16 ♡

A pesar de haberme acostado tan tarde, me desperté como si nada cuando la luz golpeó mis ojos. No estaba atontado en lo más mínimo pero tuve la sensación de que el sueño me alcanzaría a primera hora de la tarde.

Sentí un dolor agudo a un lado de la espalda, por lo que palmeé en el área adolorida mientras sacaba mi teléfono por debajo de mi cuerpo. Suspiré al presionar el botón de encendido, sólo para recibir una señal roja parpadeante que indicaba la baja batería. Estirando mis extremidades con el teléfono en la mano, rodé sobre mi cama para balancear mis piernas sobre el borde antes de enchufar mi teléfono para cargarlo. Me froté los ojos antes de mirar hacia mi mesita de noche en busca de mis lentes y me di cuenta de que me los había dejado puestos cuando me dormí la noche anterior.

—Mierda. —me quejé, mi voz sonó un poco ronca y mirando hacia atrás encontré mi manta tirada en el suelo y mis lentes doblados en el otro lado de la cama. —Ugh, estupendo Wonbin. —Observé mis gafas rotas con frustración y las coloqué en un estuche para llevarlas a la tienda y arreglarlas después de la escuela.

—Gafas de repuesto, gafas de repuesto... —parloteé para mí mismo, frunciendo los labios mientras revolvía los cajones de mi mesita de noche, sacando una vieja caja con un par de gafas gastadas dentro. Los lentes demasiado grandes y de pasta gruesa color verde oscuro me hicieron querer vomitar un poco, por lo que la cerré de inmediato y la tiré de vuelta al cajón.

Caminando hacia mi escritorio, busqué en el cajón lateral y saqué una caja de lentes de contacto. Había intentado usarlas durante las vacaciones de verano pero preferí los anteojos ante la molestia de tener algo en el globo ocular durante todo el día. Desafortunadamente con mis lentes regulares fuera de servicio, tuve que recurrir al uso de lentes de contacto, al menos mientras esté fuera de casa.

Después de luchar por unos diez minutos frente al espejo con los ojos llorosos, las lentillas finalmente entraron y me llenaron de alivio cuando la visión regresó a mí. Después de ese pequeño contratiempo en mi día todo lo demás durante la mañana fue muy similar a la rutina de siempre; me lavé los dientes, alisé mi cabello ligeramente ondulado, me cambié a mi uniforme recién lavado, me rocié de mi perfume floral y rápidamente desayuné abajo.

Tomando mi teléfono de la mesita de noche todavía apagado y semi cargado salí de la casa para dirigirme a la escuela. La caminata hacia la estación de tren pasó rápidamente y pronto estaba sentado en mi asiento habitual, encendí mi teléfono, parpadeé y presioné suavemente mis ojos mientras mis lentillas ardían bajo la brillante luz del sol. A mi lado la mujer de siempre me dio una mirada curiosa mientras mis ojos lloraban, me miró igual que siempre pero me percaté de que probablemente se preguntaba por qué tenía lentes de contacto.

Cuando ves a alguien todos los días y de repente se ve diferente te preguntas que pasó.

Como por ejemplo Anton; él cambió.

Mi teléfono finalmente zumbó en mi mano, la pantalla parpadeó revelando algunos mensajes perdidos pero ninguno era de Anton. Decepcionado fruncí el ceño cuando abrí los primeros mensajes; uno de Shotaro que decía que se le habían pasado las alarmas (enfatizó las siete) y consideró no ir a la escuela y otros de Winter. Respondí al mensaje de mi amigo rápidamente y el de la chica no fue tan fácil de responder. Miré las letras negras con cuidado y reacio a contestar.

- Winter - Ayer, 3:35 pm

Hola Bin, ¿estás bien? 🥺

Escuché que te fuiste a casa temprano. Me preocupa porque antes te vi estar bien.

¿Comiste algo en el almuerzo?

- Winter - Ayer, 4:02 pm

Wonbin.

Hey, ¿estás bien, verdad?

¿Quieres que te lleve medicamentos?

- Winter - Ayer, 5:18 pm

Lo siento, quizás tengas problemas personales. Sólo estoy preocupada.

Envíame un mensaje cuando puedas.

Ella era una buena persona, estudiosa y gentil, además de que era fácil estar a su lado. Su beso tampoco fue malo pero eso era todo, simplemente no estaba mal. No me dejó sin aliento, no me hizo desear más, el recuerdo no me atacó por sorpresa cuando estaba acostado en mi cama por la noche... no me hizo sentir lo mismo que el beso de Anton.

Me gustaba pasar el tiempo con Winter pero... quería a Anton.

Me preguntaba si sólo quería a Anton por su cuerpo, pues yo no era ningún tonto, él era terriblemente atractivo y sensual, más que cualquier otro ser en la faz de la tierra y me molestaba tanto cómo me hacía querer tocarlo.

Pellizcándome el puente de la nariz mientras cerraba los ojos, exhalé ruidosamente antes de responder. No quería lastimar a Winter y sabía que debía ser honesto con ella. Lo sabía... pero tenía miedo, pude ver sus grandes ojos marrones mirándome con desesperación y eso me hizo sentir enfermo, mis dedos teclearon y luego retrocedí un par de veces antes de obligarme a presionar el botón de enviar.

- Bin - 7:58 am

Hola Winter, lo siento no me sentía bien ayer, así que fui a casa y me dormí.

Me siento mejor ahora, gracias.

La respuesta de Winter fue instantánea y yo me asusté, pues los tres puntos aparecieron en mi pantalla incluso antes de enviar mi último mensaje.

- Winter - 7:58 am

Bin!! 🥺

¡Así que estás vivo! Estaba empezando a pensar que moriste jajaja.

Me alegra saber que te sientes mejor. ¿Cuándo vienes a la escuela?

Eunseok consiguió guardar un asiento para ti en el tren. Un tipo sudoroso lo quería.

Me reí un poco por la imagen animada que Winter adjuntó a su mensaje, la señora a mi lado me miró inquisitiva.

- Bin - 7:59 am

Dile que lo guarde con su vida. Te veré en el tren.

- Winter - 7:59 am

Al menos Eunseok es útil para algo. 😆

Resoplando, guardé mi teléfono en mi bolsillo cuando escuché que el tren se acercaba. Una vez que se detuvo frente a mí, vi a Winter saludándome por la ventana y le devolví el saludo con una pequeña sonrisa antes de cruzar las puertas. Empujándome a través de la gente que estaba de pie y disculpándome por lo bajo, me dejé caer en la silla después de que Eunseok quitó la pierna de su superficie.

—Buenas tardes, Bin. —saludó Eunseok, bostezando un poco y apoyando la cabeza contra la ventana del tren.

—¿Querrás decir días? —pregunté y él sólo tarareó mientras cerraba los ojos con fatiga y sus brazos cruzados sobre su pecho.

—Buenas noches, Seok. —resopló Winter antes de volverse hacia mí, me dio una pequeña sonrisa y se acercó un poco más para descansar su cabeza sobre mi hombro. Contuve el aliento cuando su cabello me hizo cosquillas en la mandíbula y una de sus manos descansaba sobre mi antebrazo. Lentamente sus dedos se arrastraron hacia adelante hasta que se entrelazaron con los míos. Quería alejar mi mano de la suya pero no pude hacerlo, mis palmas se volvieron húmedas ante la incomodidad y todo lo que hizo ella fue sonreír mientras se acurrucaba a mi lado con su mejilla sobre mi hombro.

—Te ves bien con lentillas. —comentó ella bajito, su mandíbula se movió contra mi cuerpo. Todo lo que pude hacer fue darle un tranquilo agradecimiento después de contarle sobre cómo me ardían los ojos, ella se rió antes de que el silencio nos reinara nuevamente.

Los dos nos quedamos así durante el resto del viaje hasta que llegamos a nuestra parada. Finalmente fui capaz de desenredarme de la chica sin despertar sus sospechas y pateé a Eunseok en la espinilla para despertarlo antes de bajar del tren. Winter se pegó a mi lado y su mano se balanceó por su cadera. Podía sentir su brazo extendiéndose hacia el mío pero cuando sus dedos rozaron el dorso de mi mano, rápidamente cambié las correas de mi mochila, sujetándolas con mis manos. Ella se alejó aunque no notó nada extraño y saltó alegremente a mi lado, mientras yo tragaba mi culpa y me maldije.

—Te veré en el almuerzo entonces, ¿verdad? —dijo, volviéndose hacia mí cuando llegamos al punto del pasillo donde nuestros casilleros divergían. Yo asentí y ella me dio una sonrisa con un pequeño sonrojo antes de alejarse.

Mientras me dirigía hacia mi casillero me sorprendió ver a Anton caminando por los pasillos con un cigarrillo colgando de sus labios y una chica guindada de su brazo. Me burlé al contemplar su uniforme desaliñado, sus labios resbaladizos y la forma en que el cabello de la chica aparentemente había sido tirado y el lápiz labial manchado en su cara antes de las clases. Sin embargo, cuando la chica tomó el brazo de Anton con fuerza y tiró de su cabeza hacia abajo para besarlo con sus labios necesitados rápidamente, los ojos del castaño rodaron con molestia y mi sonrisa burlesca cayó de forma simultánea.

"Quiero besarte"

—Maldito mentiroso, quieres besar a todos. —escupí amargamente en voz baja, las palabras de Anton de la noche anterior se agriaron de repente.

Y como si sintiera mi mirada puntiaguda, la cabeza de Anton se volteó y sus ojos se encontraron con los míos. Me sentí sin aliento cuando sus ojos que habían parecido aburridos hace un momento, se suavizaron y se tornaron brillantes y sus labios se curvaron mientras endurecía sus anchos hombros para que la chica perdiera el control. No pasó mucho tiempo para que sus garras se engancharan en su brazo otra vez, cosa que hizo que Anton apartara la mirada de mí molesto cuando entrecerré los ojos, agarrando mis libros bruscamente justo cuando sonó la campana.

Esperé unos momentos para que la multitud se dispersara y cuando volví de mi casillero, Anton y la chica ya no estaban a la vista.

—Probablemente se fue a algún almacén para continuar con eso. —me quejé apretando mis libros con fuerza contra mi pecho mientras me dirigía al aula.

Cuando doblé la esquina, un par de manos fuertes se hundieron en la parte delantera de mi camisa y me tiraron hacia la oscuridad. Los libros en mis manos cayeron al suelo mientras otras más grandes y cálidas pellizcaban mi piel. Mi corazón voló hacia mi boca al mismo tiempo que dejaba escapar un jadeo de sorpresa cuando mi espalda golpeó algo duro y el sonido fue sofocado por un par de labios suaves. Sabían un poco a lápiz labial pero después de un momento determinado a tabaco y a café, mis músculos tensos por el miedo se relajaron cuando el sabor familiar me hizo derretirme mientras los brazos contrarios se ajustaron alrededor de mi cintura.

Los dientes tiraron de mi labio inferior y gemí cuando su lengua se deslizó a través de la abertura que creó el sonido, él se rió un poco. Justo cuando comenzaba a perder el aliento por completo, Anton separó nuestros labios con un estallido y apoyó su frente contra la mía. Mis manos extendidas sobre su fornido pecho podían sentir el profundo ascenso y descenso de sus respiraciones que eran tan laboriosas como las mías. Anton apretó mi cintura con un poco fuerza y su nariz golpeó la mía.

—Quería hacer esto desde anoche. —murmuró, haciéndome rodar los ojos.

—Claramente eso no aplicaba sólo para mí. —escupí con cierto recelo a la vez que empujaba su pecho para crear algo de espacio entre nosotros. —Tenías un poco de su labial en la boca por cierto, casi sabe tan asqueroso como tus cigarrillos.

—Yo no quería besarla, simplemente sucedió. —dijo Anton lentamente y sus manos encontraron mis caderas nuevamente en la oscuridad. —Pero lo que sí quería era besarte a ti.

—No parecía así por lo que vi. —respondí, entrecerrando los ojos para tratar de ver bien la cara de Anton en la oscuridad pero sólo podía distinguir el brillo de sus ojos mientras me miraba. —No estoy convencido.

Después de un corto momento de silencio, el pulgar y el índice de Anton se colocaron en mi barbilla para tirar de mi cabeza hacia arriba. Contemplé el brillo de sus dientes a través de su sonrisa mientras se inclinaba para besarme de nuevo, lento y sensual. Cuando sus labios se movieron no pude evitar igualarlo, queriendo más y más de su tacto. Anton sonrió cuando se apartó.

—¿Convencido ahora? —cuestionó con la voz un poco ronca. Afuera sonó la última campana de advertencia.

No le respondí y me agaché para recoger mis libros que se habían derramado por el suelo, sosteniéndolos contra mi pecho mientras abría la puerta del armario, la luz inundó el pequeño espacio y con ella pude apreciar claramente el apuesto rostro de Anton, el cual me miraba expectante por una respuesta. Sus ojos no vacilaron mientras miraban los míos con vehemencia haciendo que las comisuras de mi boca se arquearan.

—Hmm... casi lo logras. —contesté un poco coqueto y la risa retumbante de Anton se cortó cuando cerré la puerta del armario detrás de mí.

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Hasta aquí el capítulo, espero que les haya gustado!!

Esta semana tengo otro exámen (para mi desgracia xd) y no tendré tanto tiempo para volver a actualizar en estos días pero prometo hacerlo apenas me desocupe. 😽

Si ven algún error no duden en comentar o escribirme. Besitos.

Key

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