23 ♡
Tragué duro cuando Winter comenzó a quitarse la ropa exterior, su traje de baño no era para nada revelador, el corpiño cubría más piel de lo que el bikini de Karina hacía, sin embargo, la forma en que el mismo marcaba sus curvas lo hacía más "provocativo" de lo que probablemente pretendía, aún así su escote se pronunciaba lo suficiente para que algunas personas la miraran mientras se ataba el cabello en una trenza suelta.
—Bin, ¿me ayudas con el protector solar? —pidió Winter con las mejillas sonrosadas a la vez que extendía la botella de loción hacia mí. Shotaro y Karina se miraron entre sí antes de que él agarrara el brazo de Eunseok, quien se tropezó cuando todos comenzaron a correr hacia el agua, Shotaro se volvió hacia mí para levantarme el pulgar y mover las cejas de arriba abajo, haciéndome sentir incómodo.
—Uh sí, no hay problema. —acepté y tomé la botella. Por otro lado, Winter sonrió y se dio la vuelta, tirando su trenza sobre su hombro para revelar la nuca.
—Asegúrate de ponerlo en todas partes, no quiero quemarme. —volvió a pedir con su voz tranquila mientras yo daba un paso tentativo hacia ella con un poco del líquido blanco sobre mis manos. El doble sentido de sus palabras hizo que mis mejillas se tornaran más rojizas y me di cuenta de que ella también estaba nerviosa.
Relájate Wonbin, es sólo protector solar. Algo totalmente inocente.
—Correcto. —me susurré a mí mismo y entonces comencé a frotar el protector solar en la espalda de la chica, la cual no se movió mientras yo cubría su cuello y omóplatos rápidamente, no quería tocar su piel por más tiempo del necesario y todo iba bien hasta que llegué a la mitad de su espalda. Cuidadosamente coloqué el protector solar sobre el pequeño círculo de piel expuesta allí y me asusté cuando Winter se estremeció visiblemente ante mi toque.
"Anton me hacía temblar de esta manera", fue lo que pensé en ese momento.
Mis manos se retiraron cuando el pensamiento voló hacia mi mente con los pelos de mi nuca erguidos.
Sintiendo que mis dedos ya no la tocaban, Winter se volteó tímidamente con una pequeña sonrisa en su rostro y me miró, tenía las mejillas rojas y el labio inferior un poco húmedo como si lo hubiese estado mordisqueando.
—Gracias Bin. —agradeció y caminó hacia mí, me sentí incómodo cuando sus ojos marrones se movieron hacia mis labios.
—No hay problema. —le resté importancia, solté el aire retenido en mis pulmones y retrocedí para colocar el protector solar en su bolsa que estaba sobre la toalla de playa que Shotaro había tendido, la cara de Winter se desilusionó pero luego recuperó su expresión habitual relajada cuando agarró mi mano.
—¡Vamos a nadar! —Dejé que me arrastrara al agua, riendo cuando vio a Eunseok caer torpemente hacia Karina, quien casualmente se apartó del camino y lo dejó caer al mar como una roca.
Caminé por el agua hasta que ésta llegó a mis caderas, Winter estaba parada a mi lado con el agua llegándole hasta el ombligo. Me puse rígido cuando sus manos se envolvieron alrededor de mi antebrazo y sus senos se presionaron contra mi bícep.
—Vamos a nadar. —insistió con una sonrisa maliciosa al mismo tiempo que señalaba con la cabeza hacia unas rocas apartadas en el extremo más alejado. Eché un vistazo a Shotaro, Karina y Eunseok, todos estaban tan preocupados por tratar de apilar la mayor cantidad posible de algas marinas que no nos prestaron atención en lo absoluto, y pareciendo escuchar mis pensamientos ella siguió. —No se darán cuenta si nos escapamos.
No tuve el corazón para decirle que no y pronto nos encontrábamos caminando hacia las rocas, Winter flotó sin esfuerzo un poco más lejos de la arena mientras que yo me quedaba cerca del área no profunda y arrastraba mis pies por el agua, cuando rodeamos las piedras separadas de la vista de los demás, ella se aferró a mis hombros y nuestras pelvis chocaron entretanto luchábamos por mantenernos a flote. El agua salpicaba mi barbilla, mis pies nos arrastraban a los dos por aguas poco profundas y Winter frunció el ceño y me miró con ojos brumosos.
—Lo siento, no soy un buen nadador. —mentí, la cara de la chica se suavizó y asintió con su mano descansando en la parte posterior de mi cabeza y pasando sus dedos por mi cabello húmedo. —¿Podemos quedarnos cerca de la orilla?
—Claro.
Los dos seguimos caminando para sentarnos en un par de rocas, sin embargo, hice pequeños movimientos para tratar de alejarme de ella aunque pronto estuvo alrededor mío con su cabeza sobre mi hombro. Los dos nos quedamos allí durante un rato más, su cara lucía pacífica mientras que la mía luchaba por ocultar la incomodidad. Cuando Winter se acurrucó a mi lado, su calor se presionó contra mí y no pude evitar desear que el calor que emanaba fuera de otra persona.
🐰♡🦕
—¡Ustedes dos podrían quedarse aquí! —sugirió mi madre recogiendo los platos, Shotaro asintió de acuerdo mientras lamía los jugos de la carne de su pulgar después de nuestra barbacoa en el patio trasero, Karina trató de no estallar en carcajadas por la cara de éxtasis de Eunseok, Winter se sonrojó y me dio una mirada cuidadosa a la vez que jugueteaba con el dobladillo de su vestido. Shotaro se dio cuenta de ello y me dio un codazo no tan sutil pero yo mantuve mi rostro estoico mientras mamá seguía intentando persuadir a Eunseok y a Winter, cuyas expresiones daban a entender que ya estaban completamente de acuerdo.
—¿Supongo que ustedes no empacaron para un viaje nocturno? —preguntó Karina y en respuesta Eunseok negó con su cabeza. Casi pude ver su cola imaginaria moviéndose como la de un perro cuando mi hermana dijo sus palabras y asintió pensativamente. —Bueno, podríamos ir al supermercado a comprar cepillos de dientes.
—Y Eunseok puedes usar algo de mi ropa para dormir si quieres. —ofreció Shotaro antes de mirarme, sus labios se arquearon a un lado. Cuando miré de vuelta a mi amigo su sonrisa se profundizó, Karina obviamente se dio cuenta y se rió. —Bin podría dejar que Winter tome prestada una de sus camisas para dormir también. ¿Verdad, Wonbinnie?
No. ¿Por qué yo y no Karina?
—Sí claro, no hay problema. —respondí con la cabeza baja, maldiciéndome internamente por mi incapacidad de decir no. La cara de Winter comenzó a brillar de un rojo intenso desde las mejillas hasta las puntas de sus orejas.
—¡Entonces está arreglado! —dijo mamá felizmente, empujándome para que me moviera. —Karina puede llevarlos al supermercado y comprar las cosas que necesiten mientras yo limpio un poco aquí.
—¿Está segura, Sra. Park? —Winter preguntó con el ceño fruncido cuando mi madre se tambaleó bajo el peso de los platos, ella sólo se echó a reír y señaló hacia la puerta con una sonrisa amistosa.
—Estoy bien, cariño. —le aseguró y Winter sonrió dulcemente antes de que el grupo saliera.
Los cinco nos amontonamos en el auto de mi hermana, Eunseok se subió en el asiento del copiloto en un intento vergonzoso de sentarse al lado de ella, mientras que los demás nos ubicamos en la parte trasera de su pequeño auto. Suspiré con amargura cuando mis brazos se presionaron incómodamente contra Winter, quien estaba en medio de Shotaro y yo, noté que ella estaba sentada un poco más cerca de mi lado, dándole a Shotaro más espacio y dándome a mí más... ansiedad.
Afortunadamente el supermercado estaba cerca de nuestra casa de playa alquilada y tan pronto como Karina se estacionó salimos del auto, el establecimiento era pequeño en comparación con los de la ciudad y las únicas otras personas aquí aparte de los trabajadores, eran una pareja en la sección de artículos de tocador tratando de decidir qué condones querían.
—Ustedes vayan a buscar sus cepillos de dientes y lo que necesiten, yo voy a comprar algunos bocadillos. —ordenó Karina, dirigiéndose sola al pasillo de papas fritas y galletas.
—Buena suerte, amigo mío. —deseó Shotaro, dándole palmaditas solemnes en la espalda a Eunseok, quien miraba a Karina con nostalgia. —Rezo por el día en que ella realmente te vea como hombre.
—Okayyyyy, ¿pueden dejar de hablar así de mi hermana en mi presencia? —imploré con arqueadas de por medio, Winter se echó a reír cuando Shotaro volvió a acariciarle la cabeza a Eunseok mientras que éste último se quejaba. —Y sólo espera a que la veas en su modo hogareña, ella te asustará de inmediato. —Shotaro asintió ante mis palabras a la vez que se imaginaba la apariencia hogareña de mi hermana, dándole a Eunseok una mirada de disculpa.
—Sí hombre, ahora la ves así pero dale una hora y te asustarás, es básicamente una cosa de actividad paranormal. —secundó el japonés haciendo que Eunseok frunciera el ceño.
—Si ustedes están tratando de asustarme, no está funcionando. Bin, tu hermana está jodidamente buena. —dijo Eunseok y esta vez sí me dieron náuseas de verdad.
—Sí bueno, ahora voy a borrar eso de mi memoria. —me quejé levantando mis lentes para pellizcar el puente de mi nariz. Winter sólo se rió antes de agarrar mi antebrazo para guiarme a la sección de aseo personal. Rápidamente agarró dos de los cepillos de dientes manuales más baratos y un poco de pasta dental.
Sabía que mi hermana había regresado con sus bocadillos cuando Eunseok se quitó el brazo de Shotaro de encima, enderezó su espalda y plasmó una sonrisa increíblemente exagerada en su rostro. Karina ni siquiera lo miró por un segundo mientras agitaba con entusiasmo dos grandes bolsas de snacks en sus manos.
—Estaban a mitad de precio. —anunció con la cara radiante al mismo tiempo que relataba las ofertas que encontró.
—Oooh, Doritos flaming hot. —canturreó Shotaro, lamiéndose los labios. —Buena elección.
—Soy una mujer de buen gusto. —aludió ella y Shotaro se echó a reír mientras que Eunseok la miraba tragando saliva. Winter captó mi gran incomodidad ante el evidente enamoramiento de Eunseok por mi hermana, por lo que nos instó a regresar a casa ya que se estaba haciendo un poco tarde. Los cinco pagamos nuestras cosas y finalmente salimos del supermercado.
Cuando llegamos a casa mi madre ya estaba con su pijama puesta y lista para dormir, deseándonos una buena noche. Mamá besó mi mejilla antes de regresar a su habitación, dejándola abierta para que Karina la siguiera, ya que iban a compartirla esta noche. Con Winter y Eunseok quedándose con nosotros, éste último se quedaría con Shotaro en lo que una vez fue nuestra habitación y Winter iba a tomar lo que había sido la cama de Karina, de modo que yo opté por dormir en el sofá y no tuve problemas con eso.
Mis amigos pronto entraron a su habitación para cambiarse a su pijama, dejándonos a Winter y a mí en la sala de estar, quien aprovechó la situación y mi estado distraído para robarme un casto beso en los labios, haciéndome sentir incómodo por milésima vez en el día.
—Uhm... iré a buscarte una camisa para dormir. —avisé, evitando a toda costa su mirada.
—Está bien, gracias Binnie. —agradeció con un sonrojo en sus mejillas y yo sólo asentí para luego salir corriendo como flash a la habitación.
Shotaro estaba con su pijama puesta sentado en la cama ojeando su teléfono mientras que Eunseok estaba semi desnudo colocándose un par de pantalones de chándal. Eunseok era algo flaco, su piel era pálida y tenía músculos un poco definidos. Lo miré por un breve momento y no porque no pudiese apartar mis ojos de su figura, sino porque estaba tratando de ver si contemplarlo en su estado de semi desnudez me haría sentir algo.
Pero aquello no me hizo sentir nada.
Era demasiado delgado para mi gusto, su piel era un poco seca y sus músculos no eran lo suficientemente notables. No tenía abdominales finamente esculpidos, ni una espalda tan ancha y fuerte que mis brazos no fuesen capaces de llenar en su totalidad, ni tampoco tatuajes oscuros esparcidos por los músculos ondulantes de sus brazos. No tenía el cabello castaño ni una mirada profunda, ni un piercing en sus labios que reflejara la luz.
Él no era Anton.
—¿Estás bien, Bin? —inquirió Shotaro mirándome por encima de su teléfono, tragué saliva y asentí para luego disponerme a hurgar mi equipaje en busca de la camisa más grande que tenía para dársela a Winter. Saqué una de las camisetas que yo iba a usar como pijama, era vieja y tenía una impresión vergonzosa de un conejito pero tenía que funcionar.
—Oh sí, ve a darle algo de ropa a tu chica. —se burló el japonés mientras que Eunseok me guiñaba un ojo.
—Ella no es mi... —hice una pausa y gemí de frustración ya que los dos sólo me molestaron más. —Los odio, en serio.
—¡Pero amas a Winter! —me gritó, causándome un terrible dolor de cabeza.
La aludida debió haber escuchado la estruendosa voz de Shotaro a través de la puerta porque cuando regresé a la sala pude notar sus manos presionadas contra sus mejillas calientes.
—Uh, aquí hay una camisa, es un poco vieja pero está limpia así que no te preocupes. —dije frotándome la nuca y ella la tomó con cautela como si fuera una prenda de diseñador.
—Es linda. —la elogió, sosteniéndola contra su cuerpo. —¿Acaso no sabías que los conejitos están en temporada? —me dió una sonrisa descarada y yo sonreí forzosamente.
—Claramente la moda no es mi fuerte. —espeté. —Pero bueno, debo irme a cambiar.
—S-Sí, yo igual.
Los dos nos dirigimos a habitaciones separadas para cambiarnos y después de que todos lo hicieran, nos reunimos de nuevo en el salón. Winter era tímida porque cuando salió del baño tiró del dobladillo de mi camiseta que cubría la mayor parte de sus muslos aunque yo no era particularmente grande en estatura.
—Me alegro de que te quedara. —fue todo lo que pude decirle, ella se sonrojó un poco por mis palabras y asintió en silencio.
—¡Oh Dios mío! —exclamó Eunseok de repente y todas nuestras cabezas siguieron su mirada. Shotaro y yo ni nos inmutamos cuando vimos a Karina salir de la habitación con la cara cubierta de una mezcla verde y el pelo en un moño terriblemente rebelde. Se encontraba masticando Doritos a un ritmo rápido, dejando caer algunas migajas en la parte delantera de su pijama.
—Y apareció Hulk. —anunció Shotaro y ella lo silenció metiéndole un par de doritos en su boca.
Después de un poco más de burlas, los cinco nos acomodamos en el sofá en forma de "L" para ver una película, una vez que terminó y llegaron los créditos Eunseok ayudó a una Winter somnolienta a dirigirse a su cama después de desearnos una buena noche mientras que Shotaro sólo empujó a Karina a su habitación. Los chicos pronto se fueron a la de ellos y me dejaron solo en el sofá debajo de una manta delgada, incapaz de dormir.
Rodeé sobre mi costado y me arrastré hacia atrás hasta que mi espalda golpeó el respaldo del sofá, mirando mi teléfono me sorprendió ver que tenía una llamada perdida.
Debí haberla perdido durante la película.
Mi corazón latía con fuerza mientras revisaba mi registro de llamadas, una sonrisa estalló en mi rostro cuando la emoción me quitó cualquier indicio de sueño. Sin pensarlo dos veces llamé de vuelta al número al mismo tiempo que me ponía de pie y arrastraba la manta conmigo hacia la salida al porche trasero, me senté en la hamaca y presioné el teléfono contra mi oído, el tono de marcación me hizo sentir impaciente. Hubo un click y luego una suave y ronca voz me hizo cosquillas en el oído.
—Te tomó un tiempo devolverme la llamada, Bin. —Sonreí y me mordí el labio inferior al escuchar su voz, cerrando los ojos para saborearla antes de hablar.
—Lo siento, Tonnie.
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Wonbin y nosotrxs con cualquier interacción hetere:
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