DIEZ


Alma Pov

Esto había sido un error, no tenía ni la más mínima duda de eso.

Yo estaba tirada en el mueble de la sala de estar, masajeando mi sien, no tenia mi blusa por alguna razón que desconozco. Julio estaba sentado en el suelo vomitando en un jarrón que se veía muy costoso. Saily estaba sentada en mis piernas como si nada, pero la verdad era que no me dolía.

Y Alexis..., bueno, el era un caso perdido. Estaba acostado en la mesa con una botella de tequila en la mano— mejor dicho, él estaba abrazándola— y algo cubría una parte de su cara. Achiné los ojos para verlo mejor.

ok, esa era mi blusa, ahora ya entiendo donde terminó, pero no como.

Me levanto del sofá como puedo y Saily apenas se inmuta de mi movimiento, creo que está durmiendo sentada. Eso explicaría todo.

Lo primero que siento al levantarme es mi cabeza dando vueltas, hago una mueca y sigo masajeándola en un intento de disminuir el dolor, pero no lo consigo.

– ¿Qué mierdas pasó anoche? – susurro. Me dirijo hacia Alexis, ya que al parecer mi observación es correcta, esta es su casa y yo no recordaba como rayos habíamos terminado aquí. Lo sacudo de un lado a otro para que se despierte. Se resiste un poco, pero luego de unos segundos abre los ojos y me mira. 

– ¿Qué sucede? – ¿de verdad me está preguntando eso?, señalo todo a mi alrededor y el abre los ojos como platos.

– ¿Cómo es que...– le quito la blusa de la cara y me la coloco un poco incomoda por su mirada desvergonzada a mi cuerpo. Se baja de la mesa y da un vistazo alrededor.

En ese momento entra en la sala un hombre con traje elegante y postura refinada, pero rostro amigable.

– Joven Jones, es un gusto que haya despertado, sus abuelos llegarán en unas horas y no creo que quieran verlo en esas condiciones– lo observa con poco disimulo para dar a relucir su punto. Dirige su mirada hacia todos en general– les sugiero que tomen medicamento para la resaca y luego pasen al patio a desayunar, el aire matutino les caerá bien– y con eso se marcha para darnos privacidad. Me volteo para ver a una Saily avergonzada a mi lado. Tiene la cabeza gacha como si hubiese hecho algo malo.

La observo con una ceja elevada.

– Bueno...– respira exageradamente alto haciendo que hasta Julio se levante del suelo para prestarle atención al anfitrión– Julio, puedes usar el baño del pasillo de arriba y Saily el que le sigue, en cuanto a ti– me señala– puedes usar el de mi cuarto– oh no, que ni crea que voy a seguirle el juego.

Saily y Julio suben las escaleras en silencio, dándose miradas extrañas que casi ponen mi mente a maquinar, claro de no ser por Alexis.

– Vamos– me ordena y yo solo lo ignoro hasta que se da la vuelta.

– no– es lo único que digo.

– Alma, no me provoques, ninguna mujer se negaría a lo que te estoy proponiendo, y menos mi novia– hace unas comillas con sus dedos. 

– No me convencerás–

– Si no lo haces juro que...– lo interrumpo.

– ¿Qué harás? –

– Te besare– que ni lo piense

–Como si no quisieras, estúpida– me regaña mi subconsciente.

Corro por las escaleras como una cobarde porque sé que si me besa no podré aguantarme a sus encantos que de alguna forma me estaban afectando.

Respira...

Solo te ducharas en su baño, usaras su jabón, tal vez su toalla con la que se seca...

Por Dios, debo dejar de pensar así, maldigo el día en que decidí explorar una página porno para– según yo– nutrir mi mente hueca con un de poco conocimiento. Como conozco el camino a su cuarto, voy lo más rápido que puedo para evitar su mirada.

– ¿desesperada por entrar a mi cuarto? – pregunta coqueto y solo le doy una sonrisa fingida. Me indica el camino hacia el baño, aunque; la verdad es que yo me lo sé de memoria. Entro al baño y lo primero que veo es mi reflejo, estoy un poco despeinada, pero nada que no se pueda arreglar con un cepillo. Tomo una ducha y cuando estoy a punto de salir escucho la puerta sonar.

– Alma, te dejé ropa limpia en la cama, saldré a darme una ducha, nos vemos en el jardín– y con eso escucho una puerta abrirse y luego cerrarse. Suelto el aire que tenía retenido, lo menos que quería era quedar en una escena caliente con Alexis, debido que, mi autocontrol era demasiado pobre en estas situaciones.

Tomo un hermoso vestido floreado que parece ser de mi talla y unas zapatillas blancas, de seguro de una de las chicas a las que ha traído a su cuarto.

Si, lo molestaré con eso mas tarde. Bajo las escaleras en las que me encuentro a Saily a centímetros de distancia de Julio. Me aclaro la garganta y ella se aparta con la cara muy roja.

Ok..., está pasando algo muy extraño aquí.

– ¿Qué sucede entre ustedes? – le susurro mientras Julio nos sonríe y baja las escaleras.

– Yo...– mira hacia todos lados menos a mi rostro.

– Puedes confiar en mí, lo sabes, ¿verdad? –

– Nos besamos– casi me caigo de las escaleras cuando la escucho decir eso en un mínimo susurro.

– Eso si que no me lo esperaba– suelto las palabras antes de pensarlas y temo haberla ofendido– mira, te acabo de conocer y estoy segura de que eres una persona increíble, digo, me hiciste sentir mejor sin darte cuenta. Lo que digo es que tengo una idea de julio en mi cabeza- de que es un poco superficial- y eso es lo que me hizo elegir esas palabras–

– Está bien Alma, no tienes que explicarme, yo misma soy la que me hundo en mis pensamientos diciendo que no soy lo suficientemente buena para gustarle–

– Es cierto– se sorprende con mis palabras– eres demasiado buena para él, y yo temo que te lastime solo por capricho– la sostengo de los hombros– Espero que lo que vallan a tener sea de parte de dos corazones. Créeme, duele estar enamorada sola– la abrazo dulcemente para después continuar caminando hacia el jardín. Antes de estar muy cerca de la mesa donde ya están los chicos, Saily me sostiene del brazo y me mira.

– Gracias por eso– le beso los cachetes con dulzura.

Estamos en la amplia mesa del jardín comiendo el desayuno en un incomodo silencio.

Yo preocupada por lo que paso anoche.

Alexis pensando en cosas que ni me pasan por la cabeza.

Julio mirando a Saily con lujuria en sus ojos.

Y Saily sonrojándose cada vez que nota su mirada.

Esto es un completo caos. Alguien se aclara la garganta detrás de nosotros y todos volteamos al mismo tiempo mirando con sorpresa a la persona que menos esperábamos.

Es Carla, lleva un vestido arrugado y su cabello esta un poco desordenado.

– Lila, ¿Qué haces aquí? – Julio se levanta de su asiento y presta toda su atención a Carla. Veo a mi amiga dirigir su mirada hacia ellos y sonreír tristemente en mi dirección, pero eso no me calma.

– Se ve que no recuerdan nada de anoche– nos dedica una mirada de odio a Saily y a mi– todos estaban ebrios en la fiesta así que conduje hasta la casa más cercana del lugar. Y así fue como terminaron aquí– Julio vuelve a tomar asiento y Carla lo imita poniendo su silla muy cerca de la de él.

El desayuno se vuelve más incomodo de lo que era antes, por lo cual, -disimuladamente- pateo con cuidado los pies de Saily. Le hago una seña de que terminemos de prisa y por suerte me entiende.

– Bueno..., creo que Saily y yo debemos irnos, mi madre me ha dejado varios textos– la tomo como excusa, pero la verdad es que si es cierto.

– Entiendo, creo que las llevaré a casa– Alexis se levanta de su asiento y dirige toda su atención a mi– vamos– me toma de la mano y empieza a caminar. Volteo y veo a mi amiga dar una ultima mirada al chico que le gusta para después seguirnos. Julio ni se inmuta en mirarla y yo maldigo lo idiota que es.

Saily es una chica genial que no merece un chico como él.

¡porque vamos!

Lo de idiota no se quita tan rápido y al parecer ella no lo entendía muy bien puesto que un solo beso la había hecho tener esos pensamientos.

Alexis pov

Mi IPhone vibra en mi bolsillo y me detengo antes de llegar a la camioneta.

Es un mensaje de Julio.

Hey bro, no dejes que Saily se valla contigo, yo la llevaré–

No sé que tienen esos dos, pero respeto nuestro código de chicos así que actúo de forma rápida.

– Julio me ha dicho que se te ha quedado algo en la mesa– ella me mira con los ojos en blanco, pero solo da media vuelta y se marcha.

– Bien, vámonos Al–

– Esperemos a Saily, de seguro no se tarda–

– No, Julio me ha dicho que la llevará– no parece cómoda con mi respuesta por lo que trato de apaciguar su rostro– dejemos que ellos resuelvan sus cosas– asiente y en un rato ya estamos camino a su casa

Se mantenía callada y mirando por la ventana como si no quisiera mirarme y yo la entendía completamente. Fui un idiota, como se me ocurrió devolverle el beso y luego marcharme. Yo no entendía lo que me pasaba estando cerca de ella, pero estaba volviéndose cada vez más fuerte, y si no lo controlaba pronto, tendría que volver a las terapias tediosas que no me ayudaban de mucho. Alejé ese pensamiento de mi cabeza, esos eran tiempos muy difíciles.

Llegamos a su casa y ella se desabrocha el cinturón, yo hago lo mismo. La miro a los ojos, pero ella me evita así que le sostengo el rostro para hacer que me mire. Sus ojos están distantes, perdidos y no puedo evitar sentirme culpable.

– ¿Qué haces? – intenta alejarse de mi sin lograrlo.

– Quiero besarte– sus labios se abren dándome permiso. No había notado cuanto necesitaba esto hasta que mis labios tocaron los suyos y mi corazón empezó su carrera, y entonces lo entendí. 

Sentía algo por ella, no sé cómo, pero de algo estaba seguro: me estaba enamorando de esa chica, quería estar cerca de ella, quería besarla, sentirla. Pero no podía explicar cómo sentía tantas cosas a la vez, era tan nuevo para mí.

Jamás me había sentido así...

Sentía que no podía respirar, pero no quería dejar de besarla. Sudaba y apenas podía pensar bien, me sentía abrumado por tantos sentimientos. 

Un gran peso salió de mis hombros y no pude evitar dar paso a las lágrimas, Dios, esto se sentía tan diferente, tan sofocante. Dejé de pensar y solo actué. 

Nuestro beso se volvió más apasionado, con más necesidad de parte de ambos, nuestros labios no se saciaban, pero lamentablemente se separó de mi empujando mi pecho.

– ¿Qué pasa? – intento volver a acercarme, pero me aparta.

– No quiero que me hagas daño Alexis, yo...– me mira a los ojos– estoy demasiado rota– siento un dolor en el pecho debido a su rechazo. Sale de la camioneta y yo la sigo, mis lágrimas se vuelven más pesadas. 

No puedo dejarla ir, no quiero hacerlo. 

– Alma– mi voz la hace voltearse y mirarme con unos ojos que no reconozco– te necesito–

Y es la puta verdad, necesitaba a esta chica con todas mis fuerzas. Ya no podría hacerme el fuerte y mirarla sin sentir nada, no podría estar con otra chica sin pensar en ella, porque nadie podía hacerme sentir lo que ella y eso me estaba matando, pero tenía miedo...

Si, yo estaba muerto de miedo y lo sabía porque fue lo mismo que sentí cuando supe lo de mis padres. Pero no me quería rendir, no esta vez.

– Eres la única que hace que este dolor desaparezca, la única que me hace sentir todo a la vez– la miro a los ojos– Dame una oportunidad de mostrarte como me siento– se acerca cautelosa, yo la tomo de las manos– por favor– nunca había rogado, pero en este momento estaba vulnerable y enamorado por lo que no me importaba mostrarme así.

– Será difícil. No confío en ti– me mira a los ojos, al parecer dándose cuenta que no planeo rendirme– pero si, creo que te mereces una oportunidad–

Me da un beso en mejilla para después desaparecer por la puerta de entrada.

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