3
Habían dado de alta a Jimin, esperaban que pudiera recordar más cosas una vez fuera al departamento con los chicos.
La reacción de Jimin al entrar al departamento hizo que todos rieran un poco, se había puesto en medio de la sala dando de vueltas con los brazos estirados.
— ¡Esto es enorme! – gritó emocionado.
— ¡Hyung! Déjame enseñarte el lugar – dijo Jungkook un poco emocionado de que por fin estuviera en casa.
— Eso me encantaría – contestó Jimin sonriendo.
Jungkook comenzó enseñándole el lugar que más le gustaba: la cocina. Le explicó donde estaba cada cosa dentro de ella, sobretodo los snacks.
Después le enseñó cuál era el cuarto de cada quién.
— Este es el de Jin-hyung y al lado esta Namjoon-hyung. – comenzó a explicar señalando las primeras habitaciones — Sigue la de Tae y al lado está la mía – continuó sonrojandose un poco — La última es la de Yoongi-hyung porque siempre es el último en levantarse – bromeó Jungkook y Jimin no pudo evitar reírse con él.
— Supongo que entonces esta es la mía – dijo Jimin poniendo una mano sobre la perilla dudando un poco, tenía miedo sobre lo que pasaría.
— Abramosla juntos – sugirió JK y Jimin asintió.
Fue entonces que ambos abrieron la puerta.
Y ahí estaba, su recámara de en sueño.
Muchos pensarían que una habitación verde es extraña y tal vez lastimaría la vista, pero no era así. De hecho era un color bastante agradable, todo estaba decorado con pósters de diferentes bailarines, las sábanas eran simples de un color azul y sobre la cama había un ¿oso de peluche?
Jimin decidió omitir un poco eso y decidió preguntar un poco a JK sobre algunas cosas.
— ¿Soy bueno bailando? – fue lo primero que decidió preguntar.
— ¿Bueno? Eres extraordinario, hyung – admitió Jungkook con una sonrisa.
— Lo único que recuerdo es que he ido a algunas clases de baile pero no es muy claro... – confesó Jimin mientras se acercaba al gran armario que había llamado su atención.
— Cuando te sientas listo deberías ver una de tus presentaciones – sugirió el maknae.
Jimin asintió y finalmente decidió abrir el armario.
No pudo evitar decir un gran "WOW" al ver todas aquellas prendas.
— ¿Así... Me visto? – preguntó mientras sostenía las diferentes prendas con una gran sonrisa — Siempre he querido vestirme así, nunca me he atrevido a hacerlo... –
Jungkook le sonrió cálidamente , era extraño ver a Jimin tan vulnerable; normalmente él cuidaba de Jungkook y ahora tenía que ser completamente al revés.
— Dejaré que explores un poco tu cuarto, Hyung. Cualquier cosa, sabes dónde buscarnos ahora – dijo JK antes de salir del cuarto.
Jimin comenzó a ir de aquí para allá en el cuarto, encontrando nuevas cosas y sorprendiéndose un poco de otras.
Finalmente se sentó un momento en la cama.
Cómo una especie de rayo una especie de recuerdo pasó por su mente.
Había estado ahí sentado al borde de la cama como ahora, pero alguien más había estado ahí con él tomando su mano y acariciándola.
Jimin parpadeó dos veces con un par de lágrimas en los ojos, ¿quién era aquella persona? Sólo tenía un indicio de aquella persona, sus manos: aquella persona se mordía las uñas.
Se recostó en la cama y tomó a aquel oso de peluche, lo abrazó.
Olía diferente a todo lo que había en el cuarto, por lo que pensó que tal vez era el olor de aquella persona que no recordaba.
Suspiró profundamente.
No recordar nada era muy frustrante, tenía ganas de llorar, quería volver a ser él pero le faltaban siete años de su vida y al parecer había hecho grandes cambios en ella.
Era temprano pero todo estaba siendo muy abrumador, por lo que decidió que debía terminar el día.
Abrazó aún más fuerte el oso y se quedó dormido.
Yoongi había ido por Jimin para que fuera a cenar algo con ellos, tocó despacio la puerta pero no hubo respuesta alguna así que decidió abrir la puerta despacio.
Fue entonces que vio a Jimin dormido abrazando el oso de peluche que le había regalado.
Decidió no despertarlo y regresar con los chicos.
Se sentó en la mesa suspirando.
— No quise despertarlo, se veía muy en paz después de tanto – explicó a los demás chicos.
Todos asintieron y comenzaron a cenar.
Yoongi no pudo comer mucho y se quedaba pensando demasiado, por lo que decidió pararse y salir al balcón.
Sacó su encendedor y un cigarro, lo prendió y dio una larga calada.
La ansiedad estaba llegando a él cada vez más fuerte, se quedó ahí viendo a la ciudad mientras volvía a fumar con lágrimas en los ojos.
Había vuelto a los malos hábitos después de dos años. Sonrió amargamente, era tonto pensar que el mismo que lo había ayudado a salir de aquello ahora lo hacía volver a sus viejos hábitos.
Terminó su cigarro, apagó la colilla contra su piel sin siquiera hacer mueca alguna y la tiró.
Maldita vida.
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