Te amo, aunque no puedo demostrarlo,

Porque se supone que lo nuestro quedo en el pasado.

Te amo, aunque no lo admita,

Aunque prefiera mentirme a mí misma,

Te amo,

Eso no ha cambiado.

A pesar de la distancia,

De los problemas,

De mis dudas y tus dilemas,

Te amo,

Pero tú no a mí,

No como yo deseo, quiero y anhelo,

No de la manera en que lo amaste a él.

Sé que nunca me has amado,

Tal vez por eso corrí tan rápido a sus brazos;

Pero no era lo mismo,

Nunca iba a ser lo mismo,

No eras tú.

Pero ¿sabes qué?

Mi corazón ya no se acelera tanto al verte;

Y aunque me encanta el sonido de tu risa,

O lo blanco de tu sonrisa,

Ya no es todo en lo que puedo pensar,

Es solo algo hermoso que me inspira,

Que me gusta ver y escuchar,

Pero nada más.

A pesar de esto, no me hago ilusiones

Porque lo que sentí por ti no es como el amor de ahora,

Lo mío no fue algo tan efímero.

Tú no eres alguien que se olvide en cuestión de días,

Solo mírame,

Aun después de años,

Eme aquí

Sufriendo en silencio por culpa del inmenso amor que siento.

Es por esto que,

Producto de un súbito golpe de inspiración,

He decidido terminar este libro,

Este glorioso capítulo de mi vida;

De forma abrupta y repentina,

Tal y como llegaste a mi vida.

Por eso concluyo este poema,

Esta hermosa contradicción,

Esta pelea constante, entre el olvido y el amor,

Con una simple, pero poderosa afirmación.

Te confieso, querida,

Que siempre serás el amor de mi vida,

Mi musa eterna,

A la que he dedicado y dedicaré cientos de poemas.

Por la que he escrito historias enteras,

Y durante años me tuvo en vela.

Eres mi primer amor,

Pero también el más puro y verdadero

El más dulce y la vez, el más intenso.