Capítulo 35
Poco después de esa corta conversación ambos se levantaron, Foxy insistió que quería que Golden hiciera su desayuno, pues quería aprovechar al máximo la oportunidad de tener el control sobre el rubio. Oh, pero como se iba a divertir hoy.
Golden se negó, pues aunque sabía algunas cosas del hogar, era pésimo para la cocina, pero el pelirrojo no desistió y lo chantajeó con eso de que debía cumplir su palabra. El rubio suspiró y empezó a buscar alguna cosa sencilla para hacer, Foxy le mostró una sartén, huevos, aceite y sal.
—¡Eso quiero de desayuno! —dijo divertido al ver la mueca de Golden.
—A Guillermito no le gusta eso, es canibalismo —replicó el menor con un puchero.
—Pero el que está al mando hoy soy yo —dijo el pelirrojo sonriendo arrogante, Golden bufó, no sabía cocinar, iba a quedar horrible.
—No quedará comestible, ya te advertí —dijo Golden tomando las cosas y empezando a usar sus escasos conocimientos de cocina para hacer huevos revueltos.
Luego de unos veinte minutos Foxy tuvo frente a él un plato de lo que deberían ser huevos revueltos. Los probó con un poco de miedo, pero el sabor no era tan malo, un poco quemado pero pasable.
—Están bastante comestibles —dijo el pelirrojo sonriendo, Golden sonrió de vuelta y se dispuso a desayunar también, todo iba relativamente bien hasta que Foxy mordió una cáscara de huevo, no pudo evitar una mueca y escupir ese pedazo de cáscara con urgencia.
Golden, en vez de sentirse avergonzado se estaba deshaciendo de risa, no le daba pena, él le había dicho a su novio que no sabía cocinar y este insistió en que lo hiciera. Bajo advertencia no hay engaño, decían por ahí.
—¡Seguro lo hiciste a propósito! —se quejó Foxy bebiendo un poco de leche.
—Yo te dije que no sabía cocinar, así que no me puedes culpar —dijo el menor encogiéndose de hombros divertido.
—Le voy a dar esto a tu paloma —dijo en amenaza el mayor.
—No se lo va a comer, es más probable que tu rata se coma eso —dijo el rubio con calma.
Foxy gruño un poco pero siguió comiendo, pendiente de que no hubiera más pedazos de cascarón pero afortunadamente no encontraron más.
Luego de eso Foxy insistió en seguir viendo Naruto, Golden lo puso en la televisión con su cuenta de Netflix que aún tenía -Foxy se indignó de que Golden no le hubiera dicho antes- y se quedaron echados en el sofá viendo capítulos sin parar, holgazaneando como ellos dos sabían hacer.
Mangle no estaba, había salido en la mañana, se había ido a casa de Joy para darle privacidad a la parejita, además, le era fastidioso el ruido que hacían los constructores, aunque ya iban a terminar todo eso de la remodelación, supuestamente, ese domingo terminarían todo.
Foxy y Golden querían disfrutar de la serie, pero el ruido de los muebles arrastrándose no les permitía escuchar bien, poniendo a Foxy de mal humor, al final, el pelirrojo decidió decirle a Golden que salieran por ahí, así que se lavaron la cara, se cambiaron y fueron al parque que estaba cerca de su casa. Ya luego se darían una ducha.
—¡Vamos por pudín! —dijo el más alto tomando la mano de su novio y llevándolo a una de sus tiendas favoritas —Tú invitas —dijo juguetón ya escogiendo el sabor del pudín que quería. Golden soltó unas risas, pero asintió, era irónico porque hasta ahora Foxy era el que trabajaba y era su dinero el que ocupaban para todo, incluyendo esta situación, aunque él pronto volvería a trabajar con su abuelo.
Compraron sus postres y Golden pagó -Foxy no se molestó en recalcar que era su dinero, era mejor pensar que el rubio le había pagado su postre- y fueron a sentarse al parque, simplemente a ver a la gente pasear mientras ellos se relajaban.
Aunque pronto sus planes se vieron arruinados.
—¡Tú eres The Golden Boy! —gritó una chica emocionada al ver a su ídolo en un parque. Golden simplemente sonrió incómodo, no le gustaba que interrumpieran su vida personal, pero tampoco quería ser grosero con sus fans.
—Hola —dijo con una sonrisa incómoda, cosa que la muchacha ignoró.
—¿Me das tu autógrafo? —preguntó con los ojos brillando de emoción, Golden suspiró aún con una sonrisa y asintió.
La chica se desesperó al no encontrar en su bolso alguna libreta o papel pero pronto le tendió al rubio una pequeña libreta de anotaciones y un lapicero, Golden firmó una de las hojas, "Para mi querida Vale" escribió en cursiva por petición de la mujer, quería ser rápido en darle su libreta y tomarse una foto, pero pronto más personas que le reconocieron por el alboroto se empezaron a acercar.
Ya había un pequeño grupo de personas pidiendo autógrafos y fotos, cosa que empezaba a inquietar al rubio, pues su novio se molestaba con cada segundo que pasaba, podía sentir su mirada fulminante sobre todos esos chicos que buscaban su atención.
Foxy estaba haciendo un esfuerzo por ser paciente, sabía que su novio era alguien famoso, y por eso quería intentar ser un poco más comprensivo, pero su paciencia se fue al traste cuando vio a una mujer intentando besar al rubio, ¡¿Pero qué demonios?! Antes de que el propio Foxy lo notará ya había tomado a Golden por la cintura, separando bruscamente a la atrevida esa y abriéndose paso para irse de ahí.
Su humor iba de mal en peor ese día.
Golden no dijo nada, sentía un poco de asco por esa chica, ¡Eso no le había pasado antes! Su grupo de fans era tranquilo y comprensivo, aunque no era de sorprenderse de que hubiera tipas (o tipos) así de locos en cualquier grupo de fans.
Se dejó arrastrar por su celoso novio mientras que este buscaba donde esconderse del grupo de fans que ahora les perseguía.
Foxy corrió hacia las calles, adelantando a los fans de Golden, terminando por esconderse en un callejón y escuchando como todos los fans pasaban corriendo de largo. El pelirrojo tenía al rubio acorralado contra una pared, como escondiendo al cantante de manera inconsciente.
—¿Te hizo algo? ¿Te besó? —Foxy no esperó nada para empezar a bombardear al rubio con preguntas, sin ser consciente de la cercanía que tenía con Golden en ese momento, sentía el ardor de los celos en la boca del estómago, tenía ganas de golpear a alguien.
En cambio, Golden era muy consiente de que estaba acorralado entre el cuerpo del pelirrojo y la pared, poniéndose nervioso por la cercanía y la seriedad del mayor. Negó con la cabeza mientras un sonrojo se extendía por su rostro de los nervios. Foxy bufó.
—¿Qué se cree esa idiota? Si lo vuelve a intentar... —Foxy tomó el mentón de su pareja, murmurando amenazas en un tono peligroso que no asustó ni un poco al rubio, hasta le pareció tierno.
Lo que el amor le hace uno.
—No creas que me voy a dejar —reprochó el rubio sonriendo de lado. Foxy lo miró deshaciendo su ceño fruncido pero manteniendo un rostro de seriedad.
—Por supuesto que no te vas a dejar —dijo haciendo un puchero que hizo reír al rubio, Foxy hizo una mueca y decidió acallar su risa burlona con un beso.
Fue un beso brusco, Golden se sorprendió pero no tardó en intentar corresponder con la misma intensidad, pronto el pelirrojo mordió el labio del menor, provocando un jadeo de sorpresa, cosa que aprovechó para meter su lengua en un beso mucho más demandante, abrazó la cintura del rubio, apegando sus cuerpos lo más que podía, Golden se dejó embriagar por el beso y terminó abrazándose a Foxy del cuello.
El beso se alargó demasiado, con Foxy acariciando la cintura del menor, apretando suavemente y disfrutando de los labios inexpertos de Golden.
El rubio disfrutaba las caricias, y se sentía abrumado por las sensaciones que Foxy provocaba con tan solo un beso, se terminaron separando despacio, el pelirrojo le acarició el rostro con calma.
—Vamos a casa —el rubio solo asintió con la respiración agitada y por fin salieron de ese callejón directo a su casa.
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Foxy y Golden llegaron a su casa con calma, entraron y decidieron ir a su habitación donde el ruido de la remodelación era menor que en la sala/comedor.
—Enano, ¿Qué hora es? —preguntó Foxy luego de quedar en bóxers y tumbarse en la cama, ya le había entrado la flojera otra vez.
—Uh... —Golden miró de reojo el reloj en la pared de la habitación —Faltan unos minutos para la una.
—Hng... Tengo sueñooooo —se quejó mientras ponía una almohada sobre su cara, Golden rió divertido al ver la actitud infantil de su pareja.
—¿No tienes hambre?
—Noooo, ven aquí y sé mi almohada —exigió el pelirrojo de manera infantil, Golden rodó los ojos pero le obedeció igual. Hacía calor así que se quitó la playera y el pantalón, igual que Foxy y se acostó sobre de él, usando el estómago del pelirrojo como almohada.
—Hey, tú deberías de ser la almohada —se quejó Foxy moviéndose para que el rubio se levantara, este gruñó pero se levantó igual.
—¿Y cómo voy a ser tu almohada si no me dejas espacio, zorro tonto? —dijo el menor en un puchero, él ya estaba muy cómodo hace unos segundos.
Foxy rió ante el enojo del rubio, y quedó sentado con las piernas estiradas sobre el colchón.
—Acuéstate atrás de mí, llorón —Golden hizo una mueca por el apodo pero igual se acostó donde Foxy le dijo, quedando medio acostado, con la espalda recargada en la cabecera de la cama —Abre las piernas —el rubio abrió sus ojos como platos y su cara se encendió en un vivo color rojo que llegaba hasta sus orejas, ¿Qué había dicho?
—¡No voy a hacer eso, pervertido! —dijo el menor abrazando sus rodillas con sus brazos todo avergonzado.
—¡¿Qu- ¡¡Yo no me refería a eso mal pensado!! —contestó Foxy al entender la actitud de Golden —¡El único pervertido aquí eres tú! —regañó Foxy todo sonrojado por los pensamientos de su pareja.
—¡Cállate! —ordenó Golden lanzándole una almohada al mayor, este sintió el impacto contra su cara antes de soltar un gruñido.
—¡Vas a ver!
Terminaron peleando con las almohadas entre risas, y finalmente el pelirrojo lo inmovilizó abrazándolo por el torso, Golden quiso patalear para soltarse pero el mayor dejó caer todo su peso sobre el rubio, y este no quería lastimar al pelirrojo de un rodillazo así que solo se rindió.
—Ahora ya eres mi almohada —dijo el pelirrojo triunfante, pues ahora tenía su rostro sobre el estómago del menor, el rubio se acomodó, abriendo sus piernas para que sus rodillas no lastimaran el abdomen de Foxy y así tener más comodidad.
El silencio se hizo presente, un momento de relajación para ambos, luego de un rato a Foxy le dio hambre, ya eran casi las dos y media, así que movió su cabeza para ver a su novio, quien seguía medio acostado y dejando que el mas alto descansará en su estómago.
A Foxy le gustaba mucho la vista, Golden parecía estar dormido, el rubio lo había abrazado por los hombros pero ya había aflojado el agarre.
Foxy se medio incorporó y besó al rubio, este abrió sus ojos lentamente, no estaba dormido pero si estaba muy relajado y cómodo como para querer moverse.
—Mh... ¿Qué quieres Foxy? —preguntó con un puchero por haber perdido esa comodidad.
—Tengo hambre —se quejó el mayor como niño pequeño. Golden suspiró y sonrió.
—Entonces date una ducha y luego vamos a algún lado a comer —Foxy asintió.
—Tú también debes ducharte —dijo el mayor, y luego sonrió con malicia —¿Nos bañamos juntos? —Golden casi se atraganta con su propia saliva por semejante proposición de la nada, quedando rojo hasta las orejas.
—¡N-no, zorro tonto! —dijo todo rojo lanzando una almohada al mayor quién la atrapó divertido.
—Hoy no puedes decirme que no~ —dijo Foxy divertido y acercándose a su novio para abrazarlo por la cintura y apegarse lo más posible a él. Aunque debía tener cuidado de que no lo golpeara, Golden era toda una caja de sorpresas.
—¡Pe-pero no me necesitas para bañarte! —replicó Golden todo rojo y empujando al mayor para alejarlo, necesitaba su espacio personal para recuperar la calma.
—¿Cómo no? Te necesito para todo, Golden —dijo Foxy al oído del menor, sintiendo como su novio se estremecía entre sus brazos.
—Foxy... E-eso no es... —dijo Golden nervioso, la cercanía de su pareja le hacía erizar la piel.
Foxy empezó a darle besos por el rostro, poniéndole nervioso, luego beso sus labios, primero despacio, luego con intensidad. Foxy sostenía con firmeza la cintura del menor, y Golden tenía las manos sobre el pecho desnudo del pelirrojo.
Golden sentía cosquillas y hormigueos, se sentía tan bien estar así con Foxy, cuando se separaron pudo ver la sonrisa del pelirrojo.
Foxy adoraba las expresiones de Golden cuando se besaban, pero tampoco obligaría a Golden a hacer algo que no quería, dejó un casto beso sobre los labios hinchados del rubio.
—Bueno, bueno, será otro día, doradito —dijo coqueto para luego irse a bañar, dejando a Golden para que pudiera morir de vergüenza en privacidad.
Luego de que ambos se bañaran fueron a comer, Foxy llevó al menor a una pequeña fonda donde les sirvieron pasta y un guisado sencillo, comieron con calma y luego de eso regresaron a casa, pues debían estar listos a las cinco.
Se lavaron los dientes y luego solo se quedaron viendo un programa sobre un concurso de canto, medio dormidos y echados en el sofá. Esperando que ya dieran las cinco para irse.
[Editado: 18/02/2021]
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