CAPITULO 21
Capítulo dedicado a:
iloveitnutella
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Yenuen
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Lunaisabell2
MITAD ÁNGEL
Miré por última vez la que fuera mi habitación estas últimas semanas, la cerré al paso. Estoy triste, la verdad no quiero abandonar el Limbo, a pesar de todo lo sucedido, es el único lugar donde me siento segura. Abrazo con fuerza el libro de hechizos, acaricio la suave cubierta de cuero, bajo las escaleras de caracol y me encuentro a Reivel esperándome.
-¿Lista? _Pregunta con el semblante inexpresivo. Reivel es todo un enigma, no termino de comprenderlo completamente.
-No. _Respondo con sinceridad. –Quisiera quedarme, he considerado este lugar como mi hogar, aquí guardo recuerdos de mi padre, es difícil abandonarlo porque siento que una parte de él se queda en estas paredes.
Reivel se acerca a mí, sorprendiéndome con un abrazo, que me sonroja, doy gracias que él no puede notarlo ya que mi rostro está acunado en su pecho.
-Es tiempo. _Me susurra al oído haciendo que un escalofrío me recorra la columna.
Juntos emprendemos el camino de regreso al Templo de los Alados, y esa sensación de miedo me invade, el temor de enfrentarme a lo que me espera afuera, el temor de que inicia una nueva etapa de mi vida.
Miré la marca, desearía que hubiera algún conjuro con el cual pudiera eliminarla, y una oleada de odio se apoderó de mí, sé que no debo albergar esos sentimientos pero antes de bruja o mitad ángel, soy humana, y lastimosamente nuestra naturaleza es destructiva.
Llegamos a las amplias puertas que se abren como si una mano invisible las empujara, crujiendo pesadamente. Reivel cruza y de inmediato sus hermosas alas aparecen, de un blanco inmaculado y una tenue luz lo envuelve, parece más bello de lo que ya es, soy afortunada de tener la dicha de admirarlo.
Me extendió la mano, miré hacia mis espaldas, trataba de visualizar aquel mítico lugar para llevar su recuerdo en lo más profundo de mis pensamientos.
-Regresaremos. _Me afirmó sacándome de mi contemplación. Le sonreí y acepté su mano de buen agrado, con nuestros dedos entrelazados atravesamos el umbral.
Esperé ver a mi padre saliendo en cualquier momento detrás de aquellas imponentes columnas pero eso nunca sucedería y sentí unos enormes deseos de llorar. Nos detuvimos en la entrada del templo. Al estar afuera Reivel volvió a la normalidad, pareciendo uno más de nosotros.
Con paso lento bajamos los pronunciados escalones, recibiéndonos el bosque, en un silencio absoluto.
-¿Qué sucede? _Inquiero notando su expresión de precaución.
-Escucha. _Me indicó
-Qué, no oigo nada
-Exacto. _Comprendí a lo que se refería.
Mis ojos hicieron un leve sondeo, todo parecía tranquilo, demasiado.
-Regresa al templo. _Me ordenó
Lo miré dubitativa y él repitió: _Regresa al templo Agatha, por favor.
Subí los escalones, hasta llegar a los pilares, escondiendo el libro, luego regresé sobre mis pasos y me coloqué a su lado. Me miró frunciendo el ceño pero no insistió, yo era testaruda y él lo sabía.
-¡Cuidado! _Advirtió cuando del suelo salieron unas raíces que me aprisionaron de inmediato impidiendo que me moviera.
Una refulgente espada apareció en sus manos, con ésta intentaba cortar las raíces con espinos que se incrustaba en mi piel. No pude evitar gritar del dolor.
Otra raíz rodeo el brazo de Reivel en el cual sostenía la espada, utilizó el fuego celestial convirtiéndola en cenizas, estaba tan aterrada que no pude reaccionar, me vi cubierta por completo como si fuera un capullo, mientras que las filosas espinas desgarraban mi piel.
*********************
Traté de ayudar a Agatha, pero las raíces aparecían por doquier, las cortaba multiplicándose, pronto mis piernas fueron prensadas perdiendo el equilibrio, seguía cortándolas siendo inútil mis esfuerzos. Podía sentir la presencia de una bruja, se mantenía oculta. Me preocupaba Agatha, pronto se asfixiaría y también estaban las espinas.
Seguí utilizando el fuego celestial para desintegrar la maleza pero al hacerlo liberaba gran cantidad de energía debilitándome. Muy a mi pesar solté la espada que fue apartada de mi lado, en ese instante la bruja se dejó ver.
-Muere ángel, junto con la traidora.
Deseaba que Haziel apareciera para darnos apoyo pero eso no sucedería, le prometí a él y a Magdalena cuidar de Agatha ¿Acaso no cumpliría mi palabra? Luché por liberarme sin resultados, sin embargo, no me daría por vencido tan fácilmente. Las raíces casi me tapaban los ojos, las espinas se clavaban en mi piel, es una bruja muy poderosa.
Vi un destello, y observe como la hechicera desvió su mirada a su costado. Una luz azulada la encerró y ella gritó cuando las llamas comenzaron a incendiar sus ropas hasta que sólo quedó un círculo negro donde estuvo de pie.
Las raíces cayeron, liberándonos, aproveche para ir donde Agatha que se encontraba inconsciente, muy pálida y con el pulso débil. Coloqué mis manos sobre ella y un resplandor la revistió quedando sana al momento. Utilicé la poca energía que me quedaba, sentí un mareo y caí de espadas junto a ella.
***************
Abrí los ojos y me enderecé despacio ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba la bruja? ¿La había vencido Reivel?
Me asuste cuando lo vi recostado sobre mí, vi sus heridas y me aterré, yo era mitad ángel se suponía que podía curarlo pero no tenía ni la menor idea de cómo hacerlo.
-Apártate de él lentamente.
Me advirtió una voz de hombre, levanté mi vista, para encontrarme con un joven de contextura delgada, pero corpulento, hombros anchos y brazos robustos, con cara cuadrada y vivaces ojos grises.
El cabello castaño cobrizo lo traía desordenado dando la impresión de chico rudo, sus facciones duras pero cinceladas, tengo que admitir que es atractivo, pero sus frías expresiones me indican que esté alerta.
Me apuntaba con un arma y con la misma me señaló que me pusiera de pie.
-He dicho que te alejes de él.
-¿Tú nos ayudaste?
No respondió. Con un movimiento de su cabeza me pidió que me hiciera a mi izquierda.
Por reflejo ante la situación levanté mis manos y obedecí, él se inclinó a la par de Reivel sin quitarme la vista de encima y sin dejar de apuntarme. Miró por unos segundos al hermoso ángel que yacía tendido en el suelo, sus heridas comenzaban a sanar lo cual me produjo alivio.
-Eres una bruja ¿Por qué estás con él?
No supe que contestar, su voz sonó tosca, sentí la presión que se formaba entre nosotros.
-¡Contesta! _Espetó molesto. –De eso depende que no te eliminé en este momento.
-Es mitad ángel.
Se escuchó una voz apenas audible que hizo que ambos volteáramos a ver. Rei se enderezaba y hacía un pequeño chequeo de sí mismo, sacudiendo algunas hojas adheridas a su ropa.
-Baja esa arma. _Le señaló con el ceño fruncido. –Ella no es el enemigo.
-Es una maldita bruja y está marcada.
-Escucha sea quién seas, te agradezco el habernos ayudado, pero si no bajas esa arma, tendré que atacarte y no es la idea.
El hombre soltó una risa burlona para agregar: Sí claro, ya noté lo bien que peleas, si no fuera por mí, los dos estarían muertos.
-Me tomó desprevenido es todo. _Se defendió Reivel molesto.
El joven que le calculé alrededor de unos veintidós años, seguía amenazándome con el revolver haciendo que se me pusiera los pelos de punta.
-No lo repetiré. _Sostuvo Reivel amenazante.
-Así que mitad ángel eh ¿Que los demuestre?
Añadió mirándome fijo. Levanté mi mano despacio y la bola azul se empezó a formar en la palma, desvaneciéndose luego.
-Bueno superaste la prueba. _Expresó guardando el arma en su chaqueta. Y para nuestra sorpresa dándonos la espalda, alejándose.
-¿Quién eres? _Averiguó Reivel.
-Quién soy no importa, sólo no se vuelvan a cruzar en mi camino.
-No te atrevas a hablarme de esa manera.
-¿O qué? _Se volvió altanero. –Sólo porque eres un ángel no te hace superior, si no fuera por mí tu preciosa divinidad no te hubiera salvado el trasero. -¿Qué? no puedes percibir lo que soy.
Reivel lo estudió para luego añadir: -Ya veo ¿Y qué te hace diferente de ella? _Me señala.
Me encontraba perdida sin entender nada de lo que conversaban.
-Soy hijo de una mortal no una bruja, mi sangre es pura, no demoniaca.
-Me quieren decir de qué carajos están hablando.
-Él es mitad ángel igual que tú, con la diferencia que su madre era humana.
-¡Oh! _Expresé con la boca abierta.
La tensión se sentía en el ambiente, Reivel y el misterioso joven intercambiaban miradas amenazantes, esto se ponía cada vez más interesante.
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