29 ♡
Oh no, no, no, no, no.
Las palabras se sintieron obstaculizadas al tratar de salir de mi boca, sólo mi suerte podía ser tan jodida.
Tragué duro cuando las cejas de Anton se fruncieron y sus ojos se movieron entre mi hermana y yo antes de mirar a sus amigos, sus cejas se inclinaron hacia abajo cuando volvió a girarse hacia mí con preocupación evidente en su rostro.
—¿Bin? —Karina llamó nuevamente mi atención, empujando mi costado. —¿Los conoces?
—U-Um, creo que son estudiantes egresados de mi escuela aunque no los conozco muy bien. —me las arreglé para decir con la voz áspera, mis manos estaban juntas y sudorosas con mis dedos retorciéndose nerviosamente.
—Hmph... probablemente sea bueno que no los conozcas demasiado bien. —murmuró ella en voz baja, tratando de ignorar las miradas lascivas que algunos de dicho séquito le estaban dando.
Un poco incómoda Karina colocó su cabello frente a sus hombros, protegiendo así su escote robusto que normalmente no tenía problemas en mostrar pero que en este momento estaba siendo un punto de morbo que no estaba dispuesta a conceder, e hizo un esfuerzo por ignorar los comentarios estúpidos que hacían algunos de los muchachos.
Aparte de Anton sólo conocía a otros dos por su nombre; uno era Jung Sungchan, quien era considerado el mejor amigo de Anton. Un chico bastante alto que no era tan musculoso pero tenía muy buen cuerpo, no tenía problemas reales con él ya que fuera del grupo completo (incluido Anton), él era el más accesible y agradable de todos. Una sonrisa tonta y perezosa siempre estaba en su rostro y a pesar de haber sido uno de los más populares en la escuela, nunca utilizó aquello para intimidar a otros pero probablemente sólo porque era demasiado vago para hacerlo. La otra persona que reconocí era Lee Heesung, un chico de cabello castaño rojizo que cuando estaba en la escuela era alguien de quien yo quería alejarme por completo, era como el Anton que creía conocer antes... un tipo mujeriego y alborotador pero mucho más cruel de lo que él podría ser tanto en ese entonces como ahora. Era realmente guapo aunque siempre estuvo de segundo lugar en comparación con Anton, sus ojos eran demasiado fríos y su aura demasiado oscura e intimidante.
No me gustaba que Anton estuviese parado a su lado.
El Anton que conozco no se veía nada bien al lado de alguien como Heesung, él era tan gentil y amable aunque a veces era bromista y no se parecía a Heesung en lo absoluto. Había pasado un tiempo desde que supe quién era realmente... el Anton con el que me acurruco en el cobertizo de la piscina, el que me cocinó pasta y con el que me he quedado despierto hablando por teléfono hasta altas horas de la noche, sin embargo, frente a mí no pude ver al Anton que conocía y en su lugar había uno que no me gustaba, un Anton que me asustó y que consideraba a alguien como Heesung un amigo... un amigo que en este momento se acercaba a Karina con sus labios curvados en una sonrisa socarrona y sus ojos rodando de arriba abajo sobre sus curvas.
—Ugh. —gruñó ella, mirándome y poniendo los ojos en blanco. Heesung por supuesto estaba demasiado ocupado mirando sus pechos como para notar su expresión de disgusto y sólo dejó de caminar cuando estuvo cerca de ella y pudo inclinarse sobre su estatura más pequeña con el olor agrio de su colonia que nos envolvió a ambos y nos provocó oleadas de náuseas.
El rostro de Karina se deformó en una expresión abatida por el disgusto mientras que Heesung sólo sonrió para mostrar sus blancos y relucientes dientes.
—Pareces aburrida. —asumió, mirándome con burla. —¿Quieres deshacerte de tu novio aquí y venir con nosotros? Definitivamente te daré un buen momento de diversión. —Vi la garganta de mi hermana subir y bajar, tragando el vómito y retrocediendo un paso hacia mí.
—Estoy bien, gracias. —respondió ella fríamente y muy atenta a los movimientos de Heesung, quien permaneció quieto.
—Oww, no seas así nena. —se rió, estirando la mano para agarrar la delgada muñeca de Karina y tirando un poco de su brazo. —Deja a este pequeño perdedor, nunca podría satisfacer a alguien como tú.
—Ugh, ¿y acaso tú sí? —escupió, quitando el brazo de su agarre y sacudiéndolo como si las manos contrarias dejaran una especie de veneno sobre ella. Luego se giró hacia mí y tomó mi mano rápidamente, dándome a entender que debíamos irnos de inmediato, así que yo asentí de acuerdo.
Cuando comenzamos a caminar Heesung maldijo en voz alta con su mano apretando el hombro de Karina y tirando de ella hacia atrás, pronto la mano de mi hermana se deslizó fuera de la mía y ella jadeó adolorida al darse la vuelta. La sonrisa del tipo se volvía cada vez más fría aunque ésta no coincidía con la expresión lívida en sus ojos.
—¿Crees que puedes irte así de fácil después de hablarme de esa manera, perra? —cuestionó entrecerrando los ojos y luego sólo sonrió más, la cara generalmente estoica de Karina vaciló un poco y sus manos se cerraron en puños a los costados. Mi estómago se revolvió y mi corazón latía con tanta fuerza que podría salirse de mi caja torácica, mas eso no me detuvo de envolver con fuerza mis brazos alrededor de la cintura de mi hermana y atraerla hacia mí.
—¡No toques a mi hermana, gilipollas! —grité, mi voz se quebró un poco cuando los dientes de Heesung rechinaron antes de volver a su posición habitual con una sonrisa maquiavélica.
—Oh... ¿Hermana? ¿Acaso ustedes dos tienen algo raro? ¿Te gusta tu hermana o algo así, maldito asqueroso? —dijo y algunos de sus amigos se rieron ante su broma, dando un paso adelante hasta que su cuerpo se alzaba sobre mí. Mi línea de visión se encontró de lleno con su pecho y mis piernas temblaron mientras luchaba por mantener la compostura y no salir corriendo de la bolera.
—No estoy interesado en mi propia hermana idiota y francamente ella está aún menos interesada en ti. —escupí con mi voz sorprendentemente estable a pesar del temblor de mis manos.
Sentí que Karina agarraba la parte trasera de mi camisa con nerviosismo, tratando de tirar de mí hacia atrás y lejos de Heesung pero ya era demasiado tarde. Una vez que mis palabras se registraron en su cerebro, la sonrisa de Heesung fue borrada de su rostro y pronto su puño estaba volando en el aire.
El instinto me hizo levantar mis brazos para protegerme la cara, sin embargo, hice poco para evitar el golpe ya que Heesung no era un tipo para nada pequeño y yo no era fuerte en lo absoluto, su puño chocó contra mi antebrazo haciéndome soltar un gruñido de dolor y la pura fuerza del golpe me hizo caer al suelo repentinamente con los ojos cerrados. Dejé escapar un segundo ruido de dolor cuando golpeé el duro piso, mi pierna se retorció al chocar contra el costado del dispensador de bolas de boliche, me dolía el brazo... el dolor era punzante y contuso pero también me ardía la pierna como si alguien hubiera agarrado una espátula caliente y me hubiera golpeado con ella. Este tipo no bromeaba cuando se trataba de su fuerza.
—¡OYE!
Un instante después se desencadenó un grito ensordecedor y hubo un segundo ruido de un golpe seguido de algunos jadeos y una serie de gruñidos, sentí un par de manos agarrar mis hombros y la voz de mi hermana cerca de mi oído, su tono normalmente burlón ahora estaba empapado de preocupación, al abrir mis ojos mi boca soltó un sonido audible cuando observé la causa del segundo estruendo.
Heesung estaba en el suelo con la mano sobre su mandíbula y los ojos bien abiertos en estado de shock mientras miraba hacia arriba, pues Anton estaba parado al lado con su bota sobre el pecho del chico y su puño palpitando con los nudillos rojos. Su espalda estaba tensa y su mandíbula apretada, su boca estaba curvada hacia abajo en un gruñido haciendo que el piercing de su labio se viera algo amenazante mientras presionaba flexionando los músculos de sus piernas, empujando aún más a un aturdido y herido Heesung en el suelo, como si fuera un insecto debajo de su zapato.
Finalmente saliendo de su estupor, Heesung empujó la bota de Anton y se levantó de forma apresurada para agarrarlo por la parte delantera de su camisa, Anton no se movió para detenerlo y simplemente siguió mirando a Heesung a la cara, quien por cierto tenía su puño temblando a causa de la ira.
—¿Qué mierda, Anton? —gritó, los ojos del aludido se entrecerraron.
—¿Que qué mierda? —se burló, tomando la muñeca de Heesung para presionar la carne de allí sin ningún remordimiento, la boca del chico se retorció de dolor pero Anton no cedió y sólo disparó su rodilla al estómago de Heesung, quien palideció visiblemente y fue enviado al suelo por segunda vez... era evidente que no esperaba que Anton lo golpeará nuevamente. Eran grandes amigos y Anton nunca lo había golpeado antes, demonios ni siquiera habían discutido alguna vez, lo cual la mayoría de nosotros encontrábamos sorprendente ya que Heesung era un fanático de las peleas y nunca se contenía con sus palabras. —¿Comienzas a golpear a la gente y me preguntas 'qué mierda'?
Heesung escupió en el suelo al mismo tiempo que miraba a Anton con ira en sus ojos.
—¿Es en serio, Anton? ¿Nos ayudas con eso todos los fines de semana y ahora de repente eres una especie de gurú de la moral? ¿Qué demonios te pasa? —preguntó escéptico, levantándose de nuevo pero esta vez manteniéndose a una distancia prudente de Anton. —Eso nunca te importó antes pero ahora eres un maldito maricón.
Anton sólo arqueó una ceja con sus labios ligeramente fruncidos para luego convertir su expresión en una burlona.
—¿Yo? —preguntó en voz baja acompañada por una corta risa que provocó escalofríos. —¿Quién fue el que acaba de ser derribado dos veces por mí pero aún así me está llamando maricón?
Sungchan resopló fuerte desde el grupo de chicos que permanecían a un lado mientras que los demás sólo miraban a Heesung y Anton con sorpresa y curiosidad, la cara de Heesung se puso roja y el vapor casi se salía de sus orejas, sus venas sobresalían de su piel entretanto su sangre hervía.
—Anton Lee, eres un maldito-
Heesung comenzó a despotricar pero fue interrumpido cuando Anton corrió hacia adelante y lanzó un puñetazo en su estómago, justo en el lugar donde había recibido un rodillazo hace unos momentos... de alguna manera un poco de sangre brotó de su cara mientras perdía el aliento y caía al suelo por tercera vez.
—Supongo que la tercera es la vencida. —señaló mordaz, frotándose los nudillos ligeramente rojos para después volverse hacia sus amigos. —Ustedes me invitaron a salir pero como alguien está un poco herido creo que deberíamos dar por terminada la noche.
La declaración de Anton no dio lugar a quejas y su pandilla sólo asintió antes de dirigirse lentamente hacia Heesung, quien les insultó mientras intentaban arrastrarlo. Sólo Sungchan retrocedió para darle a Anton una mirada de disculpa y así retirarse también con Heesung, a quien en lugar de ayudar a levantarse, decidió sólo tomarle un par de fotos estando moribundo en el suelo desde múltiples ángulos con una sonrisa divertida en su rostro todo el tiempo.
—Oye Bin, ¿estás bien? —Karina preguntó con sus manos revoloteando de aquí para allá a través de mi dolorido cuerpo, primero agarrando mi brazo ella tocó y pinchó la carne tierna de allí sin siquiera disculparse cuando jadeé de dolor.
—¡Estaba bien hasta que empezaste a revisarme! —me quejé, apartando las manos contrarias de mi brazo herido y acunándolo protectoramente contra mi pecho.
Karina ignoró mi arrebato y continuó moviendo sus manos por mi cuerpo en busca de heridas antes de levantar el dobladillo de mis pantalones. Incluso el ligero movimiento me hizo estremecerme cuando una explosión de dolor subió a través de mi pierna, frunciendo el ceño ella miró mi tobillo inflamado y dejó escapar un "tsk" en voz baja.
—Parece realmente hinchado, Binnie. Espero que sólo se haya doblado pero teniendo en cuenta lo fuerte que caíste podría ser un esguince o una fractura. —explicó, sonando un poco como mamá en su modo de enfermera, por lo que comprendiendo lo que estaba diciendo y sin negar el hecho de que mi pierna estaba extremadamente adolorida, dejé que Karina me ayudara a levantarme y coloqué mi brazo sobre sus hombros para permitirle tomar la carga de mi peso. Los dos nos fuimos cojeando hasta el estacionamiento, sin embargo, antes de llegar al auto pude oler el aroma familiar del cigarrillo y luego pude sentir una mano cálida presionarse contra mi espalda baja, la cual se sintió al mismo tiempo tranquilizadora pero nerviosa.
—Bin... —me llamó Anton, manteniendo su voz suave y gentil, muy diferente al Anton que había estado golpeando a Heesung minutos antes. Tragando saliva me las arreglé para darme la vuelta mientras que la cara de mi hermana lucía cada vez más oscura al ver quién nos había detenido.
—Hola Anton. —le saludé, logrando darle una sonrisa débil pero luego haciendo una mueca al tambalearme sobre mi pierna. Su cara se contorsionó de preocupación otra vez y sus ojos se dirigieron a mi pierna. El dobladillo del pantalón había dejado mi piel expuesta, la cual estaba visiblemente roja e hinchada.
—Bin, ¿estás bien? —preguntó muy preocupado, extendiéndose para ayudarme a soportar mi peso pero cuando sus manos estuvieron a punto de tocarme, las de Karina se abrieron paso hacia el frente alejándole de su acercamiento.
—No, no está bien y eso es gracias a ti y a tus amigos. —interrumpió Karina con amargura, moviendo su cuerpo hacia adelante en un pequeño intento de separarme de Anton.
—Lo siento mucho. —lamentó el castaño, su voz no mostraba ni un atisbo de falsedad ni intención de defender a sus amigos. Su rostro permanecía preocupado y noté la forma en que sus nudillos estaban rojos por golpear a Heesung, también la forma en que sus dedos estaban extendidos y temblando un poco mientras quería ayudarme a mantenerme de pie... todo aquello hizo que se me revolviera el corazón.
—Está bien.
—¡No está bien! —Karina y yo hablamos al mismo tiempo mientras nuestras respuestas chocaban, ella luego se volvió hacia mí con la ira predominante en sus rasgos. —¡No Wonbin, esto no está bien! ¡Te golpearon y quizás tu pierna está rota! Así que no hay forma de que esto esté bien. —me dio un sermón antes de dirigirse hacia Anton con su ira aún más explosiva. —Y tú, aleja tu violencia y a tus asquerosos amigos de nosotros y más de Wonbin. Ya has hecho suficiente daño.
—¡Karina, no es su culpa! —refuté pero ella me silenció con una mirada severa y un pellizco agudo en mi brazo herido.
—Nos vamos a casa para que mamá pueda mirar tu pierna. —ordenó con firmeza y yo sólo pude dejarla arrastrarme hasta su auto. Mirando a Anton le di una sonrisa de disculpa, la cual me devolvió enseguida con sus ojos entristecidos y luciendo como un perrito arrepentido.
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Hasta aquí el capítulo mis amores, espero que les haya gustado!! ♡
Un poco tarde pero espero que todxs hayan pasado unas felices fiestas y que este 2025 esté lleno de cosas bonitas en sus vidas, les tqm 💓🫂
Este fue un cap un poco violento pero pues así tenía que suceder, pobre Binnie. 😿 Y el Antonio like:
No se olviden de votar y comentar, ya que eso me da más motivación para actualizar y si ven algún error no duden en comentar o escribirme. Besitos. ♡
Key ♡
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