Capítulo 31

Bonnie había logrado escapar exitosamente junto a su novio de sus bandas, ¿Cómo? Bueno, eso de pasar desapercibido era muy útil algunas veces, ahora podía disfrutar del evento junto a Bon.

Misión cumplida.

—Y... ¿Qué quieres hacer Bonnie? —preguntó Bon con una sonrisa nerviosa.

—¿Hm? ¡Vamos por papas fritas! —dijo el peli-morado emocionado al ver un puesto que vendía las dichosas papas, Bon sonrió ampliamente, amaba las papas fritas así que se dejó llevar por su novio hacia dicho puesto.

—Buenas tardes chicos, ¿Qué les damos?

—Dos órdenes de papas fritas por favor —dijo Bonnie sonriente, el hombre no tardó en empezar a preparar el pedido.

—Eh... Pero Bonnie, no tengo suficiente dine-

—Yo lo pago —interrumpió el menor sonriente.

—¿Eh? ¡No, no! No podría aprovecharme de ti de esa manera —se negó el peli-turquesa de inmediato.

—No es ningún problema maestro, tómalo como un regalo —dijo el de ojos rojos guiñando un ojo, Bon sonrió.

—Gracias —dijo acariciando con delicadeza la cabeza del más bajo, Bonnie sonrió y cerró los ojos para disfrutar del contacto.

—¿Y qué quieres hacer después? —preguntó Bonnie abriendo sus ojos para mirar al más alto.

—¿Eh? Ah... No lo sé, ¿Alguna idea? —dijo el de piel tostada rascando su nuca.

—¡Juguemos a pescar! —dijo señalando el pequeño puesto, tenía una pequeña tina con agua y un motor que hacía burbujas, así movía varios muñequitos de plástico con ganchos, patos, peces, tiburones, y cosas por el estilo.

—Aquí tienen —el señor les entregó sus papas, dieron las gracias y se fueron a sentar en un banco que estaba cerca del juego de pesca.

—¿Ya le dijiste a Mangle sobre nuestra relación? —Bon casi se atraganta con la pregunta, el peli-morado había escogido mal momento para preguntar algo así. Bonnie le dio del refresco que habían comprado para que controlara la tos.

—N-no, aún no les digo nada —respondió Bon una vez que pudo hablar.

—Yo les dije a los chicos —dijo el más bajito con calma, todo lo contrario a Bon.

—¡¿EH?! Y... ¿Q-qué te dijeron? —preguntó ligeramente asustado, ¿Y si le habían dicho que termine con él? ¡¿Que no lo vuelva a ver?!

—Creo que ya lo sabían —dijo el más pequeño con una risita, calmando a su exagerado y dramático novio.

—¿...En serio?

—Sí, supongo que somos muy obvios —dijo el de lentes con suaves risas.

—¿Eh? Ah... ¿T-tú crees? —dijo con risas nerviosas mientras rascaba su nuca y con un sonrojo adornando sus mejillas.

Bonnie sonrió, su novio era muy lindo.

—Y... ¿Aún no piensas decirles? —preguntó Bonnie curioso y un poco tímido, no sabía bien si era correcto preguntar, no quería presionar a su novio.

—No sé, estoy seguro que no tendré problemas con Joy y tampoco con Springtrap pero... Bueno, Mangle y Toddy son... Complicadas —dijo Bon entre suspiros, Bonnie asintió con la cabeza, entendía que el mayor tuviera miedo —Pero quiero decirles, a ellas y a todos, solo... Necesito pensar cómo —Bonnie sonrió.

—No te preocupes por eso, está bien que te tomes tu tiempo —el peli-morado sonrió para tranquilizar a su pareja—¡Vamos maestro!

—¿Qué? ¿A-a dónde? —Bonnie se levantó y tomó la manga del de cabello turquesa.

—¡A pescar!

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—¡Gané! —gritó el rubio una vez que terminó de disparar en el juego de tiros.

—¡Solo porque te dejé ganar!

—¡Claro que no!

—Claro que sí —el pelirrojo le sacó la lengua y Golden rió.

—Solo eres mal perdedor —dijo el rubio rodando los ojos, Foxy jadeó ofendido —Así que con este llevamos... 10-10 —dijo el rubio haciendo cuentas.

—¡Pero si ya no hay más juegos! —se quejó el más alto, pues él y su novio se la habían pasado compitiendo en cada juego del evento que encontraron para ver quién era el mejor.

—Es un empate entonces —dijo Golden encogiéndose de hombros —¿Por qué no mejor vamos a cenar? —dijo el rubio antes de que Foxy empezara a quejarse.

—Hum... ¿Me estás intentando comprar con comida? —preguntó el más alto estrechando los ojos con reproche, Golden rió —Porque si es así, está funcionando.

Golden soltó una carcajada, Foxy sonrió, le gustaba escuchar a Golden reír con fuerza, le llenaba el pecho de satisfacción saber que él era la causa de esa risa.

Caminaron entre bromas y discusiones juguetonas hacia donde estaban la mayoría de puestos de comida y dulces.

—¿Qué quieres cenar brillitos? —preguntó Foxy mientras olfateaba el aire, todo tipo de comida se podía sentir en él, era sorprendente que todos esos puestos cupieran en la escuela.

—Hm... No sé... Allá hay comida asiática —mencionó Golden mirando el puesto que tenía a dos que tres clientes.

—¡Vamos por Ramen! ¡Cómo Naruto! —el rubio rió y dejó que su novio lo arrastrara al puesto.

Golden jamás pensó que ir a ese puesto sería una mala idea.

Sintió un mal presentimiento cuando su novio pasó de estar realmente emocionado a detenerse abruptamente.

—Pero si es la rata más grande del barrio —escupió al mayor al identificar a Deuz en el puesto, ignorando por completo que tenía un acompañante.

—¿Ha? ¿Estás buscando pelea maldito perro callejero? —Loon se tensó, hace solo unos segundos estaba teniendo una agradable plática con Deuz, conociéndose un poco más cuando de repente el aterrador y enorme chico pelirrojo llegó a molestarlos.

—¡Fox! —Golden lo tomó de la muñeca al ver lo qué sucedía —Déjalo, no nos ha hecho nada.

—¡¿Qué?! ¡Pero Golden-

—¡Anda! Mejor vamos a comer —Golden lo empujó para poder sentarse —Uh... Perdón por eso —para su mala suerte, la barra era pequeña y ahora estaba sentado al lado del moreno que parecía bastante molesto.

Y del otro lado tenía a Foxy, molesto también, había quedado en medio de la tormenta.

Deuz no pensaba contestar hasta que Loon le picó el costado, y con una seña de sus ojos le dio a entender que debía decirle algo al rubio.

—Eh... No, no hay problema, creo —dijo el moreno sin saber qué más decir, Loon sonrió nervioso, sentía que ahora había mucha gente, y el pelirrojo que estaba ahí daba miedo, pero no quería decir nada, además, parecía que el rubio podía mantener las cosas bajo control.

—No deberías de disculparte con alguien como él —se quejó Foxy mirando con desprecio al moreno, este se molestó.

—¿Cuál es tu maldito problema? —preguntó Deuz enojado.

—Tú eres el maldito problema —contestó Foxy también molesto.

El rubio se sintió realmente incómodo al estar en medio de esos dos y su discusión.

—¿Qué? ¿Quieres que arreglemos esto de una vez? —dijo Deuz tronando sus dedos en una sútil indirecta para ir a pelear donde no pudieran detenerlos.

—No te tengo miedo, andan-

—Estamos en la escuela, ni de chiste pueden pelear aquí —intervino Golden al ver qué la cosa no se detenía.

—No te metas niño rubio —Loon empezó a preocuparse al ver que Deuz seguía empeñado en pelear, Golden se sintió un poco intimidado, pero no iba a dejar que su novio se metiera en ese tipo de problemas.

—No le hables así pedazo de-

—¡Foxy!

—De-Deuz... —Loon sostuvo el antebrazo del mencionado para intentar irse de una vez, el moreno lo miró y suavizó su expresión, suspiró, volvió a sentar tratando de relajarse, no era ni de chiste momento ni lugar para pelearse con el pelirrojo, ambos iban con compañía a la que poner atención.

—Ya, lo siento... Golden, ¿Cierto? —el rubio lo miró sorprendido, y luego miró por unos segundos a Loon, con solo una palabra y unas miradas había podido controlar al bravucón de Deuz. Impresionante.

—Ah... Sí, sí, no es nada, Fox —el pelirrojo entendió que el rubio quería que se disculpara, hizo una mueca y Golden alzó una ceja, gesto que le dio a entender a Foxy que si no lo hacía pasaría algo malo, el más alto suspiró y miró todo jetón al moreno, quien simplemente lo miraba de reojo.

—Perdón —murmuró de mala gana, Deuz sonrió con sorna, así que ese niño rico tenía control sobre el perro callejero ese. Interesante.

Por su cabeza no se cruzó ni un segundo la idea de que que Foxy pensó lo mismo respecto a Loon.

—Como sea, no importa —dijo Deuz restándole importancia y dispuesto a ignorar a esos dos, volteando hacia el pequeño pecoso que tenía al lado, para reanudar su conversación.

—Ya se me quitó el hambre —se quejó el pelirrojo.

—¿Quieres ir a ver las presentaciones de los talleres? —preguntó el rubio, pues no quería que pasara algo más con Deus, y seguro que si se quedaban esos dos volverían a pelear por cualquier pequeñez, el pelirrojo asintió y antes de que el señor del puesto llegara a pedir su orden se fueron.

Volvieron hacia el escenario y pudieron escuchar al profesor que estaba en el micrófono decir que la pequeña galería de los alumnos del taller de arte ya estaba abierta al público.

—¿Vamos a ver? —propuso el rubio sonriente, Foxy no pudo decir que no a esa sonrisa.

La pequeña exhibición estaba en una sección del patio, cerca del escenario, ambos empezaron a pasearse, observando los dibujos, pinturas y esculturas del lugar.

Golden estaba tranquilamente paseando su mirada por ahí cuando un cuadro llamó su atención, lo miró durante un par de segundos y luego sintió la vergüenza apoderarse de él, se puso rojo por completo soltando un jadeo de sorpresa al ver ese bonito dibujo de él abrazado a Foxy mientras dormían en un sofá.

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Los tres chicos estaban disfrutando de una pizza en el pequeño puesto del evento, bueno, al menos dos de ellos, Springtrap y Freddy mantenían una agradable conversación, sin embargo, Fred se mantenía en un inusual silencio.

Era extraño, ahora que tenía un cuerpo propio pensó que sería imposible para Freddy el ignorarlo, pero parecía que al castaño no le era difícil el ignorar su existencia si tenía al mugroso ese para acaparar toda su atención, incluso con cuerpo propio. Estaba sintiéndose mal y no sabía si era porque las dos escasas mordidas que le dio a la pizza le habían caído mal o si era algo más.

Fred no sabía que estaba celoso.

—Fred... Fred —el castaño estaba empezando a preocuparse por el pelinegro; no había dicho nada desde que se habían juntado con el rapero y ahora estaba mirando con el ceño fruncido su rebanada de pizza, apenas y le había dado un par de mordiscos —¡Fred!

El pelinegro por fin le miró, como si recién hubiera escuchado que lo llamaba.

—¿Por qué me gritas? —preguntó con una mueca de disgusto mirando al de ojos azules, Freddy lo miró confundido.

—Te habló varias veces y no contestabas —dijo el rubio mostaza mirando al de ojos negros con preocupación.

No sabía bien quién era, o si era algún familiar de Freddy o algo así, pero no le caía mal, aunque no hablaba mucho, al menos no cuando él estaba presente.

—Pues no estoy sordo —se quejó cubriendo su oreja, una desventaja de tener un cuerpo es que no podía escapar del dolor, de ninguna manera.

—Pues pareciera que sí —se quejó Freddy con el ceño fruncido, él preocupándose y pareciera que al pelinegro no le importa.

—Ya, ¿Qué quieres? —preguntó Fred mirando de mala gana al castaño.

—Es que te quedaste mirando a la nada, ¿No te gustó la pizza? —el tono de Freddy era preocupado, Fred suspiró.

—Ya no quiero... Me siento mal —se quejó Fred volteando su vista para ver la rebanada de pizza que apenas había tocado con un puchero.

—¿Qué tienes? ¿Te duele algo? —preguntó el castaño preocupado.

—No sé —contestó con un puchero, Freddy suspiró.

—Lo siento estropajo, me debo encargar de él, ¿Nos vemos después? —dijo Freddy dando una sonrisa de disculpa al más alto de los tres, el rubio sonrió comprensivo.

—Claro osito —revolvió el cabello castaño y se levantó, dejó el dinero de lo que comió y se despidió con la mano —Nos vemos Fred —dijo mirando al pelinegro pero este lo miraba con recelo y algo parecido a molestia, sin embargo, el rapero no le tomó importancia y pensó que sería porque el chico se sentía mal, así que se fue a vagar por ahí. A ver si podía pegarse a alguien más para pasar el rato.

—Vamos Fred —Freddy dejó el dinero junto al de Spring, agradeció a la chica que los atendió y salió del puesto, llevó al pelinegro hacia uno de los edificios de la escuela, irían a la enfermería por alguna medicina para el estómago —¿Qué es lo que sientes exactamente Fred?

—No sé... No me duele el cuerpo, pero... Se siente raro aquí —dijo poniendo su mano sobre su pecho, deteniéndose y mirando con algo de miedo a Freddy.

—¿Por qué no me dijiste? —Freddy tomó su mano y lo jaló hacia la enfermería.

Una vez que llegaron no había nadie, seguramente la enfermera de turno tenía permiso de estar en el evento. Freddy suspiró y sentó a Fred en la camilla.

—¿Me voy a morir? —preguntó Fred asustado, ¿Si moría desaparecería para siempre?

—¡No digas eso, idiota! —regañó Freddy sintiendo pánico —¿Hace cuanto que te empezaste a sentir así?

—Desde que nos alejamos de las chicas.

—¡¿Y no me dijiste nada?!

—¡No pensé que fuera tan malo! —el castaño suspiró buscando paciencia.

—¿Recuerdas haber hecho algo? ¿Algo que quizá haya hecho que te sientas mal? —preguntó Freddy tratando de ser lo más comprensivo con Fred.

—¿Yo? —preguntó Fred casi ofendido —¡Más bien tú!

—¡¿Yo?! ¡Yo no te he hecho nada! —contradijo Freddy molesto.

—¡Claro que sí! Te la pasaste hablando y hablando con el rapero de quinta ese, riendo como tonto, ¡Mientras que a mí me ignorabas! No es justo que hagas eso, y luego me empecé a sentir extraño porque no me hacías caso y le ponías más atención al vagabundo ese y-

—Fred —el de ojos negros detuvo su largo discurso sobre porqué era culpa de Freddy que se sintiera mal y miró al de ojos azules interrogante.

—¿Qué? ¡No me cortes! Estoy dándote mis razones para echarte la culpa y-

—Estás celoso.

Fred se quedó callado cuando escuchó eso.

[Editado: 18/02/2021]

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