13 ♡
—Lo siento chicos, tengo una sesión de entrenamiento durante el almuerzo. —anunció Seunghan, pasando rápidamente por la mesa con su bolso deportivo en la mano. Winter ni siquiera levantó la vista cuando le dije adiós, estaba demasiado concentrada en su comida como para mirarlo.
—Glotona. —bromeé. Ella me hizo una mueca falsa y me empujó de lado, sólo siendo capaz de soportar la cara por un momento antes de mostrar una amplia sonrisa.
—Nada se interpondrá entre la pasta de mi madre y yo, ¿de acuerdo? —dijo clavando su tenedor en la comida y agitándolo frente a mi cara antes de meterlo en su boca, asintiendo con satisfacción.
—Como dije, glotona. —recalqué, Winter tarareaba mientras ignoraba mi comentario. Segundos después, levantamos la vista de nuestros platos cuando nos percatamos de que Ningning se acercaba agitada y con una pila de libros de la biblioteca entre sus manos.
—¿Estudiarás en el almuerzo? —pregunté y la aludida me dio una sonrisa tímida.
—Tengo que trabajar en mi tarea de Historia. Digamos que... mi madre no estuvo muy contenta con mi última calificación. —comentó despidiéndose con los dedos y tambaleándose bajo el peso de los libros.
—Bueno, Ningning y Seunghan están fuera. —comentó Winter después de tragar, mirando alrededor del patio por el resto de nuestros amigos. —¿Shotaro pudo salir vivo de la fila del comedor?
—Probablemente no. —resoplé, entrecerrando los ojos por la ventana de la cafetería para tratar de encontrarlo pero sin éxito alguno. —¿Qué hay de Eunseok?
—Muerto. —masculló ella con burla, refiriéndose a nuestra conversación textual en la mañana. Me reí cuando recordé que le indiqué que lo arrojara fuera del tren.
—¿Realmente?
—Nah, creo que dijo que hoy tenía detención. —se encogió de hombros antes de acercar sus labios a mi oído. —Escuché que estuvo hablando con una chica durante su clase, así que el maestro le dijo que dejara de hablar y pues ya conoces a Eunseok...
—Él no dejó de hacerlo. —concluí y ella se burló ante aquello, su aliento me hizo cosquillas en el cuello. De repente, estuve demasiado alerta a la forma en que su cuerpo se presionó contra el mío, su muslo caliente contra mi pierna.
—Exactamente. —me dio la razón y retrocedió un poco para volver a su comida.
Me sentí tranquilo a medida que la distancia entre nosotros aumentaba mientras mi mano tocaba el emparedado frente a mí. Winter se dio cuenta de que no me gustaba mucho el pan suave que tenía entre las manos y me dio un codazo en el costado que respondí con una mirada confusa cuando un tenedor con pasta flotaba frente a mi cara.
—Prueba un poco de esto. —me instó con los ojos suaves a la vez que movía un poco el tenedor.
—¿Estás sacrificando tu preciado horneado de pasta por mí? ¿Se está acabando el mundo?
—Cállate y cómelo, Bin. —ordenó, presionando el tenedor contra mis labios cerrados que se abrieron al instante. Winter se echó a reír cuando un poco de la salsa me ensució la comisura de mi boca al apretar el tenedor que fue sacado de mis labios momentos después. Masticando rápidamente y encontrando la pasta demasiado salada para mi gusto, le dije a Winter que estaba bien y ella asintió enfáticamente.
—¿Verdad que sí? Mi madre hace un muy buen horneado de pasta. ¡Nadie puede superarla!
Apuesto a que Anton podría.
Me estremecí ante mi propio pensamiento, tragando el bocado de pasta apresuradamente, el cual se sintió rasposo al hacerlo. Winter dejó escapar una risa ahogada, su dedo apuntando a un lugar de mi cara donde aparentemente tenía algo de salsa. Me limpié en la supuesta zona pero ella sólo resopló con gracia y sacudió la cabeza. Mientras continuaba señalando el lugar, me miró con cautela alrededor del área antes de rápidamente presionarla con una servilleta. Se echó hacia atrás igual de rápido, lamiéndose los labios un poco mientras se sonrojaba y sus ojos lucían brillantes.
"Vaya, típica escena de la salsa en la cara", pensé para mí mismo.
—Listo. —finalizó con el indicio de una sonrisa en su rostro cuando parpadeé sorprendido. Saliendo de mi estupor sorprendido, toqué la muñeca de la chica y ella avergonzada, dejó caer la cabeza para que su cabello pudiera ocultar su rostro en llamas, arrastrándose un poco más cerca de mí.
—Um... ¿No me vas a dar más pasta? —pregunté y ella me miró por un momento sonriendo.
—No. —canturreó a medias y volvió a su comida con cierta timidez. Le sonreí antes de volver a mi sándwich, sin embargo, mi cuerpo se congeló cuando vi a alguien mirándonos fijamente desde la puerta, justo afuera de la cafetería. El humo flotaba en el aire, desapareciendo sobre la cabeza del chico que albergaba un par de ojos oscuros y que parecían muy serios.
Anton me miró con su cara neutra pero con los ojos encendidos, aspirando el cigarrillo antes de dejarlo caer y exhalando mientras pisoteaba la colilla desechada. No pude evitar observar sus tatuajes ondulados, sus brazos fuertes y sus dedos acariciando su cabello castaño que comenzaba a caer sobre sus ojos. Capturé la forma en la que su lengua empujaba su mejilla derecha con fuerza mientras yo lo miraba, haciéndome tragar duro. Mi estómago se revolvió en el momento en que el más alto sacó su teléfono y sus dedos teclearon algo antes de quedarse quieto. Segundos después mi teléfono vibró en la mesa frente a mí y Winter miró el aparato con curiosidad. Estuve a punto de gritar mientras intentaba agarrarlo antes de que ella pudiera leer la identificación de la persona que me escribió, deslizando rápidamente la ventana del mensaje.
—¿Qué fue eso? —cuestionó ella, apoyándose en la palma de su mano mientras yo la miraba con la ceja arqueada.
—Probablemente era mi hermana. —le contesté con la boca apretada.
—Oh, ella es mayor que tú, ¿verdad? —Winter había cerrado los ojos para recordar lo que le había contado en el pasado sobre mi hermana.
—Sí. —afirmé rápidamente, poniendo mi teléfono en silencio y colocándolo boca abajo sobre la mesa. Miré a Winter y nuestros labios estaban ahora fruncidos. Tragué saliva, preguntándome si iba a llegar vivo a mi siguiente clase por la forma en la que Anton me estaba mirando. Presionado por dicha mirada acalorada, quité mi teléfono de la mesa y abrí su mensaje inmediatamente.
- Anton - 1:02 pm
Detrás de la piscina.
Ahora.
Anton me miró una última vez antes de girarse sobre sus pies y dirigirse hacia la piscina de la escuela. Mi cuerpo que estaba sentado previamente ya se estaba levantando del banco de forma automática antes de que él desapareciera de la vista mientras que Winter me miró confundida ante mí repentina actitud.
—¿Bin? —preguntó y yo le lancé una mirada de disculpa, rápidamente guardé el sándwich en mi bolsa del almuerzo y recogí mis cosas de la mesa.
—Lo siento... mierda, acabo de recordar que tengo una eh... una reunión. —le respondí y la cara de la chica no cambiaba.
—¿Una reunión? ¿Con quién?
Con Anton Lee.
—Um... con el Sr. Kim. —volví a mentir, rascándome la nuca. —Yo, umm... intento dejar de participar en la natación de la clase y él lo sabe. —La expresión confusa de Winter varió a una divertida a la vez que acariciaba mi brazo suavemente.
—Bueno, buena suerte Bin. Esperemos que no te obligue a hacer la carrera de mariposa.
—Por favor, no te burles. —supliqué y ella se rió mientras yo corría rápidamente hacia la piscina.
Conforme me acercaba al gran edificio de ladrillos que estaba vacío durante la hora del almuerzo, busqué signos de Anton. No estaba por ningún lado, incluso cuando me acerqué a las paredes traseras. Caminando regularmente por el borde del edificio, mantuve mis ojos bien abiertos en busca de Anton pero el espacio estaba vacío.
—¿Anton? —susurré con una mano apoyada contra la pared de ladrillo y la otra sosteniendo mi bolsa del almuerzo. Me encontré con el silencio absoluto y mi ceño se profundizó mientras continuaba a lo largo de la pared. —¿Anton?
Mi grito quedó atrapado en mi garganta cuando la puerta se abrió de repente y un par de brazos fuertes me atraparon.
—Qué demonios. —jadeé cuando los brazos me arrojaron sobre una pila de flotadores en el piso, la espuma dura sobresalía en mi espalda. Mis palabras se cortaron cuando unos suaves labios se presionaron contra mí bruscamente sin pedir permiso, asfixiándome en el proceso. Mis manos volaron hacia arriba sólo para encontrarse con un cuerpo duro que se cernía sobre mí, el mío apenas moviéndose e intentando empujar con un esfuerzo a medias mientras mi mente se volvía opaca. Dejé escapar un ruido ahogado cuando sus dedos me quitaron las gafas de la cara, todo se volvió borroso a excepción del cuerpo justo enfrente de mí. Cuando una lengua se coló en el intercambio, mi boca se abrió inmediatamente ante el resbaladizo calor, gemí agudo cuando el sabor amargo pero familiar de los cigarrillos llenó mi boca. Los suaves labios fueron interrumpidos por un deslizamiento del metal frío y tuve que tragar otro gemido. Mis manos que habían estado empujando con un esfuerzo inútil dejaron de empujar y comenzaron a tirar, un gemido ahora bajo se me escapó cuando sentí los labios de Anton presionar más fuerte contra los míos, su lengua muy hambrienta mientras él se apoyaba en sus codos y una de sus manos estaba enredada en mi cabello.
Las palabras desaparecieron cuando los labios de Anton atacaron los míos, contusionándolos mientras luchaba por respirar. Tirando hacia atrás nuestros labios se separaron con un fuerte sonido, el cual me hizo cerrar los ojos con el corazón martilleando.
—¿Qué demonios estás haciendo? —cuestioné con mi respiración aún agitada, soltando su camisa de mis manos mientras intentaba escabullirme de su agarre. Anton sólo exhaló frustrado, una de sus manos agarró la mía para hacer que yo dejara de moverme debajo de su cuerpo más grande. Sabiendo que él podría dominarme incluso dormido, comencé a tranquilizarme pero Anton no me soltó la muñeca. Su mano estaba ardiente, los pelos de mi brazo estaban erizados y sus dedos hacían que me picara la piel, se sentía demasiado raro.
—Esa chica... —escupió el más alto con los ojos fijos en los míos mientras hablaba, su voz era ronca y baja.
—¿Winter? —pregunté y los ojos de Anton se oscurecieron y su ceño se frunció aún más.
—¿Estás con ella? —cuestionó mordaz y yo me mordí el labio sin saber cómo responder. —¿Entonces te la follaste?
—¡No! —exclamé sacudiendo mi cabeza y Anton sólo me miró con su cara tensa y la mandíbula apretada. —Quiero decir, nos besamos, pero yo-
—Le estás coqueteando. —interrumpió y yo negué con la cabeza.
—¡No lo hago! —repliqué con mi voz en aumento y comencé a luchar nuevamente para librarme.
—¿Entonces te gusta? —volvió a preguntar, su voz era peligrosamente lenta mientras hablaba.
—S-Sí... No lo sé. —Mi boca repentinamente sabía amarga y no era por el toque persistente de Anton en mis labios.
—No te puede gustar. —declaró Anton, su voz ahora tan tranquila mientras me miraba, y yo sólo temía por las palabras que estaban a punto de salir de su boca. —No te puede gustar porque ni siquiera te gustan las chicas.
—Eso no es cierto. —refuté, mi cuerpo seguía luchando contra el de Anton y éste último gruñó mientras me empujaba hacia abajo con su peso corporal. Jadeé cuando su estómago presionó el mío y nuestras piernas se engancharon. Sus labios rozaron los míos nuevamente y mis palabras se volvieron pequeñas y sin aliento a pesar de mi esfuerzo.
—¿En serio? Porque parece que estás disfrutando esto. —dijo besándome de nuevo, mi labio superior se apretó fuertemente entre los suyos. Dejé escapar un ruido ahogado ante sus palabras, la sensación de un nudo y aleteo en mi estómago era intensa. Mi boca se estremeció cuando me besó y mi cuerpo se calentó por completo.
—N-No lo hago. —murmuré contra la boca de Anton de nuevo y mis manos se deslizaron por su fuerte pectoral. —Te lo dije, no es verdad, yo-
—Lo es. —me volvió a interrumpir, presionando su boca más firmemente hacia mí antes de soltarme. —Es verdad. —me besó. —Dilo. —me besó de nuevo y jaló levemente mi labio inferior con sus dientes.
—N-No lo es, idiota. —gemí, la boca de Anton comenzó a curvarse contra la mía cuando mi cuerpo comenzó a dejar de luchar.
—Es verdad. —Besó mis labios por milésima vez, los cuales se movieron para encontrarse con los de él a la mitad del beso corto y puntiagudo, Anton riéndose ante ello.
—Estás mintiendo.
—No lo hago. —respondió Anton, besándome de nuevo. —Dilo, Bin.
—¡No lo haré! —grité con las manos agarrando la parte delantera de la camisa de Anton mientras giraba mi cabeza hacia un lado, separando mi boca de la contraria a pesar de la sensación de necesidad que me arañaba el estómago. Anton dejó de moverse por un momento antes de alejarse lentamente de mí. Parpadeé confundido cuando éste se levantó y sacudió el polvo de sus pantalones. Anton me dio una sonrisa de complicidad mientras me miraba y yo apreté mis manos en puños ya que no pude evitar pensar en cosas indecorosas. Camisa desarreglada, cabello castaño despeinado y labios rosados e hinchados... Anton definitivamente era algo digno de ver.
—Lo dirás Bin. Un día lo harás. Tu cuerpo ya es honesto pero ¿cuándo lo será tu voz? —expresó y yo me sonrojé cuando él sólo se rió saliendo por la puerta. Antes de irse y con la mano aún apoyada en el marco de la puerta, volteó la cabeza hacia atrás. —¿Y Bin?
—¿Qué? —le pregunté secamente y con una voz tensa, levantándome del suelo después de encontrar mis lentes. Mi visión se restableció y volví a mirar a Anton, su sonrisa satisfecha y sus ojos desafiantes.
—Mi casa, el sábado. —indicó, el piercing de sus labios se movía con cada palabra. —Tenemos una cita de estudio.
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Hasta aquí el capítulo, espero que les haya gustado!! ♡
Como les comenté antes, no sé cuando podré actualizar de nuevo esta semana pero cuando lo haga les subiré dos caps como recompensa por la espera y porque la cosa ya se está poniendo buena. 😼
En fin, si ven algún error no duden en comentar o escribirme. Besitos. ♡
Key♡
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