que necesitaba en ese momento, pero sobre todo no me dio la razón sin más, si no que me dejó claro que si no lo hablaba con mi madre me arrepentiría toda la vida.

-Gracias, Kyo -dije antes de echarme hacia atrás-, por venir tras de mí y eso.

Con una sonrisa de oreja a oreja, Kyo me rodeó con el brazo que tenía sobre el respaldo del banco y me atrajo hacia él, hasta que apoyé la sien en su hombro.

-Sin problema, ¿para qué están los amigos?

-¿Ahora somos amigos?

-No se muy bien lo que somos, preciosa, pero me gusta pensar que al menos somos amigos.

-Me gusta cómo suena -dije acomodando mi cabeza en su hombro-, y ¿Kyo?

-¿Si?

-Llámame preciosa otra vez y te apuñalo.

Caminamos en silencio por las tranquilas calles de nuestro barrio, no era excesivamente tarde, pero sí lo suficiente como para que apenas nos cruzásemos con alguien. Kyo me hizo parar en una tienda 24 horas, dijo que un batido de chocolate era el mejor acompañante para las largas charlas nocturnas y yo no se lo discutí. Sentados en el borde de la acera charlamos de cosas sin importancia, simplemente por el placer de estar un rato tranquilos, lejos de todo el drama que nos esperaba en casa, ignorando nuestra extraña relación o cualquier otro problema que cargáramos a la espalda. Solo dos personas que, cada día más, disfrutaban de la compañía del otro.

Volvimos a casa después de que un policía nos parara por la calle y nos pidiera nuestras identificaciones, la cara que puso cuando le dijimos que éramos hermanos no tuvo precio y por un segundo, estaba segura de que pensaba que nos burlábamos de él y que nos iba a llevar a comisaría.

La casa estaba tranquila, era tarde e imaginamos que mamá se había ido a dormir o, al menos, se había retirado a su habitación y había cerrado la puerta. No quise entrar a verla, después de todo lo que había pasado, no me encontraba con fuerzas para enfrentarla ahora, así que después de despedirme de Kyo, nos metimos en nuestras habitaciones para intentar conciliar el sueño.

Incluso con la ligera luz que emitía mi lámpara de luna, pude ver encima de mi almohada el pequeño avión que me esperaba.

«¿Estás bien?»

Apenas había terminado de leerla cuando mi teléfono vibró encima del escritorio, indicando que había recibido un mensaje.

Mai: «Si no duermes lo suficiente, te saldrán ojeras»

Dejándome caer sobre la cama, el tono de llamada empezó a sonar. Mai tardó en descolgar el teléfono más de lo que esperaba, se suponía que acababa de enviar un mensaje, debería tener el teléfono prácticamente en la mano.

-¿Estás espiándome, Himeko? -dije con una sonrisa maliciosa en cuanto Mai descolgó.

-No, estaba estudiando.

-Pues deberías irte a dormir, me han dicho por ahí que salen ojeras de no dormir lo suficiente -dije, a lo que Mai respondió con una ligera risa-. ¿Puedo deducir por tu nota que has oído el concierto ofrecido por la familia Daiko?

-Lo siento, no era mi intención escuchar -dijo con un tono preocupado-, pero no tienes por qué hablar de ello si no quieres.

-Y te lo agradezco, porque ahora mismo no estoy de humor para hurgar más en la herida -suspiré.

Mai no dijo nada al otro lado del teléfono y ambas nos quedamos en silencio, escuchando las débiles respiraciones de la otra a través de nuestros móviles.

-Venga, distráeme -dije mientras me acostaba de lado sobre mi cama-. Cuéntame algo.

-¿Y qué quieres que te cuente yo? -preguntó confundida.

-No sé -dije antes de levantar las cejas y entrecerrar los ojos con media sonrisa-, ¿Qué llevas puesto?

-Voy a colgarte.

-¡No, espera!, ¡Es broma! -reí-. Lo siento, es que no he podido resistirme.

-Seguro.

-Ahora de verdad, cuéntame cómo llevas tu best seller. ¿Has escrito algo más?

-Sí -dijo con un gran suspiro-, pero aún falta para que lo termine.

-No importa, tú háblame -dije cerrando los ojos-, escucharte es muy relajante.

-¿Estás insinuando que te aburro cuando te hablo?

-Para nada -reí-. Tú voy me resulta... tranquilizadora.

Mai permaneció callada durante unos instantes.

-Estaba pensando -comenzó a decir-, creo que voy a necesitar un poco de ayuda en algunas partes. ¿Quieres comer conmigo algún día en los descansos de la universidad?

Su repentina propuesta me pilló con la guardia baja, pero una gran y tonta sonrisa se me dibujó en la cara en cuanto abrí los ojos antes de responder.

-Claro -susurré-, será un placer.

-¿Mañana? -preguntó antes de tragar y aclararse la garganta-. Si tienes tiempo, claro...

-Mañana -confirmé-. Venga, empieza.

Volví a cerrar los ojos y la suave voz de Mai me envolvió. Me contó todas las novedades que había escrito y algunos cambios que creía necesarios, la verdad es que ya la tenía casi terminada. La escena del beso seguía dándole problemas, nunca estaba satisfecha con el resultado y esta necesidad de perfección la había trasladado a otras escenas similares.

No recuerdo cuando me quedé dormida, solo recuerdo soñar con la voz de Mai, pronunciando mi nombre.

Bueno gente,

Ha pasado un tiempo, ¿verdad? :)

Espero que todos estéis bien y hayáis disfrutado de este pequeño avance del capítulo 6.

Como habréis podido comprobar, he estado bastante ausente durante unas semanas y es que me resulta complicado trabajar y escribir al mismo tiempo, por eso voy a poner esta modesta historia en un HIATUS de unos meses.

Las razones son simples.

Como ya he dicho antes, es muy difícil tener un trabajo a tiempo completo y sacar tiempo para escribir algo de lo que me sienta orgullosa. Claramente, esto no me da dinero y tengo un perro que se empeña en querer comer todos los días, el muy egoísta.

Soy bastante meticulosa y obsesiva (casi como Mai) con mis escritos y siento la necesidad de revisarlos muchas veces antes de considerar que están aptos e, incluso así, siempre pienso que debería volver para cambiar algo.

En estos momentos publico al mismo tiempo que escribo, lo que me imposibilita cambiar alguna cosa después, esto me provoca algo de miedo de pensar en que hayan incongruencias de datos (Ona, en realidad, es un año mayor que el resto) y frustración, ya que ahora sé que hay alguna cosa que debería cambiar (entre otros, creo de debería aumentar la edad general del grupo, así como la importancia de algunos personajes)

Por cosas como las anteriores, necesito sacarle algo de ventaja a lo que escribo de lo que publico.

Calculo que Ona volverá a la carga entre finales de junio y principios de julio, pero no podía dejaros en espera así sin más, por eso he decidido enseñaros este avance del capítulo.

Por último, una pequeña curiosidad.

¿Sabíais que Ona y Mai tienen una playlist de música compartida?

Como habréis podido comprobar, la música es una parte muy importante en la vida de Ona y siempre tiene canciones a todo volumen en su habitación, lo que despertó el interés de Mai. Así que Ona añade todas la canciones que oye a esta lista, que tiene un título que Mai odia, pero por más que le pide que lo cambie ya sabemos cómo es nuestra chica.

Los enlaces a dicha playlist se mostrarán en un nuevo apartado al principio del todo y Ona irá actualizando la lista de vez en cuando. Estad atentos, nunca se sabe cuando podría añadir alguna canción nueva y algunas tiene un significado más profundo de lo que parece.

En fin, hasta aquí puedo leer.

Como siempre, lametazos con la lengua en plano para todos, dejad algún comentario, estrellicas y demás cosas que se hacen por estas tierras.

Gracias por seguir leyéndome y apoyándome, sois puro amorsito.

No vemos muy pronto ;)

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