19 ♡
(TW) ⚠️
⇝ Heterosexualidad xd
────────── ( ♡ ) ──────────
Winter me había enviado mensajes de texto desde temprano por la mañana aunque silencié las notificaciones después de una larga noche con Anton. No es que hayamos hecho algo, después de almorzar y descansar bajo el sol en la azotea, disfrutar de la suave brisa y la vista, Anton me llevó a mi casa horas después y se fue. No fue hasta las primeras horas de la madrugada que Anton me despertó con una llamada telefónica y hasta una hora después que dejamos de hablar, me permití dormir.
Ahora, durante la tarde de un domingo estaba tumbado en la cama aturdido, ojeando mi teléfono bajo la seguridad de mi manta mientras miraba uno de los tantos mensajes de la chica.
- Winter - 9:14 am
¡Hola Bin! ¿Quieres venir a mi casa más tarde?
Estaré aquí todo el día.
Tragué saliva, desplazándome por la línea de mensajes que me había enviado, el último con una nota de preocupación porque no había respondido a ninguno de sus mensajes anteriores. Me froté los ojos y mis dedos tocaron la pantalla de cristal, las palabras saliendo más fácilmente de mis dedos que de mi boca.
- Bin - 3:30 pm
Sí, suena bien.
Lo siento, estaba dormido.
Me di la vuelta en mi cama cuando vi tres puntos al lado de la foto de Winter. Mi teléfono vibró en mi mano cuando ella respondió con una velocidad que avergonzaría a los millennials.
- Winter - 3:30 pm
¿Estudiaste toda la noche? Tengo café y comida :)
Logré sonreír ante sus palabras, la imágen mental de Winter esperándome en su casa con una humeante taza de café en sus manos no fue desagradable pero aún así todo seguía demasiado confuso.
- Winter - 3:31 pm
¿Quieres venir ahora?
No.
- Bin - 3:32 pm
Claro, nos vemos en unos minutos.
Apagué el teléfono, me puse de rodillas y enterré la cabeza en la almohada gimiendo con mortificación.
—Necesitas detener esto, Wonbin. —me regañé a mí mismo. Seguí acostado sin fuerzas en mi cama durante unos minutos más hasta que finalmente reuní el poco coraje que me quedaba y me las arreglé para salir de mis mantas. Me cambié rápidamente, agarrando un atuendo simple y básico que había usado el viernes desde el respaldo de una silla sin pensarlo dos veces. No me llevó mucho tiempo poner mis lentes de contactos en mis ojos y peinarme un poco.
Cuando me incliné en el espejo para ver más de cerca mi intratable cabellera, la puerta del baño compartido se abrió de golpe, revelando a Karina.
—Tengo que orinar. —anunció ella, entrando por la puerta interior que ocultaba el inodoro y cerrándola detrás de ella. Suspiré cuando escuché a Karina maldecir, el asiento del inodoro aparentemente todavía estaba levantado y casi absorbió su trasero por completo.
—Eres el único chico en esta casa, Bin. ¿Puedes bajar el maldito asiento cuando hayas terminado de mear? Jesús. —se quejó, su voz no pudo ser apagada ni con el grosor de la puerta.
—Lo siento. —respondí sarcásticamente, renunciando a tratar de salvar mi trágica situación de cabello justo cuando Karina se marchaba. Mi hermana todavía vestida con su pijama y su cabello medio caído de su moño, me empujó a un lado por la cadera para lavarse las manos y mirándome en el reflejo del espejo, ella levantó una ceja.
—Realmente necesitas arreglar tu cabello, parece que un muppet murió en tu cabeza. —se burló.
—Lo sé, no necesitas decírmelo. —protesté sin negar el hecho de mi apariencia.
—¿Por qué no vuelves a tu color natural? Ni siquiera sé por qué querías ser rubio en primer lugar. —dijo chasqueando la lengua.
—Sí, ahora sé que no me veo bien rubio. —me lamenté, dándole a mi hermana una mirada aguda. —Probablemente lo volveré a teñir pronto, sólo tengo que comprar un poco de tinte.
—Puedo comprarlo después del trabajo. También intentaré ayudarte a arreglar... lo que sea que sea eso. —ofreció Karina, arrugando la nariz y agitando sus manos goteantes hacia mi cara. Alejándome de su agarre jabonoso, le di las gracias antes de regresar a mi habitación para tomar algunas de mis cosas.
Guardando mi teléfono en mi bolsillo delantero y mi billetera en el otro, bajé las escaleras. Karina se había movido a la cocina donde se encontraba tomando un jugo de naranja. Tras despedirme de ella, me dirigí a la casa de Winter.
Lo que debió haber sido una caminata corta se convirtió en una caminata de media hora. Mis pies se sentían pesados y me encontraba atravesando el parque en lugar de un atajo como lo habría hecho normalmente. Mi cuerpo sabía que la casa de Winter no era donde yo quería estar, sin embargo, mi cabeza trataba de obtener toda mi concentración para hacer los giros correctos y no dar vuelta en U para regresar a una casa muy familiar de colores brillantes y adornada con flores.
Minutos más tarde me encontraba donde se suponía que ocupaba estar, una casa gris de dos pisos con arbustos picados que recubrían sus paredes lisas. Me aferré a la parte delantera de mi camiseta con la mano, dejé escapar un suspiro forzado y me moví para llamar a la puerta. Antes de que mi puño tocara la madera, la puerta cedió frente a mí y un mechón de cabello rubio claro y perfume me envolvió.
—¡Bin! —Winter se echó a reír y sus brazos se engancharon alrededor de mi cuello cuando su cuerpo se estrelló contra mí, tragué saliva y le devolví el abrazo con rigidez, mis manos le acariciaron la espalda dos veces. Winter pronto se apartó de mí con una amplia sonrisa en su rostro para luego presionar un casto beso sobre mis labios cerrados. —Te extrañé.
—Me viste el viernes. —le dije, a lo que ella resopló.
—Lo sé pero aún así te extrañé, idiota. —expresó tirando de mi mano. —¿Entonces no has comido? A pesar de que ya pasó la hora del almuerzo, hice algunos huevos con tocino y tostadas para ti. Ah y café, mucho café.
—No tenías que hacerlo, Winter.
—Quería hacerlo. —me aseguró, empujándome por los hombros cuando llegamos al comedor. —Ahora siéntate y te traeré la comida. —Dándome una sonrisa desapareció detrás de los arcos blancos y volvió a aparecer con una bandeja llena de comida. Mi estómago retumbó cuando el olor a huevos y tocino llegó a mi nariz.
—Gracias Winter. —agradecí suavemente, la chica asintió sonriente y se sentó en la silla junto a la mía. Su pierna chocó contra la mía cuando tomé el tocino, los huevos y lo metí entre dos rebanadas de pan tostado. La comida era sosa en mi paladar, los huevos un poco gomosos y el tocino con sabor a aceite. Ambos estaban semi-fríos, probablemente estuvieron en una sartén reposando mientras yo me dirigía a su casa. Las únicas cosas que estaban calientes eran las dos rebanadas de pan tostado y éstas estaban ligeramente untadas con mantequilla... la única salvación para esta comida. Tragando con cierta rapidez, mi estómago estaba feliz de estar lleno, no obstante, me volví hacia Winter y le di una sonrisa forzada, la sensación hizo que mi cara picara incómoda. —Está bien, es exactamente lo que necesitaba.
—Pude notar eso. —bromeó ella, gesticulando hacia mi estómago que ahora había dejado de retumbar cuando terminé rápidamente el resto de la comida. Una vez que terminé, puse los cubiertos con cuidado sobre el plato, Winter se movió para agarrar todo pero alejé sus manos negando con mi cabeza y recogiendo los platos y la taza por mí mismo.
—Qué caballeroso. —se rió siguiéndome a la cocina, sus manos agarraron mi cintura cuando estuvo parada detrás de mí. Sentí sus manos deslizarse hacia adelante, sus brazos ahora rodeaban mi estómago mientras su cara se presionaba contra mi espalda. La sentí inhalar profundamente apretando los brazos.
—¿Me vas a dejar lavar estos platos? —pregunté, tratando de mantener mi voz relajada cuando el calor corporal de Winter comenzó a sofocarme.
—No. —murmuró contra mi espalda, haciéndome reír a carcajadas.
—Bueno, lo haré de todos modos. —le respondí, ignorando la forma en que los senos de la chica empujaban contra mi columna mientras lavaba los platos rápidamente. Winter no me soltó incluso después de que haya terminado y mis manos ligeramente húmedas apartaron las suyas de mí. Tragué saliva cuando ella dio un paso hacia mí, mi cuerpo se movió hacia atrás en respuesta sólo para chocar contra el borde del mostrador de la cocina. La piedra fría se clavó en mi espalda cuando Winter terminó cerrando el espacio entre nosotros con los ojos entrecerrados y las mejillas enrojecidas.
—Bin. —suspiró, agarrando la parte delantera de mi camiseta y empujándome hacia un beso acalorado. Mi mente se quedó en blanco por un momento cuando sus uñas se clavaron en la parte delantera de mi camiseta. Jadeé cuando sentí sus senos chocar contra mí, mis manos congeladas y todavía húmedas se agarraron instintivamente de la cintura de la chica, ésta última dejó escapar un gemido cuando la humedad se filtró a través de su blusa y su piel.
El beso de Winter fue mucho... mucho más aventurero que la última vez, su boca se movió más y su lengua exploró mi cavidad bucal, la inexperiencia en su toque fue dominada por su emoción. Su lengua lamió mi labio inferior y una de sus manos se envolvió en mi cabello mientras que la otra cubrió una de las mías que todavía estaba al ras contra su cadera.
—Bin, quiero que tú... —respiró contra mis labios con una voz desigual. La chica presionó besos cortos contra mi boca, mejilla y mandíbula mientras su mano guiaba la mía hasta el borde de su blusa. Me tensé por completo cuando ella se subió la prenda y tomó mi mano para arrastrarla a lo largo de su estómago plano, subiendo más y más alto hasta que un pequeño jadeo se escapó de sus labios cuando ella misma presionó mi mano contra uno de sus senos. El encaje de su sujetador estaba un poco rasposo y la tela se sintió delgada, su pezón excitado estaba presionando contra mi palma ahora.
—Oh Dios mío, Bin. —gimió Winter. Su mano que todavía cubría la mía, me empujó a amasar más sus pechos.
Oh Dios Santo, ¿Qué haces Wonbin?
Solté un ruido ahogado cuando aparté mi mano de su cuerpo y aumenté la distancia entre nosotros. Winter me miró sorprendida y un poco herida mientras se bajaba apresuradamente la blusa, moviendo los brazos para cubrir su pecho que había estado tan expuesto apenas un segundo antes. Mi corazón latía con fuerza a la vez que me deslizaba entre Winter y el mostrador, mi ropa en desorden y mi mente aún más.
—L-Lo siento. —tartamudeé con los ojos mirando hacia mis pies cuando ella comenzó a temblar un poco.
—Bin... —habló con su voz tan tranquila que me hizo levantar la vista. Sus grandes ojos estaban un poco llorosos y su labio inferior estaba todavía magullado y húmedo. —N-No... u-um... —la voz de la chica se quebró mientras buscaba algo en mis ojos, haciéndome volver a alejarme.
Sólo dile la verdad.
—Winter, yo... —comencé pero las palabras que quería decir se atoraron en mi garganta. Arañaron y arañaron por dentro pero cuando las lágrimas hicieron acto de presencia en la línea de las pestañas inferiores de la chica, perdieron el control y cayeron de nuevo en las profundidades de mi estómago.
—C-Creo que nos estamos moviendo un poco rápido. —La mentira era amarga pero se me salía fácilmente de la lengua y la culpa que le acompañaba era aún más amarga. —No estoy... no estoy listo para um... este tipo de cosas.
Winter guardó silencio por un momento, sus dedos frotando sus ojos mientras se tragaba un hipido. Una vez que tuvo su respiración bajo control, me miró de nuevo con una pequeña sonrisa de alivio en su rostro.
—¡Gracias a Dios! —exclamó, sus palabras seguidas de una fuerte carcajada. —Pensé que tú... no... de todos modos me alegro. Um... me gusta eso de ti, ¿sabes?
—¿Que cosa? —pregunté, tragando duro.
—Eres honesto. —contestó mientras la cara de Anton brillaba en mi mente. —La mayoría de los chicos no admitirían eso... pero tú no eres como la mayoría.
No soy honesto.
—No lo soy... —revelé las palabras más sinceras de todo el día.
—Lo eres. —insistió, su voz tan segura y tan confiada que sólo me hizo querer arrojarme por un precipicio. No podía moverme mientras ella me abrazaba, su mejilla descansaba contra mi pecho.
No soy honesto en lo absoluto, soy un mentiroso.
🐰♡🦕
Suspiré profundamente a la vez que Karina pasaba sus dedos protegidos con guantes por mi cabello, las manos de mi hermana detuvieron sus movimientos y sus codos se presionaron en mis hombros mientras yo miraba por el espejo.
—¿Por qué suspiras tanto? Pareces una mujer joven que acaba de enviar a su esposo a luchar en la guerra. —cuestionó resoplando.
—Nada. —respondí seco rodando los ojos, mi respuesta de rechazo sólo hizo que Karina se sintiera más curiosa, su cuerpo se movió desde detrás de mí hasta el borde del baño. Sentada sobre la porcelana con sus largas piernas cruzadas y sus manos colgando en el aire para no teñirse, mi hermana sólo me miró con un poco de preocupación.
—A mí no me parece que sea nada. —alegó, encogiéndose de hombros. —Llegaste a casa con un aspecto pálido y fuera de lugar. ¿Qué pasó?
—Ya te lo dije Karina, no pasó nada. —refuté, arrugando la nariz cuando un mechón de cabello se deslizó de mi cabeza y golpeó contra mi frente, el olor a químico del tinte se sintió más fuerte ahora.
—Ah, ¿problemas con chicas entonces? —dedujo, asintiendo para sí misma. —Probablemente por eso no me lo dirás.
—Karina. —la nombré con advertencia, mi hermana sólo asintió un poco más fuerte.
—Sí, definitivamente problemas de chicas. ¿Alguien rechazó tu amor, mi pobre hermano pequeño? —asumió dejando escapar un sollozo falso. —Amor joven, tan trágico como en las novelas.
Ella no me rechazó, yo la rechacé aunque no por completo.
—En serio Karina no es nada, sólo estoy estresado con la escuela, las tareas y los exámenes están llegando a su fin y no estoy listo para nada. —mentí entre dientes. Karina sólo me miró con la cabeza inclinada antes de suspirar.
—Bien, voy a ceder esta vez. Simplemente no vuelvas a casa con un aspecto tan sombrío, ¿de acuerdo? Esa cara triste te queda incluso menos que el cabello rubio y eso es muchísimo que decir.
—Wow, realmente puedo sentir tu amor. —repliqué en un tono monótono y Karina me dio una sonrisa antes de revolver mi cabello con su guante cubierto de tinte.
—Sí, sí. Te amo mucho, así que ahora inclina tu cabeza a un lado para que pueda tener mejor acceso, estúpido. —ordenó, forzando mi cabeza hacia un lado antes de aplicar un poco más de tinte sobre la palma de su mano. —Cuando termine contigo no habrá ninguna chica que te rechace, confía en mí. —No pude evitar reírme cuando Karina movió mi pelo juguetonamente, sus ojos se suavizaron mientras lo hacía. —¿Ves? Ya te ves mejor.
—Gracias Karina. —le agradecí, sintiéndome un poco más ligero aunque no menos culpable.
Necesito decepcionar a Winter pronto.
────────── ( ♡ ) ──────────
Hasta aquí el capítulo, espero que les haya gustado!! ♡
Esta semana estuve un poco enferma y por eso no actualicé antes pero ya me siento mejor así que decidí subirles el cap hoy, además de que el regreso de Seunghan me dio más motivación para hacerlo. 💓😭
En fin, si ven algún error no duden en comentar o escribirme. Besitos. ♡
Key ♡
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top