El último beso
Cinco semanas después.
En todo el tiempo que había transcurrido desde que Taehyung y Jungkook habían tenido aquella discusión en la que se habian dicho esas duras palabras y habían terminado a los golpes, Taehyung no había vuelto a tocarlo y ahora era él quien decidió dejar de hablarle y evadirlo, y es que en verdad había dado en el punto mas sensible del corazón del rey con aquellas fuertes palabras que le dijo, y lo peor es que tuvo toda la razón y lo que mas le dolia a él en verdad era no poseer su corazón.
A pesar de todos los esfuerzos empleados durante el tiempo que llevaban conviviendo juntos en prisión, Taehyung sentía que se había enamorado solo y Jungkook no le correspondía y eso dolía y dolía mucho, era un completo ignorante en cuanto a temas amorosos se refiere, desde su adolescencia se había convertido en un hombre cruel y sin sentimientos, su vida siempre fue dura y solitaria, ni siquiera había llegado a la mayoría de edad cuando incursionó en el mundo de la mafia, en el cual fue escalando rápidamente hasta convertirse en el líder de una de las bandas delincuenciales más peligrosas de Corea del Sur.
Él nunca en toda su larga vida se había enamorado de verdad, y es que bueno, tampoco había tenido tiempo para hacerlo o interés en buscar una pareja, o estar con alguien en un ámbito más allá de lo sexual, quizá eso se debía a que antes no había aparecido un Jungkook en su vida, y es que ese mocoso impertinente había puesto su mundo de cabeza casi que sin proponérselo.
Aquel mocoso insoportable, con esa terquedad y ese maldito mal carácter supo como ganarse su corazón en muy poco tiempo, y de aquello que comenzó solo como un reto para el rey de Konapus, pronto se convirtió en una hermosa e intensa historia de amor, pues él era un bruto, un animal primitivo que solo razonaba con la cabeza de abajo en lugar de la pensante de arriba y no había hecho otra cosa que embarrarla y quizá gracias a los últimos acontecimientos había destruido la única posibilidad de tener un amor bonito que la vida le había regalado y que paradójicamente fue estando entre aquellas rejas que se lo vino a encontrar y ahora que toco fondo y lo lastimo físicamente no sabia como arreglar su enorme metida de patas y conquistar el corazón de su amado Jungkook.
No solo habían dejado de hablar sino que también habían dejado de follar, Taoki ya ni siquiera lo presionaba para que estuvieran juntos en el comedor, así como Jungkook tampoco le dirigía la palabra cuando llegaban a la celda durante las noches.
Jungkook al principio, a pesar de el enojo que sentía por la pelea que tuvo con él, muy en el fondo de su corazón reconocía que también había tenido parte de culpa en aquello, aunque su orgullo no le permitiese reconocerlo en voz alta y es por esto que no pudo evitar sentirse también, un poco herido por su indiferencia, y alguna que otra noche se sorprendió así mismo sintiendo demasiado frío sin el calor corporal del cuerpo de Taehyung, al que ya estaba acostumbrado y en la ausencia del rey en su cama, pasaba largas noches llorando en silencio para no ser escuchado; pero después de algunos días terminó por convencerse a sí mismo de que Taehyung solo se había cansado de usarlo y lo había desechado. Rogaba a Dios no tener que soportar la tortura de ver que se consiguiera un nuevo culo con el cual entretenerse, eso seguramente lo mataría de dolor.
La realidad, sin embargo, era otra muy diferente, Taehyung por primera vez en la vida se estaba sintiendo muy culpable por todo lo que le había hecho pasar a Jungkook y el problema era que acostumbrado como estaba a que todos pensaran lo peor de él, por más que buscaba una posible solución a su gran metida de patas, no sabía como remediarlo, solo se lo dijo una vez con todas sus letras hasta el momento, pero lo amaba, estaba total, profunda e irremediablemente enamorado de Jungkook, lo amaba tanto que le dolía en los huesos el frío que causaba la ausencia de la tibieza de su cuerpo, dolía en lo profundo de su alma estar sin él y fue precisamente por eso que se volvió loco con las duras palabras de Jungkook en las que le recordaba que ese sentimiento tan bonito que albergaba en su corazón por él, no era correspondido, y es que la sola idea de imaginarselo enamorado de alguien más, nublaba su razón, solo veía rojo y sentía la enorme necesidad de destruir algo, aunque eso por supuesto no era una excusa válida que disculpara su comportamiento de troglodita cavernario, pero fue el sentimiento de impotencia y su orgullo herido lo que despertó su lado más bárbaro y pues terminó por hacer lo que hizo y lo golpeo.
—¿Qué te pasa? —Preguntó al entrar a la celda y ver a Jungkook acostado en pleno mediodía, arropado hasta la nariz y temblando, aún a pesar de que no era un día particularmente frío, se acercó más hasta sentarse en el borde de la cama, posó su mano en su frente y de inmediato se dio cuenta de que este tenía fiebre.
—¡Maldición! conejito estas hirviendo en fiebre.
Jungkook no respondió, su voz parecía no querer salir, sentía la garganta seca y le dolía pasar saliva por lo irritada que la tenía, al parecer había contraído una infección, algo así como una laringitis seguramente.
—Tranquilo conejito y yo voy a cuidarte —¿qué era esa sensación asfixiante de desesperación que oprimía el pecho del hasta ahora, insensible rey de Konapus?
Se levanto y salio de la celda con pasos apresurados en dirección a la enfermería del penal, diez minutos mas tarde regreso arrastrando por el cuello al doctor de la prisión que apenas si podía seguirle el paso y lo veía confundido.
—Curelo —ordeno tajantemente.
—¿Qué es lo que tiene? —Preguntó el médico apenas balbuceando, preso del pánico que le inspiraba la cercanía con el reo.
—Y yo que putas voy a saber, se supone que el medico es usted ¡maldita sea! Mas le vale que lo cure si no quiere que lo ponga a usar una pijama de madera.
El viejo doctor suspiro profundamente y acostumbrado como estaba a lidiar con las amenazas de los reos, especialmente de Taoki, se inclino hacia el cuerpo tembloroso de Jungkook, le hizo un rápido chequeo y después de examinar sus pulmones y corazón con un estetoscopio, para posteriormente palparle los nódulos linfáticos de su cuello y observar sus amígdalas, pudo darse cuenta que estas estaban muy inflamadas y llego a la conclusión de que efectivamente el reo tenía un severo cuadro de laringitis.
El doctor le extendió al rey una receta medica con antibióticos y analgésicos que había garabateado rápidamente, urgido por el afán de alejarse de la atemorizante presencia de Kim y de inmediato el rey fue hasta la celda de Yoongi, quien por cierto después de que Taehyung le insistiera mucho, lo dejo que lo ayudase y luego de un mes encerrado en el Hueco por fin salio de alli. Nunca seria el de antes pues con la muerte de Jimin, algo también murió en su interior pero al menos el encierro le sirvió para calmarse y empezar a resignarse.
El rey fue hasta allí para llamar por el celular que le guardaba a su contacto en la calle y que las medicinas le fueran enviadas hasta Konapus, sin importar cual fuese su costo.
Taehyung no se movió de la celda durante el tiempo en que Jungkook estuvo convaleciente, incluso durante aquellos días fue Yoongi quien se encargaba de llevarles las tres comidas del día hasta la celda, no salía de allí más que para bañarse, nunca se tardaba demasiado tiempo y siempre se encargaba de que Yoongi se quedara en compañía de Jungkook, ni siquiera pudo dormir tranquilo en su cama mientras Jungkook estuvo enfermo, aun a pesar de que el médico le dijo que no estaba enfermo de gravedad, aun así no tenía tranquilidad y se quedaba sentado al lado de la cama de este hasta que lo veía dormir y solo hasta ese momento se disponía también a descansar, aunque siempre parecía tener un ojo abierto ya que al menor balbuceo por parte de Jungkook ya estaba a su lado, atento a cualquier cosa que pudiese ocurrirle o que pudiese necesitar.
Y así pasaron varios días, la primera noche Jungkook había despertado en dos ocasiones delirando por la fiebre y después de la primera vez en que despertó susurrando incoherencias, Taehyung se la había pasado el resto de la madrugada poniéndole paños de agua fría para bajarle la temperatura ya que debido a la hora el doctor no estaba presente en la cárcel para llevarlo a su celda y que le recetara algo para bajar su fiebre. Para el cuarto dia, ya se encontraba estable, y la fiebre había cedido, en gran medida gracias a que las medicinas que habían surgido efecto, pasando de tener largas noches con temperaturas elevadas a ser solo un episodio febril ocasional; Taehyung sin embargo seguía encargándose de cuidarlo, lo alimentaba, lo cargaba hasta el inodoro para que hiciera sus necesidades fisiológicas y de igual manera lo llevaba en brazos hasta las duchas para que pudiera asearse una vez por día, los demás prisioneros y los guardias, se acostumbraron a ver pasar a Taoki de un lado al otro de la cárcel, llevando a su precioso Jungkook de un lado al otro y es que por mas que este le insistía que no era un inválido para no poder caminar, seguía insistiendo en llevarlo a todos lados en sus brazos.
Cuando ya llegó el séptimo día, Jungkook estaba casi por completo recuperado, ya no tenía ningún episodio de fiebre, y aunque el dolor y la molestia en la garganta aun persistían, tenía suficiente fuerza en la voz como para gruñirle a Taehyung cada vez que este intentaba cargarlo para llevarlo al inodoro a hacer sus necesidades, le gruñía y le gritaba que lo dejara en paz, que el no era ni manco ni cojo y podía atenderse solito.
Taehyung suspiraba y se reía bajito pues aún adoraba ver rabiar a Jungkook. Yoongi se burlaba y les decía que ya parecían un matrimonio de muchos años de casados, el corazón de Jungkook se alegraba de que sus berrinches sirvieron para distraer al hombre de la pérdida de Jimin.
Dos semanas después ya Taoki lo tenía harto, y quería meterle una patada en el culo tan fuerte que lo mandara de regreso a Seúl en un vuelo directo y sin escalas.
—¿A donde crees que vas conejito? Aun estas...
—Si vuelves a decir que aun estoy convaleciente te haré una cirugía de castración gratuita, te contaré las bolas y se las daré de comer a las ratas —interrumpió hastiado de los tratos sobre protectores de Taehyung, ¡es que joder! Él no es ninguna damisela en peligro y Taehyung tampoco es que sea el príncipe valiente que lo va a rescatar de una torre custodiada por un dragón; ¡este no es un maldito cuento de hadas! y ya lo tenía fastidiado.
—Oye, oye tranquilo —levantó sus manos en señal de paz y dejo que se fuera.
Respiró profundamente, tomó su cajetilla de cigarrillos y él también salió de la celda en dirección a la de otro prisionero con quien tenía que hablar, había postergado el momento de tener esa charla, pero en vista de que mañana seria el gran día, tenía que hablar con él si o si.
Justo antes de llegar a su destino se encontró con Yoongi quien ya sabiendo lo que este iba a hacer lo miro un instante con tristeza y dejo que siguiera su camino, ¡total, nada ni nadie lo haría cambiar de opinión! El rey ya había tomado su decisión y contra eso no había nada que hacer.
Llegó por fin hasta la celda de Namjoon y sin pedir permiso se adentro en ella, este al verlo se puso de pie en alerta.
—¿Que demonios haces aquí Kim? —preguntó alertado ¿será que Jungkook se enfermó de nuevo?
—¿Esta bien mi hermano?
—Él está bien, yo he venido a hablarte de algo más.
—Yo no tengo ni una maldita cosa que hablar contigo imbécil.
—Se que piensan escapar de Konapus mañana —hablo sin rodeos.
—¿Y eso qué? No me digas, ¿vienes a pedir que te incluya en el plan de Fuga?
Taehyung dejó escapar una risita irónica y se acomodo en la cama de Namjoon que lo veía fastidiado.
—No me hagas reír idiota, ¿acaso tengo que recordarte quién soy? No se mueve una maldita hoja en este basurero sin que yo lo sepa, y no necesito que me incluyas en tu "plan" —dijo haciendo la señal de comillas en el aire.
—Ve al grano Kim que estoy perdiendo la paciencia, no vaya a ser que te haga el favor de salir de esta prisión pero con los pies por delante. —Un derechazo directo a su quijada lo hizo trastabillar.
—Me tienes hasta la puta madre con tus amenazas hijo de puta —Namjoon se despabiló y le respondió con un golpe en las costillas que dejo sin aire a Taoki.
—Tú no me vas a poner ni un dedo encima, bastardo infeliz —Namjoon lo tomó del cuello dispuesto a ahorcarlo.
Con una patada en los bajos Taehyung se lo quitó de encima y ambos cayeron al suelo, Namjoon retorciéndose de dolor y Taehyung tratando de respirar y recuperar el aliento.
—No pienso impedir que se fuguen —habló después de un rato.
—Pero necesito pedirte un favor.
Namjoon se sentó en el suelo carcajeándose. —Esto cada vez se pone mejor, ahora resulta que el gran Kim Taehyung, el puto rey de Konapus necesita un favor de este humilde plebeyo —se burló aun entre risas.
—Pues sí, necesito un favor, uno que te va a encantar hacerme.
—A ver ¡sorprenderme!
—Taehyung se sentó igualmente en el suelo, suspiró profundamente para darse valor y continuó hablando. —Quiero pedirte que me mates.
—¿Qué? —esto tenía que ser una puta broma de mal gusto de este imbécil.
—Claro como no, con gusto su excelencia, como ordene, ya mismo lo hago —siguió burlándose entre risas, pero al ver el semblante decidido del rey y su mirada triste y cabizbaja se quedó callado, al parecer no era broma y el hombre hablaba muy en serio. —Es broma,¿verdad?
Taehyung esquivo la mirada de Namjoon que lo cuestionaba e ignorando el nudo que crecía en su garganta continuo.
—Estoy enamorado de Jungkook ¿sabes? —chasqueo la lengua negando con su cabeza; ni el mismo se podía creer que estuviera diciéndole eso a este desagradable sujeto.
—¿Y eso que? Dime algo que no sepa todo Konapus —la voz de Namjoon lo distrajo de sus pensamiento y lo trajo de vuelta al momento.
—Es la primera vez, no, es la única vez que me he enamorado en la puta vida y es una jodida mierda —una solitaria lágrima rodó por su mejilla. —Lo amo y por eso voy a dejar que ambos salgan de aquí y te lo lleves y espero con todo mi corazón que pueda rehacer su vida muy lejos de aquí y que sea muy feliz.
—Perfecto, pero para eso no tengo que matarte.
—Da igual Namjoon, sin mi conejito cerca yo ya voy a estar muerto, tú solo vas a ser el que dispare la bala que apague la vida en mi cuerpo, porque mi corazón ya se habrá muerto desde el mismo instante en que esté sin él..
Hablaron por un rato más, hasta que Taehyung se levantó del suelo y se dispuso a irse, Namjoon le tendió la mano, se dieron un apretón de manos fraterno y por primera vez en su vida Taehyung se gano la admiración y el respeto de alguien sin infundir miedo, solo porque le había demostrado que su amor por Jungkook era sincero y de igual forma por primera vez en su vida Namjoon sintió dolor y remordimiento por tener que matar a alguien que amaba tanto a su hermano.
Después de fumar dos cigarrillos en el pasillo, en un vano intento de calmarse, Taehyung llego hasta su celda y en cuanto vio a su bonito Jungkook que le sonreía desde su lugar en la cama se derrumbó y cayó de rodillas al suelo, bañado en lágrimas, Jungkook se apresuró a llegar hasta él y lo abrazo fuertemente, él se refugio en su pecho restregando su rostro contra su camisa llenándose de todo su olor.
—Sh, Sh, No llores amor, todo está bien, no estoy molesto contigo lo prometo.
Taehyung lloraba e hipaba desesperadamente, Jungkook lo mecía en sus brazos cual si fuera un niño pequeño tratando de calmarlo. Minutos después pudo parar de llorar y habló.
—Jungkook...yo.... Perdoname conejito.
—Ya, ya amor, no es necesario, todo esta bien, yo también tuve la culpa.
—N-No, conejito yo.... yo te amo, en serio lo hago.
—Y yo a ti cariño, perdóname tú por lo que dije ese día, fui un tonto. —Jungkook se acomodo en el regazo de Taehyung rodeándole la cintura con ambos pies de cada lado, estiro su brazo, acaricio su mejilla y le levanto el mentón con gentileza. —Mirame amor —le susurró y Taehyung levantó el rostro, ambas miradas encontrándose. —Hablame, dime ¿que pasa?
—Nada, yo solo... no se.... —Jungkook suspiro, sabía bien que algo pasaba pero no quería presionarlo más de la cuenta.
Se acerco mas a abrazándolo por el cuello y Taehyung sollozo de nuevo escondiendo su rostro entre el hueco que se forma entre el cuello y la cabeza de Jungkook.
—No valgo nada, no te merezco conejito.
—No digas eso, vales mas que nada en el mundo para mi bebé. —Esas palabras lo hicieron sentir aun peor pues era la primera vez en la vida que alguien le daba valor y no lo trataba con miedo o desprecio.
Jungkook beso su cabeza tiernamente, en una caricia íntima, no importaba si el mundo se caía allá afuera, en ese momento, eran solo ellos dos los que importaban.
—No importa lo que hayas hecho en el pasado, para mi eres una persona desinteresada, cuidadoso con quienes te importan, dulce, sarcástico e increible, eres simplemente todo lo que yo pudiera querer en la vida.
Hubo un momento de silencio, Taehyung dejó de sollozar y de nuevo las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos a borbotones, se movió lentamente, su nariz rozando el cuello de Jungkook mientras miraba hacia arriba a los ojos marrones de este, se movió hacia atrás, rozó su nariz contra la mejilla de Jungkook y sus labios apenas si se tocaron.
La respiración de ambos se aceleró y un por un par de segundos solo se miraron en silencio, sin decir nada, Taehyung inclinó la cabeza hacia adelante al mismo tiempo que Jungkook y cerraron sus ojos, sus corazones latiendo como caballos desbocados, se besaron, de una manera lenta, dulce y reconfortante, los labios de Jungkook eran suaves y gentiles con los de Taehyung, sus manos nunca se movieron del cuello de este. La respiración de ambos siguió en aumento, cuando se separaron Taehyung permaneció con los ojos cerrados y apoyó su frente contra la de Jungkook.
Por varios minutos el único sonido en la celda fue el de sus fuertes respiraciones, el corazón de ambos palpitaba tan rápido que casi podían estar seguros que uno escuchaba el latir del otro. Jungkook picoteo los labios de Taehyung por un par de segundos más, los suficientes para lograr al fin sacar una sonrisa en el rostro de este.
—Tienes que dormir conejito, es tarde —dijo rompiendo el aura romántica del momento, se levanto y lo cargo llevándolo hasta la cama y esta vez sin esperar a que le diera su permiso se recostó a su lado.
Se miraron durante un rato mas, los dedos de Taehyung recorrieron desde el rostro de Jungkook, pasando por su cuello, hasta llegar a sus clavículas, estaba siendo inusualmente gentil al acariciarlo, cosa que nunca había sucedido antes y Jungkook sentía que a su lado era el único lugar seguro y tranquilo en el mundo.
—Duérmete conejito —susurro suavemente después de un rato de caricias y Jungkook hubiese querido desobedecerlo como siempre era su costumbre, pero se sentía extrañamente muy cansado, quizá era algún efecto secundario de las pastillas que le había recetado el médico de la prisión, las cuales aun seguía tomando por petición-orden de Taehyung, no lo sabia, pero le costaba mantener los ojos abiertos, se giró a un lado y el rey lo envolvió con sus brazos, presionando su pecho contra la espalda de este, Jungkook movió su mano encima de la de Taehyung y entrelazo sus dedos con los de él.
Esa noche no hubo sexo tampoco, pero si muchísimo amor, Taehyung levanto su cabeza y le dio un último beso y justo antes de que Jungkook cayera profundamente dormido susurro un te amo en su oído, Jungkook asintió en silencio y casi segundos después ambos se quedaron dormidos con sus cuerpos entrelazados.
—Pase lo que pase conejito, nunca olvides cuanto te amo —le dijo al siguiente dia, justo antes de salir de la celda, mientras este aun continuaba dormido.
"Se necesita mucho mas amor y valentía para dejar ir a alguien que amas por su bien que para retenerlo" se repitió una vez mas a si mismo y salió rumbo a esperar el momento en que llegaría su muerte.
continuara.....
4.
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