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Mis ojos ardían mientras miraba la pantalla brillante de mi laptop y estiraba mi espalda. Mi cuello tronó un poco cuando lo giré, frotando mis párpados cansados ​​debajo de mis lentes. Al tocar el botón de inicio de mi teléfono a mi lado, entrecerré los ojos para distinguir las líneas blancas borrosas en la pantalla. 1:26 am. Solía dormirme exactamente a las 11, por lo que esto era demasiado tarde para mí y definitivamente lo estaba sintiendo. Bostezando volví a mirar mi computadora, escribí las últimas referencias de mi tarea de Biología y guardé los cambios en mis archivos.

Me burlé un poco cuando observé la parte superior del documento, el nombre de Anton escrito junto al mío debajo del título del proyecto.

—Ni siquiera merece que ponga su nombre en esto. —escupí rodando los ojos fatigados antes de cerrar mi computadora, mi habitación ahora estaba en completa oscuridad. Guardé el aparato sobre mi mesita de noche, me acurruqué más profundamente en mis mantas y acomodé mi almohada debajo de mi cabeza. Antes de que me venciera el sueño, desbloqueé mi teléfono y le envié un mensaje corto y llano a Anton.

- Bin - 1:30 am

Terminé nuestro proyecto, así que no iré a tu casa el sábado.

Lo entregaré el lunes y no te preocupes, tu nombre está puesto en él.

Arrojando mi teléfono sobre mi mesita de noche después de ponerlo en silencio, me dispuse a cerrar los ojos y dejarme llevar por el sueño que me albergaba. La inconsciencia comenzó a menguar en mi cuerpo hasta que hubo un tenue resplandor de luz blanca parpadeando a través de mis párpados cerrados. Solté un ruido de molestia cuando me di la vuelta y la luz desapareció, fruncí el ceño en la oscuridad y mi brazo tiró de la almohada mientras trataba de recuperar mi sueño.

Fallé miserablemente.

Frustrado volví a posicionarme en mi lado derecho y levanté mi teléfono con dedos torpes, casi tirando la lámpara en el proceso. Hice una mueca de dolor cuando la luz brillante del teléfono me quemó los ojos e inmediatamente bajé el brillo. La pequeña luz en la esquina parpadeó en azul, lo que significaba que había un mensaje esperándome detrás de mi contraseña.

¿Era Anton?

La idea me llegó tan fácil y tan cómodamente que me sorprendió por un breve momento. Si alguien me hubiese preguntado hace tres semanas si yo esperaba una respuesta de Anton Lee, habría resoplado y me habría ahogado. Ahora sólo me atraganté.

Mis dedos estaban tentativos cuando abrí su mensaje, mi teléfono imposiblemente cerca de mi nariz mientras luchaba por leer la letra pequeña sin mis lentes.

- Anton - 1:32 am

El sábado no será una cita de estudio entonces.

Será sólo una cita.

—¡Joder! ¿Una cita? —siseé para mí mismo con las mejillas rojas mientras escribía rápidamente una respuesta, mis dedos se movían con un nuevo vigor a la vez que mi cansancio podía filtrarse en mis músculos y dentro de mi colchón.

- Bin - 1:35 am

Diablos, no no.

No.

No.

No hay manera en el infierno. Jódete.

- Anton - 1:35 am

Ya lo hice contigo.

Balbuceé mientras leía su rápida respuesta, podía escuchar su risa burlona en mi cabeza. Apretando los dientes aparté las mantas alrededor de mi cintura y me senté en mi cama nuevamente. Alcanzando mis anteojos, me los puse en la cara y golpeé mis dedos contra el teléfono.

- Bin - 1:36 am

Olvídalo. No quiero tener nada que ver contigo.

Nuestro proyecto está terminado, así que déjame en paz.

Anton no respondió de inmediato a mi mensaje y me puse nervioso, la pantalla de mi teléfono se atenuó mientras la miraba con la garganta seca. Tocando la pantalla para mantenerla encendida, mordisqueé la parte interna de mi labio inferior y los dedos de mi mano izquierda golpeaban contra mi rodilla cruzada. Grité cuando mi teléfono vibró de repente en mi mano y se deslizó de mis dedos un poco golpeando mi pierna. Ignoré el leve dolor de donde mi teléfono apuñaló mi carne, desesperado por ver el mensaje del chico.

- Anton - 1:38 am

No puedo olvidarte.

Aquellas simples palabras me hicieron temblar, podía escucharlas en la entonación de Anton y podía visualizar cómo sus labios se movían con las mismas. Había dicho esa frase tan simple y aún así me dolía el pecho por lo sinceras que se sentían.

—¿Él tampoco podía... ? —murmuré para mí mismo, tragando seco cuando recordé la ducha fría que tomé y la ropa interior sucia que arrojé discretamente a la lavadora unas horas antes. Sin saber cómo responder, simplemente bajé mi teléfono con la pantalla hacia arriba. Miré y miré las palabras de Anton, esperando que desaparecieran después de frotar mis ojos pero no lo hicieron. Estaban allí, claras como el día pero en pequeños píxeles negros.

"Bzzz- Bzzz- Bzzz-"

La pantalla de mensajes desapareció repentinamente cuando apareció la de llamadas, mi teléfono vibraba contra mis sábanas y el único ruido era un zumbido emparejado con un jadeo sorprendido de mi boca.

Al igual que con el mensaje, todo lo que pude hacer fue mirar el teléfono sonar junto con el nombre de Anton en letras gruesas y oscuras en la pantalla. Después de dejar que sonara durante al menos un minuto entero, el teléfono volvió a ponerse negro pero luego se iluminó de nuevo con un mensaje.

- Anton 1:43 am

¿Es en serio? Sé que no estás dormido, Bin.

Contesta el maldito teléfono.

Hazlo.

El teléfono comenzó a sonar de nuevo y el nombre de Anton me dio una bofetada. Tosiendo para aclarar mi garganta que se sentía incómodamente apretada, pasé el dedo por la barra de llamadas y coloqué el teléfono contra mi oído. Sentí que éste estaba a punto de resbalarse de mi mano cuando el sudor comenzó a caer sobre mi piel.

—Te tomaste tu tiempo. —Anton se rió entre dientes y yo tragué audiblemente mientras su voz retumbaba a través del receptor.

—¿Qué quieres, Anton? —pregunté con voz baja para no despertar a mi madre que dormía en la habitación de al lado o porque mi voz se contraía dentro de mi tráquea, era difícil saberlo. Anton sólo se volvió a reír y logré escuchar el sonido de las sábanas de su cama al moverse. Cuando parpadeé, la imagen del contrario sin camisa en sus sábanas me obligó a lamer mis labios secos.

Anton dejó escapar un suspiro cómodo cuando el sonido de la tela en movimiento se asentó, el pequeño ruido natural me hizo hundirme en mi propia cama. Me posicioné de lado y presioné el teléfono con fuerza entre la almohada y la oreja.

—Una cita. —respondió y yo solté una risa incrédula.

—Deja de jugar conmigo, Anton. —suspiré repentinamente cansado cuando él sólo tarareaba, el sonido ciertamente me relajaba en el oído. —Más bien dime por qué sigues... asociándote conmigo y no me digas que es porque... lo hicimos juntos. Te he visto con otras chicas antes y sé que no te quedas con ninguna por mucho tiempo.

—¿Estás celoso, Bin? —cuestionó bajo, su voz con un tinte de diversión.

—Por el amor de Dios... —me quejé, mi voz subió de tono antes de darme cuenta y mi boca se cerró con un chasquido de dientes. Soltando un fuerte suspiro me recuperé y volví a hablar. —No estoy celoso, idiota engreído. Sólo quiero saber por qué estás jugando así. Yo estoy... muy confundido y no sé qué demonios está pasando y es tu culpa. Todo es tu culpa.

Fue fácil echarle la culpa a Anton aunque admitirlo me dejó con un mal sabor de boca, ya que sabía que la mitad del problema era yo. Estaba asustado y aterrorizado porque nunca antes había sentido algo así. Este... deseo irracional por alguien y que ese alguien sea otro hombre... y lo peor de todo, que ese hombre sea nada más y nada menos que Anton Lee.

Yo ya estaba medio sumergido en el agua sin forma de volver a salir, sin importar cuánto luchara.

—Todo es mi culpa, ¿verdad? —preguntó con ironía, sus sábanas crujieron a través del teléfono otra vez. —Me parece recordar que no fui sólo yo en mi cama. Estoy bastante seguro de que alguien más estaba conmigo... y muy feliz de estar allí también. ¿Cómo se llamaba? Ah sí, creo que su nombre comenzaba con 'W'...

—Deja de hablar, por favor. —supliqué, recibiendo otra risa del contrario. —Ya te dije que esa noche fue un error, ¿de acuerdo?

Después de haber dicho aquello, hubo silencio total por el otro lado de la línea y tuve que contener la respiración para tratar de escuchar si Anton todavía seguía allí mientras el tiempo de llamada continuaba aumentando. Al tensar mis oídos pude escuchar las débiles y rítmicas inhalaciones y exhalaciones de su aliento. Su respiración fue interrumpida cuando por fin habló, su voz tranquila pero ensordecedora en el silencio absoluto de la casa.

—Al principio yo también lo pensé. —admitió, a lo que yo fruncí el ceño un poco. —Pero tenía que asegurarme y ese día en mi casa... después de cocinar para ti y nosotros...

—Nos besamos. —susurré y Anton tararareó de acuerdo, más ligero.

—Sí. Es bueno saber que no te olvidaste de eso, Bin. —dijo con ironía en su voz.

—Cállate. —le respondí aunque ya no estaba tan enojado como antes, ya que la risa de Anton se filtró a través de mi teléfono. —Después de eso, dijiste que tenías que asegurarte de algo. ¿A qué te referías con eso?

—Me gustó, me gustó mucho. Sabes que he estado con muchas chicas antes... pero lo cierto es que ha pasado un tiempo desde que me sentí así. Besarte es emocionante y antes de decir algo, negarlo o lo que sea, sé que sientes lo mismo que yo. —confesó e inmediatamente abrí la boca para refutar, Anton capturó mi inhalación aguda y me hizo callar por el teléfono, interrumpiéndome. —Bin, no me mientas. No te mientas a ti mismo.

—No me g-

—Bin.

—Anton, te dije que no...

—Bin.

—Deja de decir mi nombre así. —pedí con dureza, mis palabras siendo cortadas cuando Anton sólo decía mi nombre sin parar una y otra vez. Mi nombre salía de su lengua en suaves maremotos que rodaban y se fusionaban entre sí para enterrarme.

—Bin.

—Basta, Anton. En serio, yo-

—Bin, deja de mentir.

—¡Ya hemos pasado por esto en la piscina, Anton! —exclamé al teléfono y él sólo suspiró, su tono de voz un poco exasperado ante mi terquedad.

—Hey Bin. —habló de nuevo. Todo lo que pude hacer fue dejar escapar un pequeño sonido para que supiera que estaba escuchándolo, el murmullo se quebró un poco al final.

—¿Hm?

—Quiero besarte. —expresó con voz lenta y deliberada a la vez que bajaba el volumen a sólo un decibel por encima de un susurro.

Sentí algo hundirse dentro de mí. Cuando acerqué mis piernas a mi pecho con el brazo izquierdo envuelto alrededor de ellas coloqué mi manta sobre mi cabeza, las respiraciones de Anton eran más fuertes y podía sentirlas como si estuviera recostado detrás de mí. Respiré profundamente, mis pulmones hinchándose con demasiado aire para el susurro que estaba a punto de liberar.

—Yo también.

Anton soltó una pequeña risita. Los dos estuvimos en silencio por unos minutos más y sólo escuché las tranquilas respiraciones contrarias cuando mis ojos comenzaron a ponerse pesados. Medio dormido y más cansado de mi confesión de dos palabras que de quedarme despierto mucho después de mi hora de sueño habitual, apenas logré registrar las últimas palabras de Anton antes de caer profundamente dormido y que él colgara el teléfono.

—Buenas noches, bonito.

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Hasta aquí los capítulos!! Lo prometido es deuda, así que espero que les haya gustado esta doble actualización.

No sé ustedes pero yo grité cuando Anton le dijo "no puedo olvidarte" AHSJSHSLWJSLS que viva el amor carajo. 🫦

En fin, si ven algún error no duden en comentar o escribirme. Besitos.

Key

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