CAPITULO 36

            EL BOSQUE SINIESTRO
                     (Parte final)

La incesante lluvia al fin se detuvo, la chispeante chimenea nos mantenía abrigados. ¿Cómo la estarían pasando los otros? Me preocupaba su bienestar.

Damay nos dio a comer lo que parecían ser verduras, su sabor no estaba mal, moría de hambre. Sebastián se quedó dormido en una silla, cerca de la chimenea, lo envidiaba, deseaba poder dormir de esa forma pero lo cierto es que no podré estar tranquila hasta que todos nos reunamos.

-Agatha. –Me llamó Damay.

-Sí. –Contesté.

-Ten. –Me entregó un cofre.

Lo abrí y adentro encontré la llave. De oro, muy antigua por su diseño.

-Siempre la tuviste tú. –Afirmo.

-Así es, los estuve observando, lo lamento pero no podía intervenir.

-Lo comprendo, nada se obtiene de manera fácil.

-Trata de descansar. –Me sugiere.

-No puedo, llevo una angustia en el corazón.

-Se acerca una gran batalla, morirán personas que te importan, se sacrificarán muchas vidas por el bien de la humanidad, pero debes mantenerte firme, eres una guerrera del Señor, él te ha elegido, y lo superarán.

-¿Lograremos vencer a la Bruja Madre? –Inquiero.

-Ella es poderosa, ha pactado con fuerzas oscuras, su inmortalidad se remonta de tiempos remotos, nadie sabe con exactitud su edad, sólo que su poderío es ilimitado.

-No me alientan tus palabras.

-No deben hacerlo, es una advertencia, no te confíes, su poder viene del Oscuro.

-Con oscuro te refieres a él.

-Sí, hay algo que no sabes, pero Varinia, la Bruja Madre fue la primera bruja desposada por un demonio, su esposo Agatha, es el mismo Oscuro.

Un escalofrío me recorrió la espalda, haciendo que mi piel se me pusiera de gallina

-¿No es en serio? -Cuestiono.

-Lo es, y además no lucharán sólo contra las brujas, sino también con sus parejas demoníacas. La ventaja es que este encuentro se llevará a cabo en otra dimensión por lo cual, los humanos no se enterarán. Si logran vencer a Varinia, debes saber que el pacto con el Oscuro se cancelará y todos ustedes perderán su don, a excepción en tu caso del fuego celestial, que te es otorgado por tu mitad ángel.

-Entiendo.

-Pero pueden empezar de nuevo, tienen un gran legado, son brujos, lo llevan en su sangre, hay otro tipo de magia, Frida puede enseñarles.

-Eso sí que no lo esperaba.

Volví a ver a Sebastián que respiraba relajado, ajeno a aquella revelación.

Sonreí a medias y nuevamente miré hacia afuera donde las aguas empezaban a disminuir.

***************

-¿Hacia dónde nos dirigimos?-Me pregunta Mara con interrogación.

-Al norte. –Contesté dubitativo.

-No te escuchas muy convencido. –Respondió sin ganas.

_No lo estoy. _Respondí con sinceridad.

Ante nuestras atentas miradas el bosque cambió, el follaje de los árboles cambió a verde, las flores comenzaron a emerger, dejando mostrar sus vivaces colores. El césped se esparció como una alfombra bajo nuestros pies, se empezaron a escuchar el canto de las aves y hermosas mariposas revolotearon a muestro alrededor.

Pudimos ver el cielo, celeste y poblado de nubes, y el sol siempre de un color blanco pálido que emitía una calidez que logró en segundos, secar nuestra empapada ropa. ¿Por el Supremo que estaba sucediendo?

El bosque es hermoso, como en los cuentos de hadas, parecía el Limbo. Una suave brisa nos cobijó trayendo un dulce aroma floral. Aspiré profundo oxigenado mis pulmones, volví a ver a Mara que contemplaba el panorama, con el mismo asombro que yo.

-¿Qué pasó? –Consultó maravillada, mientras que una mariposa de un naranja encendido, rebosaba en su brazo.

-No lo sé. –Agregué sin entender nada.

-Enviado de Dios, sean bienvenidos.

Ambos nos volteamos al mismo tiempo encontrándonos con una mujer del color de la corteza de los árboles, con ojos luminosos, parecía ser parte de la misma naturaleza.

-No teman, he venido con amigos.

Se hizo a un lado, me encontré con Adriel y Agnes, esta última corre hacia Mara que la recibe entre sus brazos. Jamás creí alegrarme tanto de ver a Adriel, sentí alivio.

-Vengan conmigo, Agatha y Sebastián los esperan.

Al escuchar su nombre, mi corazón se llenó de alegría, sabía que aquel ser era de confiar, irradiaba una aura positiva.

-Soy Damay, guardiana del "Bosque Encantando", más conocido como "Bosque Siniestro", cada persona o criatura que llega a mis dominios es sometido a una prueba, si la pasan, se logran ir con aquello que han venido a buscar, de lo contrario perecen.

-Si eso es cierto, conoces los que nos trajo aquí. -Alego.

Ella asintió y comenzó a caminar, quería que la siguiéramos y lo hicimos. Pronto llegamos a un claro, recibiéndonos unos escalones de piedra, arriba se asomaba una cabaña y pude ver a Agatha y Sebastián descender.

Mara y Sebastián se abrazaron besándose de manera emotiva, Agatha y yo quedamos uno al frente del otro intercambiando una sonrisa, deseaba encerrarla entre mis brazos y aprisionar sus labios pero no era el lugar ni el momento, vi que traía un cofre entre sus manos.

-¿Qué es? –Pregunto sospechando la respuesta.

Ella lo abre y nos permite ver la llave que resplandece cuando los rayos del sol la iluminan.

Todos se encontraban anonadados, así que Agatha se apresuró a explicarnos lo que Damay le había dicho, cuando terminó quedamos en silencio mirándonos unos a otros.

-Es tiempo que se marchen, la gran batalla está próxima a suceder. –Nos informa Damay.

-Muchas gracias por la llave. –Le agradece Agatha.

_Ustedes se la ganaron, suerte.

Agatha me entrega el cofre y vuelve a recitar el hechizo, la brillante puerta aparece y la atravesamos, dejando atrás aquel bosque, pero conformes de haber conseguido nuestro objetivo.

************

Me encontraba en la habitación, estaba tan cansada, todos se habían ido a dormir, me preparaba para ir a la cama cuando tocaron a la puerta.

-Pase. –Dije mientras que Reivel ingresaba con las manos metidas en los bolsillos de su jeans. Andaba una camiseta café de Hard Rock con una chaqueta verde olivo, cualquier prenda que se pusiera se le veía bien.

-¿Cómo estás? –Me pregunta mirándome de reojo, se podía ver su nerviosismo.

-Bien, muy cansada.

-¿Quieres que te deje sola?

-No. –Contesté de inmediato y me sonrió mostrándome sus profundos camanances.

-Ven. –Me extendió su mano, la tomé, acunándome sobre su pecho. La calidez de su abrazo me envolvió aspirando su delicioso aroma, suave y fresco.

-Rei. –Lo llamé buscando su mirada.

-Sí. –Contestó colocando un mechón de mi cabello detrás de la oreja.

-Damay me confesó algo que no le he dicho a los demás.

-¿Ah sí? –Frunce el ceño

-Me dijo que si le ganábamos a la Bruja Madre, perderíamos nuestros poderes.

-Lo sé. –Me respondió sorprendiéndome. –Siempre lo he sabido, perdona que no te lo comentara antes.

-Entiendo, creo. –Baje la mirada pero él con el dedo índice levantó mi rostro hasta encontrar sus oscuros ojos.

-Así debe ser. –Me justificó.

-Lo sé, en cierta forma es lo mejor ¿Crees que deba decirles?

-Sí, mañana hablaremos con ellos.

Sus dedos meñiques acariciaban mi mejilla, su tacto provoca un agradable cosquilleo.

-Me preocupé mucho cuando noté que nos habían separado. –Continuó.-Casi dejo que mis sentimientos nublaran mi razón. Jamás pensé llegar a amar alguien como te amo Agatha, sé que soy complicado algunas veces y que no demuestro mis emociones todo el tiempo pero ten siempre presente que te llevo aquí. –Señala su corazón. –Tú me has hechizado.

Me quede sin aliento, se aproximó buscando mis labios y al encontrarlos me besó primero despacio para después profundizarlo, pegándome más hacia su cuerpo, sintiendo como sus músculos se contraían al igual que los míos.

Despacio me llevó hacia la cama, se recostó, acostándome  a su lado, consumiendo mi cabeza en el  hueco de sus cuello .

_Buenas noches. _Besa mi cabello.

_Buenas noches. _Lo rodeo con mi brazo, sonriendo por tenerlo a mi lado.

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