3 ♡

Inmediatamente me arrepentí de haber decidido caminar hasta la estación en lugar de tomar un aventón con Karina. A pesar de que el verano estaba menguando todavía había un calor sofocante, la red eléctrica de la ciudad luchaba por mantenerse al día con las altas demandas que estaban haciendo de aire acondicionado. No fue un largo paseo desde mi casa hasta la estación pero bajo el calor se sintió como si hubiese corrido una maratón, cuando llegué estaba lleno de otros usuarios que sudaban con amargura, mis gafas se deslizaban desde el puente de mi nariz. El metro estaba algo abarrotado con todos los asientos ocupados y la gente que iba de pie estaban pegados hombro con hombro, agarrándose de cualquier barandilla para evitar caer sobre otros.

Me disculpé por lo bajo mientras me movía a través del tren hacia el otro lado, acurrucándome en un espacio libre junto a la puerta. Dejé caer la mochila a mis pies para dejarle espacio a los demás, mi espalda golpeó el metal caliente cuando los últimos rezagados se subieron al tren. Por el rabillo del ojo pude ver los colores familiares de mi uniforme escolar parpadeando entre la multitud. No eran personas que conociera, por lo que estaba agradecido después de escanear sus rostros.

Puse los ojos en blanco cuando uno de ellos soltó una carcajada estridente y arrojó algo contra uno de sus amigos, lo que terminó sobre una chica sentada detrás de él. Él no se disculpó, sólo se rió cuando la chica le dejó una mirada aguda antes de bajar del tren, lejos del ruidoso grupo de estudiantes. Ignorándolos, saqué un libro de mi bolso y me dispuse a leerlo en silencio.

El viaje a la escuela no fue largo pero sí lo suficiente como para tener que mantenerme ocupado de alguna manera. Traté de ignorar los fuertes gritos de las otras personas de mi escuela, algunas voces femeninas se unieron a ellos después de que el tren se alejara con ruta hacia la siguiente parada. Sus uniformes estaban desaliñados, sus faldas dobladas hacia arriba y sus botones superiores desabrochados para revelar suficiente de su pecho para que los chicos frente a ellas miraran dos veces. Resoplando de nuevo, me aparté del grupo para volver a mirar mi libro pero las palabras se confundieron porque mi mente quería deambular por otro lado.

En otro lugar con Anton.

Había reflexionado sobre él, la fiesta y la mañana siguiente en detalle una y otra vez durante el resto de ese sábado y hasta bien entrada la noche del domingo. Tenía los ojos pesados ​​y estoy seguro de que mis ojeras no habían disminuido ni un poco. Mi cabello estaba ligeramente ondulado y voluminoso. Mi tez siempre pálida aunque no parecía tan pastosa y enfermiza como después de los eventos del viernes por la noche y mis mejillas estaban rojas por el calor. Al menos parecía vivo, incluso si me siento como un choque de trenes en el interior.

Todavía no puedo recordar todo lo que sucedió en la fiesta pero algunas piezas faltantes habían regresado, incluso si sólo eran pequeños fragmentos que apenas encajaban para formar una historia coherente. Recuerdo vagamente haber sido empujado dentro de un automóvil por unos fuertes brazos, el olor a cigarrillo mezclado con alcohol y el sabor de mi lengua cálido y amargo. Visualizo haberme caído sobre una cama, sin zapatos y sin camisa, mi espalda desnuda golpeando el suave colchón mientras unas grandes manos se cernían sobre mí. Grabé esas manos, dedos ásperos que rozaban mi piel y tiraban de mis jeans.

"Wonbin", una voz ronca murmuraba en mi oído. Tragué saliva cuando las palabras del libro se convirtieron en manchas negras, mi garganta estaba seca.

"Wonbin"

—¡Wonbin!

Mis ojos se dispararon hacia arriba cuando un par de pequeñas manos se agitaron frente a mi cara, mis manos cerraron mi libro automáticamente mientras mi boca se abría. Las manos contrarias se movieron hacia abajo, revelando una sonrisa amable y el uniforme de mi escuela. A diferencia de las chicas de antes, la que estaba frente a mí estaba bien vestida con su uniforme. Su cabello rubio claro estaba atado en una trenza apretada atada con una cinta rosada. Su bolso de hombro estaba sujeto contra el costado de su cuerpo que se inclinaba ligeramente hacia el mismo lado con el peso de sus libros. Los suaves ojos marrones, grandes y redondos, me miraron.

—Esta es nuestra estación, a menos de que estés pensando dejar la clase. —se rió la chica, caminando alrededor de mí y luego fuera del tren. Girando sobre sus pies me miró expectante, rápidamente metí mi libro en mi bolso y salí por la puerta que se cerró sobre mí y me pellizcó la parte trasera de mi bolso.

—Gracias. —le agradecí con una pequeña sonrisa.

—No hay problema. —se rió, secándose la mano con la falda del uniforme antes de estirarla hacia mí. —Soy Minjeong, aunque mis amigos me llaman Winter. Perdón por el sudor.

—Wonbin. —respondí, limpiando mi propia mano en mis pantalones. Winter sonrió ante eso. —También me disculpo por el sudor.

—Lo sé y perdonado. —comentó, haciéndome levantar una ceja cuando comenzamos a caminar hacia la escuela. —Estoy un año debajo de ti y el Sr. Suho dijo que encabezaste la clase el año pasado. Nos dijo que si queríamos saber los secretos del éxito en matemáticas podíamos preguntarte. —Me sonrojé un poco por el halago, frotando la parte de atrás de mi cuello incómodo, la risa suave de Winter fue un agradable descanso de la voz áspera que hizo eco en mi cabeza.

—Realmente no... —comencé y ella me hizo callar.

—También dijo que no eres del tipo que presume, por lo que la adulación no te haría revelar tus secretos. —respondió, guiñando un ojo. —Así que sólo voy a preguntar directamente: ¿cómo puedo hacerlo bien? —Winter me miró a los ojos, la sonrisa desapareció de sus labios cuando se volvió hacia mí. La miré en silencio por un momento y sólo perdió unas pocas respiraciones de contacto visual para que su máscara se rompiera, sus ojos se arrugaron cuando su boca regresó a su curvatura natural mientras se reía. Cuando la vi sonreír, me encontré reflejando esa expresión.

Winter parece una buena chica. Calmante, natural y no...

Como él.

Sin darse cuenta de la caída en mi sonrisa, Winter saludó a algunos de sus amigos que estaban junto a la entrada mientras caminábamos hacia la puerta principal. Girándose hacia mí, Winter alcanzó el peso de su bolso sobre su hombro y me miró para hacer contacto visual.

—Estoy en Neil House, si alguna vez quieres compartir tus secretos. —sugirió, bajando la voz y mirando a su alrededor como si estuvieran haciendo un trato debajo de la mesa en la escuela, haciéndome reír.

—Tal vez. —le respondí, ella chilló alegremente y se despidió de forma breve antes de salir corriendo hacia sus amigos, quienes me miraron con curiosidad, su trenza se balanceaba detrás de ella mientras saltaba.

Sonriendo para mí mismo, salté cuando sentí un par de manos pesadas sujetándose a mis hombros, relajándome cuando percibí el olor familiar y ligeramente repugnante de la crema para afeitar de Shotaro.

—Estoy esperando tus disculpas. —reclamé sin darme la vuelta, cruzándome de brazos a la vez que caminaba hacia adelante, las manos de Shotaro aún descansaban sobre mis hombros mientras dejaba escapar un gemido exagerado.

—¡Bien! —gritó en respuesta, soltando mis hombros sólo para colgar sus brazos alrededor de mi cuello, apoyando su cabeza en mi hombro izquierdo. El cabello platinado de Shotaro me hizo cosquillas en el cuello cuando hizo un mohín. Poniendo los ojos en blanco, salí de debajo de sus brazos pero él sólo se rió y se aferró a mí otra vez como una sanguijuela. —Realmente lo siento, Wonbinnie. Llegaste bien a casa después de la fiesta, ¿verdad?

Palidecí un poco por sus palabras, recordando las paredes verdes oscuras y las sábanas arrugadas pero aclaré mi garganta y puse una mirada aburrida en mi rostro.

—Sí pero no gracias a ti. —repliqué mirándole de reojo mientras se reía disculpándose, esperando que abriera las puertas del pasillo principal que estaba lleno de estudiantes que buscaban sus casilleros y se preparaban para las primeras clases o andaban merodeando alrededor con sus amigos para ponerse al día con los chismes que habían reunido durante el fin de semana. Había estado preocupado por la escuela, por razones obvias... dormir con Anton solía ser algo de conocimiento público y con un gran vacío en mi memoria, se me pasó por la mente que era la única persona en la escuela que no conocía los detalles sobre lo que sucedió o no sucedió. Sorprendentemente nadie me miró, ni me prestaron atención en lo más mínimo.

Como siempre, pasé desapercibido en este mar de azul marino y blanco.

Perdiendo el aliento que no me había dado cuenta que estaba aguantando desde que entré en los pasillos, felizmente dirigiéndome a mi casillero, mis hombros se relajaron bajo los brazos de Shotaro.

—¿Vas a dejarme ir en algún momento de este siglo? —pregunté, haciendo rodar mi combinación de casillero en el panel de metal, este hizo click al abrirse. Metí mi bolso en el delgado compartimento, teniendo que incluir una posición específica para que se ajustara, saqué mis primeros libros del día; matemáticas. Mis labios se curvaron en una sonrisa cuando recordé a Winter.

Tal vez podríamos tener algunas citas de estudio para ayudarle.

—¿Oh? ¿Es una sonrisa lo que veo? ¿Me perdonas entonces? —cuestionó Shotaro sonriendo. Mi sonrisa se desvaneció de inmediato cuando puse los ojos en blanco y le di un codazo directo, el japonés agarró su estómago mientras hacía una demostración de caer de rodillas debido al dolor. Unos pocos estudiantes que pasaban miraron a Shotaro de reojo, haciéndome reír.

—Sí, sí, estás perdonado. Ahora levántate del suelo y cállate. Es vergonzoso estar a tu lado. —sacudiendo la cabeza, usé mi mano libre para arrastrar a mi amigo.

—Está bien, estaba preocupado de que estuvieras enojado conmigo por años. —admitió, dándome una sonrisa tímida mientras tomaba libros de su propio casillero pero para historia en lugar de las matemáticas. Shotaro y yo apenas estábamos en las mismas clases, ya que elegí más asignaturas de ciencias en lugar de los cursos de humanidades. La única clase que compartimos era inglés.

—Sí bueno, he estado enojado contigo durante los últimos 12 años. —le dije antes de arrugar la frente. —¿O fue más que eso? ¿Trece? Ojalá tuviera trece dedos. —Shotaro me golpeó en el brazo con rudeza aunque su sonrisa mostraba que recordaba algo de su yo borracho del viernes por la noche, a diferencia de otra persona que parecía no recordar un gran y significativo evento entre dos cosas que fueron dolorosamente claros en mi memoria borrosa.

Alcohol, mente en blanco, despertar en la cama de Anton Lee.

Cuando logré recordar una vez más el viernes por la noche, sonó el timbre de entrada y estalló en un coro de estudiantes que aún rondaban por los casilleros y que luego se mudaron a sus respectivas aulas.

—Te veré en el almuerzo, ¿sí? —habló apresurado y yo asentí en respuesta, volviéndome a mi propio salón de clases cuando Shotaro se escabulló hacia el suyo, dándose cuenta de que estaba al otro lado del campus y que inevitablemente llegaría tarde.

Cuando doblé una esquina, los pasillos todavía ocupados por estudiantes corriendo a sus clases, pude contemplar una silueta alta y musculosa apoyada contra los casilleros, los brazos envueltos alrededor de la delgada cintura de una chica mientras él se apoyaba contra su cuerpo, sus piernas entrelazadas con las suyas mientras ella reía, ignorando el sonido de la campana que comenzaba a apagarse.

Anton Lee.

Su cabello castaño caía sobre sus ojos cuando se inclinaba hacia adelante con una sonrisa en sus labios mientras acurrucaba su nariz en el cuello de la joven, ella reía y pasaba los dedos por sus mechones ondulados. La mitad de su camisa estaba desabrochada y su corbata estaba floja, sus primeros botones aflojados para revelar su gran torso que estaba oculto por debajo, un torso que recuerdo que estaba duro y con músculos. Tragué saliva cuando pasé junto a ellos, incapaz de mirar hacia otro lado, el tiempo disminuía cuando mi respiración se detuvo por completo.

—No me mires. —supliqué en voz muy baja aunque no pude apartar la mirada. —No me mires. No me notes. Finge que no me conoces.

Di otro paso hacia delante, la cara de Anton aún enterrada en el cuello de la chica, la cual jadeó y se sonrojó cuando él cerró los ojos. Mordiéndose el labio, sus dedos vacilaron cuando casi gimió en su casillero, su cabeza se inclinó más hacia un lado para darle más acceso a Anton.

"No mires"

Otro paso adelante y las manos de Anton se apretaron alrededor de la cintura de la chica, tirando de ella contra él, su muslo entre sus piernas.

"Ignórame"

Cuando di otro paso, la cabeza de Anton se echó hacia atrás un poco, los ojos se movieron hacia arriba desde el cuello de la chica y se encontraron con los míos. El reconocimiento parpadeó en sus orbes cuando su ceño se frunció, su boca se curvó hacia abajo mientras sus brazos se deslizaban lejos de las caderas de la joven, empujándola suavemente por sus hombros. La chica le dio una mirada confusa al más alto, respirando agitadamente mientras sus piernas temblaban, Anton murmuró algo demasiado silencioso para escuchar cuando sus ojos se apartaron de los míos, su rostro no revelaba nada de lo que estaba pensando mientras se relajaba en su disfraz habitual: frío y desinteresado.

Cuando Anton se volteó, metiendo la mano en su bolsillo para sacar un paquete de cigarrillos y un encendedor, finalmente aparté los ojos de él y rápidamente me conduje al aula, caminando como Flash hacia mi lugar habitual en la parte delantera del aula junto a la ventana. Al mirar por el cristal rayado mientras el profesor garabateaba algo en la pizarra con tinta negra, vi su figura caminar por el borde de la cerca con un cigarrillo encendido entre sus labios. Su cabeza se alzó hacia mí e inmediatamente me di la vuelta, hundiéndome un poco en mi silla para deslizarme por debajo del alféizar de la ventana, sintiéndome un poco nauseabundo.

Esto era de lo peor.

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Hasta aquí el capítulo, espero que les haya gustado!! A partir de ahora damos comienzo al desarrollo de nuestro wonton noodle soup 😼

Pd: Había olvidado las partes medio heteres que tenía esta historia y me dio como uyuyui mientras leía, editaba y arreglaba algunas cositas pero ni modo, es parte de la trama. xd

Si ven algún error no duden en comentar o escribirme. Besitos.

Key

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