17 ♡
Era viernes y todos habían notado que Anton asistía a la escuela con mucha más frecuencia que antes, claro que a veces llegaba tarde o se iba a la mitad del día para fumar pero siempre volvía a la hora del almuerzo sólo para desaparecer en algún lugar del campus.
También se había convertido en una especie de rutina para mí el dejar a mis amigos al final del almuerzo para dirigirme al almacén de la piscina con el pretexto de tener que reunirme con maestros sobre algún trabajo escolar. La gente no había sumado dos y dos, y francamente, no esperaba que lo hicieran. Anton y yo nunca estuvimos en la misma burbuja de pensamiento ya que éramos dos personas muy diferentes y con reputaciones aún más diferentes pero que de alguna manera, siempre terminábamos siendo nosotros dos en el mismo almacén trasero.
Fruncí el ceño cuando Anton encendió un cigarrillo sobre mi cara, inhalando profundamente antes de exhalar el humo gris. Solté un ligero ruido de disgusto y él se rió en respuesta. Anton estaba sentado de espaldas contra la pared de ladrillo del almacén con las piernas estiradas mientras mi cabeza reposaba cómodamente sobre sus muslos y aunque no eran las cosas más suaves, sus piernas eran lo suficientemente cómodas y no quería moverme en lo absoluto, incluso si estaba dejando salir ese humo putrefacto sobre mi cara.
—Si quieres contraer cáncer de pulmón adelante, pero yo estoy bien sin él, gracias. —expresé con una mueca y Anton me miraba divertido. Mis manos temblaron cuando tuve que hacer retroceder el impulso de pasar mis dedos por su cabello castaño que colgaba sobre su frente mientras doblaba su cuello para mirarme, después de observar mi nariz arrugada por un segundo más, Anton suspiró y terminó por aplastar el cigarrillo contra el suelo de piedra.
—¿Feliz ahora? —preguntó, rodando un poco los ojos aunque su boca estaba sonriente.
—Muy feliz, esas cosas saben de la devlin. Ni entiendo por qué fumas.
—Es algo que mantiene mis manos ocupadas y te acostumbras al sabor. —explicó con su rostro encendido a la vez que se inclinaba para besarme, mis ojos se cerraron mientras disfrutaba la sensación de su boca sobre la mía, sin importar el ligero sabor del tabaco que desafortunadamente se había convertido en algo de lo que ya me estaba acostumbrando.
—Creo que realmente lo haces. —murmuré contra su boca, él sonriendo mientras se alejaba un poco triunfante. Dejando que mi mano se moviera hacia arriba, golpeé la mano de Anton cuando éste comenzó a sacar otro cigarrillo. —No, ahora esta será una zona libre de cáncer, idiota. Mantén tus manos ocupadas de otra manera.
—Me gusta la idea. —concordó, uniendo sus dedos con los míos en el aire. Observé nuestras manos entrelazadas y sentí que mi estómago se revolvía cuando su pulgar dibujó un círculo en el dorso de mi mano.
—Así está mejor. —respondí con frialdad, Anton soltó un resoplido y bajó nuestras manos sobre mi abdomen pero aún apretadas. Me encontré cerrando los ojos cuando la mano libre de Anton comenzó a juguetear con mi cabello, sus dedos rastrillaban perezosamente mientras obtenía otra forma de mantener sus dedos ocupados. Supongo que era mejor que fumar e incluso más si me hacía retorcer cada vez que sus uñas me hacían cosquillas en el cuero cabelludo.
Se sintió como una eternidad hasta que ninguno de los dos volvió a hablar, ambos disfrutando del cómodo silencio y el sentimiento de nuestras manos unidas, incluso si los toques eran inocentes. Sentir su calor sobre mi estómago y el cómo acunaba mi cabeza era reconfortante, y "reconfortante" no solía ser algo que acompañara a Anton. Algo sobre la facilidad de estar a su lado agitó algo dentro de mí pero no quería entender qué era eso y simplemente aplasté la sensación como la colilla de su cigarrillo.
Anton fue quien rompió el silencio, sus dedos acariciando mi cabello con parsimonia mientras hablaba.
—Esa chica con la que siempre estás... —habló y yo abrí los ojos cuando se detuvieron sus caricias. Tragué saliva y giré mi cuerpo hacia un lado para evitar su mirada, la mano de Anton en mi cabello se separó cuando me moví pero volvió a unirse cuando me detuve de nuevo.
—¿Qué hay de ella? —pregunté como quien no quiere la cosa, mis palabras un poco rápidas y la voz demasiado alta. Anton sólo dejó escapar una burla.
—¿Qué es ella para ti?
—Ella es... —traté de encontrar las palabras correctas para describirlo pero estuve vacilante. Mi mente rememoró aquel beso y los toques de Winter que fueron más que sólo amistosos, también pensé en esos mismos toques y en cómo me alejaría de ellos. La mano de Anton sobre mi cabeza se apoyó pesadamente mientras yo tosía un poco para aclarar mi garganta obstruida.
—Es una buena amiga, es... algo complicado. —me las arreglé para decir.
—La estás ilusionando. —concluyó con seguridad y yo me sentí tenso, los dedos de Anton se detuvieron por un breve segundo antes de continuar peinándome.
—Estoy mmm... ugh, es complicado, ¿de acuerdo? Estoy... tratando de resolver las cosas. —refuté, bajando un poco la cabeza para meter mi cara en los pantalones de Anton.
—Si no te gusta, sólo díselo. —sugirió y yo fruncí el ceño, rodando sobre mi espalda para mirarlo nuevamente.
—Estoy enamorado de ella. —mentí descaradamente a lo que Anton sólo me lanzó una mirada incrédula, pues mis palabras sonaban más patéticas de lo que pensé que lo harían. —Es que... de todos modos tú no eres quién para hablar de no ilusionar chicas. —Le lancé una mirada desafiante mientras él se reía entre dientes, su mano dejó mi cabeza para pasar sus dedos por su propio cabello.
—Lo que yo hago es diferente.
—Correctooo. —arrastré la palabra con mofa y rodé los ojos. —Ilumíname entonces Anton, porque honestamente no puedo notar la diferencia.
—Yo dejo en claro que no es algo a largo plazo. —replicó sonriendo un poco. —Ellas saben que es sólo diversión y nada más. Saben que es sólo sexo y ya, no creo que esa pequeña y bonita novia tuya entienda muy bien dónde está parada.
"Saben que es sólo sexo y ya"
Esas palabras me llamaron la atención rápidamente y me hicieron soltar la mano de Anton de inmediato. Todo de repente fue muy claro para mí, era algo que siempre había sabido en el fondo pero tenía demasiado miedo de reconocer y que Anton acababa de exponer delante de mí.
Sexo. Eso es todo lo que yo era para Anton, sólo un buen juguete que era un poco emocionante y nuevo por el momento. Anton estaba interesado ahora, era una novedad el acostarse con un chico pero... ¿Y luego? ¿Qué cambiaría dentro de un mes? ¿Una semana? ¿O incluso mañana?
¿Qué soy yo para Anton Lee?
No era tan engreído como para pensar que yo era algo más que una de sus aventuras, no importa cuánto me acarició el cabello o lo cómodo que se sentía descansar mi cabeza sobre su regazo, como él dijo, sabía muy bien dónde estaba parado. Lo único que me diferenciaba de todas esas chicas era que yo tenía una polla y ellas no. Probablemente fue lo único que hizo que Anton me mirara, sentí un nudo en la garganta cuando miré el suelo.
Con una sonrisa rígida en mi rostro tomé una de las tablas de espuma y clavé mi uña en el material rojo brillante.
—Creo que ya pude captar la diferencia. —escupí sin mirar a Anton. —Quiero decir, sé bien dónde estoy parado.
Sentí la cabeza de Anton voltearse hacia mí, así que lo miré para notar que su frente estaba levantada con confusión.
—¿Qué estás diciendo, Bin? —preguntó y yo me encogí de hombros, quitando una capa de virutas de espuma de mis piernas cruzadas.
—Nada, no te preocupes por eso. —respondí seco, levantándome de mi lugar mientras miraba la hora en mi reloj. El almuerzo estaba por terminar y no quería llegar tarde a mi próxima clase. —De todos modos el almuerzo ya ha terminado, te veré más tarde.
—¡Espera Bin! —me detuvo, levantándose también y caminando hacia mí. Contuve el aliento cuando me agarró de la muñeca y tiró de mí para enfrentarlo.
—¿Qué Anton? —cuestioné impaciente, mi voz un poco penetrante cuando la campana sonó a la distancia.
—Te veré mañana, ¿verdad? —preguntó con sus ojos serios mientras hablaba, sus dedos apretando levemente alrededor de mi brazo. —En mi casa.
Cierto, teníamos una "cita" supongo.
—Sí. —confirmé suavemente, quitando mi brazo de su agarre al mismo tiempo que le daba un pequeño asentimiento. —Mañana.
Una cita para tener sexo... sé dónde estoy parado. ¿Verdad?
🐰♡🦕
—¿A dónde vas, mocoso? —cuestionó Karina desde lo alto de las escaleras, sus palabras fueron arrastradas, descuidadas y seguidas de un gran bostezo. Su grueso cabello estaba enrollado en un moño desordenado sobre su cabeza mientras se frotaba el estómago adormilada. Cuando finalmente obtuvo algún tipo de conciencia, me dirigió una mirada inquisitiva al percatarse de mi vestimenta de aquella mañana; unos jeans desteñidos sujetados con una faja blanca, una camiseta tipo croptop color negra con estampado junto con una camisa de manga larga color amarilla de cuadros sin abotonar y mis converse negras. —Jesús, la pregunta es más bien ¿a quién demonios vas a ver?
—Deberías estar durmiendo todavía, estás siendo ridícula. —mascullí, rodando los ojos mientras Karina bajaba las escaleras y sacudía la cabeza.
—Nuh-uh, estoy muy consciente hermanito. —canturreó, tirando del dobladillo de mi croptop. —Lo suficientemente consciente como para notar que tú te vestiste diferente, te arreglaste el cabello, te pusiste bálsamo labial y oh Dios mío, ¿estás usando perfume? —Karina casi chilló cuando respiró hondo y agitó la mano en el aire para forzar el aroma floral por la nariz. —¡Oh, mierda! ¿Quién es la desafortunada?
—Vete a la mierda, no voy a ver a ninguna chica. —le dije rotundamente con una mirada fulminante a la vez que mis mejillas se sonrojaban por sus burlas.
Tirando mi bolso sobre mi espalda, ignoré las llamadas de Karina y salí de mi casa hacia la de Anton. Mis pies sabían a dónde ir sin tener que pensar demasiado en ello y en el camino olfateé conscientemente los puntos donde había rociado algún exceso de perfume esta mañana. Realmente no lo había notado hasta que Karina lo señaló pero había hecho un esfuerzo.
Hice un jodido esfuerzo para ver a Anton... Maldito Anton Lee.
—¿Qué estás haciendo, Wonbin? —Me regañé a mí mismo, frotando mis muñecas en mis pantalones para tratar de disminuir el olor que se pegaba a mí. Cuando vislumbré la colorida casa de Anton de repente me puse nervioso, mis dedos se apretaron mientras subía los escalones, el olor a flores recién cortadas invadió mis fosas nasales aliviando mis nervios, sin más llamé a la puerta y dejé caer mi mano a un lado con el puño aún apretado, jugueteé con mis pies mientras esperaba que Anton abriera la puerta. Cuando lo hizo, me sorprendió que no fuera Anton sino una mujer baja y anciana. Tenía el pelo largo y gris recogido en una trenza, su piel estaba ligeramente bronceada y arrugada con pecas esparcidas por la superficie entre los pliegues y las líneas de risa se arrugaron en la esquina de sus ojos.
—¿Si? —preguntó la mujer, mirándome con cara de curiosidad. Aclarándome la garganta plasmé una pequeña y rígida sonrisa en mi rostro.
—Buenos Días señora, soy Park Wonbin. Um, ¿Anton me invitó? —Me maldije un poco cuando mi voz chirrió un poco al final, saliendo más como una pregunta. La mujer parpadeó incrédula por un momento antes de sonreír ampliamente, dando un paso hacia atrás para abrir más la puerta.
—¿Chanyoung te invitó? Bueno, entonces supongo que es mejor que entres. —dijo risueña como si sus palabras fuesen una broma interna que no entendí y un pequeño brillo se notó en sus ojos. —Soy Bell, la abuela de Chanyoung. Es un placer conocerte, cariño.
—El placer es mío, señora Bell. —correspondí a su saludo y la mujer rió de nuevo, el sonido siendo aireado y ligero.
—Bueno, Chanyoung está arriba y me temo que todavía está durmiendo. Oh Dios, tendré que regañarlo por no recibir a sus invitados correctamente. —suspiró y yo sacudí la cabeza apresuradamente.
—Oh no, umm... yo llegué temprano en realidad. —le dije y ella sólo me dio una sonrisa que decía que no me creía nada pero que lo iba a dejar pasar.
—¿Sabes dónde está su habitación? —preguntó y yo palidecí un poco mientras asentía. —Siéntete libre de despertarlo querido aunque podría tomarte un tiempo. El agua fría en la cabeza parece hacer maravillas, por cierto.
Me reí un poco por el brillo un tanto travieso en la mirada de la mujer mayor y la pequeña sonrisa que me dio.
Mirándola bien, ella y Anton realmente se veían muy similares, Anton debió haber tomado muchos rasgos del lado familiar de Bell o eso parecía.
—Lo tendré en cuenta. —respondí y Bell asintió mientras me palmeaba el hombro, instándome a subir las escaleras.
En silencio, me arrastré hacia la habitación de Anton que todavía estaba sumida en la oscuridad debido a las cortinas cerradas y arrojé mi bolso al suelo, el golpe hizo que Anton apenas se agitara, pues simplemente rodó sobre su espalda y siguió durmiendo pacíficamente. Pasé con cuidado por la ropa desechada para colocarme al borde de su cama, tratando de no mirar demasiado su manta que colgaba alrededor de su cintura, revelando su torso desnudo y marcado.
Maldito sea por ser tan guapo.
Suspirando me subí a la cama de rodillas y el colchón se hundió con el peso. Anton se movió un poco aunque sus ojos no se abrieron en lo absoluto.
—¡Hey Anton, despierta! —exclamé sacudiéndolo del hombro, a lo que él gimió y alejó mi mano mientras gruñía un poco irritado. Sacudí su hombro nuevamente con más firmeza y rapidez que antes, el ceño de Anton se frunció, murmuró algo inaudible y su mano se movió para empujar la mía de nuevo. —Oh, vete a la mierda. —empujé de nuevo con voz impaciente mientras continuaba sacudiendo su hombro, y como si algo se hubiera registrado en su mente llena de sueño, los ojos de Anton se abrieron y su cabeza se volteó hacia mí, parpadeando.
Su expresión irritada fue reemplazada por una sonrisa cuando agarró mis dos brazos y tiró de mí con su fuerza abrumadora. Gruñí cuando mi espalda golpeó el colchón y el cuerpo de Anton rodó sobre el mío mientras sus brazos me sujetaban.
—Buenos días, bonito. —saludó con la voz ronca por el sueño, la aspereza y el apodo me hicieron temblar.
—Ya casi no es de día sabes. —expresé con ironía y Anton rió entretanto movía el reloj en mi muñeca para checar la hora, mi movimiento estaba restringido debido al peso de su mano.
—¿Cómo entraste? ¿Llave de repuesto otra vez? —preguntó y yo negué con la cabeza.
—Bell. —respondí y él asintió con una sonrisa gentil. —Ella es muy linda y simpática.
—Lo es. —concordó conmigo, inclinando su rostro hacia abajo para darme un corto beso en los labios. Le correspondí el toque pero Anton retrocedió con su sonrisa un poco más amplia, mostrando esa brillante dentadura de anuncio de televisión.
—¿Por qué me sonríes así? —pregunté frunciendo el ceño y con la sensación de un zoológico en el fondo de mi estómago que logré disimular, Anton sólo se rió quitando sus manos de mis brazos mientras se acomodaba aún a horcajadas sobre mí. Me las arreglé para sentarme así, mi espalda apoyándose contra la cabecera de la cama y el peso de Anton rozando mis pantorrillas.
—Porque te ves hermoso y estás siendo honesto hoy. —confesó y mi boca se abrió cuando me sonrojé violentamente. Anton no evitó mis brazos cuando empujé su pecho y lo hice caer de espaldas al final de la cama.
────────── ( ♡ ) ──────────
Hasta aquí el capítulo, espero que les haya gustado!! Aproveché un tiempito que tuve libre para actualizar, luego lo haré con más frecuencia. ♡
Pd: Aquí les dejo la descripción gráfica de cómo se veía Wonbin para su cita con el Antonio. 🫦
Si ven algún error no duden en comentar o escribirme. Besitos. ♡
Key ♡
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top