Capítulo 2

Tobias

La luz blanca de los pasillos del hospital se refleja sobre las brillantes baldosas y las ruedas de las camillas hacen un ruido sordo. Tris camina rápidamente enfrente de mí con la preocupación plasmada en el rostro mientras yo le sigo con paso ligero.

La detengo del brazo justo antes de que recupere el paso en dirección a su hermano, su pulso rebotando contra mis dedos.

— Recuérdalo, Tris, él necesita verte calmada. — le digo al ver las lágrimas cristalinas sobre sus mejillas. Ella asiente con el labio inferior entre los dientes, respira hondo y le limpio lentamente las lágrimas con las yemas de los pulgares y ella alza la vista a mi. Dejo un prolongado beso sobre su frente, las yemas de mis dedos rozando el nacimiento de su cabello.

Le pido mantener calma una vez más. Ella asiente, me mira detenidamente y se arroja contra mi pecho, mis brazos la envuelven con la necesidad plasmada en el gesto, tratando de reunir cada parte quebrada.

Damos vuelta en el pasillo que una de las enfermeras nos indicó y logro ver a Caleb en una de las sillas con el rostro entre las manos y los hombros sacudiéndose ante su llanto, no puedo evitar recordar los días que se convirtieron en semanas, en los que Tris estuvo en coma; las noches enteras llorando y pasar el día entre doctores y enfermeras con la esperanza de que alguien me diera información sobre mi chica. La perdí por casi dos meses. Él la ha perdido para siempre.

Tris casi corre hacia él. Los dos hermanos se unen en un abrazo y una muy pequeña sonrisa aparece en mi rostro al ver como Tris se tiene que poner de puntillas para rodearle el cuello a Caleb. Ninguno dice nada y los brazos de mi cuñado se aferran al pequeño cuerpo de mi mujer mientras sus sollozos inundan el lugar. Mi cuñado alza la vista hacia mi, sus ojos están hinchados como pelotas de golf e inyectados en sangre, mi mujer le murmura unas cuantas palabras al oído, a las cuales él asiente con algo de nostalgia, se separan y Tris frota su brazo con cariño, justo como hace conmigo cuando llego estresado del trabajo o cuando estoy molesto.

— Hey, Cuatro. — me saluda con voz ronca, chocamos las palmas y nos damos uno de esos típicos abrazos de hombres, palmeo su espalda un par de veces.

— Lo siento mucho.

Él solo asiente ante mis palabras; nos sentamos en las sillas que están pegadas a un extremo del pasillo, Caleb entre mi esposa y yo.

—¿Donde están Sam y Juliet?— pregunta mi esposa con la curiosidad y preocupación brillando en sus hermosos ojos.

— Están en casa, dormidas. No... — traga mi saliva y toma aire — No quería traerlas, se me hace un lugar poco apropiado para un par de niñas tan pequeñas.

— Podemos pasar por ellas camino a casa. — sugiere Tris y alza la vista hacia mi, asiento lentamente y ella toma la mano de Caleb.—¿Qué pasó? ¿Quieres hablar?

Pasan los minutos en total silencio, es en ese momento en el que la ausencia de sonido no siempre significa tranquilidad, no es un silencio pacifico. Es el tipo de silencio que te hace querer reventar cada pared existente.

— Fue un accidente de carro. —termina suspirando antes de recargarse en el respaldo de la silla. Aprieta los labios y noto sus manos temblar — Impactó contra otro auto, creo que el otro conductor huyó, no sé...—agua salada abandona sus ojos, sus frases deteniéndose por los hipidos — el... el volante le aplastó el pecho, le rompió las costillas y... — un par de lágrimas abandonan los ojos de Tris — sus pulmones... — sacude la cabeza intentando mantener a raya su llanto.— Intentaron ayudarla, pero ya era demasiado tarde. Dicen que murió al instante.

Ni Tris ni yo podemos hablar, ella acaricia sus nudillos suavemente y con ternura mientras su hermano llora. Pasa un buen rato y Caleb se calma un poco aunque tiene la mirada perdida y ella semblante intranquilo.

— Lo siento, lo siento mucho. — susurra Tris mientras rodea a su hermano en un abrazo y se mece ligeramente, él se recarga en ella y llora como niño pequeño, aunque no le puedo recriminar nada, ya que sé lo que siente en este momento. Su mundo se desmorona ante él.

Mi esposa se ofrece para ir por algo de tomar después de un rato, mi cuñado y yo asentimos y pedimos un par de cafés y ella asiente con una pequeña sonrisa comprensiva mientras se separa de su hermano.

— Volveré en un rato — le acaricia el cabello a Caleb y deja un ligero beso sobre su frente. Da media vuelta pero su hermano la detiene.

— ¿Tris? — se pone de pie y mi esposa gira la cabeza ante su llamado. Él no dice nada, solo se acerca a grandes pasos y la rodea por los hombros.

— Gracias — le dice con toda sinceridad.

— Eso hacen los hermanos — le recuerda Tris y le sonríe de manera dulce —. Vuelvo en un rato — le da otro beso en la mejilla y da media vuelta.— ¡Confío en que no se maten el uno al otro!

Una sonrisa torcida nace en mis labios y Caleb regresa a mi lado y no tarda en hablar.

— ¿Cómo...— pregunta Caleb mientras vemos a Tris alejarse por el pasillo con su larga cabellera rubia ondeando con cada paso que da — cómo superaste lo que la pasó a mi hermana?

—¿Quién dijo que ya lo he superado?— inquiero con el ceño fruncido y él parpadea, confundido, creo. Poso mis codos sobre las rodillas y me paso la lengua por los labios antes de empezar a hablar — Esos días fueron un infierno, Caleb. Y despierto cada día aterrado de que algo así pueda repetirse. Eso que tu estás sintiendo ahora yo lo sentía todos los días, el dolor, la impotencia de no haber podido hacer nada. No es superarlo es aprender a vivir con ello.

— Pero Susan está muerta. — se ahoga con sus palabras. — Tris solo estaba en coma.

—Eso es aún más frustrante, créeme.— digo con total seguridad en mis palabras — Por lo menos tienes una total seguridad de que Susan, lamentablemente, ya no está aquí. Que ya está en un lugar mejor, no te aseguro un cielo lleno de nubes y paz, pero está mejor. Yo no sabía si ella...— sacudo la cabeza — Tu vez a Sue postrada en la camilla, con la piel pálida y los ojos cerrados mientras el estúpido monitor que le hace compañía al lado se mantiene en "silencio"— hago comillas — mientras pinta una línea recta recta y un "bip" continuo suena en el cuarto. Es un sonido infinito y eso se convierte en tu nueva tortura... sabes que no despertará cuando ese sonido se crea. Pero cuando yo veía a Tris acostada en la camilla con los ojos cerrados y la piel más pálida que de costumbre...— recuerdo su delicada piel, amoratada haciendo contraste a su piel del color de la leche — escuchaba ese monitor y este sonaba: "bip" "bip" "bip"... era un sonido constante, pero ella no despertaba. Fueron dos meses y tal vez no se compara con el que no vas a... volver a ver a Susan, pero durante dos meses me levante cada mañana pensando que podía ser el último día al lado de Tris o el primero que pasábamos juntos. Mantenía las esperanzas.

— Yo no pude hacer nada. —medita mi cuñado con ojos cansados, las lágrimas surcando sus mejillas por inercia. 

— Y sé lo frustrante que es, créeme, tal vez tu en ese momento pensabas que solo me aprovechaba de tu hermana, y no, no era así, yo la amaba y la sigo amando como no tienes idea, y perderla... — siento una punzada en el pecho, recordando los días que pasaba afuera de su habitación o como entraba por las noches y sostenía su mano mientras susurraba entre lágrimas que quería que se quedara conmigo, le decía cuanto, como y porqué la amaba, palabras llenas de sentimientos a oídos sordos.

Las enfermeras y mis amigos decían que si podía escucharme, solo que le costaba despertar. Me molesté mucho, ya que si de verdad me amara hubiera despertado, pero Cara me decía constantemente que es como caer en un pozo, no te puedes de tener y no puedes despertar mágicamente. Me arrepentí de enojarme con ella. Recuerdo cuando le rogué por más, un beso más, una palabra más, una mirada más, solo una más.

— Perderla, aunque hayan sido dos malditos meses de mierda me dolió más que nada, no podía soportarlo.

— ¿Es cierto? — me pregunta tranquilamente después de un corto silencio y me siento confundido por el cambio de conversación. Frunzo el ceño y el juega con sus manos.

— Tus intentos de olvidar. El suero de la memoria, o aquella vez en el edificio Hancock. — solo muestra curiosidad, sus palabras parecen libres de juicios, pero cada gota de sangre se me va a los pies.

— ¿Quien te lo dijo?

— Eso no importa, Tobias. ¿Es cierto?— demanda con el ceño fruncido.

Yo no puedo hablar. Nadie tenía que saberlo, nadie lo sabía más que Christina, quien fue detrás de mi cuando se enteró que había huido del Departamento con un camión y una ampolleta del suero de Abnegación y los hermanos Pedrad, ya que ellos me encontraron en lo alto de edificio en el que está la tirolesa a punto de acabar con mi vida en un simple paso.

Asiento, nervioso y con la mirada en el suelo. Escucho su gesto de exclamación, un tipo de un gemido ahogado.

— ¿Tris lo sabe? — me pregunta, aunque suena más a una afirmación.

Se me detiene el corazón mientras la única palabra en respuesta sale por mi garganta:

— No.

Caleb me observa como si buscará una respuesta más larga; estúpidos rasgos curiosos de Erudición, Tris es igual de curiosa, incluso más y es algo que me encanta de ella, pero ver la curiosidad de su hermano al recriminarme que le oculto algo a Tris quiero que la tierra me trague.

— No, y no se lo diré — agregó con voz dura, "mi voz de instructor", diría Tris —. Ni tú ni nadie se lo dirá: es uno de los muy pocos secretos que no he compartido con ella — no se que me diría o como reaccionaría.

Con el corazón en la garganta restriego mis sudorosas manos contra mis pantalones.

— El punto de esto es que tienes que continuar, sé que es difícil, pero tienes que seguir adelante, tienes dos hermosas niñas que se sentirán perdidas sin su madre, al igual que tú sin tu esposa, son muy pequeñas, tu lo has dicho. Pero tienes que ser fuerte, no te pido indiferencia, pero si resistencia.

— Sin Susan... — empieza a entender aunque sus palabras suenan tristes, pero no lo dejo terminar.

— Por Sam, por Juliet. Por ti, sino caerás y no detendrás tu caída hasta que los errores que puedes realizar en tu depresión, durante tu ausencia, que te detengan de golpe y no puedas remediar nada. ¿Está claro?

— El amor de mi vida ha muerto. — me dice de manera calmada aunque sus manos empiezan a temblar de nuevo.

— Y ahora tu tienes que seguir con esa vida, está vez fijando tu amor en los que te rodean, en tus hijas, tus bellas gemelas, Susan habría querido ver eso. — lo animo con una sonrisa, mientras él ríe ligeramente.

— Espero ser bueno en esto —su ceño esta fruncido —. Tris y tú me han demostrado que no todo lo enseñan los libros.

— Lo serás, sino, Tris te puede enseñar a hacer cereal con leche. — lo molesto con una sonrisa y el se ríe aunque tiene los ojos inundados, se los limpia con el interior de la muñeca.

— Gracias. — me dice mientras palme mi espalda.

— No hay de qué — me encojo de hombros

— Quiero que sepas... que... bueno — se rasca el cuello —, yo no le diré nada a Tris.

— Espero que así sea — mi amenaza sale implícita — Ya que te enseñaré algo más que los libros no.

— ¿Qué?

— El como duele mi puño estrellándose contra tu cara. — le sonrío en un intento de parecer inocente.

El solo ríe nerviosamente.

— ¿Me perdí de algo? — pregunta mi esposa llegando con unos cuantos cafés en una extraña charola.

— No, para nada. — respondemos mi cuñado y yo al unísono.

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Editado💕

Es algo más rápido por que solo arreglo ortografía, estos capítulos son más serios (?

Las amo

- Dana

Pd: ¿soy a la única a la que Wattpad no le marca lo que ya ha leído? Es decir, al terminar una historia no se completa la línea porque me regresa al principio del capítulo 🤨😟

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