Capítulo 9(II)
—Alí, así te llamas, ¿cierto? —me dijo el casero y asentí con la cabeza—. Felipe comentó antes de irse que no quieres estar encerrado y deseas trabajar. Vine a ver si podías ayudarme con un proyecto.
—No lo sé, señor Genaro, Feli me pidió quedarme.
—Y no desobedecerías a tu hermano, claro que no, el trabajo es aquí mismo, en la casa.
Medité en silencio acerca de su petición. Feli pidió mantener distancia con él y no salirme; pero también estaba aburrido y quería reunir dinero para su cumple, así que, necesitaba trabajar. Si bien su extraña mirada me abrumaba, no creí correr algún peligro, digo, solo iría a su pieza que estaba junto a la nuestra para ayudarle y luego volver a encerrarme en la habitación.
—¿Qué necesita, señor Genaro?
—Sígueme, Alí. ¡Gracias!
Salí de la alcoba y fui tras él, me invitó a entrar, luego lo hizo él. Movió el mouse de su computador y enseguida la pantalla se encendió con un video porno homosexual que me obligó a bajar la cabeza, apenado, mientras él se apresuró a cerrarlo en medio de disculpas. Nunca antes vi algo así, lo más homo que había visto entonces era Glee.
Después, abrió otra aplicación y comenzó a explicarme que diseñaba un catálogo de moda para una tienda, pero necesitaba un modelo juvenil que luciera algunas prendas.
—¿Modelo, yo? —respondí, muerto de risa y él asintió.
—Claro que sí, ¿qué te sorprende, Alí? Eres un niño lindo, alto, tienes un bonito porte y mirada; además voy a pagarte por cada foto. ¡Y mira que serán varias, eh!
Abrió ante mí una maleta con distintos atuendos, pero seguí renuente a la idea. Sin embargo, luego de una serie de súplicas, accedí.
—Excelente, Alí —dijo sonriente y comenzó a extraer algunas prendas de la maleta—. Toma, usa esto y pasas a ese lugar iluminado.
Observé en la dirección que me señaló y vi una especie de pantalla blanca que cubría toda una pared y parte del piso, junto a un par de reflectores a cada lado.
—Bien, ¿dónde me cambio?
—Aquí mismo puedes, tranquilo, yo te esperaré por allá.
Lo vi levantarse del computador con su cámara en manos y se fue hacia ese rincón iluminado. Yo le di la espalda y procedí a cambiarme. La ropa era linda y, sin duda, amé esa playera de MK donde Johnny Cage lanzaba un beso a la cámara, posando sobre la sangre de su oponente. Un flash me obligó a girar, asustado, porque seguía sin camiseta; pero descubrí que Genaro solo probaba o algo los enormes reflectores.
—Veo que te gusta Mortal Kombat, puedo regalarte la remera, si quieres —dijo sin mirarme mientras presionaba botones en su cámara.
—¿Lo dice de verdad? ¡Gracias!
Acabé de vestirme más emocionado y fui con él, aunque me sentí muy nervioso al pararme en ese lugar. De manera veloz explicó poses, me reí un montón por toda la tontería, él indicaba cuándo y cómo cambiar de posición; pidió sacar la chaqueta, en otro momento fue la playera y allí empecé a sentirme incómodo. Tocó cambio de atuendo, pero siempre la foto final la pedía sin la parte superior o con camisa abierta.
—¿Es necesario hacerlo así? —le dije nervioso.
Teníamos alrededor de dos semanas, trabajando juntos, cada vez que Feli se iba y hasta ese momento, reuní el valor suficiente para preguntarle; él se acercó y metió sus dedos en mi cabello, intenté alejarme, no quería que me tocara.
—Sí, es necesario, Alí. Tranquilo, chiquito, te lo he dicho antes: solo arreglo tu look para las otras tomas.
Seguimos adelante con las fotografías hasta perder la noción del tiempo. Supuse que era tarde porque conseguí notar el cielo oscurecido a través de una pequeña ventana que daba al exterior; entonces, me excusé con él para marcharme y corrí a buscar mi ropa.
—¡Alí, aún no terminamos!
—Lo sé, pero ya es tarde…
—Alí, ¿a poco no le has dicho a Felipe sobre el trabajo?
Tragué saliva y le observé, nervioso, me sentí atrapado. Nada malo había ocurrido en todo ese tiempo, trabajando juntos, más allá de ciertas actitudes suyas que no me gustaban. Sin embargo, Feli, de seguro, no estaría contento por mi desobediencia.
—Está bien, está bien —expresó sonriente con esa rara y abrumadora expresión antes de conectar la cámara a su computadora—. Avanzaré con esto, pero júrame que mañana acabaremos.
Asentí en silencio e intenté simular una sonrisa que se volvió real en cuanto recibí la paga del día encima de otra playera nueva y empacada; quedé encantado. En esos instantes, me sentía tranquilo, pasaba exitoso otra junta con él. «Debí hacer esto de modelar, antes», solía pensar, entusiasmado.
Sí, me incomodaba su extraña mirada, mucho más cuando me tocaba para indicarme alguna pose o “arreglar mi look”, como él decía, pero podía lidiar con eso. No obstante, algo aterrador ocurrió ese día: de la nada, decidió acariciarme una mejilla y besar la otra, muy cerca de mi boca. No supe qué hacer más que asustarme y saltar lejos de él.
—Perdón, Alí, no quise espantarte, solo agradecerte —me dijo y mantuvo la distancia.
Sin embargo, cada dos días se repitió la situación. Era eso lo peor de trabajar con él y lo que siempre me hizo preguntarme si valdría la pena o no volver el siguiente día.
—Estoy bien, señor Genaro. Gracias —hablé muy acelerado, mientras caminaba de espaldas a la puerta, temeroso de un asalto trasero—. Hasta mañana.
—Muchas gracias a ti, Alí. Te veo luego, bonito —Fue lo último que le escuché y podría jurar que su voz calmada y cínica la oí antes.
De repente, aquel ante mí dejó de ser el calvo casero, su cara se borró y la oscuridad inundó todo alrededor. Salí de allí, corrí a toda prisa hasta nuestra pieza, perseguido por las sombras. Al abrir la puerta, mi corazón estuvo a punto de salirse por encontrarme en mi vieja habitación del departamento y desde el umbral, vi al hombre sin rostro acariciar con su dedo el contorno del rostro de mi yo de seis años que dormía. Un escalofrío se extendió a lo largo de mi columna porque pude sentir su tacto y llevé por inercia una mano a mi cara.
—¡Bastaaaa, aléjateee! —grité, desesperado. Ni siquiera se inmutó, algún tipo de barrera invisible me impidió acercarme. Golpeé con mis puños y de nada sirvió.
El hombre sin rostro llevó su caricia hasta mi labio inferior. Me sentí abrumado por cada sensación experimentada, aunque no me tocaba directamente a mí. Entonces, con cuidado, comenzó a doblar el cobertor hacia mis pies. Lloré ante la impotencia por no poder detenerlo, también grité y golpeé aquel muro invisible con todas mis fuerzas. Quería impedirle seguir adelante y tampoco deseaba contemplar lo que me hacía.
—¡Para, yaaaaa! ¡Déjalooo! —Volví a gritar y golpear con todas mis fuerzas contra ese muro invisible como si hubiese tenido un segundo aire—. ¡Bastaaaaaa! ¡Déjameee!
Abrí los ojos, aturdido, confundido y mareado. No supe si la pesadilla continuaba o aquello era real, todo estaba oscuro y moverme resultó imposible, algo o alguien lo impidió. La figura sobre mí no tenía rostro o este mutó entre varios: una sombra negra, similar a un Dementor, me extraía el alma con su beso y convertía mi cuerpo en un cascarón vacío; de repente, su cara se volvió la del asqueroso casero; luego John, seguido de rostros desconocidos y por último, R.
—¡Ya, baaaaastaaaaa! —aquel grito me liberó y tembloroso me incorporé sobre la cama. Era de día y la habitación lucía algo amarilla por la luz que consiguió colarse a través de las cortinas ocres. Entre respiraciones, intenté serenarme e incluso logré escuchar el bullicio de la ciudad.
—Todo fue una pesadilla —murmuré con una mano sobre el pecho, mi corazón parecía un redoble que se desenfrenó más al escuchar algunos golpes en la puerta.
—Ángel, ¿estás bien? —Fue R quien tocó, sonó preocupado; así corroboré que el cerrojo permanecía colocado y todo se trató de una espantosa pesadilla.
—Sí, R, tuve un mal sueño —contesté en un intento de calma que buscaba serenarle.
—Relájate, pequeño. Si quieres hablar, ábreme la puerta, tal vez te sientas más tranquilo luego.
Asentí en silencio como si pudiese verme y al ser consciente de mi tontería, negué con la cabeza e hice a un lado el cobertor con un par de patadas solo para descubrir que mojé la cama. Me sentí avergonzado, ni siquiera me atreví a ir hasta la puerta durante largo rato, pensando en que R podría enojarse.
—¿Pesadillas? —preguntó, sereno, a través de la pequeña rendija de la puerta que me atreví a abrir; asentí en silencio, apenado— Tranquilo, pequeño, todos las hemos tenido.
—Sí, pero… —Guardé silencio, mordiéndome el labio inferior, mientras pensaba alguna manera de contarle sin que se enojara—. R, tuve un accidente en la cama.
Por fortuna fue condescendiente y comprensivo. Entre ambos resolvimos el inconveniente, con el colchón; luego llevamos las sábanas y todo eso a la lavadora.
—Ángel, falta tu ropa.
—Sí, sí, se-seguro —respondí nervioso, aún me sentía bastante abrumado—. Iré a ducharme y la traeré.
R rio en tono bajo mientras negaba con la cabeza y apretaba los labios.
—Ángel, cámbiate de una vez antes de irte al baño, anda.
Lo observé nervioso, no me gustaba la idea de estar sin ropa en frente de otras personas, mucho menos, luego de esa pesadilla.
—¿Te apenas porque estoy presente? —No dije nada, entonces él se dio la vuelta antes de continuar y acompañó su explicación por una serie de señas con su pulgar hacia atrás—: Tranquilo, no te veré, solo espero para operar la lavadora. En ese estante junto a ti hay toallas, cámbiate, toma una y cúbrete.
Me sentí tan nervioso que le di la espalda para cambiarme y solo al concluir fue que volví a girar. Lo encontré de frente a la lavadora. Volteó la cabeza en mi dirección antes de hablarme con una sonrisa algo rara.
—En realidad pareces mayor, Ángel, supongo que la calle te ha hecho madurar.
Apenas le devolví una sonrisa nerviosa al asentir y salí veloz hacia el baño donde me encerré, temblando. En ese momento, llegué incluso a pensar que fue una mala decisión aceptar el trato; de hecho, volví a escuchar la advertencia de Karen, pero ya nada podía hacer. R me llevó lejos de mi ciudad origen hacia un lugar desconocido y yo no sabía ni cómo regresar. Caminé intranquilo de un lado a otro antes de siquiera ingresar a la ducha.
—Debes calmarte —murmuré—. R ha sido bueno, estás nervioso por la pesadilla, es todo.
Respiré hasta reunir suficiente calma y así logré ducharme tranquilo. Aunque por momentos pensaba en ese sueño horrible y por qué, después de tantos años, el hombre sin rostro regresaba para atormentarme.
Luego de alistarme, salí de mi habitación y encontré a R en la cocina, servía el desayuno para los dos. Creí que había comido porque me demoré bastante; sin embargo, decidió esperarme. Le agradecí con una sonrisa y tomé asiento, un segundo más tarde lo hizo él, a mi lado.
—¿Más tranquilo, Ángel?
—Sí, R, gracias. No debiste esperarme.
—No es problema, quise hacerlo. Además, comer solo es aburrido y quiero enseñarte algo.
Ubicó su celular en la barra y comenzó a mostrarme videos de un colegio privado muy bonito, contó que quedaba relativamente cerca y podríamos ir a conocerlo después de comer. Esa idea me emocionó, la noticia consiguió espantar cada remanente del sueño horrible y volví a sentirme en paz con el tipo a mi lado.
Mientras organizábamos los restos del desayuno, sonó el timbre de la puerta y R se secó las manos para apresurarse a abrir. Acabé con los trastes y me giré para ver a R, acompañado por un sujeto mayor que él.
El hombre tenía algunas arrugas marcadas a ambos lados de sus ojos cafés y me sonreía de una extraña forma. No me abrumó en ese momento como lo hizo el casero, pero sin duda había algo muy extraño en su gesto, por un instante pareció… ¿Alivio? No sabría decirlo con certeza. Se acercó a mí, tendiéndome su mano para presentarse y estuve a punto de tomarla hasta que el tono pausado y cínico de su voz me provocó escalofríos.
—Hola, pequeño, ¡qué placer conocerte, al fin!
Hacía varios años que no pensaba en el hombre sin rostro, pero de golpe, los recuerdos volvieron. Primero con esa horrenda pesadilla y luego, las palabras, tono y voz de ese amigo al cual R presentó como “S”, mi nuevo chófer. Temblé sin decir ni una palabra y deseé correr a ocultarme en mi habitación, pero no conseguí moverme.
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Hola, de nuevo, mis dulces corazones multicolor, 💛💚💙💜💖 un placer volver a leernos, esta vez en actu sorpresa. 😊
Espero estén disfrutando hasta este punto y bueno, cumplo con informar que este año creo que sí lograremos acabar la historia dentro del tiempo del ONC, aunque no pasemos de ronda, pero eso es lo de menos porque mi reto era lograr la novela dentro del tiempo y creo que vamos bien. 😭💖
Nos leemos lueguito, los loviu so mucho. 😘
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